MENSAJE DE JESÚS DE NAZARET,RECIBIDO A TRAVÉS
DE JOSÉ LUÍS MANZANO GARCÍA, EL DÍA 16 DE AGOSTO
DE 2006, EN
TALAVERA DE LA REINA (Toledo).
(Mensaje privado con orden a hacerse público)
EL MAESTRO.- Paz a ti hijo mío. Ave María
Purísima.
EL MAESTRO.-
¡Cuántos de mis hijos tienen miedo de buscarme y crecen
temerosos...!,
van por el mundo con miedo. Todo lo que es necesario es un corazón
humilde, honesto, deseoso de recibir mi amor como un hermano, como
un hijo, como una esposa, como un amigo.
Mis pequeños, mis queridos hijos, no perdáis
la esperanza, continuad
vuestros esfuerzos. Mientras seáis un cuerpo ansioso de
virtud pero mortal,
sentiréis pesadez en el corazón. No siempre continuaréis virtuosos, es
cierto, pero no perdáis la
esperanza.
Eso no.
Soportad con paciencia ese abandono y aridez hasta que seáis
bendecidos
por una liberación que será benéfica porque os librará de
la
angustia del
miedo. Es bueno en momentos, humillarse a sí
mismos aacciones
exteriores, haciendo buenas obras y perseverando por la
Gloria
venidera.
No todos mis hijos pueden mantener una gracia de éxtasis espiritual,
pero
probadlo. Contemplad cómo vuestros sufrimientos ahora son menores.
Comparadlo a la Gloria que llegará a vosotros. Así, en esa luz,
podréis
perseverar, buscarme y amadme con la gracia ardiente de mi amor.
Esta es la paz final y la unión de identidad a obtener.
Estad siempre
buscando la verdad. Amadme en un silencio eucarístico. Mi
Amor está
siempre latente por vosotros y mis sufrimientos de amor por el
hombre
nunca cesarán hasta la gloria de su felicidad, hasta que su
tenacidad esté
unida a la Gloria del Dios Trino.
En verdad te digo, que mis hijos no serán capaces de entender la
profundidad de Mis Palabras, mis lecciones. Pero al continuar
oyéndolas, estudiándolas recurrentemente, verán como cada frase,
cada oración, está
diseñada con infinito amor para asistiros en vuestro camino.
Lo que pasará luego, confirmará muchas cosas. Si el hombre
verdaderamente cree en este amor divino y humano, si el hombre cree
en mi invitación al banquete del amor, al reino eterno, cerca Mío,
entonces
las dificultades, los problemas cotidianos no podrán opacar su
alegría.
Porque las penas de este mundo, los dolores más atroces, no se
pueden
comparar en modo alguno al amor que Yo os he demostrado, ni con las
alegrías que os he prometido y os tengo preparadas.
Pensad, los corazones amantes se alegran al pensar en la persona
amada, y
cuánto gozan con el amor correspondido. ¿Cómo debería ser vuestra
alegría
al saber que Yo os amo y que a Mí me interesa muchísimo vuestro
amor?.
Así es, hijo mío, vuestro amor es para Mí mucho más importante que
vuestras
obras, aunque un amor verdadero, naturalmente, es fecundo en buenas
obras e
infatigable en dar pruebas de sí mismo.
Todo aquello que se hace con amor y lo que se sabe que puede ser
agradable
a la persona amada, se lo hace con valentía y entusiasmo, sin tener
en
cuenta ninguna dificultad. Aún entre amigos, cuando están juntos,
conversan
confiadamente.
Quien empieza a ser conquistado por mi Amor, dirige con gusto su
mirada
hacia Mí, y se alegra de poder darme gracias y alabarme.
¡Tantos Santos han comprendido que la
Eucaristía significa acción de gracias
y alabanza, que deben llenar el corazón y la vida de mis hijos,
y que la
razón más directa que impulsa a la alabanza jubilosa de la Trinidad,
es el
amor que mi Padre y el Espíritu han demostrado en Mí.
Hijo, si los israelitas cantaban con mucha alegría durante las
peregrinaciones y a lo largo del camino que los llevaba al Templo de
Jerusalén, con cuánta más alegría debéis venir vosotros a mi
encuentro,
sabiendo que Yo ardo de Amor por vosotros.
Este Amor Eucarístico hará de vuestra vida una serena peregrinación
hacia
la Patria Eterna. Durante este camino, sabréis con gratitud que Yo ya
estoy
cerca de vosotros como el Camino, la Verdad y la Vida, porque en Mí
tenéis la verdadera vida.
Habla con los sacerdotes, hijo mío. Diles que no permitan que las
almas les
vean con el rostro triste. Que se dejen ver solamente cuando hayan
vuelto a
encontrar la alegría. Hazles comprender cuán ridículo e injusto es
amargarse
por simplezas. Ayúdalos a encontrar la alegría.
Diles que toda la creación y la historia de la salvación les habla
de mi
Amor por vosotros, los hombres. De un modo especial, es elocuente el
rostro del hombre que me ama. ¿Cómo pueden enseñar mi Amor quienes
tienen el rostro triste o afligido?.
¡Que se hagan sabios sacando con alegría agua de Mí, que soy fuente
de
alegría!. ¡Que pidan mi Espíritu para hacer de ellos mensajeros y
testigos
serenos de mi Amor!. Paz a ti, hijo mío. Ave María Purísima.
Adiós, hijo mío.
Links:
Enseñanzas de los mensajes de
Talavera:
http://es.geocities.com/aparicionesymensajes2002/talavera.html
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