El desarrollo de las ideas socialistas en Chile.  Sebastián Jans

5.6. LA GRAN FEDERACION OBRERA DE CHILE.

 

 

  

 

Edwards y Braden

Dos representantes del poder económico en Chile, contra el cual la clase obrera promovió sus luchas de principios del siglo XX: Agustín Edwards Mac-Clure, banquero ydueño del diario "El Mercurio",  y el norteamericano William Braden, precursor de la explotación del cobre en Chile, a través de la empresa que tuvo su nombre y de su sociedad con la Minera Anaconda.

 

Prólogo

Capítulo Primero. LAS PRIMERAS DÉCADAS DE LA REPÚBLICA.

La Independencia.  

El proletariado en formación.   

Las ideas en pugna.

 

Capítulo Segundo. ARCOS Y LA SOCIEDAD DE LA IGUALDAD.

Santiago Arcos, su orígen e influencias

Chile a la llegada de Arcos

La Sociedad de la Igualdad.

El Club Reformista de la calle de las Monjitas. 

  La carta desde la cárcel.

 

Capítulo Tercero. FORMACION CAPITALISTA Y MUTUALISMO.

Montt, el último gobierno pelucón.  

La revolución burguesa de 1859

La expansión capitalista mundial.

El mutualismo de Vivaceta

Factores que influyen en la proletarización

La guerra del salitre

La guerra civil de 1891.

 

Capítulo Cuarto. LA CLASE OBRERA A FINES DEL SIGLO XIX.

Las grandes huelgas de 1890.  

El Partido Democrático

El régimen que reemplazó a Balmaceda

Alejandro Escobar y Ricardo Guerrero.

Las organizaciones socialistas precursoras.

 

Capítulo Quinto.RECABARREN Y EL PARTIDO OBRERO SOCIALISTA.

Los hechos sociales de principios del siglo XX.  

La "cuestión social".  

Dos años de sangrienta lucha de clases.

La masacre en la Escuela Santa María de Iquique

El democrático Recabarren

La Federación Obrera de Chile.

Recabarren, el socialista.  

El Partido Obrero Socialista. 

La crisis imperialista y la situación internacional

La Asamblea Obrera de Almentación Nacional.

La mesocracia y el populismo de Alessandri

Recabarren y el leninismo.

 

Capítulo Sexto. LA GRAN CRISIS DE LOS TREINTA.

La dictadura de Ibañez.  

La crisis y la caída de la tiranía.  

La sublevación de la Armada

La República Socialista.

 

Capítulo Séptimo. LAS DOS VERTIENTES SOCIALISTAS EN CHILE.

Fundación del Partido Socialista de Chile.  

Ranquil y Lonquimay.   

El Frente Popular

La represión de González Videla.

 

Capítulo Octavo. ALLENDE Y EL MOVIMIENTO POPULAR.

El Frente del Pueblo.  

El 2 de abril de 1957

El Frente de Acción Popular.  

El gobierno reformista de Frei

La Unidad Popular.  

Los mil días de Gobierno Popular.

 

Capítulo Noveno. LA RENOVACION SOCIALISTA.

El fin de la República Mesocrática. La dictadura de Pinochet.  

La crisis del Partido Socialista y el movimiento de renovación.

La opción de los comunistas.  

El liderazgo de Ricardo Lagos

El derrumbe de los "socialismos reales".

La Concertación de Partidos por la Democracia.

 

Conclusión.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Las luchas libradas por los obreros salitreros, entre 1900 y 1907, tuvieron un abrupto intermedio, que se inició con la masacre de la Escuela Santa María, y que terminaría con la fundación del Partido Obrero Socialista. Ese intermedio, de retroceso en los avances organizativos, facilitará el surgimiento del paternalismo, y, a través de él, la reivindicación del mutualismo.

Es un periodo que favorece las formulaciones más inverosímiles y que revigoriza la importancia del Partido Democrático, vehículo del malaquismo o tendencia oportunista al interior de las clases trabajadoras. Así, este partido se reunifica en 1908, recibiendo el afluente de varios políticos socialistas, que, en una política de entrismo, buscan llevarlo hacia perspectivas más progresistas y más activos en la lucha política de los sectores postergados. Entre éstos últimos figuraban Alejandro Escobar Carvallo, Nicasio Retamales, Ricardo Guerrero y otros, que se aproximan inicialmente al sector doctrinario (Guarello, Torrealba, Francisco Landa, etc.), con quienes esbozaron el proyecto de transformar al Partido Democrático en un Partido Social Demócrata o Partido Demócrata Socialista.

Al movimiento social de esos años, se habían integrado varios tolstoyanos – lectores y seguidores del escritor ruso Conde de Tolstoy -, aproximados ideológicamente a una esspecie de socialismo utópico de raíz cristiana, quienes experimentaron sus propias icarias o falansterios, a través de las llamadas colonias tolstoyanas. Al igual que el Conde, renunciaban a las mundanalidades, asimilando un riguroso ascetismo, seguido de una práctica de trabajo manual e intelectual, de austeridad y riqueza espiritual. Entre 1903 y 1905, varios anarquistas cristianos ensayaron esa forma comunitaria en una casa de calle Pío Nono, junto al cerro San Cristóbal, que después ampliaron a calle Dominica. Incluyendo a sus esposas e hijos, se dedicaron a realizar charlas de arte y filosofía, a practicar deportes, excursiones y paseos.

Pese al carácter de la experiencia, participaron varias personas que, luego, tendrían amplia influencia en la vida política y cultural chilena. Entre ellos, Augusto Pinto, zapatero y activo dirigente de la IWW y del PS, sucesivamente; Alejandro Escobar Carvallo; Benito Rebolledo, decorador y discípulo de Luis Olea Castillo; Julio Fossa, pintor; José Santos González Vera, escritor; Manuel Magallanes Moure, poeta; y Francisco Santiván, escritor. También se sabe que participaron tres obreros franceses, de apellido Renoir, Lemire y Robert. En las largas y tranquilas conversaciones, arraigaron los ideales de redención social, y terminaron por vigorizar el movimiento obrero y los anhelos de transformación social.

Por esos años, el ambiente de la capital del país, no había tenido un cambio importante en la realidad social, respecto de las décadas anteriores. A nivel de la superestructura oligárquica, aún estaban abiertas las heridas que dejaran las querellas de la guerra civil. De vez en cuando, entre los sectores mesocráticos, aparecían críticas al orden vigente, pero, sin vincularse a las luchas obreras. Haciendo un estudio de la ya centenaria sociedad republicana, Recabarren hace un perfilamiento de las clases que la integran, en 1910, puntualizando lo siguiente:

En primer lugar, estaba la clase capitalista o burguesa, que en los 50 años anteriores hizo evidentes progresos, sobre todo luego de la guerra de conquista de 1879, y cuyo progreso se veía garantizado por el monopolio de la producción y la riqueza.

La clase media, reclutada entre los obreros mas preparados y los empleados, que ha aumentado su número a expensas de los dos extremos.

Y la última clase, formada por gañanes, jornaleros, peones de los campos, carretoneros, etc. donde la pobreza en grado excesivo impide todo progreso.

Esta última clase se ve gravemente afectada por la situación económica, particularmente con la recesión de 1906, debido a que el precio de la vida era cuatro veces más caro que en 1870, y por la misma razón, el salario del peón era cuatro veces más bajo que antes. Haciendo una tabla comparativa de los valores de algunos alimentos, Recabarren demostraba que los sueldos habían subido solo un 40%, mientras los productos de consumo, en muchos casos habían subido sobre el 400%.

Producto

1885

1910

Cajón de azúcar

$ 7 a $ 8

$ 15 a $ 16

Par de zapatos

$ 10

$ 20

Saco de papas

$ 3

$ 12

Mientras tanto, la clase capitalista, mencionada por Recabarren, se beneficiaba de los frutos de la riqueza, que compartía con el capital extranjero. La legislación era odiosamente anti-obrera y permitía a las empresas extranjeras obtener pingües ganancias. En 1910, por ejemplo, era normal que del país salieran 2.000.000 de libras, por conceptos de utilidades, logradas en la explotación de los ferrocarriles. Jobet indica que, en 1911, las utilidades de Compañía del Ferrocarril de Tarapacá y de la Compañía de Ferrocarril de Antofagasta, fueron remesadas íntegramente a los accionistas en Londres, en circunstancias que los trabajadores no obtuvieron ninguna mejora salarial y seguían trabajando mas de 10 horas diarias.

Al respecto, una comisión parlamentaria que, en 1913, visitó el norte salitrero, presidida por el diputado Enrique Oyarzún, comprobó el abandono y la miseria que afectaban a los obreros de la zona, y su informe permite observar las lacras sociales que les afectaban: prostitución, alcoholismo, promiscuidad, hacinamiento, etc. Por entonces, los trabajadores salitreros sumaban 45.000 obreros, repartidos en 140 oficinas.

En esa realidad surgirá la Gran Federación Obrera de Chile, que años después será conocida simplemente como FOCH. Quienes serán la base de su constitución, los trabajadores de la Maestranza de Ferrocarriles, era uno de los gremios más combativos del proletariado de Santiago, que se había caracterizado por actuar a través de las sociedades de resistencia. Estos trabajadores habían sido objeto de un descuento legal de jornales, una suerte de ahorro forzoso, establecido con el fin de incentivar las costumbres del ahorro entre los asalariados, según la letra de la ley.

Un abogado conservador, vinculado al mutualismo, Pablo Marín Pimer, propuso organizar una entidad legal que tratara de obtener la devolución de esos descuentos. El hecho es que, el 18 de septiembre de 1909, se formó una Comité Pro-Federación Obrera de Chile, que plantearía: "El objetivo de la Federación es de socorrerse y ayudarse mutuamente, propendiendo a la mayor cultura de las clases obreras y al bienestar económico, moral e intelectual de los federados".

A la organización podían ingresar obreros y artesanos, sin ninguna distinción, y fue elegido presidente el dirigente conservador Emilio Cambié, que se desempeñó en esas funciones hasta 1914. El estandarte social de la nueva organización fue bendecido en ceremonia religiosa, y contó con todo el apoyo del Partido Conservador, que veía en ella la forma de emancipar a las clases bajas dentro de las leyes y el respeto de las instituciones. En la Convención Constituyente de 1911, adoptó la figura legal de Sociedad de Socorros Mutuos, hasta 1917, cuando en la Convención de Valparaíso se transformó en una verdadera central sindical obrera.

Los socialistas no vieron con buenos ojos a la nueva entidad, y Recabarren dijo de ella, a través del diario El Despertar de los Trabajadores: "... es una organización fundada por la burguesía para desviar a los obreros de su verdadero camino". Los dirigentes socialistas habían desarrollado en tanto, otro tipo de organizaciones llamadas SDTOV (Sociedades de defensa del Trabajo de los Oficios Varios), que se constituyeron en las salitreras por iniciativa de las secciones locales del Partido Obrero Socialista, luchando para impedir los abusos laborales y por mejores condiciones de vida. En torno a las SDTOV se crearon cooperativas de consumo e instalaron escuelas gratuitas para sus miembros e hijos. En sus programas planteaban trabajar diariamente por levantar el nivel moral de la clase trabajadora, luchando por la disminución de la utilidad capitalista en directo favor del trabajador, reduciendo al mismo tiempo la jornada de trabajo a 8 horas como máximo.

Mientras tanto, en las ciudades del centro del país, la Federación Obrera de Chile se iba organizando, constituyendo Juntas Ejecutivas Federales provinciales y locales en Coquimbo, Valparaíso, Quillota, La Calera, Llay-Llay, Til-Til, Pelequén, San Fernando, Curicó, Talca, San Rosendo, Concepción, Talcahuano, Temuco y Valdivia. Su lento pero sostenido crecimiento, permitió que varios dirigentes socialistas emergentes se vincularan a ella, entre los cuales cabe destacar a Carlos Alberto Martínez, fundador del POS en Santiago; Luis A.González, que integrara la Unión Socialista; Belisario Sierra y Juan Pradenas, del Partido Democrático.

Hacia 1917, la participación del POS en la Federación Obrera de Chile se había consolidado, convirtiéndola en una de las herramientas más efectivas en las luchas por las reivindicaciones de los trabajadores.

 

Los anarquistas de la IWW, jugaron un rol muy importante en la formación de las organizaciones obreras de las dos primeras décadas del siglo XX, siendo objetos permanentes de la represión policial. En la foto, un activista de la IWW es capturado por la policía de Santiago, que se ufana ante la prensa por su éxito.

 

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