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Club de Planeadores Los Caranchos

Aer�dromo:  Ruta Provincial C-45  -  ALTA GRACIA  -  Departamento Santa Mar�a  -  Provincia de C�rdoba  - Rep�blica Argentina


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Manual del Vuelo a Vela
Wolf Hirth
1942

Campo de vuelo a vela

por WOLF HIRTH

Uno de los puntos esenciales en los que la aviaci�n sin motor se diferencia de la aviaci�n ordinaria de motor es el aer�dromo o campo de vuelos. El aer�dromo ordinario es casi siempre una zona llana de prado o pastos, en la cual las condiciones de partida y aterrizaje, en sus grandes rasgos, siempre son las mismas, habiendo diferencia solamente en lo tocante a los alrededores, en relaci�n con la actividad del tr�fico. En el campo de vuelo a vela la cosa es completamen�te diferente, pues cada uno tiene una forma completamente distinta y por esta raz�n nunca se puede comparar un campo con otro. Para dar idea de lo que es un campo de vuelos nos fijaremos en un par de ellos de los m�s conocidos y as�, en honor a los j�venes pilotos de velero, que son los que yo me imagino como lectores de este libro, se describir�n a conti�nuaci�n los campos de la Wasserkuppe del Rh�n; Rossitten, como campo t�pico de dunas; Grunau en los Montes Gigan�tes; el Hornberg en la regi�n de Suabia, y Elmira en los Estados Unidos.
Yo mismo aconsejo a los j�venes pilotos que no hagan sus cursos todos en la misma escuela, sino que alternen entre todas siempre que les sea posible. Un vuelo en una nueva ladera enriquece su experiencia y les sirve para mucho, despu�s en los vuelos de distancia, o para los casos en que se vean obligados a emitir juicio sobre una comarca enteramente desconocida. Un piloto de velero perfecto debe tener la costumbre no s�lo de pensar en el vuelo a vela a la vista de una nube o de una corriente de aire como si fuese a utili�zarlos, sino que cualquier monta�a la debe mirar como de su propiedad, en cuanto al vuelo orogr�fico sobre ella. Na�turalmente que hay que distinguir entre terrenos para prin�cipiantes, terrenos para perfeccionamiento y terrenos para los que son ya maestros en el vuelo, como, por ejemplo, los escar�pados u otros terrenos an�logos.
Quien un d�a ha sido enviado a un pa�s extranjero para volar a vela, donde se ofrezca, y quiz� en circunstancias dif��ciles, como a m� mismo me ha sucedido hace muchos a�os, pensar� que un terreno puede mejorarse por medio de obras de la actividad humana. Esto se pue�de conseguir haciendo, por ejem�plo, un gran cobertizo en el hueco entre dos monta�as o colinas, que entonces podr� servir de pro�ductor de ascendencias, o cons�truyendo terraplenes, si no los hay, en los lugares en donde el viento puede penetrar con toda facilidad, o bien, lo que hasta ahora es solamente un castillo en el aire, construir un � valle-barrera del viento �. Sin llegar a estos sue�os, siempre es posible con gastos relativamente peque�os, hacer mejoras de importancia. Tal ocurri� un d�a cuando se quiso hacer vuelos a vela en una playa en La Florida, que yo propuse hacer una ladera artificial por medio de setos cerrados con tablas altas montadas sobre ruedas que se pudiesen poner siempre exactamente contra el viento. La propuesta no pudo entonces ser llevada a cabo, pero seguramen�te habr�a tenido �xito (Fig. 129 y 130).

Fig. 129.  Ladera con �rboles en situaci�n desfavorable para producir ascendencia

Fig. 130. Mejora del terreno de vuelos por una plantaci�n de �rboles conveniente

Un plan fant�stico, pero que en tiempos futuros puede llegar a ser realidad, es hacer, terra�plenando, una colina artificial para el vuelo a vela. Esta idea la tuve cuando extend� la vista desde nuestro campo de vuelos, en Nueva York, el a�o 1930, pensando en que amontonando el cascote que saliera de esa gran ciudad en una isla de�lante de la costa del Norte se formar�a una gigantesca coli�na con laderas muy a prop�sito para volar a vela. A la vista de la figura 131 cualquiera puede imaginarse la ac�tividad de vuelo que se podr�a desarrollar en un campo de esas condiciones.
En el coraz�n de Alemania, rodeado de las cadenas de las monta�as Vogelberg, Spessart y el bosque de Turingia, se eleva el Rh�n, en la Wasserkuppe, con la altura m�xima de 950 m. Aqu�, en los manantiales del Fulda y del Saale, en el pa�s lim�trofe entre Baviera, Hesse, Turingia y Prusia es en donde tuvo su cuna el vuelo sin motor; aqu� es donde se ensayaron y mejoraron las experiencias de Lilienthal, hasta que Alemania ense�� al mundo los nuevos caminos para la con�quista del aire por el vuelo sin motor.

Fig. 131. Ejemplo de una colina artificial eri�gida en un terreno llano con laderas para todas las direcciones de viento, as� como con terreno apropiado para envolar y aterrizar con toda clase de remolque

 Por las peladas y tendidas laderas de la Wasserkuppe iban los estu�diantes de Darmstadt, antes de la primera guerra mundial, otean�do y buscando soluci�n al problema del vuelo planeado. Aqu� reuni� a los pilotos, despu�s de la guerra, el grito de apelaci�n del pa�dre del Rh�n, Ursi�nus, que, teniendo una visi�n prof�tica, los llam� para ir hacia nuevos derroteros con �nimo rehecho y esp�ritu emprendedor. El vuelo de la primera hora de Arthur Martens en 1922 rompi� el anatema, y lo que hab�a de conducir a Alemania a una nueva posici�n en el mundo qued� fundado en la Wasserkuppe. De aqu� sali� una nueva rama del conocimiento humano que conquist� al mundo. Pero en las �speras laderas de la Kuppe, azotadas a veces por huracanes y nieblas, hay tambi�n alguna que otra cruz como testimonio de las v�ctimas que hubo que ofrecer a la gran tarea.
En la parte m�s alta de la Wasserkuppe est� el Berg�gasthof (Hotel de la Monta�a). Por el Oeste desciende la monta�a r�pidamente en varios escalones hacia Popen�hausen. Erguido y arrogante se levanta hacia el cielo el monumento a los pilotos ca�dos, muy cerca y por bajo de la c�spide, junto a �l hay una pir�mide de basalto, como re�cuerdo de honor, llamada la piedra de la suerte. Por el Sud-Oeste cae la ladera hacia la punta llamada Pferdskopf (Cabeza de caballo) apareciendo antes la Schreckstein, una roca sa�liente solitaria; y a partir de esa punta cae en escarpado hasta el lago Gukai. Por el Sur se extiende la ladera como sitio ideal para entrenamiento, hacia el peque�o Eube, para continuar abri�ndose hasta el gran Eube, el cual, en forma de martillo, sale como avanzada de la Wasserkuppe; luego Gersfeld, la antigua cabeza de partido y punto final del ferrocarril Fulda-Gersfeld, cerrando el panorama. As� se forma alrededor del lago Gukai un cono escarpado como un cr�ter, llamado Goldloch (Agujero dorado). Esta parte de la monta�a cubierta de bosque va cayendo por el Este, hacia el valle de Obernhausen.

Fig. 132. El terreno de los cl�sicos Concursos del Rh�n

 Al pie de la ladera del Sur el campo llamado � Zucker�feld � (Campo de az�car) ofrece un excelente sitio para ate�rrizaje en la primera fase de la ense�anza.
Por el Este cae la Kuppe suavemente como una terraza hasta la Schafstein. Al lado del Hotel Berggasthof hay una torre de madera para observaci�n y operaciones de medida; unos metros m�s baja est� la antigua escuela de pilotos de Martens. Despu�s viene el verdadero campamento de los pilotos, rodeado de un camino dentro del cual se encuentran los antiguos y nuevos edificios que sirven para las necesida�des de la ense�anza y de los concursos. Delante del campa�mento, hacia el Sur, est� la ladera de Weltensegler, llamada as� por ser en ella donde estaba el desaparecido cobertizo de la Weltensegler-Gessellschaft (Sociedad Weltensegler) que empez� aqu� sus ensayos en 1921. M�s all�, hacia el Este y Sudeste, delante del hotel de los Aviadores, est� el aer�dromo para aviones de motor, cuya ladera del Sudeste per�petuar� el nombre de Peltzner. En ella est� el �rbol, desga�jado por un hurac�n, llamado ��rbol de la ascendencia�, muy conocido por los pilotos al hacer las pruebas de su titulo C. Tanto al aer�dromo como al campamento los rodea por el Este y el Norte un vedado de pinos. Las laderas Weltensegler y Peltzner comprenden entre s� las fuentes del Fulda, un valle c�nico muy abierto, llamado tambi�n la � zona inex�plorada � porque, a causa de haber all� muchos �rboles, no es aconsejable extraviarse por ella al aterrizar.
Tambi�n la ladera Norte de la Kuppe, desde la Kuppe de Abtsrodaer hasta Schafstein, ofrece buenas posibilidades de vuelo a vela con viento Norte, sobre el hondo valle hacia Reulbach. El Schafstein es un precioso monumento natural con un escarpado de 100 m. de profundidad, que forma una verdadera � catarata � de bloques de basalto.
Se ve que la Wasserkuppe, con casi todas las direcciones de viento, ofrece buenas condiciones para planear y volar a vela, si no la envuelve la espesa niebla, haciendo lo que vulgarmente se dice � echar la llave �. La ense�anza con remolque por torno es posible con cualquier direcci�n de viento en el aer�dromo y la ladera Weltensegler. El aer�dromo permite la partida del avi�n con velero remolcado, incluso en el caso de velero biplaza. Se comprende bien el importante papel que la Wasserkuppe desempe�a como es�cuela de vuelo sin motor, siendo adem�s el campo de concurso para los pilotos de velero alemanes y aun de todo el mundo.

Fig. 133. Rossitten, � la patria de los primeros grandes vuelos de duraci�n �   y donde han sido hechos otros nu�merosos vuelos de este g�nero

 Como lugar de la tradici�n, la Wasserkuppe ha recibido el t�tulo de honor de �Monta�a santa de los pilotos de vele�ro�. Es la madre de todas las proezas realizadas con el vuelo sin motor y dirige orgullosa su vista hacia los �xitos que la reserva el futuro.
Rossitten, en el lejano oriente de la naci�n alemana, fue despu�s de la Wasserkuppe el lugar que se conquist� pronto un nombre en el vuelo sin motor, lo cual fue exclusivamente obra de uno de los inolvidables precursores, Ferdinand Schultz, que llev� a cabo su vuelo de marca de duraci�n en la ladera de las dunas del Este. Despu�s Rossitten perdi� importancia, porque las ascendencias t�rmicas en la estrecha lengua de tierra que cierra la bah�a no tiene intensidad sufi�ciente para el vuelo (Fig. 133).
Sin embargo, con sus dunas constituye un terreno de escuela de estilo propio, �til en particular para principiantes. El suelo de arena movediza presenta dificultades especiales en cuanto a los m�todos de envuelo, al transporte e incluso para el movimiento de las personas; pero, en cambio, tiene la ventaja de que los aterrizajes violentos y ca�das son gene�ralmente de mejores resultados que en los campos con sub�suelo de roca. Para que resulte bien ense�ado un piloto de velero es preciso que haga una permanencia en una escuela de costa tal como Rossitten, Sylt o Leba (Fig. 134).

Fig. 134. As� hay que volar, con apoyo en las estrechas ascendencias de las dunas bajas

 Grunau, en los Montes Gigan�tes, fue descubierto por los afi�cionados al vuelo a vela en Si�lesia, los cuales llamaron en 1923 a Espenlaub, el cual acudi� en compa��a de su ayudante Ed�mund Schneider del pa�s de Sua�bia. Pero mientras que Espen�laub despu�s de pocos a�os se fue de all�, Schneider permaneci� fiel a su nueva patria chica, ayud� a montar con escasos medios una escuela de vuelo a vela y en 1928 fund� su f�brica de aviones, conoci�dos hoy en el mundo entero. La escuela de vuelo sin motor fue ganando importancia desde 1928 hasta 1930, como lugar apropiado para ense�anza de principiantes, cuando tom� la direcci�n de ella Wolf Hirth en 1931 hasta 1933, y en�tonces fue adquiriendo fama creciente como Escuela Su�perior para perfeccionamiento de pilotos en toda clase de remolques y en vuelo t�rmico (Fig. 135).
Como se deduce del croquis, la situaci�n es muy otra que la de Rossitten o aun la Wasserkuppe, pues aqu� las condiciones para el vuelo a vela son excelentes en casi todas las direcciones de viento. Desgraciadamente, el vuelo remol�cado hay que hacerlo en el aer�dromo de Hirschberg, alejado algunos kil�metros, lo que da lugar a grandes dificultades para la inspecci�n y exige un parque de aparatos bastante m�s importante que si as� no fuese.

Fig. 135. La escuela de vuelo de Grunau en los Montes Gigantes; uno de los terrenos de vuelo a vela que presenta m�s posibilidades en relaci�n con la direcci�n del viento

El � Hornberg � es un monte y no una localidad y est� cerca de Gm�nd, en Wurtemberg, la antigua ciudad impe�rial de Suabia. Su valor especial se deriva de tener una ladera occidental extensa, arqueada y muy pendiente que permite el vuelo a vela, aun con peque�as velocidades de viento, siempre, que tenga componente Oeste, desde el Sudoeste al Noroeste, a lo cual se a�ade que en la meseta se pudo orga�nizar el aer�dromo, que permite practicar toda clase de re�molques. El campamento de pilotos fue construido, en algu�nos a�os, con arreglo a un plan previamente estudiado y comprende los edificios para la administraci�n y direcci�n, para descanso de los pilotos; tres cobertizos, talleres y una piscina. Como aqu� hay, a la vez, terreno para remolque y ladera, es posible emplear los mismos veleros para los distin�tos g�neros de envuelo, seg�n las circunstancias del tiempo. La niebla no estorba tanto como en la Wasserkuppe, a causa de la menor altura sobre el nivel del mar (680 m.) y por otro lado son tambi�n buenas las ascendencias t�rmicas, por lo que no es de maravillar que aqu�, en Hornberg, se haya conseguido, en dos a�os de existencia, una suma de horas de vuelo por a�o que excede con mucho a las obtenidas en otros campos de vuelo. No sin motivo fue escogido Hornberg por la Direc�ci�n del Vuelo a Vela como escuela de perfeccionamiento de pilotos. En cambio, no hay que contar con este campo para la ense�anza de principiantes (Fig. 136 y Fig. 140, P�g. 356).

Fig. 136. La Escuela Superior de vuelo a vela de Hornberg, en Wurtemberg

 Considera el traductor que debe a�adir aqu� la descripci�n del campo de la Escuela de vuelo sin motor de Huesca, para completar los conocimientos contenidos en el texto referentes a campos de fuera de Espa�a.
El campo de esta Escuela fue descubierto por el grupo local de vuelo sin motor, en la �poca en que este vuelo estaba balbuciente en nuestro pa�s.
Se halla Huesca en el centro de una hoyada extensa, cerrada por una sede de mesetas, figura I, MCB y DA que se desprenden de las estribaciones de la
Sierra de Guara. Una de las crestas secundarias de esta Sierra presenta una formidable falla, el Salto de Rold�n, S, por donde entra el r�o Isuela en la llanura. Huesca se arremolina alrededor de la catedral, edificada sobre una
elevaci�n que domina la llanura y que, naturalmente, fue la base de la ciudad amurallada antigua.
Estas l�neas de mesetas, salvo las fallas debidas a los valles de erosi�n por donde van los caminos, ofrecen ascendencias continuas, bajo los vientos marcados por las flechas 1 y 2. El marcado por la flecha 1 corresponde al viento dominante de direcci�n W. N. W.; el de la flecha 2 al otro viento frecuente pero mucho menos que el primero, de direcci�n SE.
La l�nea BCM viene a tener 5 a 10 Km. de longitud y otro tanto la opuesta, aunque �sta tiene peor configuraci�n que la primera para el vuelo a vela.
Pero ambas l�neas son aprovechadas por los buitres, que anidan en los es�carpados del Salto de Rold�n y que van a sus correr�as volando a vela a lo largo de las citadas ascendencias, seg�n la direcci�n del viento.

Figura I

As� pues, resulta mucho m�s ventajosa la l�nea MCB, por ser m�s dominante el viento que en ella produce ascendencia y por tener configuraci�n m�s apropiada, sobre todo al sur de la carretera a Alcal� del Obispo, en donde la meseta se llama �Cerro de Monflorite .
En esta ascendencia se hizo el primer vuelo de un piloto espa�ol puro de vuelo sin motor, es decir de un piloto que no hab�a tripulado en su vida otro veh�culo a�reo que un velero y esto ya sin ser un jovenzuelo, pues pasaba de los 30 a�os cuando Besc�s hizo, en la primavera de 1935, una permanencia de 1,57 horas. Despu�s se realizaron otros vuelos de m�s importancia; pero no se pretende hacer una historia del vuelo sin motor en Espa�a, sino simplemente citar los or�genes de esta Escuela. Actualmente se han hecho las construcciones necesarias para una escuela, an�logas a las descritas de Alemania y otros pa�ses.

Figura II

 La situaci�n de esta Escuela, adem�s de prestarse al vuelo con apoyo orogr�fico, es prometedora tambi�n, en cuanto al apoyo t�rmico, pues al efecto de la radiaci�n solar, en la estaci�n de transici�n y en el principio del verano, sobre la hoyada, se unir� el efecto resolutivo de las situaciones l�biles producido por la crester�a de la Sierra de Guara, todo lo cual dar� lugar, seguramente, a excelentes condiciones de apoyo t�rmico, incluso nocturno, por la �ltima cir�cunstancia citada.
Se incluye un croquis particular, figura II, del terreno en donde se halla la Escuela. - N. del T.
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