La Casa del Hada

                                      
SOLITARIO
                           
                              
Por  Cassandra


Abr� la ducha y dej� pasar el tiempo, mientras el agua a una temperatura

acogedora ca�a sobre mi cuerpo llenando cada poro de humedad y me

sent� due�a del agua, due�a del tiempo, due�a de mi cuerpo.

�Por qu� apresurarme como siempre hac�a?, no dando importancia a la

sensaci�n de abandono y tranquilidad que las gotas del agua me

produc�an, haci�ndome caricias gratuitas.

Hoy despert� como si hubiese descubierto algo nuevo. El ba�o,

milenario ejercicio, al que yo no le di importancia por largos a�os.

Hoy, hoy es diferente y decid� hacer de �l una ceremonia y darle

a cada cent�metro de mi cuerpo, las caricias de mis manos.

El jab�n desprend�a un suave olor a lavanda, su espuma blanca prendida

a mi piel como manos de fiel amante y cerr� mis ojos.

La entrega fue total.

Sent� el peso de su cuerpo sus caricias mis caricias, la espuma el agua

remolino de pasiones en b�squeda de lo inevitable.

Las manos resbalaban trataban de retener la espuma el cuerpo,

pero todo se deslizaba y la pasi�n crec�a.

Se  mezclaba el suave aroma a lavanda con el furor de un coraz�n

latiendo a loco galope y la espuma blanca, cama de un solitario

ejercicio del amor.

La brisa entraba por la ventana abierta, abr� los ojos y dej� que

ella tambi�n me acariciara ayud�ndome a secar mi cuerpo sin prisa.

Dej� caer la toalla, el ba�o hab�a llegado a su fin.

Hoy por primera vez sent� la intimidad del ba�o.
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