La Casa del Hada
                     Introducci�n

                                          
Jes�s I. Callejas

Escrib�a poes�a porque las barbas de Dios asemejaban un   bosque de esperanza, porque confi� en  que la superficie de mis manos convertir�a en verso cada paso. Escrib�a poes�a porque no aprend� a rimar pese al desprecio de la organizada letra, pese al desd�n de los que erigen simetr�a con sus emociones. Escrib�a poes�a porque la soledad me decretaba integraci�n con el sendero ajeno, por canonizar un evento �accidental� desligado de su propio centro. Escrib�a poes�a porque el amor no respondi� cuando llam� a sus fauces de puerta transparente, y s�, cuando invent� a una mujer de sargazos que result� ser m�s real que yo, met�fora absurda y polvorienta bajo la marcha inm�vil de las oxidadas rocas. La mujer de siempre clamando mis vacuos recursos con tres v�as de maquillaje hist�rico y una valija metaf�sica. Escrib�a poes�a porque me bautizaron bajo la tristeza de un percance decantado cuyo �nico enunciado fue: no entender.

Escribo poes�a porque la curiosidad de los insectos todos se retuerce bajo una telara�a muda, porque las barbas de Dios son en realidad jard�n de colgantes espinas, porque mi cabeza es un �nfora que segrega vino desde afuera. Oh, cautela m�a, borracha prodigiosa, peligro contiguo es el temor. Escribo poes�a porque no soy �poeta�, porque los implementos de mi vocaci�n son la inutilidad y la abulia. Escribo poes�a cuando un har�n se transforma en pensamiento y la culpa es ya mir�ada -�dije mirada?- de gesto encanecido. Escribo poes�a porque algo hay que hacer, a pesar de mi af�n hermoso por no hacer algo o creer que nada se hace, es decir, por simular hacer lo que hecho est�. Escribo poes�a cuando el amanecer difumina sus latidos grit�ndome que he vivido sin rencores. Escribo poes�a aunque los dem�s, varios muchos, prefieran que no escriba, porque lo hacen mejor ... o peor que yo. Escribo poes�a porque ignorante autodidacta soy y, sin embargo, me he ganado la amistad del viejo libro para despecho de los ritualistas. S�. La sarna exprime su gir�n dorado y el movimiento es incesante. Escribo poes�a porque cargo m�s honestidad en un rel�mpago de sentimiento que esa horda de �intelectuales� que trepan al arte sobre el vapuleado cuerpo del talento. Escribo poes�a porque a�n cometo faltas gramaticales y ortogr�ficas que me saben a ambros�a pues me aman sin temor a los sofismas masacrados en la ducha. Escribo poes�a porque s�lo la vida me pasar� la cuenta, no el microbio que el pr�jimo en su mano hueca me propicia, el microbio que flota en el rencor de un coraz�n hip�crita y en el vidrio perfumado de la palabra infame. Escribo poes�a aunque no me lean. Escribo poes�a.


      Arcadia


Tu ombligo me condujo
a la plegaria eb�rnea
a la palabra sin sonido
al mensaje de la herida
al reinado de los ojos
al dogma supino en el diamante er�tico
al becerro de los crucificados clavos
al pagano suspiro de la mano.
Tu ombligo me escolt�
hasta la obertura
en el sinf�nico poder de la mirada.
Tu ombligo me obsequi�
el boceto de la risa
la estructura del mordido lirio
el verde af�n de la besada boca.
Tu ombligo me llev� al tapiz
asesinado por rub�es
y de all�
a la puerta sola sostenida en mi cabeza.
Tu ombligo
despu�s
me expuls� del para�so.



Ana (no de Austria) medita
   las causas del pudor 



Primer movimiento


La diosa de la
blanca paloma
permanece en los
abandonados surcos
de mi hast�o sereno
obligado f�nix.
Rostro de carb�n
resplandecientes labios.
Mi mano aleja el prisma
ya disfraces de vac�o
la sola mano
me abandona sin huir de m�.


Segundo movimiento

Diosa y mano
en m� desfallecen
atardecida perla
exordios reclama.
Sin diario regreso
injuriado marfil
entre el verbal
encaje de las dalias.
Mano-diosa
displicente tez
jard�n de vinos
indecisos
los p�talos rituales
apelan al amn�sico af�n
del azabache.
Mano (o) diosa, Diosa-mano.


Tercer movimiento

Enigma n�veo
miradas repite
vana la mirada
iniciados ojos.
Funge la mano
bostezo de m�rmol
impl�rale al fuego.
�Permear� la mano? 
�Se deshace el beso?
Desfallezco. 
Soy diosa.



Dios


La confirmaci�n
o conformaci�n
de lo que o quien
es Dios
asunto pendiente es
asunto pendiente est�.
Lo desgloso, lo matizo
una vez m�s con diversas herramientas
una vez m�s con t�cnica flexible.
Me recuesto a ver televisi�n
reposan los pretenciosos insectos
de mi oxigenada neurona favorita.
Las gacelas definidas
por mayor�a de mis propios votos
ojos
intentan explorar cada habitaci�n del cielo.
Recorro el asfalto
de las ideas equivocadas
�c�mo saberlo?
abandono el caf� ritual o el t� disperso
y consagro
whisky o brandy o vino
desde que Dios
en rara sugerencia me llam� borracho.
Despu�s no lo vi m�s.
Me rasco
no s� d�nde
y aplazo el pensamiento 
pues ignoro cu�l �gata
por justificaci�n
enumerarle.
�Buscar� a Dios
llam�ndole ...
llam�ndolo?
No s� si adjetivo fraguarle
o aplicarle uno m�s de los agobiados nombres
hasta que Dios acepte
al fin
la invitaci�n a beber conmigo un trago.
No obstante
tal proyecto no es seguro
porque la confirmaci�n  
de lo que es Dios
es un asunto pendiente.

Copyright@

Jes�s I. Callejas (Cuba). Actualmente reside en Miami, Florida. Ha publicado varios libros de relatos: Diario de un sibarita (1999), Los dos mil r�os de la cerveza y otras historias (2000),Cuentos de Callejas (2002) y Cuentos bastardos (2005). Adem�s, Proyecto Arcadia (Poes�a, 2003); y la novela Memorias amorosas de un afligido (2004). Sus rese�as de cine aparecieron en varias revistas locales, as� como en otras virtuales (La Casa del Hada). Tiene un libro de prosas po�ticas in�dito y se encuentra escribiendo otra novela, paralelamente desarrolla un libro sobre la influencia del cine en su vida, a la vez que expone en el mismo rese�as y cr�nicas de caracter hist�rico-cr�tico. Sus cuentos y novela han sido rese�ados por peri�dicos y revistas algunos de sus cuentos aparecen en el portal www.geocities.com/lacasadelhada y  El Rinc�n Literario.

Jes�s I. Callejas es descendiente de Manuel Curros Enr�quez, junto a Rosal�a de Castro, el mejor poeta de lengua gallega.
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