La Casa del Hada |
ESSAY / ENSAYO THEATER / TEATRO Manuel Puig: The "Subversive Writer" por Angela B. Dellepiane MUSIC / MUSICA VIVALDI: INGENIERO DEL EXTASIS por Nelson Mosquera Rese�a: por Jaime de la Gracia |
FICTION / FICCION El lente El �ltimo cudro por Luz E. Macias Fruta Fresca por Mireya Perez Qu� casualidad por Rosal�a Morciglio La soledad se equivoco de camino por Elizabeth Zevallos |
Luz E Macias Alma Ada Eunuco La sonrisa Los enanos The Steps/Los pasos Me Llaman Maria Nacianseno Mansion POETRY/POESIA MARIA CLARA GONZALES GUSTAVO TATIS JESUS I CALLEJAS LA CITA LA CRUCIFIXION |
La obra que hoy presentamos nace con m�s de medio siglo de injustificable retraso as� como de vergonzoso ocultamiento. Es �ste el Diario In�dito del m�s famoso escritor latinoamericano de su tiempo, el esc�ptico y temido panfletario colombiano que se llam� Jos� Mar�a Vargas Vila. Su vida y obra suenan ya como una leyenda de rebeld�a inquebrantable contra Dios, los hombres y la historia, haciendo surgir esa protesta prometeica y desmesurada que hoy nos impone como un alerta ante el rumbo pat�gico, consumista y degradado, de la actual seudo-civilizaci�n. Es de ese derrumbe y transformaci�n de valores e ideas de las que nos habla Vargas Vila �desde su b�dico agnosticismo- en ese Diario esot�rico y desconocido, a trav�s... Ra�l Salazar Pazos |
Los textos de Luz, admiradora de Fedor Dostoievski y Franz Kafka, aunque diversos en situaciones y alcance conceptual, conforman un estilo que no traiciona sus premisas en aras del exhibicionismo. Bajo la sorprendente y variada utilizaci�n de las tres personas gramaticales del singular, varios de sus tortuosos, en ocasiones demenciales, personajes intercambian identidades en aval de situaciones en las que lo irreal se hace permisible e incluso natural. La agudeza de la autora, cuya s�lida selecci�n de recursos, plasmada en descripiciones breves y frases fulminantes, se muestra en la id�nea creaci�n de atm�sferas propiciadas por elementos dram�ticos espec�ficos que nunca despojan de multiplicidad sus postulados. Jes�s I. Callejas |
La palabra de Patricia Maiorana le devuelve a la poes�a sus elementos esenciales: profundidad y armon�a. Leda contempor�nea, oficia con la certidumbre de quien posee el don divino de nombrar, de signar, de marcar. En su voz po�tica se conjugan los opuestos: el nacimiento y la muerte, la paz y la guerra, el agua y el fuego, el blanco y el negro, el deseo y el hast�o. Sus espacios, vecindarios y residencias, son el universo y al asomarnos a ellos, corremos el riesgo de sucumbir embriagados ante la perfecta simetr�a de sus versos o precipitarnos, sin retorno, en el abismo de su fr�a y terrible lucidez. Freda Mosquera |
Mar�a Angeles M�ndez no ser� "la �nica mujer del mediod�a", que se desviste para entrar en las palabras con la total disposici�n de arder entre sus s�labas. Pero puedo afirmar, asumiendo todo riesgo a equivocarme como un placer, que s� es una de las pocas voces femeninas (aut�nticamente femenina) en el concierto o desconcierto de la poes�a actual, due�a de un lenguaje tropol�gico casi virgen, intuitivo y sorprendente. Haciendo un breve an�lisis de este libro, vemos que en "Cielo de mercurio:; (primera parte); el lirismo rueda hacia una tierna intimidad con el lector, acentuando su crecimiento po�tico en el ser, la soledad, el amor y las p�rdidas primeras. La imagen golpea poderosa cuando dice: "los muros del patio se estrellan contra la noche"; quedando desgarrada la inocencia pero no muerta. La diversidad y riqueza de esta poetisa permite que despu�s de un poema como "Retorno a la inocencia 2", se abra "El port�n" en su segundo libro con otro poema cuya construcci�n y desborde denota la obra de una mujer en toda su ... Magnolia Garc�a |
Escrib�a poes�a porque las barbas de Dios asemejaban un bosque de esperanza, porque confi� en que la superficie de mis manos convertir�a en verso cada paso. Escrib�a poes�a porque no aprend� a rimar pese al desprecio de la organizada letra, pese al desd�n de los que erigen simetr�a con sus emociones. Escrib�a poes�a porque la soledad me decretaba integraci�n con el sendero ajeno, por canonizar un evento �accidental� desligado de su propio centro. Escrib�a poes�a porque el amor no respondi� cuando llam� a sus fauces de puerta transparente, y s�, cuando invent� a una mujer de sargazos que result� ser m�s real que yo, met�fora absurda y polvorienta bajo la marcha inm�vil de las oxidadas rocas. La mujer de siempre clamando mis vacuos recursos con tres v�as de maquillaje hist�rico y una valija metaf�sica. Escrib�a poes�a porque me bautizaron bajo la tristeza de un percance decantado cuyo �nico enunciado fue: no entender. (cont ...) |
Sobre Jes�s I. Callejas y sus narraciones Los nuevos Cuentos de Callejas (nuevos porque aparecen en el ocaso de un siglo y en la aurora de otro) nada tienen que ver con aquellas ingenuas narraciones infantiles tan conocidas de los ni�os de lengua espa�ola en tiempos de nuestros abuelos. pase a la siguiente ... |
�Con sencillez, con ese sentido total de entrega, suave y delicado acento, Olga Gonz�lez del Pico nos acerca al misterio de la poes�a, nos hace sentirnos llenos de pura luz.� Jos� Mar�a Chac�n y Calvo |
Jos� D�az D�az �Memorias Amorosas de un Afligido� de Jes�s I. Callejas Antih�roe y afligido personaje es , en verdad , el protagonista sin nombre de �sta novela conceptual, que narra a fondo las desventuras existenciales de una vida que deambula entre la incoherencia y el sinsentido de sus actos. Lineal en su historia, situada en espacios evaporados, y de aparente f�cil lectura; su autor nos va introduciendo a un mundo �ntimo mezcla de encontrados sentimientos de dolor y tristeza, incomprensi�n y abuso, pleno de emociones que desestabilizan por su sensible irracionalidad y ternura desbordada. ( conti.......) |
'Memorias amorosas de un afligido': Mucha aflicci�n, poco amor MANUEL C. DIAZ Especial/El Nuevo Herald 10 de octunre de 2004 Hay algunos escritores en Miami que despu�s de publicar un libro desaparecen por un tiempo. No se les ve. No asisten a los eventos literarios. Ni a�n a los que ofrecen refrigerios. Es como si se volvieran invisibles. A veces uno piensa que han muerto. Entonces, un buen d�a, aparecen con un nuevo libro bajo el brazo. ''Es que estuve escribiendo'', se excusan. (cont..... ) |
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