El desarrollo de las ideas socialistas en Chile.  Sebastián Jans

8.5. LA UNIDAD POPULAR.

 

 

La Unidad Popular.

En primer plano, Salvador Allende. Atrás, de izquierda a derecha: Carlos Altamirano, del Partido Socialista; Luis Corvalán, del Partido Comunista; Rodrigo Ambrosio, del MAPU; y Bosco Parra, de la Izquierda Cristiana. 

 

Prólogo

Capítulo Primero. LAS PRIMERAS DÉCADAS DE LA REPÚBLICA.

La Independencia.  

El proletariado en formación.   

Las ideas en pugna.

 

Capítulo Segundo. ARCOS Y LA SOCIEDAD DE LA IGUALDAD.

Santiago Arcos, su orígen e influencias

Chile a la llegada de Arcos

La Sociedad de la Igualdad.

El Club Reformista de la calle de las Monjitas. 

  La carta desde la cárcel.

 

Capítulo Tercero. FORMACION CAPITALISTA Y MUTUALISMO.

Montt, el último gobierno pelucón.  

La revolución burguesa de 1859

La expansión capitalista mundial.

El mutualismo de Vivaceta

Factores que influyen en la proletarización

La guerra del salitre

La guerra civil de 1891.

 

Capítulo Cuarto. LA CLASE OBRERA A FINES DEL SIGLO XIX.

Las grandes huelgas de 1890.  

El Partido Democrático

El régimen que reemplazó a Balmaceda

Alejandro Escobar y Ricardo Guerrero.

Las organizaciones socialistas precursoras.

 

Capítulo Quinto.RECABARREN Y EL PARTIDO OBRERO SOCIALISTA.

Los hechos sociales de principios del siglo XX.  

La "cuestión social".  

Dos años de sangrienta lucha de clases.

La masacre en la Escuela Santa María de Iquique

El democrático Recabarren

La Federación Obrera de Chile.

Recabarren, el socialista.  

El Partido Obrero Socialista. 

La crisis imperialista y la situación internacional

La Asamblea Obrera de Almentación Nacional.

La mesocracia y el populismo de Alessandri

Recabarren y el leninismo.

 

Capítulo Sexto. LA GRAN CRISIS DE LOS TREINTA.

La dictadura de Ibañez.  

La crisis y la caída de la tiranía.  

La sublevación de la Armada

La República Socialista.

 

Capítulo Séptimo. LAS DOS VERTIENTES SOCIALISTAS EN CHILE.

Fundación del Partido Socialista de Chile.  

Ranquil y Lonquimay.   

El Frente Popular

La represión de González Videla.

 

Capítulo Octavo. ALLENDE Y EL MOVIMIENTO POPULAR.

El Frente del Pueblo.  

El 2 de abril de 1957

El Frente de Acción Popular.  

El gobierno reformista de Frei

La Unidad Popular.  

Los mil días de Gobierno Popular.

 

Capítulo Noveno. LA RENOVACION SOCIALISTA.

El fin de la República Mesocrática. La dictadura de Pinochet.  

La crisis del Partido Socialista y el movimiento de renovación.

La opción de los comunistas.  

El liderazgo de Ricardo Lagos

El derrumbe de los "socialismos reales".

La Concertación de Partidos por la Democracia.

 

Conclusión.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Entre 1967 y 1969, la izquierda chilena tendrá un agitado debate respecto de las políticas ha seguir, frente al ascendente movimiento social. El hecho de que el Partido Socialista, en el Congreso de Chillán, hubiera validado todas las formas de lucha posibles, lógicamente, introducía al interior de los partidos obreros una discusión que generaba profundas contradicciones.

El Partido Comunista, asentado firmemente en lo que llamaba "Nuestra Vía", fundada en un camino de respeto del marco institucional y validación de lucha dentro del Estado burgués, aceptaba con realismo su condición de partido intra-sistema. De éste modo, al enfrentar las elecciones parlamentarias de 1969, lo hará bajo el lema "Unidad popular para un Gobierno Popular", proponiendo la necesidad de conquistar, en 1970, un gobierno de carácter pluralista, amplio, que le asegurara al país estabilidad democrática y un acelerado progreso social, económico y político. Señalaba el PC en su propuesta que, cuanto más amplio fuera ese gobierno popular, más revolucionario sería en su carácter.

El PS, en tanto, a inicios de 1969, seguía radicalizando sus posturas, al comprobar que su política obtenía más respaldo en la base social, a costa de la política de masas del PC. Dirigentes del PS habían ganados distintos sindicatos obreros, campesinos e importantes organizaciones estudiantiles. Así, al realizarse el Pleno Nacional del partido en junio de 1969, se constata un nuevo hito en su radicalización, al aprobarse la "política de Frente Revolucionario", que proponía básicamente un mayor cuestionamiento a la "legalidad burguesa".

En ese Pleno, Allende, de manera decidida, postuló una política más cercana a la del PC, argumentando a favor de una amplia alianza popular, de acuerdo a las condiciones políticas que se planteaban en ese momento en las distintas fuerzas políticas del país. Sin embargo, el grueso de los asistentes al Pleno, postulaba profundizar el camino optado en Chillán, rechazando centrar su accionar en las elecciones presidenciales del año venidero.

La política del Frente Revolucionario del PS, sin embargo, sucumbiría a fines de ese mismo año, ante la obviedad que imponía el necesario realismo político. Producto de la proximidad electoral, el Comité Central cedió ante lo que era su propia naturaleza: un partido político inscrito en la tradición de la izquierda chilena de lucha legal. Quienes se pronuncian a favor de la política de Unidad Popular, defendida por Allende, serán algunos de los redactores del voto político de Chillán, entre los cuales cabe destacar a Clodomiro Almeyda y Adonis Sepúlveda. Aprobada la alianza, se eligió el candidato presidencial del socialismo, siendo designado Salvador Allende, que tuvo como competidor al Secretario general del partido, Aniceto Rodríguez. Es un hecho que Allende nunca contó con mayoría en el Comité Central, por lo cual, su nominación se consiguió luego de varias votaciones en que no obtenía mayoría reglamentaria.

Al llamado a constituir la Unidad Popular concurrieron, además del PC y el PS, el MAPU, el Partido Radical, un pequeño Partido Socialdemócrata y el API (Acción Popular Independiente). En diciembre de 1969, se constituía la Mesa de Izquierda, destinada a definir el programa y designar un candidato presidencial único. Cada partido concurrió con sus abanderado: Allende por el PS, Pablo Neruda por el PC, Jacques Chonchol por el MAPU, Rafael Tarud por el API y el PSD, y Alberto Baltra por los radicales.

El PC era partidario de levantar la candidatura del dirigente del MAPU, senador Rafael Agustín Gumucio, que, nueve meses antes, militaba en el Partido Demócrata Cristiano. Sin embargo, el radicalismo y Tarud facilitaron para que el PS lograra imponer su candidato. De esta forma, el 22 de enero de 1970, en una masiva concentración pública organizada por el PC, en la entonces avenida Bulnes, se proclamaba a Salvador Allende como candidato de la Unidad Popular.

Desde luego, la UP concitó el apoyo de nuevos sectores sociales que adscribían a su propuesta anti-imperialista y anti-oligárquica. Entre ellos, el Movimiento Cristianos por el Socialismo, que basaba su pensamiento en las directrices del Concilio vaticano II y en el compromiso con los pobres. Entre sus principales personeros estaban los sacerdotes Gonzalo Arroyo y Rafael Marotto.

El Programa de la Unidad Popular planteaba construir un nuevo ordenamiento institucional, sobre la base de un proceso de profundización democrática, una nueva Constitución y la elección de una Asamblea del Pueblo; una nueva estructuración económica sobre la base de tres áreas de propiedad de los medios de producción: social, privada y mixta; la profundización de la reforma agraria; la nacionalización de las riquezas básicas y del sistema bancario; la eliminación de los monopolios, además de una política de desarrollo social que garantizara el bienestar de las grandes mayorías, mediante bastos planes de vivienda, salud, educación t recreación; la reforma al sistema educativo, una política internacional autónoma, basada en la autodeterminación, y la solidaridad con los pueblos que luchaba por su liberación; una reorganización del poder judicial, y la integración de las FF.AA. a las tareas de desarrollo nacional.

A la candidatura de Allende y la Unidad Popular, se opuso la de Jorge Alessandri, el ex Presidente de derechista, que fue proclamado por el Partido Nacional y las agrupaciones patronales agrupadas en la Confederación de la Producción y el Comercio. Por el partido de gobierno, fue designado candidato uno de sus fundadores, Radomiro Tomic, que había buscado afanosamente aglutinar a la Unidad Popular tras su candidatura. Tomic representaba a los sectores no freístas, dentro de la Democracia Cristiana, y presentó su opción presidencial en torno a una propuesta que llamó "una vía no capitalista de desarrollo", es decir, de acentuación de las reformas.

La confrontación electoral fue ardua, e incluso con connotaciones violentas. La Derecha centró su ataque en Allende, a través de la llamada "campaña del terror", que advertía sobre el riesgo de una dictadura soviética, si Allende ganaba las elecciones. El candidato de la izquierda, en tanto, desde su proclamación, había llamado a la movilización social como forma de ganar espacios, proponiendo tareas que superaban el marco mismo de la disputa electoral. Reiteradamente señalaba que no era un mesías, sino que el portavoz de las demandas y anhelos populares, que constituían en si los objetivos del movimiento que representaba. Así, las reivindicaciones sociales se incrementaron en medio de la lucha electoral, lo que produjo diversos hechos que terminaron en represión policial y en choques con la clase patronal.

El 4 de septiembre se realizaron las elecciones, y cerca de la medianoche se conocían los resultados: Allende obtenía un 36,3% de los votos, Alessandri un 34,8% y Tomic, un 27,8%. Desde los balcones de la Federación de Estudiantes de Chile, Allende habló al pueblo, señalando las responsabilidades que tenía el movimiento popular y los peligros que afrontaría. No estaba errado en sus preocupaciones, esa misma noche, el general Camilo Valenzuela, jefe de la Guarnición Militar de Ssntiago, había tratado de impedir las manifestaciones callejeras de celebración de la izquierda.

Analizando aquellos hechos, Joan Garcés dice: "En septiembre de 1970, por primera vez, un político de definición marxista, al frente de una amplia coalición que quería alterar las estructuras socioeconómicas del país en sentido socialista, vencía todas las barreras legales de un régimen político-representativo, y de acuerdo con la normativa interna del Estado, estaba legitimado a dirigir el gobierno de hegemonía presidencial. Ante este hecho, durante los sesenta días que separaban la elección presidencial y la fecha de transmisión del mando 83 de noviembre de 1970, un amplio frente político, que agrupaba a la derecha del PDC y los sectores que respaldaron la candidatura presidencial conservadora de Jorge Alessandri, procedió a improvisar una serie de actuaciones para invalidar el resultado de la consulta popular".

Los sectores reaccionarios tenían un respaldo nada desdeñable: el gobierno norteamericano, dirigido por Richard Nixon, el cual, el día 15 de septiembre de 1970, aprobaba un plan de desestabilización que impediría el acceso de Allende a la Presidencia de la República, en el cual, se contemplaba desconocer la primera mayoría de Allende, en el Congreso Nacional, instancia constitucional destinada a ratificar el resultado de las elecciones, considerando que en ese marco legal no existía la segunda vuelta electoral. El plan estimulado por Nixon, consideraba el apoyo a Alessandri, quien asumiría la Presidencia, renunciando luego, para llamar a nuevas elecciones, donde podría presentarse Frei, salvando de ese modo los escollos constitucionales.

Paralelamente, se producían otros eventos. A los pocos días de la elección se constituía un grupo facistoide, bajo el liderazgo del abogado Pablo Rodríguez Grez, a través del Comié Cívico Patria y Libertad, que después tomaría forma de Movimiento. A través de la CIA, se organizó un grupo golpista encabezado por el general Roberto Viaux, dispuesto a dar un golpe de mano dentro del Ejército, y que apuntaba contra la política del comandante en jefe, general René Schneider Chereau, que sostenía la prescindencia de los militares respecto al proceso político y de respeto a la norma constitucional.

La Democracia Cristiana enfrentó aquellos dos meses con disensiones profundas, sin embargo, se impuso el criterio de aquellos que sostenían la necesidad de respetar el cause democrático del proceso político: Allende tenía la primera mayoría, y al voluntad del pueblo, sumadas las intenciones de voto de las candidaturas de Tomic y Allende, estas favorecían una política de cambios. Para respaldar esa perspectiva, se iniciaron negociaciones que validaban el triunfo de Allende y se acordaron un conjunto de garantías constitucionales que el nuevo gobierno se comprometía a cumplir.

Dos días antes de la votación en el Congreso, el general René Schneider era acribillado por el grupo conspirativo de Viaux, muriendo horas después de que el Congreso reconociera el triunfo de Allende. Los planes del gobierno de Nixon quedaban frustrados, por el momento. El 3 de noviembre, Allende asumía como Presidente de la República.

 

   

Militares constitucionalistas

Los generales del Ejército, René Schneider  y Carlos Prats, que ejercieron la Comandancia en Jefe del Ejército, plantearon la doctrina del constitucionalismo, es decir, de respeto a la Constitución y la prescindencia militar en el proceso político. Su doctrina terminó con la vida de ambos. Schneider, acribillado a balazos, por un comando derechista, apoyado por la CIA. Prats, asesinado con una bomba en su auto, puesta por la DINA, la mano asesina de Pinochet.

 

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