El desarrollo de las ideas socialistas en Chile.  Sebastián Jans

8.1. EL FRENTE DEL PUEBLO.

 

 

Allende 1952

La primera candidatura presidencial de Allende recibió el apoyo de los sectores más progresistas del país, poco significativos electoralmente, pero, con la clara idea de iniciar un proceso de concientización y organización. En la foto, Allende juntoael ex dirigente obrero Elías Laffertte y la dirigente comunista Julieta Campusano.

 

Prólogo

Capítulo Primero. LAS PRIMERAS DÉCADAS DE LA REPÚBLICA.

La Independencia.  

El proletariado en formación.   

Las ideas en pugna.

 

Capítulo Segundo. ARCOS Y LA SOCIEDAD DE LA IGUALDAD.

Santiago Arcos, su orígen e influencias

Chile a la llegada de Arcos

La Sociedad de la Igualdad.

El Club Reformista de la calle de las Monjitas. 

  La carta desde la cárcel.

 

Capítulo Tercero. FORMACION CAPITALISTA Y MUTUALISMO.

Montt, el último gobierno pelucón.  

La revolución burguesa de 1859

La expansión capitalista mundial.

El mutualismo de Vivaceta

Factores que influyen en la proletarización

La guerra del salitre

La guerra civil de 1891.

 

Capítulo Cuarto. LA CLASE OBRERA A FINES DEL SIGLO XIX.

Las grandes huelgas de 1890.  

El Partido Democrático

El régimen que reemplazó a Balmaceda

Alejandro Escobar y Ricardo Guerrero.

Las organizaciones socialistas precursoras.

 

Capítulo Quinto.RECABARREN Y EL PARTIDO OBRERO SOCIALISTA.

Los hechos sociales de principios del siglo XX.  

La "cuestión social".  

Dos años de sangrienta lucha de clases.

La masacre en la Escuela Santa María de Iquique

El democrático Recabarren

La Federación Obrera de Chile.

Recabarren, el socialista.  

El Partido Obrero Socialista. 

La crisis imperialista y la situación internacional

La Asamblea Obrera de Almentación Nacional.

La mesocracia y el populismo de Alessandri

Recabarren y el leninismo.

 

Capítulo Sexto. LA GRAN CRISIS DE LOS TREINTA.

La dictadura de Ibañez.  

La crisis y la caída de la tiranía.  

La sublevación de la Armada

La República Socialista.

 

Capítulo Séptimo. LAS DOS VERTIENTES SOCIALISTAS EN CHILE.

Fundación del Partido Socialista de Chile.  

Ranquil y Lonquimay.   

El Frente Popular

La represión de González Videla.

 

Capítulo Octavo. ALLENDE Y EL MOVIMIENTO POPULAR.

El Frente del Pueblo.  

El 2 de abril de 1957

El Frente de Acción Popular.  

El gobierno reformista de Frei

La Unidad Popular.  

Los mil días de Gobierno Popular.

 

Capítulo Noveno. LA RENOVACION SOCIALISTA.

El fin de la República Mesocrática. La dictadura de Pinochet.  

La crisis del Partido Socialista y el movimiento de renovación.

La opción de los comunistas.  

El liderazgo de Ricardo Lagos

El derrumbe de los "socialismos reales".

La Concertación de Partidos por la Democracia.

 

Conclusión.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

A principios de septiembre de 1948, entró en vigencia la Ley de Defensa de la Democracia, que daba paso, dos meses después, a la perdida de los derechos de ciudadanía de toda persona identificada como miembro del Partido Comunista, mediante su eliminación de aquellos de los registros electorales.

La puesta en marcha de la llamada "ley maldita", significó, en la práctica, poner un muro de contención para las organizaciones obreras. Esto lo denunciaban los socialistas, en noviembre, a través de una declaración del PSP, que puntualizaba que "la clase trabajadora, anarquizada y pauperizada, ve que se invalidan sus conquistas sociales y se suspende la vigencia de los derechos humanos; se retrograda el movimiento histórico, conculcando garantías democráticas y sindicales, entregando el destino del pueblo a los sectores más reaccionarios".

La posición del socialismo insistía en una posición ideológicamente contraria al PC, pero, rechazaba la persecución de las ideas y la opresión legalizada, vía facultades extraordinarias del gobierno y leyes aprobadas sobre la base de factores externos. Así mismo, denunciaba las estrechas ligazones entre el gobierno y el grupo Rossetti-Ibañez, y la participación de éste en el gobierno, a través del Ministro de Educación, Armando Mallet.

Tales planeamientos eran recogidos por el grueso del socialismo, que asumió una enérgica oposición al gobierno de González Videla, ratificando el camino del FRAS en el parlamento. Respecto del FRAS, se produjo, sin embargo, la controversia entre Ampuero y Allende, debido a que éste último proponía ampliar el FRAS a un conjunto mayor de fuerzas opositoras, más allá de lo estrictamente parlamentario. Quien asumió como Secretario General del PSP, en ese periodo, fue Eugenio González Rojas, que acentúo la política doctrinal.

Hacia 1950, el Secretario General González, inició acercamientos hacia el grovismo, con el propósito de reincorporarlo al PSP, iniciativa que contó con la oposición del ampuerismo, ante lo cual, el líder partidario, sintiéndose desautorizado, optó por renunciar. El grupo de Grove, ante el fracaso de su tentativa, iniciará una aproximación hacia el PSCH.

Este sector, hacia 1950, había experimentado un drástico cambio, a inicios de ese año, cuando el dirigente Armando Mallet, desplaza de la cúpula de ese sector a Rossetti e Ibañez. Se produce un cambio profundo en el discurso anti-comunista, que permite una mayor proximidad con el grupo socialista auténtico, que lideraba Grove, que, como vimos anteriormente, formaba parte del Frente Nacional Democrático, en que actuaba también el ilegalizado Partido Comunista.

En junio, el PSP realiza su Congreso, donde se impone nuevamente la línea de Ampuero, de camino propio, argumentada por Tomás Chadwick. La tesis de minoría, sustentada por Eugenio González y Salvador Allende, proponía un bloque político amplio, que fuera capaz de incorporar a todos los partidos de la oposición. Por esos días, el PSCH, en tanto, a través de su dirigente Vasco Valdebenito, sorprendía al escenario político, proponiendo una política de unidad de la clase obrera y aglutinamiento de las fuerzas políticas de avanzada.

Esta propuesta se consolida, cuando Armando Mallet gana la Secretaría General del PSCH, en agosto, lo que permite intentar, en octubre, la constitución del Bloque Popular, al cual concurren el PSP, el PSCH, el PC y el Partido Radical Doctrinario. Sin embargo, el propósito se ve coartado por la negativa del ampuerismo de admitir en ese acuerdo al Partido Agrario Laborista. Un segundo intento de acuerdo entre el PSP y el PSCH, se produce en abril de 1951, cuando se constituye por un breve tiempo, el Frente Socialista, que permite iniciativas conjuntas en la perspectiva de la celebración del Día de los Trabajadores (1° de Mayo) y la coordinación en el ámbito sindical.

Todos estos esfuerzos se derrumbarán abruptamente, cuando, en julio de 1951, el Comité Central del PSP resuelve apoyar la candidatura presidencial del ex dictador Carlos Ibañez del Campo, para las elecciones de 1952. El que ya el radicalismo y la derecha hubiesen lanzado sus candidatos a la palestra, y que el socialismo se sintiera sin nombres que proponer, hizo que el PSP apresurara su opción por el que percibían como un candidato progresista, dentro de las alternativas propuestas. En los hechos, después de varios fracasos anteriores, Carlos Ibañez del Campo surgió como un candidato, con matices de peronismo, planteando un discurso anti-oligárquico y anti-imperialista.

Contra esa resolución se opuso Salvador Allende, quien impugnó vehemente el pasado del ex dictador, abandonando airadamente el lugar de la reunión. Ello no fue óbice, sin embargo, para que el PSP proclamara la candidatura de Ibañez, el mismo día en que, el PSCH, en otro lugar, efectuaba un acto para conmemorar los 20 años de la caída de la dictadura. Allende mantuvo su actitud de rebeldía, provocando un paulatino apoyo de las bases de PSP a su postura, la que se verá incrementada con el llamado complot de Colliguay, que puso en discusión la seriedad de la dirigencia del PSP.

Ese complot no fue sino la estrategema de los dirigentes sindicales Domiciano Soto (PC) y Edgardo Maas (PSP), que, en agosto de 1951, se hicieron pasar por secuestrados por la policía política del gobierno, a fin de aumentar el repudio nacional contra González Videla. Sin embargo, fueron sorprendidos ocultos en la localidad de Colliguay, descubriéndose que se trataba de un ardid. Pese a la sanción del C.C. del PSP sobre Edgardo Maas, el desprestigio y el repudio involucró a los dirigentes del ampuerismo, a lo que se sumó la resolución de apoyar a Ibañez.

El descontento dentro del PSP tuvo su detonante definitivo, cuando el dirigente Astolfo Tapia Moore regresó de Argentina, donde había visitado a los dirigentes socialistas argentinos, perseguidos por el peronismo. Tapia Moore atacó duramente a Perón e Ibañez, calificándolos como lobos de una misma camada, por lo cual, fue sancionado con la expulsión por el Comité Central. Ante aquella sanción, 53 dirigentes del PSP, presentaron su renuncia, encabezados por Salvador Allende, Manuel Mandujano, Carmen Lazo, Miguel Etchebarne, Quiterio Chávez y otros. Allende explicaría a la prensa: "Los sectores que acompañan a Ibañez, son revueltos y heterogéneos. Es tan imposible conciliar los intereses del latifundista agrario con los del campesino socialista, como los principios fascistas de los dirigentes ibañistas, con el pensamiento socialista de nosotros. No niego que al lado de Ibañez hay hombres de prestancia intelectual y de valor moral, pero, yo juzgo al conjunto y sobre todo al candidato".

Marginados del PSP, este grupo se constituyó en Movimiento de Recuperación Socialista, que entró en conversaciones con Mallet, con el fin de unificarse y discutir una candidatura popular, con el apoyo del PC. Posteriormente, se sumaría a ellos la Brigada Universitaria Socialista. En el último trimestre de 1951, el PSCH proclamó la candidatura presidencial de Salvador Allende. Poco después lo hacía el Partido Comunista.

Respecto del PC, Jorge Barría señala que, "a partir de 1950, se aminora la persecución política, pero, perdura la ilegalidad de la organización unos ocho años más, con los riesgos inherentes a éste situación jurídica".

Lo que Allende pretendía, con aquella candidatura, era recomponer una alternativa de centro-iquierda, representativa del conjunto del pueblo, capaz de re-editar la experiencia del Frente Popular, pero, con una programa más radical, dirigido por las organizaciones de la clase trabajadora. Por eso, el referente fue designado con el nombre de "Frente del Pueblo", que Allende lo define de la siguiente manera: "Somos un movimiento deliberación nacional, anti-imperialista, anti-oligárquico, con una meta que no termina en septiembre. Estamos protagonizando una gesta emancipadora por el pan y la libertad, por el trabajo y la salud, por la reforma agraria y la industrialización del país, por la paz, la democracia y la independencia nacional".

Para quienes aspiraban a una alternativa progresista y radicalizada, el Frente del Pueblo se convirtió rápidamente en una herramienta esencial para la elaboración de una propuesta nacional, afincada en la capacidad de organización popular. Allende, analizando la situación social, afirmaba: "Chile tiene la más alta mortalidad infantil del mundo: 251 niños de cada mil, mueren antes de cumplir los nueve años. Tenemos un millón seiscientos mil analfabetos mayores de 14 años. El 30 por ciento de los escolares tiene una estatura inferior a la normal, y de nueve mil adolescentes, solo doscientos tienen la oportunidad de educarse; el resto salta bruscamente de su precaria niñez a la dura vida de adulto...". A esos índices reveladores, el alza del costo de la vida llegaba, en 1951, a un 40%, expresado fundamentalmente en los artículos de primera necesidad (pan, harina, arriendos, calzado, movilización).

En su Programa, el Frente del Pueblo planteaba ser un "movimiento político de carácter permanente, que va más allá de lo electoral, llamado a unir en torno al nervio motor de la clase obrera, a las capas más conscientes de la sociedad chilena: campesinos y agricultores progresistas, empleados, artesanos, maestros e intelectuales, profesionales, comerciantes e industriales con sentido nacional, mujeres y jóvenes ansiosos de producir un profundo cambio. Significa en un plano superior, la continuidad histórica de los movimientos populares que triunfaron en 1938, 1942, y 1946". Asimilando las experiencias y enseñanzas del pasado, proponía un proceso unitario de las fuerzas creadoras de nuestra nación, enarbolando el único programa que planteaba la necesidad urgente de nacionalizar las empresas fundamentales, la reforma agraria, y la democratización de todos los órganos del Estado.

Entre sus proposiciones consideraba la necesidad de nacionalizar la extracción del cobre y el hierro, los servicios de utilidad pública y las compañías de seguro, además de desahuciar los pactos militares, suscritos con EE.UU. en el marco de las estrategias anticomunistas. En su análisis de la situación agraria, planteaba que las haciendas del latifundio, con más de 5.000 hectáreas, aprovechaban solo el 14% de la tierra cultivable, en circunstancias que el país debía importar más de 80 millones de dólares en trigo.

La candidatura de Ibañez fue sostenida por los partidos que habían integrado el FRAS, además del Partido Agrario Laborista. Compitieron con él, Arturo Matte Larraín, con el apoyo de liberales y conservadores; Pedro Enrique Alfonso, del continuismo radical, y Salvador Allende. Obviamente, el Frente del Pueblo y Allende, estaban destinados a enfrentar la más desigual de las batallas. El radicalismo contaba con 9 nueve emisoras radiales, el mismo que la candidatura de la derecha tradicional, mientras, el ibañismo contaba con 5. El Frente del Pueblo contaba con solo una.

Los resultados de la elección fueron sorprendentes, pese al enorme predominio propagandístico del partido de gobierno y de la derecha. Ibañez ganó con 436.345 votos, prácticamente doblando a Alonso y Matte. Allende ocupó el cuarto lugar con 52.348 votos, respaldo que evaluó después en un discurso en el Senado, de la siguiente manera: "No ha habido de nuestra actitud una posición demagógica. Sabíamos de antemano los resultados de esta elección, pero, queríamos formar una conciencia y plantear a los chilenos los problemas de Chile. Los votos que obtuvimos constituyen un verdadero triunfo, puesto que representan la expresión de 52 mil conciencias limpias y claras que votaron por una idea, por un programa concreto, por la unidad de los trabajadores, por el futuro de Chile, y no tan sólo por el triunfo de un hombre y de una esperanza".

Respecto del triunfo de Ibañez, Federico G. Gil, señala que lo más significativo de su victoria, fue que, por primera vez, el voto campesino desafió a los terratenientes. El abrumador apoyo que recibió, por sobre las líneas partidarias tradicionales, hacia una figura que asumía representar el decoro, la rectitud y la autoridad, permitieron una campaña demagógica, frente a aquello que había sido imposible de hacer por los partidos políticos: poner fin a la inflación.

Los primeros dos años fueron expresión de una política populista. El dirigente del entonces PSP, Alejandro Chelén Rojas, analizando el alud ibañista años después, señalaba que aquel carecía de programa, de ideas claras frente a los complejos problemas del país. Ese movimiento "poderoso por el número, estaba desprovisto hasta de las normas más elementales para dar fisonomía y planificar democráticamente, a la avasalladora inquietud popular".

Al cabo de dos años, el gobierno se vio obligado a cambiar de política, optando por las directrices planteadas por la misión Klein-Sacks, enviada por el gobierno norteamericano, y por la utilización de la Ley de Defensa de la Democracia, aún vigente, que utilizó contra el movimiento sindical, que se rearticuló con fuerza frente a la política del gobierno.

Efectivamente, en febrero de 1953, se reunió el Consejo Constituyente de la Central Única de Trabajadores, como consecuencia de un movimiento sindical en recuperación, que, en 1951, había formado el Comando Nacional contra las Alzas, presidido por Clotario Blest, con el apoyo de la Federación de Estudiantes de Chile, que después derivó hacia una Comisión de Unidad Sindical, como resultado de las aproximaciones unitarias creadas entre las diversas organizaciones con influencia de socialistas y comunistas. Un paso relevante había sido la huelga de la Confederación de Trabajadores del Cobre, que paralizó los minerales, en 1951, así como a las ciudades más importantes, debido al apoyo recibido por la Federación Ferroviara Santiago Watts, la JUNECH, y los principales sindicatos nacionales.

A la Comisión de Unidad Sindical llegaron las dos CTCH (socialista y comunista), el Movimiento Unitario Nacional de Trabajadores (MUNT), el Movimiento de Unidad Sindical (MUS), el Comité Relacionador de Unidad Sindical (CRUS) y otras organizaciones. Empero, el factor gravitante en la unidad del sindicalismo, lo constituy162 el Frente del Pueblo, lo que permite que, en la declaración de principios de la naciente CUT, se opte por una visión clasista, de inspiración revolucionaria y anti-capitalista, base constituyente de la plataforma reivindicativa de la naciente organización.

Fue designado presidente de la CUT, el sindicalista Clotario Blest, dirigente de los empleados fiscales agrupados en la JUNECH, quien la conduce con acierto y honestidad, durante sus primeras grandes jornadas de lucha, contra el gobierno de Carlos Ibañez, cuyos puntos culminantes serán las huelgas generales de mayo de 1954 y julio de 1955.

 

 

Nace la CUT.

A la izquierda, Clotario Blest en su época de gran gravitación en el movimiento sindical chileno, como dirigente de los empleado fiscales. Blest dirigió dos huelgas nacionales contra el gobierno de Ibañez.

 

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