La Casa del Hada
                   LA PELOTA VASCA

           (LA PIEL CONTA LA  PIEDRA)

                       
por Alberto Ramos

�Esta pel�cula pretende ser una invitaci�n al di�logo�, se advierte al comienzo del documental de largometraje de Julio Medem La pelota vasca (la piel contra la piedra). Entre nosotros, Medem era conocido hasta ahora por sus obras de ficci�n �desde su debut en 1992 con Vacas, y pasando por La ardilla roja, Tierra, Los amantes del c�rculo polar, hasta Luc�a y el sexo� exhibidas dentro de las muestras de cine espa�ol que llegan regularmente a La Habana.

Pero La pelota vasca es otra cosa, en primer t�rmino porque implica la decisi�n de Medem, nacido en tierra euskera (San Sebasti�n-Donostia, 1958), de sumar su voz al prolongado, y ahora m�s que nunca complejo debate en torno al conflicto vasco, un viejo problema de base nacionalista que se ha polarizado entre dos extremos hasta ahora irreconciliables, desplaz�ndose desde la confrontaci�n violenta lidereada por ETA a la querella pol�tica e institucional entre el gobierno espa�ol y la presidencia de la autonom�a euskera.

Medem se ha impuesto una tarea sumamente ardua, porque invitar al di�logo entre las partes cuando el camino al entendimiento entre �stas permanece virtualmente bloqueado puede, cuando menos, dar la impresi�n de una lamentable falta de sensatez pol�tica. De hecho su pel�cula ha convocado a la pol�mica mucho antes del estreno mundial en el pasado festival de San Sebasti�n, y tanto antes como despu�s, Medem se ha visto acusado con igual encono, desde las m�s encontradas posiciones, de apolog�a al terrorismo, parcialidad, manique�smo y manipulaci�n.

No obstante, el reto m�s dif�cil enfrentado por el cineasta fue la negativa por parte de los actores pol�ticos con m�s protagonismo en el diferendo a participar en el proyecto: tanto el Partido Popular como la direcci�n de ETA rehusaron aparecer en el documental. �C�mo entonces hablar del problema, si aquellos que se encuentran �tirando hacia s� desde cada extremo de la cuerda� �de la misma manera que los robustos atletas vascos en el viejo reportaje sobre Euskadi narrado por Orson Welles que aparece al comienzo� est�n ausentes? Medem, como respuesta, opone la ardiente lucidez de los so�adores al fr�o discernimiento pol�tico. En sus notas sobre el rodaje, Medem compara al conflicto vasco con una gran herida, cuyos bordes es imprescindible acercar para cerrarla. Es a ese vac�o doloroso que deja toda herida abierta, donde el realizador ha acudido para encontrar las voces que aportan, a partir de su propia vivencia, la multiplicidad de perspectivas sobre la cuesti�n vasca con que se teje, en una suerte de montaje polif�nico, esta premisa de di�logo virtual que pretende anticipar el camino hacia el di�logo efectivo entre las partes. Las declaraciones de pol�ticos, activistas sociales y acad�micos se alternan, por ejemplo, con testimonios que provienen tanto de v�ctimas de ETA y sus allegados como familiares de presos etarras, en busca de una representatividad que equilibre puntos de vista y ofrezca una perspectiva lo m�s amplia y objetiva posible. Para Medem la c�lula b�sica de su proyecto es la opini�n de los entrevistados, de ah� que las intervenciones se sucedan sin que medie comentario alguno y est�n limitadas a lo esencial por la precisi�n de un montaje �debido al propio realizador� en que las im�genes recurrentes de los pelotaris marcan la pauta de un imaginario intercambio entre los entrevistados, sugiriendo la sofocante tensi�n que se experimenta en un partido de euskal pilota. A notar c�mo los golpes de la pelota contra la pared tienen la fuerza y sonoridad de un disparo, cuya reverberaci�n transmite, seg�n Medem �(...) la rabia, el estallido del eco, la impotencia, el vac�o, el sufrimiento..., y como desencadenante, la conocida venganza. (...)�.

Curiosamente, Medem rehuye la contextualizaci�n con un recurso elemental: al fondo de sus entrevistados est� presente, de manera invariable, la grandiosa escenograf�a natural que provee una geograf�a vasca poblada de bosques, acantilados y monta�as de un verdor irreal, lo que imprime a sus retratos ese sabor un tanto antiguo y misterioso que advertimos en la perspectiva de, digamos, el paisaje renacentista. Y luego, todo el largometraje est� recorrido por las composiciones de Mikel Laboa, cuya impresionante, tel�rica belleza parecieron al propio Medem como compuestas expresamente para su documental.

El resultado est� a la vista, 150 horas de material (entre lo rodado en formato digital y las im�genes de archivo), que servir�an de punto de partida al largometraje de 115 minutos La pelota vasca (la piel contra la piedra), en que intervienen 70 del total de 103 entrevistados, adem�s de la serie para televisi�n en tres cap�tulos y el DVD de cinco horas, eso sin contar un libro y una p�gina web.

Al margen de que La pelota vasca resulte por momentos demasiado extenso �y la reiteraci�n en algunos pasajes contraste con la escasez de documentaci�n hist�rica clave� el trabajo de Medem no s�lo es una estimulante aproximaci�n al conflicto en el Pa�s Vasco, sino tambi�n un arriesgado ejercicio de compromiso en nombre de la paz que debiera acogerse con el respeto y la seriedad que semejante empe�o merece.

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