El desarrollo de las ideas socialistas en Chile.  Sebastián Jans

8.2.  EL 2 DE ABRIL DE 1957.

 

 

 

Los años 1950.

La realidad social de Chile, en los años 1950, mostraba dramáticas condiciones de pobreza, con una alta tasa de mortalidad infantil. Ello sería un factor desencadenante de huelgas y protesta social, que tendría el 2 de abril de 1957 uno de sus momentos más candentes.

 

 

Prólogo

Capítulo Primero. LAS PRIMERAS DÉCADAS DE LA REPÚBLICA.

La Independencia.  

El proletariado en formación.   

Las ideas en pugna.

 

Capítulo Segundo. ARCOS Y LA SOCIEDAD DE LA IGUALDAD.

Santiago Arcos, su orígen e influencias

Chile a la llegada de Arcos

La Sociedad de la Igualdad.

El Club Reformista de la calle de las Monjitas. 

  La carta desde la cárcel.

 

Capítulo Tercero. FORMACION CAPITALISTA Y MUTUALISMO.

Montt, el último gobierno pelucón.  

La revolución burguesa de 1859

La expansión capitalista mundial.

El mutualismo de Vivaceta

Factores que influyen en la proletarización

La guerra del salitre

La guerra civil de 1891.

 

Capítulo Cuarto. LA CLASE OBRERA A FINES DEL SIGLO XIX.

Las grandes huelgas de 1890.  

El Partido Democrático

El régimen que reemplazó a Balmaceda

Alejandro Escobar y Ricardo Guerrero.

Las organizaciones socialistas precursoras.

 

Capítulo Quinto.RECABARREN Y EL PARTIDO OBRERO SOCIALISTA.

Los hechos sociales de principios del siglo XX.  

La "cuestión social".  

Dos años de sangrienta lucha de clases.

La masacre en la Escuela Santa María de Iquique

El democrático Recabarren

La Federación Obrera de Chile.

Recabarren, el socialista.  

El Partido Obrero Socialista. 

La crisis imperialista y la situación internacional

La Asamblea Obrera de Almentación Nacional.

La mesocracia y el populismo de Alessandri

Recabarren y el leninismo.

 

Capítulo Sexto. LA GRAN CRISIS DE LOS TREINTA.

La dictadura de Ibañez.  

La crisis y la caída de la tiranía.  

La sublevación de la Armada

La República Socialista.

 

Capítulo Séptimo. LAS DOS VERTIENTES SOCIALISTAS EN CHILE.

Fundación del Partido Socialista de Chile.  

Ranquil y Lonquimay.   

El Frente Popular

La represión de González Videla.

 

Capítulo Octavo. ALLENDE Y EL MOVIMIENTO POPULAR.

El Frente del Pueblo.  

El 2 de abril de 1957

El Frente de Acción Popular.  

El gobierno reformista de Frei

La Unidad Popular.  

Los mil días de Gobierno Popular.

 

Capítulo Noveno. LA RENOVACION SOCIALISTA.

El fin de la República Mesocrática. La dictadura de Pinochet.  

La crisis del Partido Socialista y el movimiento de renovación.

La opción de los comunistas.  

El liderazgo de Ricardo Lagos

El derrumbe de los "socialismos reales".

La Concertación de Partidos por la Democracia.

 

Conclusión.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

El gobierno ibañista, iniciado con el apoyo de fuerzas tan disímiles, terminó sus últimos tres años con los devaneos propios de un gobierno sin apoyo social. El país entró en una difícil situación económica, que se expresaba en una deuda externa de 700 millones de dólares y un déficit de divisas de 90 millones de dólares, cifras muy importantes para la época, mientras el déficit en el presupuesto fiscal llegó a los 103 millones de pesos.

A consecuencia de esto, la política de fomento industrial había tenido su crecimiento más bajo, desde la fundación de la CORFO. La situación agraria mantuvo sus características de atraso y al minería enfrentó serias dificultades debido al bajo precio internacional, que bordeó los 20 centavos de dólar la libra, sumado a una baja de 20.000 toneladas en el mercado estadounidense.

El Estado chileno, tenía el 20% de las inversiones nacionales, pero, su control en la producción nacional se expresaba solo en un quinto de las rentas nacionales, en circunstancias que construía el 70% de las habitaciones sociales, y cargaba con todas las obras públicas, mientras las empresas privadas controlaban las fuentes productivas más rentables, ejerciendo el monopolio en muchas áreas económicas importantes.

La cesantía afectaba a más de 200.000 personas, un 66% de la población no había terminado sus estudios de enseñanza básica, y menos de un 35% era propietaria de la casa que habitaba. La emigración del campo a la ciudad, se había incrementado. Entre 1950 y 1960, más de 550.000 personas habían llegado a la ciudades, en una población de más o menos 7 millones de habirtantes. Así, en 1960, ya un 65% de la población nacional era urbana. Desde luego, este aumento en las ciudades no fue acompañada de una inversión industrial capaz de absorber la mano de obra nueva, por lo cual, la mayoría de esa emigración se transformó en un proletariado vinculado a los servicios.

Estos factores contribuyeron a que los problemas sociales del país se volvieran anacrónicos, provocando que, en los últimos años del gobierno de Ibañez, la inflación se volviera galopante, los salarios fueran congelados, y cundiera el descontento. El Presidente, que había llegado al gobierno prácticamente como un redentor, en 1952, cinco años después, arrastrando sus 84 años de edad, era un gobernante repudiado por un pueblo desencantado.

Sus ministros apolíticos, que actuaron al margen de los partidos, terminaron por hacerse extraordinariamente dependientes de los intereses económicos. Federico G.Gil señalará al respecto: "Como sus predecesores radicales, Ibañez comenzó su administración con el apoyo de los partidos de izquierda, pero, lo terminó con el respaldo de los derechistas. Hacia el final de su mandato disminuyó su popularidad, y, abandonado por todos los grupos políticos que habían sido arrastrados, junto a él, al triunfo de 1952, permaneció como una figura solitaria".

En el movimiento social, en tanto, habían ocurrido una serie de hechos importantes. De los más relevantes debe mencionarse el acercamiento de las dos fracciones del Partido Socialista y la constitución del Frente de Acción Popular (FRAP). Este frente se formó en febrero de 1956, con los dos partidos socialistas (PSP y PSCH), un pequeño Partido del Trabajo, y el Partido Democrático del Pueblo, a los cuales se sumaba el aún ilegalizado Partido Comunista, que seguía marginado a consecuencia de la ley maldita.

El FRAP se opuso fuertemente al gobierno ibañista, y en las elecciones de 1957 obtuvo importantes avances electorales, donde la unidad del Partido Socialista marcará una nueva época, para éste, como alternativa política, en medio de una convulsa realidad social, que tendrá uno de sus momentos más dramáticos, con los hechos que conmovieron al país, en los primeros días del mes de abril de 1957.

Las raíces de aquellos sucesos se encuentran en la grave situación económica por la que atravesaba el país, y que afectaba con intensidad a los sectores asalariados, que tenían sus sueldos congelados, mientras loa alimentos y demás artículos de primera necesidad, subían constantemente sin ningún control. Entre aquellos productos o servicios que habían subido más en su valor, estaba el pan (70% de alza), el arroz (25%), las velas, la carne, la parafina (kerosene) y la locomoción colectiva.

Sin embargo, será éste último rubro, el que producirá el detonante de repudio al gobierno. En efecto, a fines de marzo, el organismo del gobierno encargado de la regulación de precios del transporte, autorizó alzas de la locomoción colectiva urbana e interurbana, que iban de un 50 a un 400%. Los estudiantes llamaron a una huelga, a la que sumaron los obreros de diversos gremios que pertenecían a la Central Única de Trabajadores, la que tuvo lugar el 29 de marzo de 1957. Durante la huelga se realizaron diversas mítines que terminaron en violentos disturbios, debido a enfrentamientos con la policía. Hubo violencia callejera en Santiago, Valparaíso y Concepción, produciéndose tres muertes y 14 heridos, además de daños calculados en más de 20 millones de pesos.

Como respuesta, el gobierno ordenó la detención de los dirigentes del Partido Comunista y de la CUT. La imprenta "Horizonte", de ese partido, fue allanada y destruida, siendo su personal detenido y relegado, entre los cuales estaba el periodista comunista Elmo Catalán. Sin embargo, la espiral de violencia siguió subiendo, por lo cual, el gobierno suspendió el alza de tarifas del transporte y la liberación de los detenidos, después de negociar con los dirigentes del FRAP y de los falangistas. El acuerdo fue logrado en el transcurso del día 1 de abril.

Sin embargo, la imprudencia de un carabinero, sería el factor que provocaría los sucesos del día posterior. A las 23:30 hrs., un grupo de estudiantes fue baleado por el policía, en las cercanías de la Iglesia de la Merced, falleciendo la estudiante Alicia Ramírez Patiño, de 22 años, de la Escuela de Enfermería de la Universidad de Chile.

El suceso reavivó el odio popular contra el gobierno. El FRAP y la CUT llamaron a la huelga pasiva y al funeral de la joven, para el día 2 de abril, a las 17:00 hrs., mientras, el jefe militar de la Guarnición de Santiago, general Horacio Gamboa, decretaba el acuartelamiento de tropas y el toque de queda a partir de las 21:00 hrs. Por cierto, aquellas medidas constituyeron una provocación.

Los funerales de la joven estudiante fueron multitudinarios, produciéndose luego, una incontenible protesta popular, desafiando abiertamente el toque de queda, y al presencia militar en las calles. En Valparaíso, el jefe de la guarnición, contralmirante Jorge Escobedo, reemplazó a la policía con tropas de la marina, los que recibieron orden de abrir fuego contra más de 5.000 manifestantes que avanzaban por la avenida Pedro Montt. Quizá el jefe militar más juicioso fue el general Rodolfo Otto Müller, jefe en Concepción, quien dialogó con los estudiantes y buscó evitar los choques, entre éstos y la policía. Algunos oficiales de importancia, se pusieron en contacto con los dirigentes socialistas, a fin de buscar una solución a la crisis, contemplando incluso el derrocamiento de Ibañez, lo que no se concretizó, en definitiva, debido a la vocación antigolpista de los dirigentes socialistas, especialmente de Allende y Ampuero.

El resultado de la violenta jornada del 2 y 3 de abril, fue de 18 muertos, 82 heridos graves, 15 desaparecidos y más de 8 mil millones de daños. El gobierno, con el apoyo parlamentario de la derecha, obtuvo facultades extraordinarias por dos meses, con las cuales limitó al máximo las actividades gremiales y políticas, empleando todo el rigor de la ley contra los dirigentes sociales y políticos de base.

El 2 de abril de 1957, tuvo un efecto significativo en la unidad socialista y de la izquierda, en torno al FRAP. Es así, que, en mayo, se formó un Comité de Unidad, que dio paso a una Comisión Organizadora del Congreso de Unidad. Así, en julio de 1957, se efect163a el XVII Congreso del Partido Socialista, en que se planteó la discusión respecto de la política a seguir. Allende fue partidario de un voto flexible que permitiera al nuevo Comité Central, una ampliación del FRAP, de acuerdo a lo que las condiciones políticas, generadas por el gobierno de Ibañez, permitieran. En esa misma perspectiva se plantearon Ampuero y Oscar Waiss.

Contrario a ellos, la posición que se impondría, sería la propuesta por Tomás Chadwick y Julio César Jobet, que sostuvieron la llamada Tesis del Frente de Trabajadores, que pretendía conquistar el poder e imponer una República Democrática de Trabajadores, planteamiento que Ampuero definiría como "una revolución en el papel, mientras los trabajadores están a la defenisva". Como Secretario General del Partido Socialista fue elegido Salomón Corvalán, iniciándose una etapa de gran debate y desarrollo ideológico.

Al respecto resulta interesante conocer el pensamiento de Allende, en aquella época, y que se expresa en una entrevista que sostiene con el periodista Sergio Guilisasti, para el libro "Los Partidos Políticos Chilenos". Indica que el socialismo chileno es marxista, y que su fundamento filosófico es el materialismo dialéctico. Señala que los fundadores del marxismo estudiaron el carácter opresor del Estado, y plantearon a la revolución socialista dar el primer paso hacia el socialismo con la instauración de una dictadura del proletariado. "El régimen socialista – define – representa una sociedad sin clase, la socialización de los medios e instrumentos de producción y de cambio, manteniendo la propiedad privada solo para los medios de uso y consumo. Esta producción del sistema socialista está palnificada con fines de uso y no de lucro, y los productos se distribuyen de acuerdo con la cantidad de trabajo prestado".

Plantea, luego, que el socialismo chileno es revolucionario y científico, porque se ha dado metas considerando la realidad nacional, su condición de país subdesarrollado y dependiente, considerando la realidad de las organizaciones y las aspiraciones populares, y considerando que las experiencias de otros países no son aplicables a Chile, rechazando las aplicaciones mecanicistas por su carácter anti-dialéctico. La alternativa socialista en Chile, la define como un proceso revolucionario que no es la revolución socialista, sino una revolución democrática y popular, donde se reconoce a la clase trabajadora su papel de dirección y orientación.

Las tareas inmediatas las caracteriza por profundizar la democracia, en lograr una mayor independencia nacional, y en lograr el máximo de bienestar social. Deja afuera de las fuerzas que deben impulsar esas tareas, a aquellos grupos comprometidos con el estado de cosas vigente, a los incondicionales del interés monopolista y foráneo, a las beneficiados con la inflación y el caos económico, a los partidarios de aumentar el grado de dependencia del país.

 

Julio César Jobet

Notable intelectual del socialismo de los años 1950 y 1960. Padre de la historiografía social chilena. Participó activamente en muchos de los debates de los años 1950, siendo uno de los artífices de la Tesis del Frente de Trabajadores. Fue autor de varios libros, en que se hizo un análisis marxista de la realidad chilena.

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