El desarrollo de las ideas socialistas en Chile.  Sebastián Jans

9.2. LA DICTADURA DE PINOCHET.

 

 

 

 

Los hombres de la dictadura

 

Arriba, Pinochet con los militares duros de la primera época de la dictadura: el General Gustavo Leigh, jefe de la Fuerza Aérea, que ordenó los Consejos de Guerra contra civiles, y el General Manuel Contreras, jefe de la represión, a través de la Dirección de Inteligencia Nacional (DINA), primero, y creador luego de la Central Nacional de Inteligencia (CNI), ambas de trágica memoria para los chilenos. 

Abajo,  Jaime Guzmán Errázuriz, el padre de la institucionalidad dictatorial y de la Constitución de 1980,  fundador de la Union Democrática Independiente, el soporte político más firme del pinochetismo. A su lado, Sergio Onofre Jarpa, que surgiera  a la política nacional desde la neoderecha fascistoide,  en las postrimerías del segundo gobierno de Ibañez, promovida por Jorge Prat. A principios de los 1960, ese sector copó el liderazgo de la derecha y fundaron el Partido Nacional, que conspiró para lograr un régimen autoritario.

 

      

 

Prólogo

Capítulo Primero. LAS PRIMERAS DÉCADAS DE LA REPÚBLICA.

La Independencia.  

El proletariado en formación.   

Las ideas en pugna.

 

Capítulo Segundo. ARCOS Y LA SOCIEDAD DE LA IGUALDAD.

Santiago Arcos, su orígen e influencias

Chile a la llegada de Arcos

La Sociedad de la Igualdad.

El Club Reformista de la calle de las Monjitas. 

  La carta desde la cárcel.

 

Capítulo Tercero. FORMACION CAPITALISTA Y MUTUALISMO.

Montt, el último gobierno pelucón.  

La revolución burguesa de 1859

La expansión capitalista mundial.

El mutualismo de Vivaceta

Factores que influyen en la proletarización

La guerra del salitre

La guerra civil de 1891.

 

Capítulo Cuarto. LA CLASE OBRERA A FINES DEL SIGLO XIX.

Las grandes huelgas de 1890.  

El Partido Democrático

El régimen que reemplazó a Balmaceda

Alejandro Escobar y Ricardo Guerrero.

Las organizaciones socialistas precursoras.

 

Capítulo Quinto.RECABARREN Y EL PARTIDO OBRERO SOCIALISTA.

Los hechos sociales de principios del siglo XX.  

La "cuestión social".  

Dos años de sangrienta lucha de clases.

La masacre en la Escuela Santa María de Iquique

El democrático Recabarren

La Federación Obrera de Chile.

Recabarren, el socialista.  

El Partido Obrero Socialista. 

La crisis imperialista y la situación internacional

La Asamblea Obrera de Almentación Nacional.

La mesocracia y el populismo de Alessandri

Recabarren y el leninismo.

 

Capítulo Sexto. LA GRAN CRISIS DE LOS TREINTA.

La dictadura de Ibañez.  

La crisis y la caída de la tiranía.  

La sublevación de la Armada

La República Socialista.

 

Capítulo Séptimo. LAS DOS VERTIENTES SOCIALISTAS EN CHILE.

Fundación del Partido Socialista de Chile.  

Ranquil y Lonquimay.   

El Frente Popular

La represión de González Videla.

 

Capítulo Octavo. ALLENDE Y EL MOVIMIENTO POPULAR.

El Frente del Pueblo.  

El 2 de abril de 1957

El Frente de Acción Popular.  

El gobierno reformista de Frei

La Unidad Popular.  

Los mil días de Gobierno Popular.

 

Capítulo Noveno. LA RENOVACION SOCIALISTA.

El fin de la República Mesocrática. La dictadura de Pinochet.  

La crisis del Partido Socialista y el movimiento de renovación.

La opción de los comunistas.  

El liderazgo de Ricardo Lagos

El derrumbe de los "socialismos reales".

La Concertación de Partidos por la Democracia.

 

Conclusión.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Por la naturaleza de su génesis, la dictadura no podía sino implantarse por medio de una cruenta escalada represiva. Preparados muchos militares en la lucha contrainsurgente, promovida por los expertos de las fuerzas armadas y organismos de inteligencia norteamericanos, en Chile vinieron a aplicarse las mismas tácticas y métodos que fueron comunes en las estrategias represivas de Argentina, Uruguay, Brasil, Paraguay y Centro-América.

El concepto de enemigo interno, que proponía la Doctrina de Seguridad Nacional, cuerpo de ideas que fundamentaba la ideología militar, y que justificaba la guerra clandestina, constituyó la esencia de la represión y la premeditada violación sistemática de los derechos humanos.

Una guerra encubierta contra la civilidad desprotegida se instauró de hecho, por aquellos organismos que estaban destinados a proteger a esa misma civilidad, donde no se discriminó entre el eventual terrorista y el simple opositor al régimen. La sola militancia en partidos de izquierda; más aún, la sola simpatía con el régimen depuesto, le costó la vida a muchos chilenos o soportar la injusta prisión o la violenta e infame tortura.

La crueldad ilimitada de los esbirros, la brutalidad sin sentido, la desaparición de los detenidos, el exilio, la carencia de derechos legales, el terrorismo, el asesinato artero, fueron expresiones de la guerra encubierta emprendida por el Estado en manos de los militares. Ello se extendió más allá de las fronteras, a través de la coordinación entre las dictaduras del Cono Sur sudamericano, mediante el Plan Cóndor, que unió a sus servicios de inteligencia en la guerra clandestina contra los disidentes.

El Informe de la Comisión Verdad y Reconciliación, más conocido como Informe Rettig; las conclusiones de la Mesa de Diálogo, donde las Fuerzas Armadas reconocieron los excesos cometidos; así como la desclasificación de documentos secretos del gobierno norteamericano y el resultado de las investigaciones de los jueces (Canovas, Cerda, Bañados, Guzmán, Juica, Muñoz, etc), dan irrefutable evidencia histórica de la sangrienta escalada represiva.

Al analizar el tránsito histórico de la dictadura, podemos diferenciar cuatro etapas fundamentales:

  1. La etapa de entronización.
  2. La etapa de consolidación.
  3. La etapa de insurgencia popular.
  4. La etapa de reinstitucionalización del conflicto político.

La primera etapa abarca desde 1973 y 1978, caracterizada por los esfuerzos de Pinochet por hacerse del poder total, superando los marcos políticos y jurídicos que estableciera la Junta Militar de Gobierno, que da origen a la dictadura. Es el paso de un poder colegiado, constituido por los tres comandantes en jefe de las fuerzas armadas y el Director General de Carabineros, hacia la concentración del poder en un mando unipersonal, en manos de Augusto Pinochet.

Es así como, de un status de miembro de la Junta Militar, éste pasa a la calidad de Presidente de la Junta, posteriormente, a la de Jefe de Estado, y, por último, a la de Presidente de la República.

Durante ese periodo se desarrolla la desaparición sistemática de personas, los atentados contra personeros opositores en el exilio, y la supresión de todos los derechos civiles, políticos e institucionales. En Roma, el demócrata cristiano Bernardo Leighton es baleado junto a su esposa; en Washington, una bomba asesina a Orlando Letelier y a su secretaria norteamericana; en Buenos Aires, otra bomba asesina al ex comandante en jefe del Ejército, Carlos Prats y a su esposa; en Chile, morirá sospechosamente el ex Presidente de la República Eduardo Frei, en circunstancias que aún no es materia de una acabada investigación judicial; el ex Ministro de Interior, José Tohá, y el general de la Fuerza Aérea, Alberto Bachelet, mueren como consecuencias de la tortura y el maltrato. Las dirigencias socialistas y comunistas, que quedan en el país, son detenidas y desaparecen en condiciones que aún no han sido aclaradas por las Fuerzas Armadas Sin duda, este es el periodo de mayor violencia en la guerra clandestina contra los opositores.

Varios grupos políticos concurren a apoyar la gestión de gobierno, ya sea a título personal, o bien, como expresión de corrientes políticas específicas. Es así como asumen cargos de gobierno a nivel bajo, intermedio, e incluso alto, miembros de distinta raíz ideológica: pronazis, como Puga, Galleguillos y Acuña; del Partido Nacional; miembros no poco significativos de la Democracia Cristiana, como Thayer, Carmona y Sáez; y algunos radicales opositores a Allende, como Escobar y Rojas Galdámez. Pero, de todos, el más importante sector político, será el gremialismo o la nueva derecha, liderada por Jaime Guzmán.

La situación internacional del régimen, pronto se verá sometida a la reprobación de los países de Europa, del movimiento tercermundista y del mundo pro-soviético. Solo el gobierno norteamericano, encabezado por Nixon, y las similes dictaduras militares latinoamericanas, constituirán sus relaciones exclusivas a nivel diplomático. Sin embargo, pronto, esa relaciones se verán deterioradas por el surgimiento de conflictos limítrofes, que dejaron a Chile al borde de la guerra, primero con Perú y, luego, con Argentina.

En el plano interno, las dificultades se producirán como consecuencia de los roces e poder, entre Augusto Pinochet y el jefe de la Fuerza Aérea, Gustavo Leigh, que desembocará en un conflicto declarado, que se resolverá mediante el descabezamiento de esta última arma, cuyo generalato fue casi íntegramente despojado de sus mandos, quedando a cargo el general Fernando Mattei. Esta acción permitirá a Pinochet consolidar su posición de poder, imponiendo sus términos a los demás integrantes de la Junta Militar.

La etapa de consolidación, en tanto, está caracterizada por el control absoluto de Pinochet sobre el sistema político, y por el control económico por parte de los llamados "Chicago Boys", es decir, los economistas formados predominantemente en la Escuela de Economía de la Universidad Católica, y con postgrados en la Universidad de Chicago (EE.UU), que seguían las directrices teóricas del norteamericano Milton Friedman, conocidas como monetaristas.

Se inicia la implantación a ultranza del neoliberalismo monetarista, que desencadena las privatizaciones de las empresas del estado, el cambio de los sistemas de salud, educación y previsionales, que elimina todo concepto solidario, como venía ocurriendo desde hacía medio siglo, imponiendo a cambio el criterio de subsidiaridad. Se abren las fronteras al ingreso liberado de productos, provocando la quiebra de miles de empresas medianas y pequeñas.

La represión entra en una fase más selectiva, pero, se producen una serie de hechos de violencia por parte de los organismos de seguridad, tales como el asesinato del dirigente sindical Tucapel Jiménez, que buscaba reconstruir el movimiento sindical, luego de un largo periodo de desarticulación.

Sin embargo, el sistema económico impuesto por los "Chicago Boys" enfrentará una profunda crisis en 1982, produciéndose el quiebre del sistema bancario, cuya deuda debió asumirla el Estado. Miles de ahorrantes se vieron privados de sus depósitos y la cesantía sobrevino con dramatismo.

Ello creó las condiciones sociales para que el movimiento de los trabajadores se rearticulara, imponiéndose una serie de demandas, que permiten dar paso a la primera jornada de protesta contra Pinochet. Es el inicio de un periodo de insurgencia social, que se manifiesta en reiteradas jornadas de movilización y protesta, que se prolongan por dos años, haciendo evidente el descontento popular.

Como consecuencia de ello, pronto se constituyen los primeros agrupamientos políticos de oposición, e incluso se producen los reagrupamientos a nivel de la derecha. En la oposición surge el referente más importante, la Alianza Democrática, que agrupará a las distintas culturas políticas, ya que aún no se podía hablar de partidos políticos. Solo quedan fuera de ella los comunistas y los grupos de ultraizquierda.

Es un hecho que la cruenta represión y la fuerte alianza de Pinochet con la clase propietaria de los grandes capitales impidió que el movimiento social pudiera derrocarlo. Pero, en ello también tuvo que ver la despotenciación del movimiento social producido en el centro político, especialmente en la Democracia Cristiana, el partido que controlaba a la dirigencia que conducía la movilización popular, y por la actitud de la Iglesia Católica, que pasó a tener un nuevo liderazgo, en la persona del nuevo arzobispo de Santiago, el Cardenal Francisco Fresno.

Hacia fines de 1984, el movimiento social había sido neutralizado para promover una opción política intra-sistema, en que la Alianza Democrática jugará un rol fundamental, teniendo como eje la concertación entre demócratas cristianos y socialistas.

De éste modo, se dio paso a la reinstitucionalización del conflicto político, en que, operando a través de la desprestigiada Constitución de 1980, se buscó legitimar una solución política que permitiera transitar hacia la democracia, donde el régimen se comprometía a avanzar en su itinerario constitucional, y la oposición se comprometía a insertarse en ese camino.

Así, la demanda fundamental e la oposición, se planteó en exigir elecciones libres e informadas. Poco a poco se ganaron algunas libertades de hecho, que permitieron la rearticulación de los partidos políticos y un limitado espacio de ejercicio político. Sin embargo, la carencia de respuestas frente a la demanda de elecciones libres, llevó a la oposición a aceptar el enfrentamiento electoral, a través del plebiscito de 1988, contemplado por la Constitución de 1980, para que la ciudadanía resolviera frente a un candidato presidencial único, propuesto por la Junta Militar, para el primer periodo de ejercicio constitucional pleno de aquella desprestigiada Constitución Política.

Se constituyó el padrón electoral y la oposición llamó a votar contra el candidato propuesto por las FF.AA.. El rechazo a esa propuesta significaba enfrentar un periodo de continuidad de la dictadura, pero, también, el llamado a elecciones para elegir un Presidente de la República por medio del sufragio universal. Atrapada en su propia institucionalidad, la dictadura avanzaría hacia su fin, para dar paso a una transición que, para muchos, aún no concluye.

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