El desarrollo de las ideas socialistas en Chile.  Sebastián Jans

5.10- LA ASAMBLEA OBRERA DE ALIMENTACIÓN NACIONAL.

 

 

Carlos Alberto Martínez

Dirigente obrero socialista de relevante participación en las luchas de los trabajadores, entre 1918 y 1935. Luego sería senador socialista, de cuya época corresponde esta fotografía. En 1918 y 1919, encabezó las luchas de la Asamblea Obrera de Alimentación Nacional.

 

Prólogo

Capítulo Primero. LAS PRIMERAS DÉCADAS DE LA REPÚBLICA.

La Independencia.  

El proletariado en formación.   

Las ideas en pugna.

 

Capítulo Segundo. ARCOS Y LA SOCIEDAD DE LA IGUALDAD.

Santiago Arcos, su orígen e influencias

Chile a la llegada de Arcos

La Sociedad de la Igualdad.

El Club Reformista de la calle de las Monjitas. 

  La carta desde la cárcel.

 

Capítulo Tercero. FORMACION CAPITALISTA Y MUTUALISMO.

Montt, el último gobierno pelucón.  

La revolución burguesa de 1859

La expansión capitalista mundial.

El mutualismo de Vivaceta

Factores que influyen en la proletarización

La guerra del salitre

La guerra civil de 1891.

 

Capítulo Cuarto. LA CLASE OBRERA A FINES DEL SIGLO XIX.

Las grandes huelgas de 1890.  

El Partido Democrático

El régimen que reemplazó a Balmaceda

Alejandro Escobar y Ricardo Guerrero.

Las organizaciones socialistas precursoras.

 

Capítulo Quinto.RECABARREN Y EL PARTIDO OBRERO SOCIALISTA.

Los hechos sociales de principios del siglo XX.  

La "cuestión social".  

Dos años de sangrienta lucha de clases.

La masacre en la Escuela Santa María de Iquique

El democrático Recabarren

La Federación Obrera de Chile.

Recabarren, el socialista.  

El Partido Obrero Socialista. 

La crisis imperialista y la situación internacional

La Asamblea Obrera de Almentación Nacional.

La mesocracia y el populismo de Alessandri

Recabarren y el leninismo.

 

Capítulo Sexto. LA GRAN CRISIS DE LOS TREINTA.

La dictadura de Ibañez.  

La crisis y la caída de la tiranía.  

La sublevación de la Armada

La República Socialista.

 

Capítulo Séptimo. LAS DOS VERTIENTES SOCIALISTAS EN CHILE.

Fundación del Partido Socialista de Chile.  

Ranquil y Lonquimay.   

El Frente Popular

La represión de González Videla.

 

Capítulo Octavo. ALLENDE Y EL MOVIMIENTO POPULAR.

El Frente del Pueblo.  

El 2 de abril de 1957

El Frente de Acción Popular.  

El gobierno reformista de Frei

La Unidad Popular.  

Los mil días de Gobierno Popular.

 

Capítulo Noveno. LA RENOVACION SOCIALISTA.

El fin de la República Mesocrática. La dictadura de Pinochet.  

La crisis del Partido Socialista y el movimiento de renovación.

La opción de los comunistas.  

El liderazgo de Ricardo Lagos

El derrumbe de los "socialismos reales".

La Concertación de Partidos por la Democracia.

 

Conclusión.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

En Chile, la Gran Guerra o guerra de los imperialismos, entre 1914 y 1918, permitió el florecimiento de la economía del país, gracias a las exportaciones de minerales y productos agrícolas. De salitre, se exportaron 2.500.000 toneladas, y de cobre, 300.00 toneladas. El gobierno de Sanfuentes, que dirigió los destinos del país durante la mayor parte del periodo de la guerra, se caracterizó por la mas absoluta falta de escrúpulos, defendiendo las ganancias de la oligarquía y de los inversionistas extranjeros, principalmente norteamericanos, que afianzaban su penetración en Chile, ante el debilitamiento del imperialismo inglés, involucrado directamente en su disputa con Alemania.

En 1904, un pionero norteamericano, William Braden, había constituído una compañía – la Braden Cooper Company - para explotar el mineral El Teniente, ubicado en la precordillera de Rancagua. Con las ganancias que allí obtuvo, pudo constituir una segunda compañía, la Andes Cooper Company, que iniciará la explotación de Potrerillos, en 1916, en la provincia de Atacama. En tanto, en 1911, el grupo financiero Guggenheim había organizado la Chile Exploration Company, luego de conseguir la autorización del gobierno de Barros Luco para explotar los yacimientos de cobre de Chuquicamata, al oriente de Antofagasta, que entra en operaciones en 1913. La evolución del proceso productivo cuprífero, a partir de la penetración norteamericana, se advierte en las siguientes cifras:

año

producción

1911

40.649 toneladas

1915

82.510 toneladas

1920

98.752 toneladas

1925

192.402 toneladas

Es necesario consignar, sin embargo, que tal explotación casi no hizo ningún aporte importante en beneficio del país, ya que estas compañías ni siquiera pagaron impuesto por el mineral extraído. El único aporte a la economía que hicieron esas empresas fue a través de los bajos salarios pagados a los empleados y obreros, y con la compra del poco equipamiento adquirido por las empresas en Chile

Entre 1911 y 1925, la masa trabajadora contratada por las empresas del cobre llegó a 15.000 individuos, distribuidos en los tres yacimientos, que ya, en 1915, comienzan a ser escenarios de los primeros movimientos reivindicativos, producto de las condiciones subhumanas de trabajo, altamente peligrosas para la vida de los obreros.

El primer conflicto importante surge en Chuquicamata, en los primeros meses de 1915, a pesar de que esos trabajadores eran los mejor pagados de la pampa y carecían de organizaciones gremiales, como era el caso de los salitreros. Los trabajadores de Chuquicamata vivían en un clima muy duro, como es el de Calama y sus alrededores, altamente caluroso de día y muy frío en las noches. Hacinados en barracones insalubres, en condiciones de alto riesgo laboral, especialmente en las instalaciones del molino de chancado o en la llamada casa verde, donde se hacía el manipuleo de los cátodos de cobre, que precipitaban la solución de ácido sulfúrico cargado de sulfato, cuyas emanaciones eran venenosas e irrespirables.

La Chile Exploration, por obra de su gerente Hellman, considerando que los trabajadores estaban ganando más que el promedio existente en la región, ordenó la rebaja de los salarios. Ante aquella decisión, los obreros paralizaron las faenas, en un número cercano a 3.000, abandonando el campamento con destino a Calama, poblado cercano a la mina. El movimiento, planteado sin organización alguna, resultó, sin embargo, positivo en sus resultados, cuando la company resolvió echar pie atrás en la rebaja de salarios, ante la inquebrantable decisión de los obreros, que durante más de una semana se mantuvieron paralizados, careciendo incluso de alimentos y alojamiento, durante ese periodo.

Sin embargo, las condiciones en 1919 fueron diferentes, cuando la Chile Exploration rebajó nuevamente los sueldos, entre un 15 y un 20%. Cuando los obreros protestaron, la empresa les dio dos horas para preparar sus pertenencias personales y hacer abandono del campamento.

De la relación de los ejecutivos norteamericanos con los trabajadores, se puede encontrar abundante material en los periódicos obreros de la zona, entre 1910 y 1925, donde se acogían los constantes abusos de la empresa en contra de sus trabajadores.

En El Teniente, la situación era del mismo tipo, cambiando solo las condiciones geográficas. Señala Jorge Barría que, en el campamento de ese yacimiento, existían cinco tipos de habitaciones, de las cuales eran de uso de los trabajadores chilenos: la de 4ª Clase, para los casados, que estaba formada por dos habitaciones con piso de tierra; y la de 5ª Clase, para los solteros, que era una habitación para 8 personas, donde vivían 18 o 20 personas. Éstas habitaciones eran arrendadas por la Braden Cooper Co. en 10 pesos mensuales.

En general, se puede constatar que aquel periodo, que va entre 1914 y 1918, hubo muchos conflictos sociales, pero, menores a los que se sucederán con el fin de la Gran Guerra.

El año 1914 muestra conflictos en Antofagasta, Pisagua y Valparaíso, entre los más relevantes. Ellos estuvieron determinados por las demandas que exigían 8 horas de jornada laboral diaria, leyes contra accidentes de trabajo, reformas a la ley de descanso dominical, y revalorización monetaria. En Iquique, las SDTOV – Sociedades de Defensa del Trabajo de los Oficios Varios – y las cooperativas de consumo ejercían fuerte presión para defender los intereses obreros.

En 1915, se organiza la Federación Regional del Salitre, con la participación de los obreros de las Oficinas Negreiros, Pozo Almonte, Huara, Zapiga, Alto de San Antonio, y otras, que, en octubre, realiza un congreso donde plantean sus demandas, por voz de sus dirigentes Zuzulich, Guillermo Madariaga y Feliz Agüero. En Santiago, el Primero de Mayo es celebrado con un gran mitin, realizado al pie del Cerro Santa Lucía, teniendo como principal orador a Luis Emilio Recabarren. Una de las preocupaciones más importantes de los trabajadores fiscales era la reducción aplicada a sus sueldos, superior al 15%, argumentada por el gobierno debido a las consecuencias de la guerra que afectaba la economía chilena. Ese año, asume la Presidencia de la República Juan Luis Sanfuentes, por el periodo 1915-1920, un hábil politiquero sin moralidad, que triunfó con el fraude y el cohecho, fiel exponente de la república parlamentaria.

El año 1916, se distinguió por un ascenso en la agitación proletaria. Los fundidores de El Teniente, los obreros del calzado de Vaparaíso, los cocheros y los cargadores de Iquique, los estibadores de Antofagasta, etc. realizan movimientos reivindicativos y de protesta por las condiciones de trabajo. El Tal-Tal se organiza la Unión Obrera del Salitre, que luego se extiende hacia las oficinas salitreras de Mina Silesia, Guanaco, Alianza y Refresco, destacándose en ese esfuerzo los dirigentes Luis A. Muñoz, Víctor M. Roa y Humberto Diandores. En el Litoral central se forma la Unión de Defensa del Trabajo, que será la base de la Federación Obrera Regional de Chile, que iniciará la penetración socialista de la Gran Federación Obrera de Chile, contando entre sus principales dirigentes a Ramón Sepúlveda Leal, Luis A. González y Víctor M. Roa.

El año 1917 es conmovido por varios movimientos reivindicativos importantes. En Magallanes, lo protagonizan los obreros marítimos y de la industria lanera. En Chuquicamata, una huelga de los obreros termina con una intervención militar, que cometió una serie de abusos. En junio, una gran huelga de afecta los principales puertos, siendo violentamente reprimida por el gobierno. La situación económica del país comienza a deteriorarse, afectando a los trabajadores de manera inmediata.

Las condiciones sociales del proletariado en las ciudades, no había cambiado respecto a diez o veinte años antes. En Santiago existían 3.618 conventillos o agrupamientos habitacionales obreros, con 42.040 habitaciones, donde vivían 86.224 personas. El estado de los conventillos indicaba que 2.016 tenían alcantarillados, que 2.914 tenían agua potable, 437 tenían luz a gas o eléctrica, 1.607 estaban en malas condiciones sanitarias y 721 estaban realmente inhabitables.

El 18 de septiembre de ese año, se realiza en Valparaíso la II Convención de la Gran Federación Obrera de Chile, que luego de cinco años de dominio conservador, queda en manos de dirigentes socialistas, que provenían principalmente de la zona de Valparaíso.

También, durante ese año, se organiza la Sección Chilena de la IWW (International Workers of World), la organización anarco-sindicalista con sede en Estados Unidos. Pese a que jugó un rol secundario en el movimiento obrero chileno, logró afincarse fuertemente entre los trabajadores marítimos de Valparaíso, Talcahuano, San Antonio y Mejillones, además, entre los trabajadores del calzado, de la construcción y de las imprentas. La IWW chilena rechazaba toda acción política, declarándose acérrima enemiga del capital, del clero y del gobierno. Sus estatutos eran los mismos de la sección norteamericana, por lo cual, no tenían juntas ejecutivas ni nombraban dirigentes con cargos, a excepción de un difuso Secretario General. Entre los personeros más importantes de la asociación figuraron Luis A. Triviño, Manuel A. Salvo, Juan Gandulfo, el poeta José Domingo Gómez Rojas y Julio Ribosio.

Así llega 1918, punto de partida de una de las grandes agitaciones sociales, que conmoverá al país hasta sus cimientos, culminando solo con el advenimiento de la dictadura de Carlos Ibañez del Campo. Ese año se perciben diversos conflictos en la zona penquista (Concepción, Lirquén y Talcahuano), en la zona central (huelga de profesores), y en la zona norte, ésta última a consecuencia de la crisis salitrera.

La bonanza de la guerra llegará abruptamente a su fin, con el armisticio entre los combatientes y la derrota alemana, paralizando varias fuentes productivas, entre las cuales sobrevendrá el derrumbe de la industria salitrera, provocando la cesantía de miles de obreros, junto con el encarecimiento desmedido del costo de la vida. En la crisis salitrera influirá, dos factores: el primero, el fin de la guerra, que cesó la importancia del salitre como materia prima de la industria bélica, y segundo, la aparición de los abonos sintéticos. El salitre chileno era consumido en un 80% como abono y un 20% en la fabricación de explosivos.

En 1889, cundió el rumor en Europa de que el salitre estaba por acabarse, lo que indujo a varios investigadores a buscar reemplazantes sintéticos. A principios del siglo XX se ensayaron dos productos: el azoato de sodio, desarrollado por Schonherr, las turbas de terreno pantanoso de Burcler y Monetz, y la cal-azoe o nitrato atmosférico de la Sociedad Electro-Química Italiana. Todos fueron desechados por su alto costo de elaboración. Pero, el abono sintético de los noruegos Birkeland y Eyde, producido en su planta de Notteden, a partir de 1905, será el reemplazante que, fundamentalmente Alemania, comenzará a aplicar, masificándose luego de la guerra.

El derrumbe de la industria salitrera provocará miles de cesantes, los cuales comenzarán a emigrar hacia el centro del país, albergándose en hospederías habilitadas especialmente por el gobierno, donde se hacinaban en barracones, sumergidos en el vivio, el ocio y los piojos, en un estado de absoluta miseria. La crisis se generalizó dramáticamente, debido a que el gobierno, al carecer de ingresos provenientes de los impuestos salitreros, buscó reemplazarlos a través de otros impuestos, los que fueron costeados por los pequeños y medianos propietarios. Ello indujo al descontento a los sectores sociales medios.

Los dirigentes socialistas se volcaron sobre la Federación Obrera de Chile (FOCH), a fin de conducir la lucha reivindicativa y social. Recabarren, que había regresado al país en marzo, se incorporó decididamente a la FOCH, que se convirtió en la vanguardia de la protesta social, a la cual, se sumaría la Federación de Estudiantes de Chile (FECH). En los últimos meses de 1818, el Consejo Federal N° 1 (Santiago) de la FOCH, dirigido por el socialista Carlos Alberto Martínez, acuerda constituir conjuntamente con la FECH, un organismo que activara la lucha contra el encarecimiento de las subsistencias, convocando para el 18 de noviembre a un mitin del hambre.

El mitin se realiza con gran éxito, lo que incentiva a sus organizadores a multiplicarlos a través del país, constituyéndose para ese efecto la Asamblea Obrera de Alimentación Nacional, cuyo directorio nacional quedó integrado por Juan B. Soto, Manuel Hidalgo, Luis Ramírez, Miguel Pezoa, José Sáez, Augusto Pinto y Casimiro Barrios, presididos por el obrero tipógrafo Carlos Alberto Martínez. La FOCH instruye a sus consejos federales de todo el país, para que se constituyan Asambleas de Alimentación en todas las ciudades. Las primeras en ser organizadas con las de Valparaíso y Antofagasta.

El Presidente Sanfuentes, como respuesta, ordena la represión, que, en enero de 1919, afecta a Recabarren, que es apresado en Antofagasta, siendo relegado con su compañera Teresa Flores a la pequeña ciudad de Lautaro, cerca de Temuco. De la misma forma, la represión se desatará en las proximidades del Estrecho de Magallanes, en el extremo sur del país.

En Puerto Natales existía una combativa Federación Obrera local, que entró en conflictos con la empresa Braun&Blanchard, dueña del frigorífico de la ciudad, situación que se verá agravada cuando el administrador Kidd asesina por la espalda al dirigente Carlos Viveros. Ante ese crimen y la negligencia de las autoridades, que incluso ayudan a huir al asesino, los obreros realizan una marcha de protesta que es reprimida por la policía militarizada de fronteras (Carabineros). Estos abren fuego contra los manifestantes, algunos de los cuales responden con algunas viejas armas. Hubo una cantidad no determinada de víctimas, entre los cuales murieron cuatro policías.

Ante esos sucesos, las autoridades de Punta Arenas enviaron a 50 soldados y 80 guardias blancas, que desataron una bestial violencia contra la Federación Obrera de Puerto Natales, encarcelando a 22 dirigentes, que fueron juzgados arbitrariamente, permaneciendo en la cárcel por más de cinco años. Daniel Cádiz, dirigente del Comité Federal, fue deportado a Río Gallegos (Argentina), luego de atroces vejámenes en su contra y de su familia. Al respecto, Jobet señala que la cruel represión de Puerto Natales no tenía excusa de ninguna especie. Pero, en vez de reparar los excesos cometidos, al año siguiente, en junio de 1920, las autoridades de Punta Arenas hicieron incendiar el local de la FOCH, repleto de obreros, mujeres y niños, que celebraban una fiesta, provocando una matanza inhumana y bestial. De este dramático hecho, está también el testimonio de Carlos Vicuña Fuentes, en su obra "La Tiranía en Chile", donde señala que el incendio del local de la FOCH de Magallanes, del 20 de junio de 1920, fue por orden del gobernador Alfonso Bulnes Calvo y del jefe militar José María Barceló, que dieron incluso órdenes a los bomberos de impedir que el siniestro fuera apagado. Dice Vicuña: "Entre tanto, los obreros, encerrados en el local ardiente, ante aquella infamia sin nombre, tomaron una resolución trágica: se fueron hacia el piso alto; desde allí empezaron a disparar contra la tropa, que respondió con fuego nutrido. El tiroteo de los soldados continuó hasta que el edificio, desmoronado por las llamas, se desplomó con estrépito. Todos los que quedaban dentro, treinta o más, perecieron, pocos heridos a bala, los más abrazados vivos por la saña innoble. Hasta el último momento, enloquecidos de dolor, muchos pretendieron salir, pero, fueron rechazados sin misericordia en la puerta misma que las llamas abrazaban..."

Luego del incendio y del tiroteo, vino la represión, casa por casa, deteniendo mujeres y buscando a los dirigentes como fieras. Muchos de los que fueron detenidos fueron arrojados al Estrecho de Magallanes, desde una chalupa de pescadores, con una piedra amarrada a los pies. Esto se descubrió porque uno de las víctimas logró sobrevivir, siendo salvado por un cuidador de faros.

La situación social y económica existente en el país, llevó a la Asamblea Obrera de Alimentación Nacional, a convocar a un Congreso, que se llevó a efecto entre el 9 y 10 de marzo de 1919, asistiendo delegaciones de la FOCH de Santiago, San Fernando, Temuco, Valparaíso, Antofagasta, Rancagua, Chillán, Valdivia, Talcahuano, San Felipe, Quillota, Calera y Los Andes. A esas representaciones se sumaron delegaciones estudiantiles, de obreros gráficos, zapateros y empleados fiscales.

Ese histórico congreso, presidido por Carlos Alberto Martínez, aprobó una serie de mociones referidas a crear cooperativas de consumo, de leyes de accidentes de trabajo, de leyes de organización obrera, sobre organización campesina de los inquilinos, sobre viviendas populares, asistencia médica e instrucción escolar. Así, se constituyó una verdadera vanguardia en la movilización por mejoras sociales, que rebasaban el ámbito estrictamente obrero. Esta tendrá su momento de prueba, cuando convoca a realizar mítines de hambre en todo el país, con motivo del 1° de mayo, Día de los Trabajadores.

Cuenta Barría que, de hecho, paralizaron todos los centros urbanos, con sus fábricas y talleres, por primera vez desde 1907. Desde Iquique hasta Punta Arenas, participaron miles de trabajadores, en actos y asambleas. En Santiago, el mitin se efectuó frente a La Moneda, donde hicieron uso de la palabra Martínez, Santiago Labarca y Carlos A. Sepúlveda. Barría cuenta que la insensibilidad de las autoridades y su incapacidad para resolver los apremiantes problemas de carestía en los alimentos y vestuario, obligan ala Asamblea Obrera a preparar una nueva gran movilización nacional para el 29 de agosto de 1919.

La preparación del Gran Mitin del Hambre se verá robustecida con las demandas que la FOCH agrega a las reivindicaciones de la Asamblea de Alimentación, mientras el gobierno movilizaba a la prensa y las tropas militares, para neutralizar la movilización social. El Gran Mitin afecta a todo el país. En todas las áreas productivas se producen paralizaciones y manifestaciones. En Santiago, más de 100.000 personas desfilan por la Alameda (obreros, estudiantes, artesanos, etc.) manifestando en forma silenciosa, pero, elocuente a las autoridades y círculos sociales gobernantes, una tremenda protesta por las condiciones de vida del pueblo trabajador.

Durante 1919, la historia del movimiento de los trabajadores se circunscribe básicamente a la Asamblea Obrera de Alimentación Nacional, nutriendo, por su intermedio a la Federación Obrera de Chile, que, en Navidad de ese año, realiza su III Convención, trabajando en su organización en forma destacada C.A.Martínez y L.E.Recabarren. La III Convención marca el punto culminante del control de los socialistas obreros en la FOCH. Recabarren asiste como delegado de los trabajadores de Mejillones, Antofagasta y Chuquicamata, asumiendo la presidencia del evento, secundado por el demócrata Juan Pradenas Muñoz, y C.A.Martínez de Santiago. En la mesa de la convención quedan también María Elena Barrena de Santiago, y Ramón Sepúlveda Leal de Viña del Mar.

El evento marca uno de loshitos más importantes en la asimilación de las ideas socialistas en la clase trabajadora chilena, y en la afirmación del liderazgo de Recabarren. En la Junta Ejecutiva Federal son elegidos Carlos Albero Martínez, Manuel Hidalgo, Santiago Labarca, entre otros. En enero de 1920, después de concluida la III Convención, la Asamblea de Alimentación optó por disolverse, recomendando a sus integrantes a adherirse a la FOCH.

 

Tres imágenes de la realidad social en los años 1910.

 

Arriba, obreros y sus familias en la Mina El Teniente, en 1914, durante los años en que la Braden Cooper Co. se afianzó en Chile.

Niños en la cárcel, en 1916. La delincuencia precoz, por la enorme marginalidad social, llevaba a la cárcel pública a cientos de niños como éstos.

Estalla el descontento, durante la crisis de la post guerra, que afecta profundamente la situación de los trabajadores. La Asamblea Obrera de Alimentación Nacional se convierte en la vanguardia de las luchas de los asalariados.En la foto, manifestaciones en el centro de Santiago.

 

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