La Casa del Hada
    
   
ME LLAMAN MARIA


Soy un ser, el m�s vil de este mundo, recordando tu figura, tu cuerpo. Deseando que vuelva a suceder ese encuentro. Sentado frente a este mostrador escribo para ti. Tengo un vaso de cerveza a mi lado izquierdo y a mi lado derecho otros seres que, como yo, te recuerdan. Insisten mis ojos en mirar hacia atr�s con las mismas ansias de verte entrar por esa puerta. Son las once de la noche y hasta ahora no llegas. Escribo tus recuerdos:

�tus ojos vivaces diminutos me desnudan todas las noches; digo: me desnudaron esa noche, aquella noche tuya y m�a. Tu pelo ondulado rojizo ca�a despreocupadamente sobre tu rostro, sobre tus hombros y yo lo iba quitando lentamente de tu cara para irte descubriendo y de pronto te me escondes en esa nube que se acrecienta entre los dos. Tu risa lasciva y tus dientes hambrientos me dicen de otra noche m�s que deseas a mi lado. Y yo como, un tonto, vengo a este bar con el anhelo de verte reaparecer por esa ancha puerta ...�

�Esta noche es mi �ltima noche
amar, amar es morir
renacer al amanecer
encuentro de ese alimento
amar a cada instante
para seguir muriendo�.

Me estremezco al escribir tus palabras. Laten en mi cerebro. Escucho tu voz que me llama a cada rato. Abro los ojos y ya no est�s. Me pregunto: �Por qu� no llegas? Estoy aqu� para que t� mueras en ese momento. Tomo el vaso de cerveza, bebo vi�ndote tras �l pero ... despu�s de un pesta�eo desapareces ...

�Por qu� esta obsesi�n de encontrarte, por qu� ese deseo que recorre mi cuerpo? S� que tengo sangre caliente como t� pero ... Pongo el vaso de cerveza sobre la mesa. Obsesionado como estoy escribo:

�Ayer fuiste m�a, compartimos
un �nfimo instante de este siglo
hoy obsesionado pienso
�d�nde est�s espiando mis pasos?
�d�nde est�s espiando mi b�squeda?�

La m�sica suena y la gente danza despreo- cupada mientras yo como un desesperado olvido danzar como ellos. Pienso en esa noche. Las im�genes se aglutinan en mi mente: figuras, movimientos, gritos, transpiraci�n, agitaci�n y ese grito de �xtasis cae pesadamente en el vac�o. No puede ser. No debo hacerlo. No debo danzar; s� que en cualquier momento entrar�s por esa puerta, para eso estoy aqu� esperando ese encuentro, cuidando que otros no lleguen ante ti, te tomen del brazo, te apremien con sus atenciones y vuelvas a desaparecer.

He quedado prendado de ti. Escribo. T� te has alejado, sin darte cuenta me humillas. Quisiera que leyeras mis angustias, mi pasi�n desbordada d�a a d�a. Quiero beber de tu cuerpo. Quiero alimentarme de ti. Estoy muerto sin morir. Te espero ...

Ahora danzan la danza de la muerte. Las mujeres bailan hist�ricas. Los hombres se apasio-nan. Los excitan con sus movimientos, con el mover de sus senos, con sus caderas que se unen junto a ellos, mientras yo imp�vido los miro.

�Estoy muerto ...
Esta es la �nica verdad.
Estoy como una tumba
cad�ver que necesita de ti
para despertar ... �

Dos hombres entran en el recinto miran a la barra, indiferentes hablan con una mesera. Me observan. Ella me mira de pies a cabeza. Necesito escapar. Tengo que huir. Reparan mi vestimenta. Soy un gui�apo. Un paria perdido en el universo. Se acercan, hurgan en sus bolsillos. Me estremezco. Son ellos los culpables de que ella no est� aqu�. Est�n muy bien trajeados. Hay elegancia en el caminar. Acelero mis pasos dejando mi libreta de apuntes sobre el mostrador. Tengo miedo. Trato de ganar tiempo. Huyo. Llego al ba�o pero una blanca mano fina de vellos largos y negros se me adelanta, toma el mango de la manija de la puerta y me abre muy galante. Me sonr�e mientras, imp�vido, sin poder articular palabra, lo miro. Me toma de la mano. Me da un apret�n, siento que algo se desliza entre las m�as. Tiemblo. Entro corriendo al ba�o. Abro el diminuto papel, leo:
B�scame si quieres, pero no aqu�.
Vete a otro bar. Te espero.

Salgo enardecido. Veo tu sombra. Tus piernas se contornean ante m� como esa noche. Ebrio de ti estoy. Tomo mi libreta de apuntes. Salgo detr�s de ti que como sombra gu�as mis pasos. Siento tu perfume. Tu olor a mujer deseando un amante. Los hombre me siguen en una limosina negra. Los veo cerca de m�. S�, son los mismos que me dieron tu mensaje. Voy de bar en bar. Me apasiono. Eres m�a porque en cualquier instante nos encontraremos. La noche se va. El d�a nace y sigo bebiendo a tu nombre. Te llaman Mar�a.

El encuentro entre t� y yo est� pr�ximo. Releo lo ya escrito. La carta est� casi por terminar. Los d�as est�n contados para los dos. Moriremos cuando nazca el d�a. La noche es mi compa�era. La m�sica, el olor a cigarillo y el humo son mis amantes. El vino yace en el mostrador al igual que mi libreta. Las meseras me acompa�an en el beber. Brindamos por ti. Por la noche que se va y por ese furtivo encuentro. No hay tiempo para ellas. T� est�s en todas partes. Has bebido mi vida. Has hurgado entre la muerte como par�sito que nos alimenta a los dos.

Cuando llegue esta carta a tus manos espero que yo estar� gozando de ti porque est�s aqu� dentro de mis pantalones, me acaricias mi cuerpo, mis piernas.

Oh, alma m�a, parte de mi ser sigue am�ndome como esa noche, sigue bebiendo de este cad�ver que ya no puede sostenerse en sus piernas. Cuando llegues a mi tumba haz lo mismo que aquella noche por favor ...

He deshojado otra hoja de calendario. Otro mes que muere y mayo con su primavera entra. Han muerto tres meses y sigo buscando tu presencia entre bar y bar. �O acaso nunca has existido? Fue que te invent�. Afuera est� la limosina esperando por m�. Sus puertas abiertas esperan que yo vaya al encuentro con Mar�a. Voy paso a paso. Mi libreta de apuntes me sigue a todas partes. Las meseras me observan calladamente. El bar est� casi solo. No hay testigos. Las l�grimas corren por mis mejillas. Acelero el paso y de un salto entro en ella. Los hombres me abrazan. Me dan una bolsa. La abro ligeramente, ah� est�n mis trajes. Los mismos de aquellas noches. Hoy mayo 15, en tacones y con el traje entallado, mostrando mis curvas, camino por las calles y los bulevares. Me llaman Mar�a.


Cuento publicado en el libro Los fantasmas en el espejo

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Luz E Mac�as (Colombia, )  narradora, ha publicado  Los Pasos cuentos del cielo y del infierno, (2000) y Los fantasmas en el espejo, (2003). Fundadora de la revista literaria La Casa del Hada, desde 1994 y editora de La Cueva de la Sibila. El Hijo Buenitoooo (drama) fue producida por el festival de verano I.A.T.I. New York 1990. Dirigida por Manuel Martin rese�ada por el New York Newsday y prologada por el dramaturgo mexicano Emilio Carballido. Invitada a la feria del libro de Bogot� 2004 y la feria internacional de Miami 2001. Sus cuentos han sido publicados en varios revistas literarias, peri�dicos  y revistas virtuales.
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