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PALADAR DURO

 

Este paladar es el sistema mecánico por excelencia, es el sistema cognitivo, el de las funciones cerebrales motoras centrales, pertenece a la organización del sistema vegetativo central.

Está formado por el maxilar superior, el vómer y los palatinos. El hueso esfenoides, los temporales y el ATM están directamente relacionados con el paladar duro.

Recordemos que cuando tenemos un eje vertical que atraviesa el esfenoides y otro eje vertical que atraviesa el paladar duro, tenemos el efecto de que cuando el esfenoides gira en un sentido, el paladar duro puede girar en sentido contrario. Esto es debido a que la tensión reciproca de membranas es lo que después se trasmite en tensión intradural, dentro de la médula espinal.

Ya que la tensión que es provocada entre el esfenoides y el paladar duro es recogido por la hoz del cerebro y por la tienda del cerebelo. Por tanto la existencia de tensión entre la hoz vertical del cerebro y la tienda horizontal del cerebro es la que se trasmite después mediante el foramen mágnum a todo el complejo medular. Es como escurrir una toalla desde una punta y enseguida se estarán marcando la tensión de rotación en la otra punta de la toalla, a través de sus fibras.

En el maxilar superior tenemos una sutura sagital llamada sutura intermaxilar, justo en medio de la bóveda de la boca. En esta sutura existe tejido elástico, como el colágeno y la elastina y capilaridad para su nutrición.

Tenemos una sutura interna y otra sutura externa que divide el paladar duro en dos secciones que tendrán un movimiento de separación y vuelta a juntarse. Por tanto dividimos el maxilar en derecho e izquierdo. También  tenemos la sutura crucífera, como punto muy importante, pues la interconexión entre los maxilares y los palatinos.

Después tenemos la sutura ínter palatinas que es el fondo de la boca.

Haremos trabajo sobre el maxilar superior de percepción del movimiento de flexión y extensión. Nuestros dedos se colocaran debajo de los dientes superiores. Por ejemplo el dedo índice en la línea de los dientes derechos y el dedo medio en la línea de los dientes izquierdos. Se trata de percibir la separación del maxilar sobre su sutura crucífera y después su unión o contracción.

El trabajo sobre los palatinos lo haremos colocando los dedos en la región postero-superior, al final de la sutura crucífera, para percibir los movimientos de los palatinos.

El trabajo del vómer lo haremos encima de la sutura sagital entre la sutura crucífera palatina e intermaxilar.

Por tanto tenemos tres accesos al paladar duro: en el maxilar, en los palatinos y en el vómer y todo esto relacionado con el movimiento del esfenoides.

Existe un mudra o posición de la lengua en la sutura crucífera, empujando un poco esta sutura hacia arriba, cerca del vómer, para estimular el movimiento del esfenoides y por tanto de la silla turca. O sea aumentaremos el nivel del balanceo de la silla turca, con lo que obtendremos más estimulación en la hipófisis y más funciones inmune-endocrinas. Esto se acompaña con técnica de respiración y de concentración. Esto produce una sobre estimulación de la glándula hipófisis, mejorando el sistema inmunológico y excitando al individuo en un estado de hipertonía. Es una técnica ideal para superar estados de depresión o para individuos con vagotonía, aunque también  se usa para expandir la conciencia y para mejorar la comprensión.

 

 

 

EL MAXILAR SUPERIOR:

 

Los dos maxilares se unen para formar la parte superior de la boca, y se articulan con todos los huesos de la cara, menos con la mandíbula. Forma parte del suelo y de las paredes  de la órbita ocular y del suelo de la cavidad nasal. El maxilar superior constituye la mayor parte del paladar duro y soporta los dientes superiores.

El maxilar superior se compone de cinco partes: el cuerpo y cuatro prolongaciones.

 EL CUERPO

Tiene forma piramidal, como base la cara nasal y el vértice la apófisis cigomática.

La cara anterior lateral consta de:

  • fosa canina.
  • Eminencia canina.
  • Agujero suborbitario.
  • Borde medial de la escotadura nasal.
  • La cresta del primer molar.

La superficie del temporal inferior consta de:

  • Agujeros de los canales alveolares.
  • Tuberosidad mandibular, o ángulo posteroinferior.

La superficie orbitaria consta de:

  • Lisas medialmente, canales suborbitarios y alveolares.
  • Rugosa lateralmente, para la articulación malar.
  • Bordes, anterior, medial y posterior. Resaltar la fisura orbitaria inferior, que separa las alas mayores del esfenoides de los maxilares.

La superficie nasal consta de:

  • Surco lagrimal.
  • Cresta inferior del maxilar.
  • Agujero para el hiato del seno maxilar.
  • Detrás de este agujero, tenemos las rugosidades para el hueso palatino, con el surco pterigopalatino.

 

LAS CUATRO PROLONGACIONES DE LOS MAXILARES

Tenemos la apófisis cigomática que consta de:

  • se articula con el hueso cigomático.
  • Protuberancia que separa las superficies anteriores y temporal inferior.

Tenemos la apófisis ascendente que consta de:

  • borde superior que articula con el hueso frontal.
  • Borde anterior que articula con los nasales.
  • Borde posterior con surcos para los lagrimales.
  • Superficie lateral, prolongada en la parte anterior del cuerpo.
  • Superficie medial o nasal.

Tenemos la apófisis palatina que consta de:

  • Superficie superior, lisa y cóncava que forma el suelo de la nariz.
  • Protuberancia transversa, que junto con su homologo constituye las tres cuartas partes del paladar óseo.
  • Superficie inferior, abovedada y rugosa y perforada por los vasos nutricios. Con fosa palatina, incisiva y hueso incisivo.
  • Borde posterior, con indentación para el palatino y sutura transversa palatina.
  • Borde medial, articula con su homologo, la sutura medial palatina. Tiene la cresta nasal, área elevada para el vómer y espina nasal.

Tenemos la apófisis alveolar:

  • Semilunar y esponjosa, con los alvéolos para los dientes superiores.

LOS SENOS MAXILARES

Cada maxilar contiene un seno maxilar, que se vacía en la cavidad nasal.

Existen tres agujeros irregulares ocupados por:

  • Apófisis del cornete lagrimal.
  • Apófisis unciforme del etmoides.
  • Placa perpendicular del palatino.
  • Apófisis media o maxilar del cornete inferior.

 

LOS MAXILARES SE ARTICULAN CON:

  • con el frontal, en la parte nasal lateral, a través del borde superior de la apófisis frontal.
  • Con el nasal en el borde lateral y en el borde inferior.
  • Con el etmoides, en la masa lateral, a través de la apófisis orbitaria.
  • Con el vómer en el borde inferior a través de la cresta nasal.
  • Con la parte perpendicular de los palatinos a través de la parte posterior de la superficie nasal.
  • Con el zigomático en la apófisis maxilar, a través de la superficie nasal y de la cresta inferior del maxilar.
  • Con el otro maxilar a través de la apófisis palatina de la sutura intermaxilar.

 

 

MOVIMIENTO FISIOLOGICO DE LOS MAXILARES

 

Aquí como en el hueso frontal destacamos dos maxilares, el derecho y el izquierdo, separados por la sutura intermaxilar. En el momento que el esfenoides desciende a través de un juego de palancas o de engranajes el maxilar se abre. Es como un juego de poleas, como en el mecanismo de un reloj suizo.

En la flexión esfeno-basilar el esfenoides articula con el vómer, el etmoides y los palatinos y hace que el maxilar descienda y casi al final se habrá. Este es su movimiento, desciende, se abre y luego se cierra y asciende. Este es su movimiento respiratorio primario, aunque en muchos casos notaremos como un lado del maxilar respira y el otro no.

 

 

TRATAMIENTO CRÁNEO-SACRAL DE LOS MAXILARES

 

Colocamos nuestros dos dedos en los dientes superiores para percibir el movimiento de apertura y cierre de los maxilares. Cuando el esfenoides desciende notaremos como los dientes se separan a través de la sutura intermaxilar. No importa si hay implantaciones dentales, pues el movimiento es del tejido blando, incluso lo podemos percibir encima de la encía si no hay diente.

En la fase de flexión craneal los dedos notarán la sensación de que se abren y en la extensión notaremos que los dedos se cierran. Este es el movimiento fisiológico normal.

A veces notaremos como ambos maxilar el derecho e izquierdo se van hacia un lado y luego hacia el otro. Esto es porque existe en el esfenoides una lateralización de su articulación esfeno-basilar, un posible impacto lateral del esfenoides o del occipital.

A veces notaremos un mecanismo de torsión o rotación donde un maxilar se anterioriza y el otro se posterioriza. Esto es porque el esfenoides también  está en torsión.

Si nos encontramos estos casos patológicos lo tendremos que tratar de esta manera:

Primero escucharemos el movimiento respiratorio del maxilar superior y localizamos el tipo de lesión.

Segundo acompañamos el movimiento respiratorio hacia la lesión, aún más pronunciada la lesión. Si rota hacia la derecha lo llevaremos aún más hacia la derecha, acompañando varios ciclos el movimiento respiratorio pronunciando aún más el sentido de la lesión. Es la técnica del nudo o del picaporte de la puerta que tienes que apretar un poco más el nudo o la puerta para que después se desate el nudo o se abra la puerta con mayor facilidad. Se trata de apretar un poco más los tejidos, empujarlos un poco más hacia la lesión, para que después se reajusten mejor y se puedan abrir los tejidos de la sutura.

Tercero le haremos una parada, lo sujetaremos primero en el sentido de la lesión y aquí empezaremos a tener un unwinding o un borboteo, toda una rebeldía de los tejidos que se están reajustando. Forzaremos la parada del IRC en el sentido de la lesión para que los tejidos ellos solos se reajusten. Si el borboteo es muy fuerte necesitará mucho tiempo para reajustarse. Hay que darle su tiempo, cuanto más tiempo necesite quiere decir que la lesión es más crónica, que lleva mucho tiempo lesionada y los tejidos se han esclerotizado. Los tejidos tienen que ajustarse de nuevo a su componente elástico y mecánico.

Cuarto vendrá una parada neurológica un silencio de los tejidos y del IRC. En unos segundos o pocos minutos volverá el IRC y el maxilar se abrirá y cerrara acorde con el esfenoides.

 

 

 

LA GRAN IMPORTANCIA DE UNA BUENA OCLUSION DENTAL

 

Es muy importante el controlar la oclusión dental del paciente, como cierra la boca al masticar y como oclusiona cada diente.

Una mala oclusión dental puede afectar al esfenoides y provocarle una lesión en torsión. Por ejemplo si tengo una oclusión más lateralizada que otra, o sea que tengo una fuerza agonista y antagonista dental de un sólo lado del maxilar, aprieto de un lado más que del otro y el ala mayor del esfenoides del lado de la fuerza puede elevarse y crear la lesión de torsión.

Muchas veces es un problema de que el diente se sujeta en la encía a través de un tejido fascial de sujeción. Esta fascia puede ceder su elasticidad y el diente cede hacia abajo creando una mala oclusión. Es un efecto de la palanca, sobre un punto de apoyo y todo tenderá a girar sobre ese punto de apoyo y más a sabiendo que tenemos la musculatura del masetero que es la más poderoso del cuerpo en cuanto a tensión. Es mucho más fuerte que un cuádriceps. Es una palanca de primer grado de corto recorrido pero de muchísima fuerza de descarga.

Es interesante el poder hacer todos estos pasos sintiendo a la vez el movimiento del esfenoides. El principio de la acción es el mismo en cualquier caso patológico del maxilar, primero llevarlo al sentido de la lesión, pararlo ahí y luego acompañando hacia su correcto sitio.

Puede ser que necesitemos una sola sesión para ajustar los maxilares, si tienen una gran lesión.

ANATOMIA DEL HUESO  VÓMER:

 

Es un hueso fino y triangular puesto verticalmente. Es un hueso impar y central  que en su parte superior y posterior engrana con el esfenoides a través de su entalladura, en su parte inferior se apoya en el maxilar en su mayoría y con el hueso palatino en su parte inferior posterior, en menor contacto. En su parte superior engrana con el etmoides y con la concha nasal inferior, forma la porción posterior e inferior del tabique nasal.

Sin embargo al ser tan fino también  está rodeado de tejido blando por sus caras laterales, con sus anclajes de músculos y fascias.

Es un hueso cuadricular e irregular con dos superficies y cuatro bordes:

  • dos superficies laterales, con un surco para el nervio nasopalatino de cada lado.
  • Cuatro bordes, el superior acoge el pico del esfenoides con sus alas. El inferior se apoya sobre la cresta del maxilar y los huesos  palatinos. El posterior es liso y redondeado. Y el anterior con surcos para el cartílago septal, unido a la lámina perpendicular del etmoides.
  •  

EL VOMER  SE ARTICULA CON

  • con el borde superior del pico del esfenoides.
  • Con la cresta palatina.
  • Con la cresta nasal maxilar.
  • Con la parte posteroinferior de la lamina perpendicular del etmoides.
  • Con el cartílago septal.
  •  

MOVIMIENTO FISIOLOGICO DEL VOMER

En el movimiento de flexión del esfenoides tenemos un descenso posterior de vómer y un ascenso anterior del vómer y un descenso y apertura lateral de los palatinos y una apertura de la sutura sagital de los palatinos.

 

AJUSTAR Y EQUILIBRAR EL VOMER

Para notar su movimiento tendremos que colocar el dedo del corazón o el dedo índice en el interior de la boca en la parte superior, siguiendo la sutura crucífera al final del maxilar encontramos el reborde del vómer y lateralizando el dedo a ambos lados nos encontraremos con el suelo palatino. Estamos trabajando en el paladar duro en la bóveda de la boca. Nuestro dedo se coloca al fondo de la parte superior de la boca y le pedimos al paciente que apoye con cuidado sus dientes en mi dedo, teniendo en cuenta que pronto tendrá que hacer la deglución de la saliva. Los huesos palatinos se encuentran a ambos lados del vómer. Yo notaré como la parte del vómer que esta en contacto con mi dedo sube y baja. Es posible que notemos que el vómer en vez de hacer el balancín rote o realice un movimiento transversal, o incluso que ni se mueva. Son las únicas lesiones posibles del vómer, por posibles traumatismos físicos antiguos o por tensión interna en los tejidos.

En la flexión craneal tenemos que las alas del esfenoides bajan y estas empujan el vómer en su parte posterior hacia abajo en perpendicular y su parte delantera va hacia arriba. Este balancín es el que tendremos que notar en nuestro dedo, notándolo a través de nuestra primera falange y la yema del dedo. El rostro del esfenoides o apófisis saliente se viene a encajar en la entalladura del vómer. La parte posterior del vómer golpea con el paladar duro y hace que éste se abra a través de su sutura crucífera. En una extensión tenemos un ascenso del esfenoides  y un ascenso también  de la parte posterior del vómer pero un descenso de la parte anterior del vómer y un cierre de la sutura sagital del maxilar superior, es como un efecto de balancín. Este movimiento esta acompañado por los palatinos que también  realiza ese movimiento de bajar, apertura, subir y cierre. De esta manera el vómer controla los palatinos y el maxilar superior y a su vez el vómer es controlado por el esfenoides.

Dicho de otro modo en cuando el cráneo entra en flexión la boca se ensancha y cuando entra en extensión la boca se estrecha. Esto es perfectamente perceptible en los dientes, en la boca. Ya que esto va en a expensas de dos ejes de rotación que tiene la mandíbula, cada mandíbula tiene un eje de rotación independiente gracia a esta sutura sagital, provocando que la mandíbula rote en rotación interna o externa. Esto provoca que el paladar duro se cierre en rotación interna o extensión o se abra en rotación externa o en flexión. Esto en muchas bocas no sucede y por tanto afecta e impide que el esfenoides se mueva en libertad, junto con el vómer, el etmoides, los zigomáticos, los palatinos, etc.

Es posible que por una lesión de impacto tengamos una compresión del vómer con el esfenoides, y posiblemente repercuta en la pérdida de movilidad del esfenoides y del maxilar superior.

Tendremos que desencajar la entalladura del vómer con el rostro del esfenoides, esto puede ocasionar dolores de cabeza, síndromes de pares craneales y otros trastornos cognitivos y dolorosos. Un simple impacto en la cara puede acarrear esta gran patología, incluso de dolores de espalda.

Para liberar todos los anclajes de inserción de tensión membranosa de tejido blando en la articulación del vómer con el esfenoides, podemos hacer con nuestra intención este trabajo. Primero notar el movimiento de flexión y extensión esfenoidal correcto y luego hacer todos los otros movimientos posibles para estirar todas las fascias y tejidos que lo envuelven, haciendo un movimiento de rotación lateral en un sentido y en otro sentido o de tensión lateral en un sentido y en otro.

Todo esto al compás del movimiento de flexión y extensión natural. Lo llevo a un lado y le dejo que respire ahí y se revelara, lo llevo a otro lado y lo mismo. Al final lo centrare y lo conectare al movimiento de flexión extensión normal. Esto es como una gimnasia pasiva para hacer que las fascias del vómer se estiren bien, se elongen, oxigenen y vascularicen bien.

Es muy probable que al testar el vómer notemos que no realiza su movimiento de balancín y que por tanto tengamos que eliminar la tensión que se lo impide, en tensión lateral o en rotación.

La técnica será la misma, primero lo llevaremos más pronunciadamente hacia el lugar de la tensión o de la lesión, exageraremos la tensión para que se produzca el desenroscamiento y luego lo llevaremos hacia su correcto sitio.

En el momento de la extensión del esfenoides la entalladura de éste con el vómer se separa un poquito y es en este momento donde podríamos hacer un poco de tracción del esfenoides con nuestra intención para separar la cápsula articular del esfenoides con el vómer y desimpactar el posible golpe en la cara.

El trabajo consiste en desimpactar la cápsula articular del vómer con el esfenoides y para ello en el momento de máxima separación de esta cápsula realizamos un trabajo con nuestra intención de separar aún más y mantener esa posición durante un rato.

Luego comprobaremos si de nuevo se produce el movimiento de flexo-extensión correcto.

Es muy posible que para desimpactar un vómer necesitemos de dos a tres sesiones, dependiendo del tipo de trauma o de impacto que haya recibido. Trataremos que el balancín se mueva correctamente.

 

 

LA GRAN IMPORTANCIA DE ESTE HUESO Y LAS POSIBLES LESIONES

 

También  podemos encontrar lesiones traumáticas en personas que le han operado de los cornetes nasales o de vegetaciones, ya que al raspar las vegetaciones o en la cirugía se produzca una restricción de fascias en el tejido blando y puede mantener el esfenoides sin movimiento. Esto es un problema por una cicatrización interna y muy posiblemente siga teniendo problemas de este tipo u otros en dicha zona o en zonas más distales.

Por tanto nuestro trabajo estará en estirar el tejido fascial alrededor del vómer, para mejorar la restricción de movimiento entre el esfenoides y el vómer.

Desajustes en el vómer pueden provocar problemas en los oídos, en la mandíbula y en las fosas nasales.

Una tensión intra-ósea del vómer debido al desplazamiento lateral del paladar duro creará una contra tensión opuesta por parte del vómer. Esto producirá una gran restricción funcional en toda el área respiratoria nasal, debido a la enorme tensión de membranas generado en el sistema esfenoides vómer.

El vómer lo podemos considerar una llave maestra para la correcta respiración por ambas fosas nasales, con la gran importancia que tiene la correcta alternancia y dominancia de cada fosa nasal. La respiración contiene un ciclo de unas dos horas de dominio de una fosa nasal y después tendrá dominancia la otra fosa nasal, durante las otras dos horas. Una fosa nasal alimenta el sistema nervioso simpático y la otra el parasimpático. Si permanecemos mucho más tiempo respirando en una fosa nasal que en la otra podemos entrar en un estado de simpaticotonía o parasimpaticotonía. También  se sabe que el retardo en la alternancia de las fosas nasales produce una disminución del sistema inmunológico, viéndose este afectado negativamente.

Si el vómer pierde movilidad con respecto al esfenoides el tiempo de alternancia de las fosas nasales sé vera seriamente afectado. Si devolvemos el movimiento del vómer podremos observar que el equilibrio de alternancia y dominancia de las fosas nasales se equilibra.

 

 

 

ANATOMIA DE LOS HUESOS  PALATINOS

 

Los dos huesos palatinos tienen forma de L y constituyen la porción posterior del paladar duro. Su parte inferior se encuentra detrás de los dientes superiores en la zona medial y con la sutura palatina transversa que lo separa del maxilar, aquí podemos tener contacto directo con los dedos en los palatinos.

Estos huesos forman parte del suelo y de la pared lateral de la cavidad nasal. También forma parte de una pequeña porción de los suelos de las órbitas. La lámina horizontal de los huesos palatinos separa la cavidad nasal de la cavidad oral. Por tanto contribuyen a la formación de la nariz, del paladar y de la órbita ocular.

Los palatinos constan de parte horizontal y vertical, a demás de las apófisis piramidal, orbitaria y esfenoidal.

Parte horizontal:

  • Tenemos la superficie superior o nasal que es lisa y cóncava.
  • Tenemos la superficie inferior que forma y acaba el cuarto posterior del paladar óseo.
  • Borde anterior, articulado con el maxilar.
  • Borde posterior, unido al paladar blando.
  • Borde lateral, con escotadura para el agujero palatino.
  • Borde medial, grueso y ancho y prolonga la cresta nasal.

Parte perpendicular:

  • Más larga y delgada que la horizontal.
  • Superficie lateral, dividida por el surco pterigopalatino.
  • Superficie anterior, articulada con el paladar.
  • Superficie posterior, rugosa y se articula con pterigoides y con el maxilar.
  • Superficie medial o nasal con tres surcos separados por dos crestas. Cornete supremo para el cornete inferior y cresta etmoidal para el cornete medio.
  • Borde anterior, se extiende de la apófisis maxilar hasta la apófisis orbitaria.
  • Borde posterior, rugoso para el ala interna de la apófisis pterigoides y prolongada hasta la apófisis del esfenoides.

Apófisis o tuberosidad piramidal:

  • Avanza posterolateralmente para llenar la cisura pterigoidea y se articula anterolateralmente con la tuberosidad del maxilar.
  • Contiene el surco medial y lateral.
  • Contiene dos agujeros en la unión con la lamina horizontal, el palatino mayor y el palatino menor.

Apófisis esfenoidal del palatino:

  • se proyecta ascendente y medialmente.
  • Superficie lateral, en la fosa pterigopalatina.
  • Superficie superior, pone en contacto el cuerpo esfenoidal y el ala interna de la apófisis pterigoidea.
  • Superficie medial o inferior forma parte de la pared lateral y techo de la fosa nasal.
  • Bordes posterior delgado y anterior que es el limite posterior del agujero esfeno palatino

Apófisis orbitaria asociada a cinco superficies:

  • Posterior o esfenoidal y articula con este hueso.
  • Medial o etmoidal y articula con este hueso.
  • Anterior o maxilar y articula con la zona orbitaria del maxilar.
  • Superior y orbital.
  • Lateral y cigomática.

Hendidura esfeno palatina.

  • Entre las apófisis orbitaria y esfenoidal.
  • -   se convierte en agujero por el cuerpo esfenoidal.

 

LOS PALATINOS ARTICULAN CON

El esfenoides, a través de:

  • la parte perpendicular de la apófisis pterigoidea del esfenoides.
  • La apófisis pterigoidea a través de la apófisis piramidal del palatino.
  • El cuerpo inferior del esfenoides vía apófisis esfenoidal.
  • El cuerpo anterior del esfenoides vía apófisis orbitaria.

El maxilar a través de:

  • Superficie orbitaria.
  • Apertura del seno maxilar.
  • Superficie nasal
  • apófisis palatina.

El vómer, en el borde posteroinferior.

El etmoides en la masa lateral, vía apófisis orbitaria.

El cornete inferior en el borde posterosuperior

Con su otro palatino por la vía partes palatinas.

 

MOVIMIENTO FISIOLOGICO DE LOS HUESOS PALATINOS

Ambos palatinos tienen un movimiento de descenso y apertura y después de cierre y ascenso. Todo en perfecto equilibrio en ritmo y simetría.

En la fase de flexión esfeno-basilar el cuerpo del esfenoides empuja a los palatinos hacia abajo, siguiendo a la apófisis pterigoide del esfenoides. Casi al final del recorrido se produce una apertura y rotación externa entre ambos palatinos. En el momento de la extensión los palatinos se cierran y ascienden.

 

 

AJUSTAR LOS HUESOS PALATINOS

Los palatinos al igual que el vómer se pueden tocar, nosotros pondremos muy suavemente dos dedos al fondo de la bóveda bucal, del paladar duro y los palatinos se encontrarán a cada lado del vómer.

Si la boca es pequeña como la de un niño entonces lo haremos con un sólo dedo en un palatino y luego el otro palatino con un dedo.

Sentiremos el movimiento respiratorio de los palatinos en la flexión craneal, como realizan una rotación externa y en la extensión hacen una rotación interna. O notaremos como descienden y lateralizan. Aquí tenemos el dedo en la entalladura del vómer, a cada lado del vómer se encuentran los palatinos.

Observaremos como el movimiento del esfenoides influye en el descenso de los palatinos, sobre todo a través de las apófisis pterigoidea. Es como una palanca. Entonces notaremos en los dedos como un descenso y una apertura, un ascenso y un cierre. Flexión rotación externa extensión rotación interna.

La lesión de los palatinos puede ser como la  del vómer, cada palatino puede rotar en su eje, pues son individuales, o en traslación lateral,  estos giros son movimientos  patológicos.

Otras patologías que pueden provocar la alteración mecánica de los palatinos junto con el vómer son: patologías auditivas, del nervio trigémino, acúfenos, alergias respiratorias de las vías altas, trastornos en la deglución, trastornos de las cuerdas vocales, defectos en la vocalización, infecciones de garganta o de encías, etc.

Parece que los palatinos actúan de caja de resonancia, cuando hablamos los palatinos están vibrando, moviéndose.

Aquí realizaremos el test con dos dedos pero a la hora de tratar lo realizaremos con un sólo dedo en el lado de la lesión de la falta de movilidad.

Llevaremos el hueso palatino lesionado a más lesión para luego acompañarlo a su lugar y a su movimiento respiratorio fisiológico. Primero potenciarle la lesión para hacer el desenroscamiento ahí, luego el sólo volverá a su sitio y entonces es cuando hacemos la parada en el vaciado a los dos palatinos juntos. Impedimos el llenado y vendrá otro desenroscamiento, giramos con nuestra intención y con el ojo de la mente el desenroscamiento a todos los sentidos que el tejido nos lleve. Es como seguir con la mirada la zona a tratar. Luego vendrá la parada neurológica y al poco volverá en impulso rítmico craneal mejorado. Realizar varias veces todo el proceso ayudará a mejorar esta zona tan importante.

Procuraremos poner toda la energía posible en el interior del paciente para con el ojo de la mente disolver las posibles tensiones en las suturas palatinas y así devolver el movimiento respiratorio primario en la zona con un buen ritmo y simetría.

Un proceso que sucede con los niños que nacen por cesárea es que la osificación de los palatinos sucede muy prematuramente  de manera que el paladar tiende a calcificarse. Estos niños pueden recurrir en problemas de adaptación, de aprendizaje o de maduración. Ya que los palatinos son apareados con el vómer y si existe resistencia en los palatinos por osificación el esfenoides se verá seriamente afectado. Trabajar con los niños es de lo mejor para ellos y su futuro.

En el nacimiento el bebe debe de pasar por la experiencia de la superposición de fontanelas y un enorme acercamiento de los palatinos. Total que todo se comprime para volver a abrirse. Si el bebe nace por cesárea no puede vivir esta experiencia y tenderá todo a osificarse mucho antes. Las suturas craneales se sueldan mucho antes y el cráneo se endurece con mucha anticipación. Nuestro trabajo está en liberar las tensiones de las membranas.

 

 

 

ANATOMIA DEL  ETMOIDES

 

Es un hueso ligero y esponjoso localizado en la parte anterior de la base del cráneo entre las órbitas oculares. Tiene una estructura compleja y actúa como filtro. Se encuentra detrás de los huesos nasales y delante del esfenoides. Este hueso hace un importante papel para el sostén de la cavidad nasal.

El etmoides forma parte de:

  • de la pared medial de las órbitas.
  • De la porción anterior de la base del cráneo.
  • De la zona superior del tabique nasal que es el que divide en dos la fosa nasal.
  • Forma la mayor parte de las paredes laterales del techo nasal.

El etmoides esta formado por cuatro partes: la lamina cribiforme, la lámina perpendicular y dos masas laterales.

  • La lamina cribiforme es horizontal y se encuentra encima de la lamina vertical. Forma el techo de la cavidad nasal. Contiene los agujeros olfatorios. En su parte superior y anterior contiene la apófisis crista galli, pequeña porción triangular que sirve de inserción a las meninges o fascias que cubren el encéfalo. La lamina cribiforme también contiene agujeros, un surco para el nervio olfativo y la hendidura nasal.
  • La lámina perpendicular, cuadrilátera y en ángulo recto con la cribiforme forma parte del tabique nasal. Contiene el borde anterior, el posterior, el inferior y el superior.
  • Las masas laterales, que forman gran parte de la pared que separa la cavidad nasal de las órbitas. Se hayan suspendidas de la pared lateral de la lamina cribiforme. Contiene varias celdillas entre 3 y 18, formando un conjunto de senos etmoidales. Algunas de estas celdillas se agrupan con la mucosa membranosa y son como prolongaciones de la nariz. Podemos encontrar varios bordes y superficies en esta zona.  Tenemos a cada lado del tabique nasal una proyección fina con forma de espiral y recibe el nombre de cornetes nasales, el superior y el medio. Su misión es la de provocar unas turbulencias al aire que inspiramos para que las mucosidades recojan las partículas de polvo. Ayudan a la limpieza del aire que inspiramos.

 

EL ETMOIDES ARTICULA CON

  • Con el frontal, en la hendidura etmoidal de forma mutua, y en la espina vía lamina perpendicular.
  • Con el esfenoides, en la espina etmoidal vía lamina cribiforme. En la cresta del esfenoides vía lamina perpendicular. En el cuerpo anterior vía ambas masas laterales.
  • Con los palatinos, en la apófisis orbitaria, vía borde inferior de la masa lateral.
  • Con los nasales en crestas vía lámina perpendicular.
  • Con el vómer en la parte superior del borde anterior, vía lamina perpendicular.
  • Con el cornete inferior en la apófisis etmoidal hacia la apófisis unciforme.
  • Con los maxilares, en la lámina papirácea, vía borde inferior de la lámina lateral.
  • Con el lagrimal borde posterior, vía borde anterior de la masa lateral.

 

FISIOLOGIA DEL MOVIMIENTO DEL ETMOIDES.

Realiza un movimiento de descenso y ascenso, empujado por el esfenoides.

Dividiremos el movimiento en cuatro fases:

  • Durante la flexión esfeno-basilar, la lámina perpendicular en su extremo inferior se desplaza hacia abajo, inferiormente, mientras que el extremo anterior se desplaza superiormente.
  • La apófisis crista galli se desplaza hacia la zona posterior.
  • La lamina cribiforme en su lado posterior se desplaza hacia abajo junto con el esfenoides. En su lado anterior se desplaza  muy ligeramente  hacia la parte superior.
  • Durante la fase del vaciado o extensión esfeno-basilar todo retorna a su lugar de reposo.

 

 

Es un hueso que no tenemos posibilidad de acceso directo, o sea de contacto directo, por eso lo tendremos que trabajar a través de los huesos nasales. El etmoides está posterior al vómer y a los huesos nasales.

Sin embrago podemos visualizar cada sutura o micro-articulación para enviarle energía y realizar con el ojo de la mente las técnicas cráneo-sacrales. Esto da muy buenos resultados y además cuando tengamos solucionado el esfenoides, el vómer y los huesos nasales el etmoides se solucionará el sólo.

Salimos del paladar duro y nos vamos a los rasgos miméticos. Vamos a trabajar sobre los zigomáticos, los nasales e indirectamente el etmoides. Por tanto después de tratar los zigomáticos y los huesos nasales, el etmoides quedara listo y ajustado.

Después nos adentraremos en el paladar blando.

 

 

 

 

ANATOMIA DE LOS  HUESOS ZIGOMÁTICOS

 

Estos son dos huesos uno a cada lado del rostro de relativo gran tamaño y también llamados pómulos. Forman las prominencias de las mejillas  y la parte lateral de las órbitas oculares.

En la parte posterior del cigomático, en la unión con el temporal tenemos el arco zigomático. El cigomático une el temporal con el maxilar.

Aquí tenemos dos superficies, cuatro apófisis y cuatro bordes:

Superficies.

  • La malar, externa y convexa, con el agujero cigoticofacial.
  • El temporal interno, cóncavo y con el agujeró cigoticotemporal.

Apófisis.

  • la orbitaria inferior, aguda y puntiaguda que se articula con el maxilar.
  • Superficie orbitaria.
  • La temporal, para la apófisis cigomática del temporal.
  • La fisura frontoesfenoidal, indentada para su articulación con el frontal.
  • El reborde rugoso que se articula con el maxilar y el esfenoides.

Bordes:

  • Mesentérico, rugoso y cóncavo, sutura y unión con el maxilar.
  • Temporal, del frontoesfenoides a la apófisis temporal.
  • Orbital, ocupa un tercio de la circunferencia de la órbita ocular y va desde frontoesfenoides hacia la apófisis orbitaria.

 

 

EL CIGOMATICO ARTICULA CON

  • Con el temporal en la apófisis cigomática, con la apófisis temporal.
  • Con el maxilar en la apófisis cigomática a través de la apófisis frontoesfenoides.
  • Con el esfenoides en el borde anterior del ala mayor, a través del borde posterior de la superficie orbitaria.

 

 

 

MOVIMIENTO FISIOLOGICO DEL CIGOMATICO.

 

Durante la flexión esfeno-basilar el hueso cigomático se desplaza anterolateralmente con las alas mayores del esfenoides. Tienen un eje de rotación vertical, de manera que cuando el sujeto entra en flexión esfenoidal lo que sentiremos es una apertura de los zigomáticos y cuando entra en extensión del esfenoides sentiremos un cierre. El movimiento respiratorio primario lo describiremos de la manera siguiente:

  • El borde occipital oscila lateralmente ensanchando la órbita ocular.
  • La apófisis temporal se desplaza ínfero lateralmente con la apófisis cigomática del temporal.
  • La apófisis frontoesfenoidal se desplaza anterolateralmente junto con la apófisis cigomática del frontal.

 

Los huesos zigomáticos también  tienen su movimiento respiratorio. De manera que testaremos el IRC en ambos zigomáticos. Estos huesos controlan la presión del globo ocular, por tanto cualquier afectación del par craneal trigémino y de los ojos deberemos de trabajar los zigomáticos.

Un trabajo bueno para las conjuntivitis, sinusitis, glaucoma ocular, entre otros será: aperturas nasales y zigomáticas como técnicas exocraneales y como técnicas indocraneales el vómer y los palatinos.

Cualquier impactación traumática en los zigomáticos  se puede notar como una prominencia de uno de ellos teniendo al paciente tumbado. Una impactación de este tipo a través de la glabela del frontal puede bloquear o afectar al hueso frontal y a los huesos parietales.

Si notamos algún hueso que no circula o que lo hace en desequilibrio haremos lo mismo de siempre iremos en el sentido de la lesión e incluso lo forzamos y mantenemos para desatar el nudo. Luego acompañamos en el otro sentido y hacemos una parada en el vaciado. Mantenemos ahí hasta que de nuevo vuelva el IRC con mayor amplitud y simetría.

 

 

 

 

ANATOMIA DE LOS HUESOS NASALES

 

Los dos huesos nasales forman el puente de  la nariz, ésta se encuentra en la línea media y en la parte superior.

La mayoría de la nariz esta compuesta de cartílago. Los dos huesos nasales son los huesos exteriores de la nariz y están formados por:

  • Dos superficies, facial o externa y nasal o interna.
  • Tres bordes, el superior endentado para la sutura naso frontal. Inferior con inserción del cartílago nasal, lateral con sutura nasomaxilar y medial con la sutura internasal.

Las estructuras que forman el tabique nasal son la lamina perpendicular del etmoides, el tabique cartilaginoso, el vómer y parte de los huesos palatinos y maxilares.

 

LOS HUESOS NASALES ARTICULAN CON

  • Con el borde medio nasal.
  • Con el borde anterior de la apófisis frontal del maxilar, a través del borde posterior.
  • Con el frontal, por la parte nasal y justo debajo del seno frontal.
  • Con la lamina perpendicular del etmoides en su parte anterior a través de la cresta de la sutura internasal.
  • Con el cartílago lateral de la nariz a través del borde inferior.

 

MOVIMIENTO FISIOLOGICO DE LOS HUESOS NASALES.

Durante la flexión esfeno basilar los huesos nasales son arrastrados o empujados por los huesos maxilar y frontal principalmente. Se produce un movimiento respiratorio primario de desplazamiento anterior y luego casi al final de éste una apertura lateral de ambos nasales. O sea es un movimiento anterolateral junto con todos los demás huesos craneales.

 

 

TECNICAS PARA LA LIBERACION DE LOS HUESOS NASALES

 

Repetiremos las técnicas cráneo-sacrales en la sutura nasión o en la sutura internasal.

Gentilmente forzaremos una parada del movimiento respiratorio primario en la fase de extensión esfeno-basilar. Desenroscamos el nudo facial y después le permitimos que vuelva su movimiento respiratorio mejorado. Podemos hacerlo tanto en la parte de arriba en el nasión como en la  sutura internasal.

Otra técnica que podemos hacer es la de tracción de la sutura del nasión y mantenemos mientras se hace un desenroscamiento o unwinding en todas las direcciones, sosteniéndolo allí arriba. Este trabajo es para que la fascia retronasal empiece a estirarse y tengamos más amplitud en los cornetes nasales y tengamos más espacio de entrada de aire en los cornetes nasales.

Tenemos dos técnicas: una para disociar la glabela frontal de los huesos nasales y la segunda técnica es para disociar los huesos nasales del cartílago nasal. Los dedos hacen lo mismo lo que cambia es la altura de apoyo. Primero sentir como respira la glabela pronto nasal y la segunda es entre el hueso nasal y los cartílagos. Todo respira.

Los huesos nasales tienen un movimiento de rotación parecido al vómer, o sea tiene un eje de rotación horizontal que lo atraviesa. Notaremos como en la fase de extensión ascienden y bajan y en la fase flexión o de llenado los huesos nasales se elevan y después  descienden. Para liberar los huesos nasales del frontal mi pulgar se apoyara sobre la glabela del hueso frontal mientras que la otra en forma de pinza, pinzaré los dos huesos nasales.

Podemos observar nuestra capacidad respiratoria pulmonar antes del trabajo y después de realizar estas técnicas, tendremos mejor percepción del aire que respiramos y mayor capacidad.

En cualquier sutura o hueso podremos sentir el movimiento respiratorio primario y si no lo tiene con nuestras manos realizaremos un desenroscamiento del tejido fascial. El ojo de nuestra mente viajara por el interior del tejido, penetrando en la tensión y pidiéndole que se relaje y se desenrosque. Mientras tanto nuestras manos estarán girando y moviéndose en todas las direcciones que se requiera. Después vendrá o forzaremos una parada neurológica durante unos segundos hasta que retorne el movimiento respiratorio de la zona.

 

LOS SENOS PARANASALES

No son huesos craneales ni faciales, simplemente son cavidades que se encuentran en algunos huesos craneales cerca de la cavidad nasal. Los huesos craneales que contienen senos paranasales son el frontal, los maxilares, el etmoides y el esfenoides. Estos senos están revestidos por membranas mucosas que continúan el revestimiento de la cavidad nasal. Estos senos producen moco, reducen el peso de cada hueso y actúan como cámaras de resonancia para la voz.

 

LOS CORNETES NASALES INFERIORES

Los dos cornetes nasales inferiores son huesos en forma de rollo que forman parte de la pared lateral de la cavidad nasal. Su función es la misma que la de los cornetes superiores y medios, es decir hacer que la circulación del aire sea turbulenta para facilitar su filtración antes de que entre en los pulmones. Estos cornetes nasales son huesos individualizados.

 

 

 

 

ANATOMIA DEL HUESO  UNGUIS LAGRIMAL

 

Se encuentran  cada uno de los dos en el interior de la órbita ocular, en la zona más medial de la cara, cerca de los huesos nasales, en la parte posterior y lateral de estos. El unguis lagrimal es otro hueso relacionado con la zona nasal aunque se encuentra un poco más cerca de la zona ocular. 

Son dos huesos finos y frágiles de forma cuadrilátera de manera que se parecen en cuanto a tamaño y forma a una uña. Son los huesos de menor tamaño de toda la cara.

Cada uno de estos huesos lagrimales contiene un agujero lagrimal, a través del cual pasa el conducto lagrimal.

Este hueso esta formado por dos superficies y cuatro bordes.

Superficies orbitaria y medial.

  • la orbitaria, dividida por la eminencia vertical y cerca el gancho del unguis
  • Medial, sale del meato medio de la nariz  y contribuye al acabado de dos celdillas del etmoides anterior.

Cuatro bordes.

  • Superior que forma la sutura frontonasal.
  • Inferior que forma la sutura lacrimomaxilar y la sutura lacrimoturbial.
  • Posterior que forma la sutura lacrimoetmoidal.
  • Anterior que forma la sutura lacrimomaxilar.

 

LOS LAGRIMALES ARTICULAN CON

  • Con el maxilar, a través del borde anterior de la apófisis frontal del maxilar y alrededor de esta.
  • Con el frontal en la zona orbitaria.
  • Con el etmoides, en el borde anterior de su masa lateral.
  • Con el cornete inferior, en su apófisis lagrimal.

 

FISIOLOGIA DEL MOVIMIENTO DEL HUESO LAGRIMAL

Durante la flexión esfeno-basilar se produce una apertura y cierre del hueso lagrimal. Esta apertura se realiza pivotando sobre el borde inferior del lagrimal, de manera que la parte superior del hueso tiende a ensancharse y a descender un poco al final de su recorrido. El agujero superior del canal lacrimonasal tiende a ensancharse como resultado al menor desplazamiento de su zona inferior o maxilar.

Apertura, descenso, ascenso y cierre. Todo este movimiento pivotando casi por completo con la sutura lacrimomaxilar inferior y orbital.

 

AJUSTAR EL HUESO LAGRIMAL

Para percibir y mejorar todo su movimiento respiratorio utilizaremos la misma técnica que en los demás casos.

Colocamos el pulgar en una mitad del hueso nasal y el índice en el hueso unguis, con un apoyo muy suave. Trataremos de percibir su movimiento de expansión o apertura en la flexión y en la extensión un cierre o contracción. Es el mismo movimiento que el hueso zigomático. Buscaremos el movimiento de la restricción, en el caso de que este cerrado procuráremos cerrarlo un poco más y desenroscar el nudo fascial, poner toda nuestra concentración en esa zona y esperar a que el sólo vuelva con su movimiento de apertura y cierre.

Este hueso es el que forma el conducto lagrimal y tenemos que liberar sus tensiones.

También  podemos liberar los dos lagrimales o unguis a la vez. Sentiremos su movimiento y si uno respira y el otro no podemos bloquear el que tiene el movimiento fisiológico correcto y llevar esa fuerza o atención hacia el unguis patológico, hasta que este se libere. Acompañar varios movimientos respiratorios y soltar para sentir el IRC en ambos unguis.

Las patologías del hueso unguis son patologías de deshidratación nasal, resecación de los conductos lagrimales, infecciones oculares, deshidratación del glóbulo ocular, conjuntivitis crónicas, etc. con una técnica tan simple podemos hacer una gran ayuda para toda esta zona.

Entonces tenemos que trabajar los huesos zigomáticos, nasales y el unguis.

Así ya tenemos todo el rostro casi hecho.

Después de trabajar todo el paladar duro tendremos que volver a trabajar la articulación temporo-mandibular, el temporal y el esfenoides, para encajar todo a la perfección.

Notaremos como después de trabajar el paladar duro el ATM tendrá mucho más amplitud movimiento, pues hemos trabajado toda la encrucijada temporo-mandibular, a través del vómer, de los palatinos y a través del temporal.

Tenemos que trabajar el paladar duro: maxilar superior, vómer, palatinos, esfenoides, temporales y ATM. Usaremos las tres técnicas de los temporales, el bamboleo, rotación y tirón de orejas.

Es importante conectar el paladar duro con el esfenoides y con los temporales y el ATM, para conectarlo todo. VOLVER

 

 

 

 
 
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