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Club de Planeadores Los Caranchos

Aer�dromo:  Ruta Provincial C-45  -  ALTA GRACIA  -  Departamento Santa Mar�a  -  Provincia de C�rdoba  - Rep�blica Argentina


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Manual del Vuelo a Vela
Wolf Hirth
1942

Motoplaneadores - Motoveleros
por WOLF HIRTH

Alrededor del a�o 1933 se o�a expresarse as� en los centros de reuni�n de especialistas :
� Ahora s� que puede decirse que ha llegado a su fin el progreso de los veleros; ya no habr� novedades ni grandes sorpresas.�
Y la realidad, en los tiempos que siguieron a aquellos, demostr� lo contrario ; los a�os 1934 y 1935 trajeron, con el viento t�rmico, marcas de distancia que nunca pudieron ser sospechadas ; de los 270 km. se pas� a los 300, 500, hasta los 600 km. El vuelo de duraci�n, en monoplaza, fue llevado de las 20 a las 40 horas; la altura, de los 2500 m. a m�s de 8000 m.
En 1936 se celebr� el concurso de vuelta al sur de Alemania, que fue un gran �xito: los Alpes fueron dominados varias veces y el concurso del Rh�n de 1937 estuvo, casi todo, compuesto de vuelos con objetivo fijado. C�mo se habr�an re�do los especialistas si se hubiese pronosticado ante ellos, en 1930, que, en un solo d�a, veinte veleros en n�meros redondos iban a aterrizar en el aer�dromo de Nuremberg, partiendo de la Wasserkuppe !
Ciertamente que nuestros aparatos no han llegado, por saltos, a su estado actual de progreso. La mayor parte de los vuelos de marca de nuestros tiempos habr�an sido tambi�n posibles con los buenos aparatos de 1928 -1930. Los problemas en este aspecto son hoy los siguientes : mejorar a�n algo las caracter�sticas; afinar todav�a un poco las propiedades de vuelo; hacer la fabricaci�n a�n un poco m�s econ�mica. Pero nuestra finalidad es, desde 1920, no solamente llevar el vuelo sin motor al mayor grado de perfecci�n, sino mucho m�s generalmente, hacer del vuelo un deporte popular.
El vuelo de distancia sin motor es algo �nico en belleza, sobre lo cual hay coincidencia perfecta entre todos los que lo han practicado. Tambi�n podr�a yo hacer constar aqu�, de antemano, que ese vuelo tal como se practica hoy no le echar�a de menos y, sin embargo, en concepto de obra maestra del vuelo a vela es susceptible de admitir un perfeccionamiento.
Despu�s de muchas horas de estar con felicidad manteni�ndose en el aire, aterriza uno en cualquier parte y est� uno con su cacharro en medio del campo o en un aer�dromo, esperando, hasta que d� la casualidad de que alguien vaya a buscarle. Esto es cosa bastante r�pida y sin tropiezos con los sirvientes ejercitados, encargados de ello en un concurso.
Debe uno, pues, esperar tranquilo, porque tambi�n en el � Servicio de tierra � hay valores indiscutibles. Pero � c�mo va la cosa en un sencillo vuelo de entrenamiento, en un vuelo � de placer � de uno solo ? Si se piensa en la serie de dificultades que supone un vuelo de 200 km. en cami�n, remolque, hombres que ayudan, tel�fono y dem�s, entonces se queda uno algo desconcertado.
Como mejor se aprende a conocer las � circunstancias � es cuando son dos los que van de viaje: uno en el aparato remolcador y el otro en el velero; entonces, despu�s del aterrizaje y antes de despegar, se tiene trabajo para una o dos horas, hasta que se ha recogido el cable de remolque, se encuentra quien ayude a llevar el velero al hangar o, si es para despegar, hasta el otro lado del aer�dromo; llenar todas las formalidades de la polic�a a�rea, la oficina meteorol�gica, las autoridades del aeropuerto, tomar gasolina, as� como, si es en el extranjero, la aduana y visado de pasaportes.
No quiero a�adir aqu�, punto por punto, todas las reflexiones que llevan siempre, por cualquier camino - brevemente - � al motovelero !
Tenemos ya, sin embargo, el bello paralelo en el deporte del velero mar�timo. Si no se trata de una regata, se instala uno en su bote de vela un peque�o motor, que lleva nuestra embarcaci�n fuera del puerto y la deja all� para entretenerse jugando con el viento y, cuando, al anochecer, el viento cae nos trae otra vez a casa. Lo mismo, y no otra cosa, es lo que quiere conseguir con el motovelero, el gremio de pilotos de vuelo a vela.
Ahora que, la verdad, el problema es aqu� mucho m�s dif�cil. En el bote de vela el peso y la resistencia al avance desempe�an papel tan importante como en el velero; adem�s, el bote flota, aunque ofrezca gran resistencia a moverse. El avi�n, en cambio, s�lo puede mantenerse bien en el aire si su � resistencia perjudicial � es lo m�s peque�a posible, tan peque�a como ha llegado a ser en nuestros veleros de concurso.

Fig. 68. El motovelero � es el �ltimo t�rmino de la evoluci�n de los veleros ?

 El peso desempe�a, en el caso del bote, papel de muy poca importancia, aunque claro es que no puede esperarse de �l obsequio alguno. El motovelero, representando el final de la evoluci�n de los aparatos de vuelo a vela, debe presentarse ante los pilotos de velero del modo siguiente (fig. 68):
A primera vista, como velero de concurso normal, pero provisto de una rueda o mejor, con verdadero, aunque peque�o, tren de aterrizaje que sea abatible.
La raz�n de esta disposici�n est� en que no siempre es f�cil proporcionarse los ayudantes que pongan el carretoncillo de despegue debajo del aparato y que, adem�s, no le haga a uno trabajar improbamente para el transporte. Si s�lo se cuenta con una rueda, basta generalmente con un ayudante;  con dos ruedas puede uno hacer el rodaje completamente solo.
Adem�s, el motor debe montarse dentro del fuselaje o del ala, porque, de este modo, mientras se vuele a vela sin el motor, no se tiene siempre la resistencia perjudicial que ofrecer�a sin objeto �til alguno. Tambi�n, por la misma raz�n, deben disponerse los �rganos de propulsi�n, h�lice y transmisi�n, de modo que puedan ser eclipsables. Acaso, cuando est� resuelto este problema, se pueda trabajar con peque�as alas batientes que, en posici�n de reposo, ofrezcan resistencia despreciable o nula. Sin embargo, este procedimiento est� probablemente mucho m�s lejano que una propulsi�n eclipsable. La condici�n principal que ha de cumplir el motor no es la de tener el peso menor posible, ni el m�nimo consumo de esencia o ser de larga vida, sino que, indispensablemente, ha de tener capacidad para que el velero pueda despegar por s� mismo. El motor es ahora solamente un medio auxiliar: marcha, no durante todo el vuelo, sino principalmente al despegar y en el vuelo ascensional, hasta engancharse al t�rmico. En mil horas de vuelo s�lo son necesarias cien horas de marcha del motor, vida que muy bien puede pedirse a un motor peque�o y barato.

Fig. 69. Mecanismo de balanc�n para el �rgano propulsor

El consumo de combustible, por la misma raz�n, no tiene gran importancia: 10 kg. bastan para un d�a de vuelo. El peso tampoco importa mucho, pues un motovelero no tiene por qu� ser m�s pesado que un velero biplaza, y se ha demostrado, en estos tiempos, que los biplazas no van muy a la zaga de los veleros de un tripulante, en cuanto a su capacidad de volar a vela. Sin embargo, lo que irremisiblemente ha de tener el motor es seguridad de arranque, que es como �nicamente puede tener el piloto confianza ciega en �l, sabiendo que cuenta con su ayuda en cuanto la necesite. La descripci�n de un vuelo con motovelero ser� el mejor modo de contestar a las preguntas que aun quedan sin responder, en lugar de hacer prolijas explicaciones.
Con el auxilio de un ayudante, el piloto saca su aparato hasta dejarle ante el hangar; todo lo dem�s lo hace �l solo.
Se monta en su cacharro, da a la manivela del arranque de goma y sale el motor fuera : con esto se abren autom�ticamente los conductos del aire para el enfriamiento y el grifo de la gasolina; la bomba del carburador da un chorro; se cierra el contacto del encendido y en seguida el propulsor se pone con su trinquete en posici�n de espera; se suelta autom�ticamente tambi�n el acumulador de fuerza, y el motor se pone a marchar. Nuestro hombre rueda para despegar, da plenos gases y sube, en diez o quince minutos, a 600 m. de altura, en donde se engancha a un t�rmico. Da dos o tres vueltas todav�a con el motor en marcha y, si la ascendencia es suficiente, abate su tenderete y vuela a vela cinco o seis horas donde le plazca (fig. 69).

Fig. 70. Un velero motorizado. El �Motobaby� con motor de 18 CV, procedente de la transformaci�n a motovelero del conocido � Grunau �Baby II �

Al abatir el motopropulsor se cierran otra vez, autom�ticamente, los conductos de aire y el grifo de la bencina, e igualmente se interrumpe la corriente del encendido (figuras 71 y 72).
Naturalmente que su tren de aterrizaje lo ha escondido en seguida de despegar. Mientras vuela a vela, all� arriba, tiene tiempo de sobra para montar otra vez su acumulador de fuerza (basta tesar un cord�n de goma). Entonces ocurre que la ascendencia se va haciendo cada vez m�s d�bil, nuestro motovelero pierde m�s y m�s altura, lo que no hace perder la tranquilidad a su piloto, que, cuando est� a 100 m. del suelo y no ha encontrado nada todav�a, hace salir otra vez, en pocos segundos, su motor fuera del fuselaje, le deja marchar medio minuto para que se caliente y otra vez, con vuelo mec�nico, sube hasta encontrar otra ascendencia. Si, por el contrario, le es preciso aterrizar, puede hacerlo sobre el pat�n, en caso de que el terreno le parezca poco apropiado para el empleo del tren de aterrizaje.
Cada uno puede imaginarse las variantes que quiera, pero queda sentado que el motovelero no es veh�culo para � viajar por el aire � sino para � moverse en el aire �. No est� ideado para aquellas gentes para las que el tiempo es dinero y el volar solamente un medio para trasladarse r�pidamente de un sitio a otro, sino para aquellas otras que quieren volar mucho y a placer, porque les da gusto volar.
El aparato descrito por mi y representado en croquis es solamente una proposici�n. Es completamente posible que para el problema haya soluciones mejores y m�s sencillas, por ejemplo : con ayuda de la h�lice ranurada ensayada en 1924; con alas giratorias libres o batientes, etc.
Francamente, la construcci�n de tal motovelero no ser� econ�mica, pero su uso si lo ser� y mucho.
Adem�s, de este �motovelero propio�, que hoy, 1938, no existe en la pr�ctica, conocemos solamente su precursor, el cual podr�a llamarle � seudomotovelero � o �velero motorizado�.

Fig. 71. Enfriamiento del motor                           Fig. 72. Esquema del mecanismo
                                                                                                          propulsor

La f�rmula dice as�: se toma un cierto velero de los que existen, que sea bien resistente, se le monta, donde parezca bien, un motor sostenido por una estaca y se le hace zumbar. Con este aparato se puede tambi�n volar a vela, siempre que la ascendencia sea suficientemente intensa. Pero esto se puede hacer tambi�n con cualquier avi�n ordinario de motor, como se hizo ya muchas veces con la �Klemm I, 20� y, sin ir m�s lejos, un caso bien extraordinario : el franc�s Thoret vol� hace muchos a�os (3 enero 1923) con un biplano de escuela Hanriot, completamente primitivo, llevando el motor parado y estando en el aire siete horas sobre la ascendencia de una ladera en el oasis de Biskra, vuelo que fue entonces la marca mundial.
El asunto no es otro que �ste: que muchas veces se puede volar a vela con este aparato y muchas veces con aquel otro.
En cuesti�n de vuelos de duraci�n, podr�a afirmar, en pocas palabras, lo siguiente: con el motovelero ideal se volar�a mil horas por a�o, pero con el seudomotovelero, sola�mente cien horas; esto sencillamente por la circunstancia de que es mucho m�s frecuente � que haya ascendencias d�biles que fuertes !
Pero todav�a hay otra clase del g�nero � d�bilmente motorizado �.
Yo suprimir�a, en seco, el � peque�o avi�n � que se construye t�picamente como avi�n de deporte y que s�lo se diferencia de los grandes en las menores dimensiones de todos sus elementos. No representan ninguna idea nueva ;pueden ser de construcci�n barata y hasta econ�micos en su uso; necesitan poco sitio en los cobertizos; tienen rodaje largo al despegar y aterrizar, pero casi siempre son de vuelo dif�cil y peligroso.
Asimismo es muy conocido el � avi�n ligero �, y hasta cierto punto se ha acreditado. Tambi�n nos interesa poco. Tipos conocidos : � Aeronca �, � Grade �, � Tipsy �, � Erla �, � Deicke � y an�logos.
Lo que nos ata�e es el motoplaneador, el cual, como su nombre indica, es el primer escal�n para el vuelo sin motor, el planeador de escuela; algo as�, en cuesti�n de parentesco, como el motovelero con relaci�n al velero de concurso. Las condiciones que pedimos al motoplaneador son: econom�a en su construcci�n y en su empleo; posibilidad de ser repa�rado f�cilmente y buenas y seguras propiedades de vuelo, es decir, cosas que son fundamentales para emplear un aparato de tal clase en los peque�os grupos de aficionados locales, o por gentes que, en cuesti�n de construcci�n y de volar un planeador, sepan un poco lo que hagan.
Si se sabe que hay personas que a�o tras a�o, por vivir en una comarca llana, s�lo pueden dejarse caer desde una colinilla de topo o, a lo m�s, con remolque de torno, para darse el gusto de un vuelo de tres minutos, se comprende que se debe llegar a un medio que les permita hacer algo m�s. El conocido procedimiento del remolque por avi�n no es barato y, sobre todo, est� unido a la condici�n de tener a su disposici�n un aer�dromo.
El gran obst�culo para el motoplaneador barato es la falta del peque�o motor econ�mico que sea adecuado para �l. El camino m�s sencillo de llegar a ello parece ser el empleo de los motores que existen para las motocicletas; pero, prescindiendo del peso, los ensayos hechos han demostrado que los motores usados hoy para las motos no bastan a satisfacer las condiciones exigidas en un avi�n.
A lo que se a�ade que el motor de motocicleta es de muchas revoluciones y, en cambio, el buen rendimiento de la h�lice exige que gire lentamente.
Se necesita, por consiguiente, una transmisi�n demultiplicadora, lo que lleva a nuevas dificultades, nuevas causas de aver�a y m�s peso y, por tanto, mayor coste. Adem�s, estos d�biles motores deben marchar hasta lo �ltimo, hasta �deslomarse� trabajando y, por lo tanto, su vida no es larga. � Entonces, qu� hay que hacer ?
Desde luego, no se trata aqu� tampoco de que el motoplaneador sea un medio de transporte. Su objeto principal es permitir el paso al avi�n de motor, a los que reciben la ense�anza del vuelo planeado y a vela; dar a aquellos hombres que con remolque a torno han volado tres minutos una posibilidad de estarse en el aire diez minutos o media hora. No debe ocurrir que nuestros j�venes se pasen tranquilamente tres a�os cuesta arriba para luego irse otra vez hacia abajo ; quieren tambi�n escalar la torre de la iglesia que ven va de cerca. Y bien ; para ello se construyen su motoplaneador. Pero � nuevas dificultades !   En el blando prado, en el campo para el rodaje, con sus altos �rboles al final, s�lo es posible el despegue con tal d�bil motor a fuerza de mucho trabajo. Apenas el piloto que est� ya muy ejercitado puede conseguir hacer pasar el cacharro sobre los �rboles ; cada vuelo es, en su principio, algo que da ira.
Pero he aqu� que leemos constantemente que nuestros grandes y pesados aviones transoce�nicos emplean ahora un medio auxiliar para envolar: � el lanzamiento por catapulta ! � Qu� cosa mejor que �sta para emplearla tambi�n en nuestros planeadores de motor ? Tanto m�s cuanto que, con nuestro aprendizaje de planear, estamos acostumbrados a un �despegue por catapulta�. El medio adecuado es nuestro torno, que nos lleva, r�pida y seguramente, con peque�o recorrido, a 150 � 200 m. de altura, sin que sea necesario, para ello, acelerar el motor. Ya arriba, se le suelta y, con las mismas, se le dan plenos gases, y con el motor ya en marcha, funcionando, se puede volar sin perder altura. Pero como por aqu� anda el diablo, no trata uno de ayudarse con el tim�n de profundidad, como dicen los bellos versos del avia�dor, sino que se cortan gases y se termina el remolque a torno de la misma manera que ya se ha hecho otras veces. Este es, a mi modo de ver, el camino m�s seguro para pasar del vuelo planeado al vuelo con motor; no s�lo el m�s seguro, sino tambi�n el m�s econ�mico.
De este modo ayudamos a descartar los posibles despegues defectuosos con nuestros viejos tornos y aumentamos en mucho la vida de nuestro motorcito, porque raras veces necesitamos ponerle a plenos gases en el vuelo ascendente.

Fig. 73. Motoplaneador con motor Ilo

Claro es que siempre podremos hacer, si las ocasiones son favorables, despegues normales para ejercitamos en ellos, pero siempre que hayamos conseguido ya, por un m�todo seguro, la necesaria pr�ctica de vuelo.
Para terminar, en toda esta discusi�n siempre lo primero, � volar a vela ! Con esto no quiero decir que el camino para ser buen aviador sea solamente el del vuelo a vela. Quien tenga la posibilidad de empezar su aprendizaje en el avi�n de motor llegar� m�s pronto a la meta. Pero este asunto pertenece a otro cap�tulo y para ello hacen falta otros apara�tos, es decir, � verdaderos � aviones de motor con motores, por lo menos, de 40 a 60 CV.
Una palabra final para quienes s�lo estiman el vuelo en avi�n con motor y hacen mofa de las discusiones sobre el vuelo a vela y los motoveleros: � Me dais l�stima�, porque el m�s bello episodio en la vida del hombre que vuela es el primer vuelo a vela hecho correctamente bajo las blancas nubes de un cielo de verano.
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