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Club de Planeadores Los Caranchos

Aer�dromo:  Ruta Provincial C-45  -  ALTA GRACIA  -  Departamento Santa Mar�a  -  Provincia de C�rdoba  - Rep�blica Argentina


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Manual del Vuelo a Vela
Wolf Hirth
1942

El vuelo
por Heinz Kensche

1� Secci�n

Aire y resistencia del aire

Para poder explicar las circunstancias del vuelo es preciso tratar primeramente de las propiedades del medio en el que el vuelo tiene efecto, es decir, de las propiedades del aire.
La capa de aire que envuelve a la Tierra tiene un espesor de unos 250 km. Est� compuesta, como ya se sabe, de ox�geno, nitr�geno y peque�as cantidades de otros gases (V�ase tambi�n el capitulo � Meteorolog�a para pilotos de velero �).  A causa de la acci�n de la gravedad de la Tierra, el aire superior se apoya sobre el aire de las capas inferiores y �ste, a su vez, sobre la superficie terrestre. Una columna de aire normal a esa superficie de un cm.2 de secci�n y de la altura de la atm�sfera ejerce sobre su base, en las circunstancias de temperatura y estado del tiempo normales, una presi�n de 1,033 kg., valor num�rico que se llama presi�n atmosf�rica y que se mide en mm. de mercurio o en altura de H2O, es decir, est� en equilibrio con la columna de aire una altura de agua de 10,33 m. Cerca del suelo el aire pesa en condiciones normales a raz�n de 1,25 kg. por m.3, valor que se llama peso espec�fico o densidad del aire. Solamente para completar estas ideas preliminares se citar�n aqu� los hechos conocidos de que el aire, como los dem�s gases, es compresible y sigue las leyes de Boyle-Mariotte y de Gay-Lussac cuando var�an su temperatura y su presi�n, como asimismo var�a entonces su densidad y que, por fin, al aumentar la altura la presi�n disminuye seg�n la curva barom�trica. En esencia, resulta de estas propiedades que el aire es un cuerpo que tiene peso, dotado de masa y que, por lo tanto, cuando est� en reposo, ejerce una cierta acci�n sobre su base de apoyo.
La teor�a del aire en reposo, cuyos rasgos generales se han citado, es lo que se llama aerost�tica.
Fig. 9. Polar de un ala

 La aerodin�mica es la teor�a del aire en movimiento y algunas de sus leyes se explicar�n aqu�, por ser necesarias para la buena comprensi�n de los fen�menos que han de analizarse. Se puede decir que el fundador de la aerodin�mica tal como se entiende hoy fue Otto Lilienthal, el primer hombre que consigui� volar. Prescindiendo de las primitivas investigaciones de Leonardo da Vinci y de Berblinger, el � sastre de Ulm �, cuyas investigaciones eran m�s bien de car�cter cient�fico, puede decirse que Lilienthal fue el primero que busc� la explicaci�n cient�fica del vuelo pr�ctico y que desarroll� su teor�a aerodin�mica de un modo sistem�tico, experimentando con una instalaci�n ideada por �l, el aer�dromo circular, la sustentaci�n y la resistencia del aire de superficies m�viles en �l. Por medio de la comparaci�n descubri�, por ejemplo, la superioridad de las superficies arqueadas respecto a las planas, en lo concerniente a obtener sustentaci�n. �l invent� tambi�n el procedimiento de representar los coeficientes aerodin�micos de un perfil de ala por medio del diagrama polar, cuyo modo de representaci�n, en esencia, se ha conservado hasta hoy (fig. 9).

Caracter�sticas de vuelo

El elemento m�s esencial del avi�n es el ala, cuya forma y modo de construcci�n son decisivos para las caracter�sticas de un avi�n. La historia de la evoluci�n de la forma del ala est� �ntimamente ligada con la del progreso en los conocimientos sobre aerodin�mica. Los primeros ensayos aerodin�micos dieron por resultado que la mayor sustentaci�n y la m�nima resistencia se consiguen con un ala del menor espesor posible y de perfil curvo, y, de consiguiente, los primeros aviones ten�an alas arqueadas de perfiles delgados, las cuales para llegar a tener la suficiente resistencia se dispon�an atirantadas y arriostradas entre s� y con el fuselaje, modo de construcci�n que, con el empleo de perfiles delgados, se sostuvo hasta los tiempos de la guerra mundial (1914-1918). Estos elementos de atirantamiento, como riostras, hilos y los muchos nudos de empalme que para ellos eran necesarios y que no pod�an ser utilizados directamente en producir sustentaci�n, produc�an en cambio mucha resistencia perjudicial, de manera que se perdieron las buenas caracter�sticas de las alas.
Se trat�, pues, de limitar todo lo posible el empleo de elementos que dieran lugar a resistencia perjudicial, y el profesor Junkers fue el primero en darse cuenta de que se hab�a de seguir otro camino en la construcci�n de aviones. Reconoci� que el empleo de perfiles de ala gruesos ofrec�a muchas ventajas, pues permit�a ocultar dentro del ala muchos elementos de la construcci�n que s�lo produc�an resistencia perjudicial. El aumento de resistencia que el perfil grueso del ala pudiera producir se compensaba de sobra con la supresi�n de cables y riostras, y de este modo naci� en el curso mismo de la guerra el ala volada.
Un camino an�logo de evoluci�n siguieron otros elementos constructivos del avi�n, y basta para ello hacer una comparaci�n entre el fuselaje de los primeros Bl�riot y Farman, cuya estructura de celos�a iba libremente en la corriente de aire, dando lugar con ello a gran resistencia al avance, y el fuselaje de un avi�n moderno cuya lisa superficie ofrece la m�nima superficie posible de ataque al aire circundante. El que hoy se empleen para la ense�anza del vuelo sin motor aparatos con fuselaje de celos�a y, por lo tanto, con las caracter�sticas de los primitivos aviones, no quiere decir que los modernos aparatos no signifiquen un progreso: es que ese m�todo de ense�anza, con todas las circunstancias que son su consecuencia, se emplea sencillamente por la raz�n de su econom�a; a lo que se a�ade el que en los aparatos de escuela no se desean caracter�sticas demasiado buenas (buen �ngulo de planeo), porque un �ngulo de planeo demasiado bueno trae como consecuencia demasiada atenci�n en el alumno para dominar la t�cnica del aterrizaje, especialmente cuando ha de hacerlo en sitio prefijado.
Para poder comprender la evoluci�n de los aparatos de vuelo sin motor es necesario que antes nos ocupemos algo de la aerodin�mica y, en primer lugar, de la teor�a de la sustentaci�n del ala, propiamente dicha. Como ya se dijo al principio, la aerodin�mica dispone de un excelente medio para leer directamente los coeficientes de un perfil, y ese medio es el diagrama polar de Lilienthal. Los coeficientes, Ca (de sustentaci�n) y Cw (de resistencia al avance) en uni�n de la presi�n del aire y una magnitud conocida del ala, el �rea de la superficie de sustentaci�n, permiten calcular inmediatamente la sustentaci�n y la resistencia al avance de un ala bajo un determinado �ngulo de ataque. Se tiene:

A = Ca . q . F

es decir: sustentaci�n igual al coeficiente por la presi�n y por la superficie.

W =   Cw . q . F

o sea: resistencia igual al coeficiente respectivo por la presi�n por la superficie. Si se observa atentamente el diagrama, se ve que se puede hallar, con cualquier �ngulo de ataque del ala, su coeficiente de planeo dividiendo el coeficiente de resistencia por el de sustentaci�n. Es decir, coeficiente de planeo,  tg .  j  =  Cw / Ca. En el diagrama polar se ve, adem�s de la l�nea m�s gruesa, otra segunda m�s fina, y para com�prender la significaci�n de esta curva hay que saber que la resistencia de un ala se compone de dos partes: la resistencia inducida y la resistencia del perfil. Ludwig Prandtl, director del Instituto Aerodin�mico de Gotinga, ha hecho ver la existencia e importancia de la resistencia inducida de un ala y la ha explicado completamente en su teor�a del ala sustentadora (Teor�a del ala de envergadura finita), y puesto que esta teor�a es de gran importancia en la evoluci�n del velero, la expondremos aqu�, aunque s�lo sea brevemente.
Si un ala es soplada por una corriente de aire o, lo que es igual, el ala se mueve respecto a un aire en reposo, se produce una sustentaci�n que depende de su secci�n transversal y del �ngulo de ataque. La corriente de aire que produce la sustentaci�n del ala se puede imaginar descompuesta en una corriente irrotacional estacionaria y una corriente de circulaci�n superpuesta a la primera. La adici�n de las dos corrientes que deben suponerse separadas por el perfil del ala, una sobre la cara dorsal y otra en la cara inferior del ala, da lugar a velocidades que respecto a la velocidad media primitiva representan, la primera una aceleraci�n y la segunda un retardo en el movimiento de las part�culas de aire y a consecuencia de ello se originan en la cara superior una aspiraci�n din�mica y en la cara inferior una sobrepresi�n de igual origen. La circulaci�n existente alrededor del perfil del ala no cesa bruscamente en los m�rgenes de �sta, sino que se prolonga algo m�s all�, siendo desviada hacia atr�s en ambos m�rgenes por la acci�n del viento relativo de la marcha. Los torbellinos desprendidos de este modo constituyen los llamados torbellinos marginales y son los que unidos a la circulaci�n imaginada en el ala, forman el llamado torbellino en herradura, a causa de su forma. Seg�n ense�an las leyes de la aerodin�mica, una formaci�n de torbellino equivale a una resistencia y la que, en la cuesti�n de que se trata, nace a consecuencia de los torbellinos desprendidos en los m�rgenes del ala se llama resistencia marginal o resistencia inducida. La circulaci�n citada antes, que da lugar a la sustentaci�n, no est� repartida uniformemente a lo largo de toda la envergadura, sino que, a consecuencia de la corriente que se forma en los m�rgenes debida a la diferencia de presi�n entre las caras superior e inferior del ala, se establece una circulaci�n hacia el exterior de cada semiala que equivale a una disminuci�n de la sustentaci�n. Resulta as� que la repartici�n de la sustentaci�n en alas de planta rectangular, trapecial o el�ptica se asemeja m�s o menos a una semielipse. Ludwig Prandtl ha reconocido el hecho de que la energ�a cin�tica de las masas descendentes, que equivale a una p�rdida, es igual al trabajo por segundo de la resistencia inducida, y apoy�ndose en estas deducciones y en la suposici�n de una repartici�n de la sustentaci�n exactamente el�ptica, ha establecido el valor del coeficiente de re�sistencia inducida igual a:

Cwi  =  (Ca2  /  p )  .  (F / b2)

De este valor se deduce que la resistencia inducida crece con el cuadrado de la sustentaci�n y disminuye con el cuadrado de la envergadura, vi�ndose as� que una buena caracter�stica exige una gran envergadura.
El valor F / b2,  o simplificando,  t / b es el inverso del alargamiento o esbeltez del ala. La forma de la dependencia entre la resistencia inducida y la sustentaci�n que es de car�cter cuadr�tico hace que la curva fina del diagrama polar antes citada sea una par�bola. Se ve, por otra parte, que esta curva es siempre muy pendiente y tanto m�s cuanto la relaci�n t / b sea m�s peque�a, o, lo que es igual, mayor el alargamiento. De todo lo dicho se deduce con toda claridad la conveniencia de que un ala de velero tenga un buen alargamiento. En los aviones ordinarios con motor el alargamiento no tiene importancia tan grande, porque disponi�ndose de la gran potencia del motor y por la gran velocidad de vuelo que se quiere obtener, el vuelo es posible aun con peque�os coeficientes de sustentaci�n, y, dada la dependencia cuadr�tica citada entre la resistencia inducida y la sustentaci�n, la primera se mantiene dentro de limites restringidos y adem�s su contribuci�n a la resistencia total, dadas las dem�s circunstancias, es peque�a.

En el vuelo a vela, en el que se tiene por objetivo conseguir una peque�a velocidad de descenso con gran coeficiente de sustentaci�n, es de mucha importancia conseguir una disminuci�n de la resistencia inducida mediante el aumento consiguiente de envergadura, puesto que esa resistencia constituye la mayor parte de la resistencia total.
La resistencia del perfil, que es la parte comprendida en el diagrama entre la par�bola de la resistencia inducida y la polar, se compone de la resistencia de forma y de otra de fricci�n, la cual depende de la fricci�n interna o viscosidad del aire y es producida por la formaci�n de la llamada capa superficial, constituida por una delgada pel�cula de fluido adherida al cuerpo.
Num�ricamente, la resistencia de forma representa la parte menor de la resistencia del ala; por lo tanto, en la construcci�n de veleros no es esencial la cuesti�n de elecci�n de perfil, desde el punto de vista de la resistencia, ya que se atiende a otras circunstancias para conseguir las buenas caracter�sticas deseadas, de las cuales se hablar� despu�s. Es m�s importante, en la construcci�n de aparatos, atender a la resistencia de fricci�n, que debe reducirse haciendo que la capa superficial sea de espesor m�nimo, y asimismo a la resistencia inducida, disminuy�ndola lo posible por un buen alargamiento. Naturalmente que el alargamiento no puede escogerse a voluntad haci�ndole indefinidamente grande, puesto que a partir de un cierto l�mite resulta inadmisible el peso del avi�n, a consecuencia de la gran envergadura necesaria, de modo que por este camino se llegar�a a velocidades de descenso ya de gran valor, que dar�an lugar a que las caracter�sticas no fueran las convenientes, a pesar del buen coeficiente de planeo. Lo mejor es tratar de llegar a una resistencia inducida lo menor posible, despu�s de fijado el alargamiento, atendiendo tambi�n a que la distribuci�n de sustentaci�n, a lo largo del ala, siga dentro de la ley el�ptica mientras se mantenga el �ngulo de ataque en los l�mites normales de vuelo, lo cual es posible, seg�n han demostrado por el c�lculo Glauert, Birnbaum, Lotz, y especialmente Lippisch; pero veremos tambi�n que para conseguir ese resultado se debe renunciar a otras exigencias de importancia.
Para hacer ver con m�s claridad la importancia de la resistencia inducida se recordar� lo siguiente: los coeficientes aerodin�micos de un perfil de ala se obtienen en los ensayos hechos en el t�nel de un Instituto aerodin�mico, de los que el m�s importante es el del establecimiento de Gotinga, el cual ha publicado los resultados de las mediciones de perfiles en los � cuadernos de Gotinga �, n�meros 1 a 4, los cuales ser�n seguramente conocidos de gran parte de los lectores. Los modelos de alas ensayados en el t�nel aerodin�mico de Gotinga tienen siempre el alargamiento de 5 : 1 y en los diagramas resultantes de los ensayos aparecen las polares con la par�bola de resistencia inducida a base de ese alargamiento. Si los diagramas citados se transforman, para casos de mejores alargamientos, empleando la f�rmula dada para la resistencia inducida, se ver� que las nuevas par�bolas halladas son mucho m�s pendientes, lo que quiere decir que, con los grandes valores de los coeficientes de sustentaci�n con los que principalmente se vuela en velero, la resistencia total del ala se ha hecho m�s peque�a.
Para completar lo expuesto y para extender lo dicho a otras publicaciones que contienen diagramas de perfiles, conviene decir que en otros Institutos, y naturalmente con arreglo a la instalaci�n y dimensiones de los t�neles de que disponen, pueden hacerse los ensayos con otros alargamientos y obtener los diagramas polares para esos otros valores (Hay que advertir que en el texto original, en lugar del alargamiento, figura el inverso de su valor, pero en Espa�a se acostumbra a razonar sobre el alargamiento. Lo mismo puede decirse sobre los coeficientes aerodin�micos, que se emplean los m�tricos, en funci�n, no de la presi�n del aire, sino del cuadrado de la velocidad; pero los resultados son iguales en cuanto a su influencia en el vuelo; estos coeficientes m�tricos se usan tambi�n en Francia y en Inglaterra, y en los Estados Unidos se usan los llamados absolutos. - N. del T.). Por ejemplo, los americanos hacen los ensayos sobre alas de envergadura finita ; pero luego transforman los resultados para ala ilimitada o envergadura infinita, prescindiendo as� de la par�bola de resistencia inducida, representando s�lo el diagrama la resistencia del perfil (Lo mismo se hace en Espa�a. Conviene decir que, como se ve en la figura 9, la par�bola inducida es casi paralela a la polar, principalmente en los peque�os �ngulos de ataque: si se transporta hacia la derecha tal par�bola hasta que coincida con la polar en el punto que corta al eje horizontal, se ve que casi toda la par�bola coincide con la polar y s�lo en los �ngulos de ataque grandes se separa de ella: la distancia horizontal entre ambas curvas as� situadas representa la resistencia de forma del perfil y la parte constante del intervalo entre ambas curvas, en su posici�n normal, es decir, lo que se traslad� la primera hacia la derecha, representa el valor de la parte de resistencia debida a la fricci�n. - N. del T.). Este m�todo conviene para poder comparar las propiedades dependientes s�lo del perfil y para simplificar la transformaci�n de la polar al caso del alargamiento fijado en el proyecto de un avi�n. Lo expuesto es s�lo un resumen de los fen�menos que ocurren, hecho con objeto de facilitar al lector que no tenga preparaci�n suficiente la comprensi�n de las explicaciones que siguen (Se encontrar� una explicaci�n m�s completa y exacta sobre los fundamentos te�ricos expuestos, en la literatura siguiente: 1. Cuadernos de Gotinga 1 a 4; 2. Fundamentos del vuelo, de Pfister y Porger, cuadernos 4 y 5 de la serie Volckmann. En espa�ol, en la obra El hombre vuela Editorial Labor. - N. del T.).
Todav�a hay que decir algo m�s sobre el diagrama polar, haciendo ver la importancia de la segunda curva del diagrama en la zona de los �ngulos de ataque normales.

 Fig. 10. Distribuci�n de fuerzas con relaci�n a la profundidad del ala, en el caso de un �ngulo de ataque pr�ximo al de la m�xima sustentaci�n

 La fuerza de sustentaci�n que act�a sobre el ala se puede imaginar formada, en el caso de �ngulos de ataque positivos, por los 2/3 de su valor como consecuencia de aspiraci�n sobre la cara dorsal del ala y el 1/3 restante, como sobrepresi�n en la cara inferior, aunque para lo que sigue es indiferente que se trate de efectos de aspiraci�n o de sobrepresi�n. Imaginamos, desde luego, el perfil proyectado sobre su cuerda y que las fuerzas act�an concentradas, con su valor total sobre esta proyecci�n. Entonces se ve, figura 10, que las fuerzas son notablemente mayores hacia el lado del borde de ataque que hacia el borde de salida. Si se suponen compuestas todas estas fuerzas en una resultante, �sta deber� pasar por el centro de gravedad de la superficie de distribuci�n de fuerzas, puesto que debe tener, respecto a cualquier punto de la profundidad del perfil, el mismo momento que la totalidad de las fuerzas parciales; el punto en cuesti�n, por donde pasa esa resultante, se llama centro de presiones. Para comprender la expresi�n frecuentemente empleada de que � el centro de presiones se desplaza �, hay que decir que la posici�n del mismo es diferente para cada �ngulo de ataque (fig. 11), y as� se ve que la presi�n hacia el borde anterior del perfil es tanto mayor, respecto a la presi�n en la zona del borde salida, cuanto mayor es el �ngulo de ataque.

 Fig. 11. Variaci�n de la dis�tribuci�n de presiones en los diferentes �ngulos de ataque

Se ve que en el �ngulo de ataque en que la sustentaci�n se anula, las presiones en la zona del borde de ataque son hasta negativas, es decir, la sustentaci�n total es nula, pues se destruyen las reacciones del aire positivas de la zona posterior con las negativas de la anterior, pero ambas resultantes parciales dan lugar a un momento. Este resultado se expresa matem�ticamente diciendo que la resultante total est� aplicada a distancia infinita, y para los valores negativos, que a partir de esa posici�n empieza a tomar, sigue, fuera del perfil, a distancias muy grandes hacia la regi�n anterior.

Fig. 12. Variaci�n de posici�n del centro de presiones cuando var�a el �ngulo de ataque

En la figura 12 est� representada gr�ficamente la variaci�n de posici�n del centro de presiones, vi�ndose que dentro de la zona normal de vuelo, al crecer el �ngulo de ataque, el centro de presiones avanza y al disminuir ese �ngulo el citado centro retrocede, lo que tendr� consecuencias sobre la estabilidad. Los perfiles con estas propiedades, que son los m�s empleados en la construcci�n de veleros, se llaman � inestables �. Si se supone el perfil capaz de girar alrededor de un punto, que puede ser el de aplicaci�n de la sustentaci�n en su valor normal, donde en general est� tambi�n el centro de gravedad del avi�n, resulta que las variaciones del �ngulo de ataque dan lugar a nuevas posiciones de la reacci�n del aire, que obran aumentando esa variaci�n en el mismo sentido: si, por ejemplo, aumenta el �ngulo de ataque, el centro de presiones avanza y la reacci�n del aire tiene un momento respecto a la posici�n anterior, bajo la cual debe estar el centro de gravedad, aument�ndose m�s todav�a, por su efecto, el �ngulo de ataque.
Si el �ngulo de ataque disminuye, el centro de presiones retrocede y la reacci�n del aire tiene un momento que disminuye aun m�s ese �ngulo. De las figuras anteriores se deduce que la reacci�n del aire tiene un momento respecto al borde de ataque, por ejemplo, cuyo valor puede expresarse por:     

M   =  A . s

M  =  Ca . q . F . s

Poniendo de manifiesto, en el segundo miembro, el valor de t, se puede escribir:

M  =  Ca . q . F . t . (s / t)

Los valores s y Ca que dependen del �ngulo de ataque, se pueden agrupar, juntamente con el valor t de la profundidad del ala supuesto constante, dando lugar al coeficiente  Cm de valor:

Cm   =  Ca . (s / t)

Con lo que el momento vale, por �ltimo:

M  =  Cm . q . F . t

El coeficiente Cm se llama coeficiente de momento y se lleva al diagrama en l�nea de trazos.
El c�lculo del momento con ayuda del coeficiente de ese nombre tiene el objeto, como f�cilmente se comprende, de poder calcular tambi�n el valor del momento en la posici�n de sustentaci�n nula, que es, como se deduce de la polar, el que corresponde al punto en donde corta la curva de momentos a la ordenada de la abscisa de sustentaci�n nula.
La magnitud de la variaci�n de posici�n del centro de presiones de un perfil puede deducirse de la curva de los valores de Cm o curva de momentos, dibujada en el diagrama, vi�ndose que la pendiente de esta curva, es decir, la variaci�n del valor de Cm en relaci�n con los valores de Ca es aproximadamente la misma en todos los perfiles. La influencia de la curva de momentos sobre los desplazamientos del centro de presiones resulta as� dependiente s�lo de su posici�n respecto a la de sustentaci�n nula, y un an�lisis m�s detenido hace ver que esos desplazamientos son tanto mayores cuanto mayor sea el valor de Cm en el referido punto de valor nulo de la sustentaci�n o, con otras palabras: el desplazamiento del centro de presiones, para igual variaci�n del coeficiente de sustentaci�n, es tanto mayor cuanto mayor sea el valor de Cm0 designando de este modo el valor de Cm para la sustentaci�n nula, y ese desplazamiento es tanto menor cuanto menor sea Cm0. Si la curva de momentos pasa por el origen de coordenadas, o sea si es Cm0 = 0, el centro de presiones no se mueve, sino que permanece en la misma posici�n, y en este caso se dice que el perfil es un � perfil de centro de presiones fijo �. Si la curva de momentos pasa a la izquierda del centro de coordenadas, o sea el valor de Cm0 es negativo, otra vez se mueve el centro de presiones, pero esta vez en sentido contrario: con �ngulos de ataque crecientes retrocede, y con �ngulos decrecientes avanza; en este caso se dice que el perfil es � estable por s� mismo �, es decir, si el perfil tiene tendencia a aumentar el �ngulo de ataque, esta tendencia es contrarrestada por el retroceso de la reacci�n del aire que trata de volver el perfil a su posici�n anterior.
Con esto queda bien patente la importancia de ambas curvas del diagrama en la zona de los valores normales del coeficiente de sustentaci�n.
Si se sigue el curso de la curva llena Ca hasta los grandes valores del �ngulo de ataque, se ve que a partir de un cierto valor del coeficiente de sustentaci�n se presenta un gran aumento del coeficiente de resistencia al avance, hasta que la curva llega al m�ximo de Ca, a partir del cual, siguiendo el crecimiento del �ngulo de ataque, la sustentaci�n disminuye.
La significaci�n de esta propiedad es la siguiente: La corriente de aire que se lanza sobre el perfil y le rodea es desviada; como ya se ha explicado antes, a lo largo de la superficie del perfil y lanzada hacia abajo, de modo que cuanto m�s inclinado se ponga el perfil respecto a la direcci�n de la corriente de aire, m�s en�rgica es la desviaci�n que debe sufrir en la cara superior del perfil. La sobrepresi�n en la cara inferior va haci�ndose cada vez mayor, hasta que alcanza un valor con el que la corriente empieza a desprenderse de la cara dorsal del ala, y de tal modo, que en la mayor parte de los perfiles empleados en el vuelo a vela el desprendimiento empieza cerca del borde de salida. Este desprendimiento de la corriente da lugar a una disminuci�n r�pida de la sustentaci�n y a un aumento de la resistencia al avance. En general, la dislocaci�n de la corriente empieza antes de llegar al m�ximo del coeficiente de sustentaci�n, es decir, el aumento de �ste, a consecuencia del crecimiento del �ngulo de ataque, predomina sobre la disminuci�n producida por la dislocaci�n de la corriente y, por lo tanto, el m�ximo citado corresponder� al �ngulo de ataque para el que el aumento dicho sea igual a la disminuci�n por la dislocaci�n de la corriente. El punto de la cara dorsal del ala en el que la corriente la abandona y se disloca en torbellinos va avanzando hacia el borde de ataque, a medida que crece el �ngulo de este nombre, hasta que la corriente llega a dislocarse en todo el dorso del perfil.
Para los �ngulos de ataque negativos, la polar tiene una forma parecida, siendo los fen�menos, en el caso de sustentaci�n negativa, an�logos a los explicados al llegar a grandes �ngulos de ataque positivos: la corriente permanece adherida a la cara inferior del perfil, hasta que a consecuencia de la curvatura del borde de ataque la corriente se disloca bruscamente en toda la superficie inferior del perfil y da lugar a la disminuci�n r�pida de la sustentaci�n negativa y aumento de la resistencia al avance.
No se detallan m�s los fen�menos que ocurren con los grandes �ngulos de ataque, tanto positivos como negativos, porque esta zona es de menor inter�s para los pilotos de velero, y el que desee informarse m�s sobre el particular puede ver los folletos de Gotinga citados.
A continuaci�n se ver� la influencia de las formas de la polar de distintos perfiles sobre las propiedades del vuelo y sus caracter�sticas.
Los perfiles de que hasta aqu� se ha hablado como usados corrientemente son perfiles en los que la relaci�n del espesor a la profundidad es 0,15 y en los que el esqueleto es de forma de arco de c�rculo y las formas son redondeadas, especialmente en el borde de ataque.
Es f�cil ver que los perfiles delgados tienen menor resistencia al avance que los gruesos y que el coeficiente de esa resistencia depende, adem�s del espesor, de la curvatura del perfil: perfiles de gran curvatura tienen mayor coeficiente de resistencia que los de peque�a curvatura o planos, es decir, los llamados perfiles sim�tricos, entendi�ndose por curvatura del perfil la de su eje o l�nea media (Fig. 13), es decir, el esqueleto del perfil. Por consiguiente, los perfiles sim�tricos delgados tienen menor resistencia al avance que los gruesos y arqueados; sin embargo, la elecci�n del perfil no se hace teniendo en cuenta solamente el coeficiente de resistencia.
Los perfiles curvos son preferidos, generalmente, a los sim�tricos en la construcci�n de veleros, puesto que son mejores en cuanto al coeficiente de sustentaci�n. Este coeficiente tiene, en perfiles sim�tricos, el valor Ca max = 1,1 para los gruesos y el valor Ca max = 0,9 en los delgados, mientras que en los perfiles gruesos y curvos el valor de Ca  es: Ca max    =  1,6. La importancia de que sea grande el valor del coeficiente Ca  se pone de manifiesto resolviendo la ecuaci�n de la sustentaci�n, respecto a la velocidad de descenso de un avi�n.
Como la sustentaci�n A debe ser igual al peso G, se puede establecer:

G   =  Ca  . (r / 2) . v2 . F

y si se supone r / 2 con el valor correspondiente a la densidad del aire en el suelo = 1 / 16, resulta:

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(La f�rmula anterior resulta de poner en vez de la presi�n q del aire, su valor en funci�n de la densidad y la velocidad del mismo, teniendo en cuenta la forma de Ca empleada en Alemania y tomando para densidad b�sica del aire, junto al suelo, o sea al nivel del mar y a 15�, el valor 1/8. - N. del T.).
La velocidad de descenso es igual a la de avance multiplicada por el coeficiente de planeo, tg j   =  Cw / Ca, valiendo

W  =  v (Cw / Ca)

en donde, poniendo el valor anterior, resulta:

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o bien:

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(La inversa de la fracci�n   Cw / Ca1,5 o sea la fracci�n Ca1,5 / Cw se llama � cualidad sustentadora � del ala, cuyo m�ximo corresponde al vuelo con el menor gasto posible de potencia. - N. del T.).
As� se ve que la velocidad de descenso es tanto menor cuanto mayor es el coeficiente de sustentaci�n con el que se pueda realizar el vuelo, puesto que esa velocidad es inversamente proporcional a la potencia 3/2 de Ca. Por otro lado, se ve tambi�n que la velocidad de descenso crece con el valor de Cw pero esta influencia no es tan grande que pueda modificar sensiblemente el valor de w, por lo que son preferidos los perfiles curvos y gruesos a los sim�tricos y delgados, con lo que se ver� que esta preferencia ha influido en gran proporci�n sobre el progreso de los veleros.

Fig. 13. L�neas de referencia y de dimensi�n de un perfil

Todav�a hay que examinar otras influencias del perfil sobre la forma de la polar. Se ha visto que el espesor y la curvatura de un perfil influyen sobre el m�ximo de la sustentaci�n, ocurriendo lo mismo en la regi�n de la polar correspondiente a los valores negativos de ese coeficiente, es decir: cuanto m�s grueso es un perfil mayor es el m�ximo negativo de la sustentaci�n y, por el contrario: cuanto mayor es la curvatura, menor es ese m�ximo negativo, que en la zona positiva resultaba aumentado.
La forma del borde de ataque, o nariz del perfil, influye de modo esencial sobre la forma de la polar en la proximidad de los valores m�ximo y m�nimo de la sustentaci�n. 

Fig. 14. Dislocaci�n de la corriente a�rea en un perfil con borde de ataque agudo

Con perfiles de curvatura regularmente proporcionada del borde de ataque la corriente a�rea no se disloca poco a poco al acercarse al m�ximo de la sustentaci�n, con un avance progresivo del punto en el que empieza a desprenderse de la cara dorsal del ala, sino que la corriente permanece adherida a la superficie superior, hasta alcanzar el m�ximo de sustentaci�n para dislocarse bruscamente en toda la superficie al llegar a un valor cr�tico del �ngulo de ataque, fen�meno que da lugar a un brusco descenso de la sustentaci�n y un consiguiente aumento de la resistencia al avance. La polar en este punto presenta un punto anguloso (fig. 14).
Si ahora se consideran polares de diferentes perfiles, se observa que los perfiles con borde de ataque agudo o, mejor, los perfiles delgados, que tienen peque�o el radio de curvatura de su nariz, presentan en mayor o menor proporci�n la caracter�stica citada de brusco descenso de la sustentaci�n al alcanzarse el m�ximo de sustentaci�n. Estos perfiles hay que emplearlos en el vuelo a vela con mucho cuidado, puesto que en ese caso se vuela siempre cerca del m�ximo de sustentaci�n, y ocurre que el fen�meno de la dislocaci�n de la corriente a�rea es inestable, es decir: al crecer el �ngulo de ataque permanece la corriente mucho tiempo adherida al ala, para dislocarse bruscamente, y despu�s, al disminuir ese �ngulo, se verifica tambi�n, bruscamente, la adherencia de la corriente al ala, pero con un �ngulo de ataque inferior al que, al crecer, dio lugar a la dislocaci�n de la corriente.
Tales perfiles pueden influir desfavorablemente sobre las propiedades de la barrena, pues pueden hacer que, al llevar la palanca adelante para recuperar, haya que esperar mucho tiempo antes de que la corriente se adhiera de nuevo al ala. Las mismas propiedades presentan los perfiles con borde de ataque agudo y, naturalmente, tambi�n en la zona de sustentaci�n negativa. Ahora estudiaremos la influencia de la forma del perfil sobre el coeficiente de momentos y sobre la posici�n del centro de presiones, empezando por decir que, como ya se ha visto, los perfiles sim�tricos tienen fijo el centro de presiones. El grueso del perfil no ejerce influencia sobre el momento y la posici�n del centro de presiones, y s�lo la forma del eje del mismo es la que influye sobre esas caracter�sticas, pudiendo decirse que, en general, el coeficiente de momentos y, de consiguiente, los desplazamientos del centro de presiones son tanto mayores cuanto mayor es la curvatura del perfil; adem�s, tambi�n influye sobre la magnitud del coeficiente de momentos la posici�n de la flecha del perfil (fig. 15) y, precisamente, esa magnitud es tanto mayor, para igual valor de la flecha, cuanto m�s cerca est� esa flecha del borde de salida.
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Fig. 15. Posici�n del centro de presiones en diferentes perfiles
Arriba:  Perfil sim�trico. Posici�n del centro de presiones en el punto a 25 % de la profundidad del ala. (Centro de presiones fijo.)
Centro: Perfil curvo. Posici�n del centro de presiones,  aproximadamente al 36 % de la profundidad del ala. (centro de presiones variable.)
Abajo:  Perfil en S. Posici�n del centro de presiones,  aproxima�damente al 25 % de la profundidad del ala. Perfil de Centro de presiones casi fijo.

 Especialmente, la forma del eje del perfil en la zona del borde de salida tiene gran influencia sobre las propiedades del perfil, en cuanto a los momentos, y conocidos son los perfiles llamados en S, es decir con la zona posterior curvada hacia arriba, en los que los desplazamientos del centro de presiones son muy peque�os. Un perfil, aunque tenga curvatura positiva muy pronunciada, puede hacerse que tenga fijo el centro de presiones, dando a la zona posterior una curvatura inversa. Este efecto estabilizador de los perfiles con borde de salida levantado es f�cil de explicar si se reflexiona en que la reacci�n del aire en la zona posterior es negativa, aunque, naturalmente, sea positiva la resultante total. Se a�adir� a�n lo siguiente sobre la posici�n del centro de presiones: es opini�n corriente entre los alumnos de las escuelas de pilotaje que el centro de presiones est� situado al 33 % de la profundidad del ala, y esto s�lo es cierto para un determinado perfil medio, vi�ndose en la figura 15 las tres formas caracter�sticas de perfiles, con la repartici�n aproximada de presiones, en el caso normal de coeficiente de sustentaci�n Ca = 1,0 y la posici�n que en cada uno de ellos tiene el centro de presiones.
Los perfiles citados como estables tienen, en general, una curvatura total negativa o bien, teniendo una d�bil curvatura positiva, terminan con una fuerte elevaci�n de la zona de salida.
Con lo dicho se considera que se ha expuesto lo m�s esencial de las propiedades de los perfiles y de las curvas polares, pero para completar las ideas se estima necesario decir que las propiedades de los perfiles y de las curvas polares,    pero para completar las ideas se estima necesario decir que las propiedades del perfil pueden representarse de otro modo en funci�n directa del �ngulo de ataque (fig. 16)  (Este diagrama, en el que cada curva representa los valores de un coeficiente en dependencia del �ngulo de ataque, se llama diagrama de � gr�ficos separados �.- N. del T.).

Fig. 16. Gr�ficos de los coeficientes Ca, Cw, y Cm en funci�n del �ngulo de ataque

 En este diagrama se ve que el curso de las curvas de los coeficientes de sustentaci�n y de momentos es en gran parte rectil�neo, siendo posible la determinaci�n directa, por el c�lculo, de la regi�n recta, seg�n lo han hecho Birnbaum y Glauert empleando la teor�a de los torbellinos y partiendo de una forma dada de perfil, como tambi�n se puede determinar aproximadamente por el c�lculo la curva de valores de Cw ; lo que no es posible calcular es las zonas curvas que corresponden a los per�odos de dislocaci�n de la corriente a�rea, tanto en la cara superior como en la inferior del perfil.
En la historia de la evoluci�n del vuelo a vela desempe�a importante papel la cuesti�n de la elecci�n de perfiles apropiados. En primer lugar, cabe decir que la construcci�n de veleros de concurso empez� a tomar incremento notable por el tiempo en que se llevaron a cabo los primeros vuelos de horas de duraci�n de Martens y Hentzen en el a�o 1922, y el � Vampyr �, que por entonces apareci�, construido por los profesores Madelung y Pr�ll, fue el primer velero de concurso que dio ya las directrices para la realizaci�n de la mayor parte de los veleros que luego se construyeron y volaron con gran �xito. Las exigencias que entonces se ten�an para las caracter�sticas, de poder alcanzar la mayor altura de vuelo posible con apoyo orogr�fico y la mayor duraci�n posible, estaban condicionadas al empleo de perfiles de ala gruesos y curvos, que eran los que pod�an proporcionar la m�s peque�a velocidad de descenso posible. Luego vino la evoluci�n del vuelo a vela hacia los vuelos de distancia, lo cual hizo que los constructores se apartasen de esta finalidad de una extrema peque�ez de la velocidad de descenso, porque este modo de construir conduc�a necesariamente a aparatos que volaban demasiado lentamente.
La t�cnica moderna del vuelo de distancia indica que con las circunstancias de tiempo en que normalmente se realizan esos vuelos, con objeto de alcanzar grandes recorridos en el tiempo de que se puede disponer para llevarlos a cabo, aprovechando s�lo las ascendencias t�rmicas, los elementos decisivos resultan ser el coeficiente de planeo y la velocidad de avance del aparato. Atendiendo a esto, era preciso, entre otras cosas, el empleo de perfiles m�s delgados y de menor curvatura, y como estos perfiles tienen, como se ha visto, menor el m�ximo del coeficiente de sustentaci�n es preciso admitir mayor velocidad de descenso y entonces estos veleros, en el caso de d�biles ascendencias, resultar�n inferiores a los de menor velocidad de descenso, aunque tengan peor el coeficiente de planeo y sean m�s lentos. Por lo tanto, el aparato ideal ser� el que tenga velocidad de descenso peque�a, pero tambi�n buen coeficiente de planeo y gran velocidad de avance. Los esfuerzos de los constructores actuales se dirigen hacia la obtenci�n de esas caracter�sticas. Se quiere volar de modo que en una ascendencia el vuelo sea lento y con peque�a velocidad de descenso; en un aire neutral, desde el punto de vista de movimientos verticales, se vuele con buen coeficiente de planeo y, en una descendencia, el vuelo sea con gran velocidad de avance, siendo todav�a admisible la velocidad de descenso y bueno el coeficiente. de planeo.
Estas condiciones han sido estudiadas por Lippisch para llevarlas a la pr�ctica de la construcci�n y, a este efecto, las ha representado en la llamada polar de velocidades (figura 17), que es el medio que, en la actualidad, permite hacer mejor la comparaci�n de caracter�sticas de veleros.

Fig. 17. Polar de velocidades

En ese diagrama se tiene la velocidad de descenso en funci�n de la velocidad de vuelo y, de �l, se puede determinar f�cilmente, por el cociente de ambas velocidades, el valor del coeficiente de planeo. Se ve, pues, que el mejor avi�n ser� aquel que, tanto con peque�a como con grande velocidad de vuelo, tenga menor velocidad de descenso que otro, es decir, que su curva sea lo m�s tendida posible. El diagrama permite adem�s determinar la velocidad de vuelo correspondiente a cada velocidad de ascendencia o descendencia del aire para obtener el mejor �ngulo de planeo respecto al terreno. La regi�n de las velocidades, en las cuales el velero tenga buena velocidad de descenso, se llama abreviadamente intervalo de velocidad y, por tanto, puede decirse que un avi�n tiene caracter�sticas tanto mejores cuanto mayor sea su intervalo de velocidad.
Con lo explicado se ha esclarecido, en sus grandes rasgos, la influencia del perfil de ala sobre las caracter�sticas de un velero. Naturalmente, tambi�n hay que atender en la evoluci�n del velero a la influencia del fuselaje y de los �rganos de mando, y a este respecto los antiguos veleros, generalmente con fuselaje de secci�n poligonal y que ten�an especiales ventajas, en cuanto a construcci�n, eran inferiores a los veleros con fuselaje de formas redondeadas u ovoides. Claro es que no hay que decir que la reducci�n de la secci�n transversal del fuselaje habr�a de influir sobre las condiciones de comodidad del piloto. Se vio pronto que era preciso estudiar la influencia sobre la resistencia al avance de todos los elementos del avi�n que resultaban expuestos a la corriente de aire, y as� se dedic� especial atenci�n a la forma aerodin�mica del empalme de los �rganos de mando con el fuselaje; igualmente los empalmes de los montantes y riostras al ala y al fuselaje, de lo que no se puede prescindir por razones de resistencia, se hicieron tambi�n con revestidos aerodin�micos. La uni�n de las alas al fuselaje merece especial atenci�n, y en este aspecto se debe decir que los tipos de monoplano de ala alta y ala baja que primitivamente se usaron han sido sustituidos en la actualidad por el monoplano de ala media, en el que, saliendo las alas normalmente de los costados del fuselaje, se presta a conseguir un empalme aerodin�mico de resistencia perjudicial mucho menor.
Adem�s de las formas aerodin�micas, desempe�a importante papel en la cuesti�n de caracter�sticas de un velero el peso que resulta, seg�n la clase de construcci�n empleada. De la f�rmula que se ha dado a conocer para el valor de la velocidad de descenso se deduce que esa velocidad disminuye con la ra�z cuadrada de la carga por unidad superficial, es decir con el peso en vuelo. Hemos visto que se pueden mejorar las caracter�sticas de un velero mejorando el alargamiento, o sea aumentando la envergadura y eligiendo un perfil de poco espesor. Pero es claro que empleando estos recursos, si se quiere mantener la resistencia en un grado conveniente, hay que aumentar el peso de la construcci�n; mas conviene observar que como actualmente para juzgar de las caracter�sticas de un velero la cuesti�n decisiva no es ya s�lo la menor velocidad de descenso posible, queda, para el constructor, una posibilidad de encontrar el equilibrio �ptimo entre las buenas condiciones aerodin�micas y un peso aceptable de construcci�n.
La exigencia de reducir lo m�s posible la resistencia perjudicial ha conducido a construir aviones de los llamados sin cola, en los cuales se ha hecho mucho menor la resistencia de fuselaje y �rganos de mando, habi�ndose llegado por este camino hasta poner el piloto en el ala misma y construir el tipo de ala voladora. Sin embargo, tales construcciones han presentado hasta aqu� en sus propiedades de vuelo dificultades importantes, que no han podido superarse pr�cticamente para obtener buenas caracter�sticas de vuelo. En todo caso, este g�nero de aparatos ofrece perspectivas a los constructores para poder conseguir �xitos de resonancia.

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