El desarrollo de las ideas socialistas en Chile.  Sebastián Jans

4.2. EL PARTIDO DEMOCRÁTICO.

 

 

Malaquías Concha.  El líder y fundador del Partido Democrático, conocido también como Partido Demócrata. Escindido del Partido Radical, en su seno germinó el movimiento socialista que trató de hacerse realidad en un partido que representara la ideas de emencipación social de los desposeídos. Al costado, un Tranvía de Santiago servicio  que desencadenó los disturbios en 1888, en una protesta contra el alza de los pasajes, que fue liderada por el Partido Democrático, y que significó en encarcelamiento de  Malaquías Concha.

 

Prólogo

Capítulo Primero. LAS PRIMERAS DÉCADAS DE LA REPÚBLICA.

La Independencia.  

El proletariado en formación.   

Las ideas en pugna.

 

Capítulo Segundo. ARCOS Y LA SOCIEDAD DE LA IGUALDAD.

Santiago Arcos, su orígen e influencias

Chile a la llegada de Arcos

La Sociedad de la Igualdad.

El Club Reformista de la calle de las Monjitas. 

  La carta desde la cárcel.

 

Capítulo Tercero. FORMACION CAPITALISTA Y MUTUALISMO.

Montt, el último gobierno pelucón.  

La revolución burguesa de 1859

La expansión capitalista mundial.

El mutualismo de Vivaceta

Factores que influyen en la proletarización

La guerra del salitre

La guerra civil de 1891.

 

Capítulo Cuarto. LA CLASE OBRERA A FINES DEL SIGLO XIX.

Las grandes huelgas de 1890.  

El Partido Democrático

El régimen que reemplazó a Balmaceda

Alejandro Escobar y Ricardo Guerrero.

Las organizaciones socialistas precursoras.

 

Capítulo Quinto.RECABARREN Y EL PARTIDO OBRERO SOCIALISTA.

Los hechos sociales de principios del siglo XX.  

La "cuestión social".  

Dos años de sangrienta lucha de clases.

La masacre en la Escuela Santa María de Iquique

El democrático Recabarren

La Federación Obrera de Chile.

Recabarren, el socialista.  

El Partido Obrero Socialista. 

La crisis imperialista y la situación internacional

La Asamblea Obrera de Almentación Nacional.

La mesocracia y el populismo de Alessandri

Recabarren y el leninismo.

 

Capítulo Sexto. LA GRAN CRISIS DE LOS TREINTA.

La dictadura de Ibañez.  

La crisis y la caída de la tiranía.  

La sublevación de la Armada

La República Socialista.

 

Capítulo Séptimo. LAS DOS VERTIENTES SOCIALISTAS EN CHILE.

Fundación del Partido Socialista de Chile.  

Ranquil y Lonquimay.   

El Frente Popular

La represión de González Videla.

 

Capítulo Octavo. ALLENDE Y EL MOVIMIENTO POPULAR.

El Frente del Pueblo.  

El 2 de abril de 1957

El Frente de Acción Popular.  

El gobierno reformista de Frei

La Unidad Popular.  

Los mil días de Gobierno Popular.

 

Capítulo Noveno. LA RENOVACION SOCIALISTA.

El fin de la República Mesocrática. La dictadura de Pinochet.  

La crisis del Partido Socialista y el movimiento de renovación.

La opción de los comunistas.  

El liderazgo de Ricardo Lagos

El derrumbe de los "socialismos reales".

La Concertación de Partidos por la Democracia.

 

Conclusión.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Desde sus orígenes el Partido Radical, surgido de la insurrección liberal de 1859, había mantenido los puntos de vista del liberalismo ortodoxo del siglo XIX, con notable influencia de sus similares de Francia e Italia, y coincidiendo con sus similares de la América que no era angloparlante, nacidos en reacción contra la oligarquía autoritaria y en la promoción de las libertades individuales, fuertemente arraigadas en el racionalismo laico. En América Latina, la influencia masónica le dio un perfil absolutamente anticlerical, lo que será decisivo en la promoción de la separación de la Iglesia Católica del Estado, uno de los temas que provocó una de las mayores confrontaciones ideológicas del siglo XIX.

El Partido Radical, en Chile, era representante genuino de propietarios cultos, conservadores por naturaleza, y de altos funcionarios, la petit bourgeoise de la burocracia y del comercio, que eran partidarios de las reformas que llevaran a la reducción de la influencia eclesiástica en la cosa pública. En definitiva, según el historiador John Johnson, los radicales chilenos eran liberales doctrinarios en lo político y adherentes al laissez-faire en lo económico.

Sin embargo, con las tendencias proteccionistas que empiezan a manifestarse, a partir del gobierno de Domingo Santa María, y con mayor énfasis con el de Balmaceda, en el interior del Partido Radical surgen notables contradicciones entre los grupos tradicionales y los renovadores, que promueven el fin del dejar hacer-dejar pasar y comparten preocupaciones en el ámbito social.

La llegada a la dirección del diario radical "La Igualdad", en 1885, de dos jóvenes políticos de ese partido, Malaquías Concha y Abelino Contardo, robustecerá notablemente esas tendencias. Señala Turri (1), que ese semanario se distinguió por su incansable apoyo a las organizaciones proletarias y a la unión de las mismas, pues, en esa época el movimiento obrero diluía su fuerza en un gran número de entidades gremiales que no guardaban relaciones estrechas entre sí.

Son éstos dirigentes los que iniciarán la promoción de las ideas obreristas, el apoyo al proteccionismo y la exigencia de la conversión del papel-moneda en oro, ante la constante depreciación, que afectaba fundamentalmente a quienes solo tenían un salario para vivir.

Malaquías Concha era un abogado, natural de Villa Alegre, provincia de Linares, que entró muy joven al Partido Radical. Disgustado por la actitud de su partido, actuará en la formación de un grupo rebelde, que presenta ante la Asamblea Radical de Santiago, un proyecto de reforma socialista, que proponía incorporar los intereses de la clase trabajadora en la plataforma política del radicalismo, la que, por supuesto, fue rechazada. Uno de los principales dirigentes del partido, Enrique Mac Iver, fustigará los planteamientos de Concha, diciendo: "Los obreros no tiene cultura ni preparación suficientes para comprender los problemas del gobierno, menos para formar parte de él".

Entre los que apoyaban las tesis de Malaquías Concha y Avelino Contardo, se contaban a varios miembros del Partido Radical de esa época: Antonio Poupin, Artemio Gutiérrez, Moisés Anabalón, Francisco Galleguillos, Diego Escanilla, Juan R. Allende y Manuel Mejías. Son éstos mismo, los que, luego de las derrotas al interior del radicalismo, deciden marginarse del partido, realizando, el 7 de noviembre de 1887, una asamblea en la Sociedad Filarmónica de Obreros, donde acuerdan constituir un nuevo partido político, que llamaron Democrático.

Malaquías Concha es encargado de redactar el programa de la nueva organización, que contendría los siguientes puntos fundamentales: afianzamiento de la democracia republicana, ampliación del derecho a sufragio, conversión del papel moneda en oro, desarrollo industrial, colonización del sur por parte de chilenos, legislación laboral, creación de un Ministerio del Trabajo, instrucción primaria obligatoria, honestidad administrativa, etc.

La Declaración de Principios fue redactada sobre la base de la que tenía el Partido Obrero Belga, y en su artículo 1°, planteará: "El Partido Democrático tiene por objeto la emancipación social, política y económica del pueblo. Repudia la violencia y rechaza la revolución como medio para conseguir sus finalidades". Posteriormente, se adscribe a la Internacional Social Demócrata, fundada con el impulso de Federico Engalles, en 1889.

Señala De Petris (2), que al constituirse esa colectividad, comienzan los primeros movimientos de agitación obrera, comienza la lucha de clases organizada. Sin embargo, Turri (3), lo desmiente, al afirmar que Malaquías Concha afirmó expresamente el carácter no revolucionario del Partido que funda, al sostener que los medios de acción de que se valdrá, estarán siempre en el marco de la ley y el orden establecido. Para algunos ese tono moderado en la política y acción del Partido Democrático, será decisivo para que solo juegue un rol subordinado en la política chilena de su tiempo.

El 11 de marzo de 1888, meses después de su fundación, el partido levantaba su primera candidatura ciudadana, al proclamar en el teatro Santa Lucía, la postulación a diputado de Donato Millán, un ex igualitario de mediados de siglo. Sin embargo, este perdería frente al radical Mac Iver, que ganó de manera arrolladora.

En julio de 1889, coincidiendo con el centenario de la Revolución Francesa, los democráticos efectuaron su primera Convención, donde su aprueba un voto político, que planteaba en uno de sus párrafos, que la emancipación social y económica era inseparable de la emancipación política, por lo cual, los obreros, artesanos, empleados y proletarios, tenían el deber de ejercitar su soberanía so pena de abdicar de sus personalidad, renegar de su libertad y someterse a la esclavitud y servidumbre de los mas audaces o de los menos escrupulosos.

Al sobrevenir la guerra civil de 1891, el grueso del Partido democrático adhiere al gobierno constitucional, a pesar de que su líder, Malaquías Concha, había sido mandado a prisión por el gobierno balmacedista, a causa de los disturbios en la Alameda, en 1888.

Analizando el papel cumplido por el Partido Democrático, Jobet (4)señala que, a pesar de su brillante programa, no jugó ningún rol importante, y que, por el contrario, provocó grandes daños a la masa popular. Entró con entusiasmo al juego de las alianzas políticas y puso el elemento obrero al servicio de las clases plutocráticas. Esto último se hace evidente cuando Malaquías Concha se desempeñó como Ministro de Industrias y Obras públicas del corrupto gobierno de Sanfuentes (1815-1920).

Venegas (5) en su célebre obra sobre el Chile del Centenario, critica ácidamente el papel del Partido Democrático en la vida política chilena: Desde su cuna le ha cubierto la sombre siniestra de un pecado original: la falta de ideales de los que, para surgir, adulan a las multitudes haciéndolas formarse un concepto errado de sus derechos, y de los cuales, deben ser los objetos de sus aspiraciones. Siempre ha sido una agrupación sin jefes, solo cabecillas egoístas, de ambiciones vulgares.

Pese a éstas críticas consideraciones, no se puede negar el papel jugado por los democráticos en la formación embrionaria de la conciencia política proletaria. Creando un espacio inexistente para los obreros en la escena política chilena. De su tronco saldrán las primeras agrupaciones políticas independientes de la clase obrera y sus dirigentes más decisivos, en un escenario político dominado por los partidos de la oligarquía.

Son los democráticos los que impulsan las primeras celebraciones del 1 de mayo, como Día de los Trabajadores, y son ellos los que recogen la constatación de Arcos, sobre la existencia de la lucha de clases en Chile. Bajo su impulso, también, surge una serie de periódicos, tales como "El Grito del Pueblo", "El Pueblo", "El Obrero" (La Serena), y otros, que contribuirán a la formación de la conciencia de clases entre el proletariado.

 

Notas

1 "Malaquías Concha, el político". Enrique Turri C. Editorial Universitaria.

2 "Historia del Partido Democrático". Héctor de Petris. Imprenta de Prisiones.

3 Ibid

4 "Ensayo crítico del desarrollo económico-social de Chile". Julio César Jobet. Anales de la Universidad de Chile.

5 "Sinceridad. Chile íntimo, 1910". Alejandro Venegas Carus. Autoedición.

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