TERAPIA    CRÁNEO-SACRAL
   
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¿CÓMO PERCIBE NUESTRO SISTEMA NERVIOSO?

 

Nuestro sistema nervioso tiene capacidad de percepción a través de dos grandes vías, o sea dos son las vías generales que conectan  los receptores con la corteza cerebral.

  1. La vía espino-talámica que es extero-receptora, o sea, recibe información desde fuera, de la capa superficial hacia la capa profunda y es la que percibe mejor el dolor, la temperatura y el tacto profundo. Cuando nosotros percibimos el dolor la comunicación del dolor nos llega por vía medular y la comunicación del canal medular usa la vía espino-talámica para transmitir la información al cerebro, o sea, trasmite la información de fuera hacia dentro a través de sus fibras espino-talámica que ascienden hacia el tálamo. Esta vía no nos sirve para palpar sutilmente. Necesitamos usar la segunda vía, la vía lemniscal.
  2. La vía lemniscal que es interno-receptora, es decir, recibe información de dentro afuera por lo que tenemos que estar en actitud de escucha ya que extrae información. Es la vía que trasmite sensaciones consciente propioceptoras, que surgen de dentro del cuerpo, como la información de la posición del sistema músculo-esquelético en reposo, el sentido cinético del cuerpo en movimiento, la sensación de vibración, el sentido táctil como la presión y la textura.

Es la vía que se especializa la médula para recibir información de los órganos  de todo lo que se mueve en el interior es la vía Lemniscal la que induce la información al cerebro. Con esta vía tenemos información de lo que ocurre sobre el cuerpo, dentro de él y entonces el cerebro inducirá por vía motora, refleja, endocrina, etc. la respuesta a ese estímulo. La intercepción se refiere a las vías ascendentes autonómicas.

Estas fibras ascienden por el cordón dorsal y se cruzan en el bulbo raquídeo, justo antes de los núcleos cuneados y Gracilis, después van hacia el tálamo

Usando estas dos grandes vías de información que nos pertenecen, tenemos información de todo lo que ocurre fuera del cuerpo y dentro del cuerpo.

Cuando estamos en actitud de escucha estamos usando la vía Lemniscal para nuestra percepción.

Cuando tengo el cráneo del paciente en nuestras manos no estamos trabajando con mi vía médulo-cerebral espino-talámica, si no que estamos metidos en la vía Lemniscal, que es capaz de extraer información de dentro del cuerpo del sujeto. Existe una tercera vía espino-cerebral, para la propiocepción inconsciente que esta en intima comunicación con el sentido consciente, aunque aquí no la trataremos.

Para realizar la terapia cráneo-sacral tenemos que estar centrados en los receptores digitales o corpúsculos de Paccini que responden a la diferencia de relieve de 0.1 micra, es decir, tiene una enorme sensibilidad táctil y forman parte de los corpúsculos neurológicos de la vía Lemniscal.

Tenemos que desarrollar la sensibilidad de los corpúsculos de Paccini que son receptores muy especializados y funcionan muy superficialmente. Por ello con muy poca presión los sentiremos, pasada esta presión sentiremos los de Meyner que nos dan información acerca de los músculos, si están tensos, de un tejido si esta acortado, etc. (palpación espino-talámica).

Tenemos que desarrollar nuestra percepción de los corpúsculos de Paccini que son los que nos van a dar la diferencia de presión del tejido, por tanto cuanta menos presión halla, mejor sentiré, a través de mi vía Lemniscal la información del paciente. Cuando hagamos la terapia cráneo sacral tenemos que preguntarnos si podemos hacer la escucha todavía con menos presión. Cuando parezca que ni siquiera tocamos el cráneo, es cuando podemos sentir el movimiento de expansión y contracción, con mayor facilidad.

Hay personas que tienen una enorme sensibilidad en las manos, incluso para tocar y percibir el campo áurico. Estas personas con acercar sus manos al cráneo y pensar en el impulso rítmico craneal, notaran los impulsos a varios centímetros del cuerpo, e incluso podrá hacer el ajuste cráneo sacral a distancia, alejados del paciente cientos o miles de kilómetros. Este tipo de elevada percepción sensorial lo llamamos sentido kinestésico. Yo creo que con un poco de práctica y con la intención de despertar este sentido todos podemos adquirir de nuevo esta sensación quinestésica a través de nuestras manos.

Puede ser que nuestras manos estén un poco bloqueadas a través de los corpúsculos de Paccini, debido a la costumbre de usar tanto los corpúsculos de Meissner en los masajes, en la osteopatía, en la vida diaria.

Podemos distinguir dos tipos de palpación:

La palpación activa: es la que utiliza la presión digital o el movimiento con un tacto un poco fuerte y para ello usa los corpúsculos de Meyner y la vía médula cerebral espino-talámica. De esta manera obtenemos datos del nivel de movimiento, la forma, la consistencia, la rigidez muscular, el dolor, etc. Esta palpación  por su activa fuerza puede provocar una respuesta al paciente, en forma de movimiento o de espasmo.

Aquí tenemos actividad motora de movimiento y presión y también actividad sensitiva. Esta actividad sensitiva tiene que realizar una discriminación táctil para diferenciar la actividad del paciente y la propia. Aquí se trata de tocar y manipular el tejido para sacar información.

Esta palpación puede inducir una respuesta defensiva en la musculatura del sujeto si realizamos alguna manipulación inapropiada.

La palpación pasiva: utiliza la mínima presión en los dedos de la mano, para apreciar o escuchar los ritmos o movimientos fisiológicos del paciente. Como por ejemplo el movimiento de la respiración o las pulsaciones cardiovasculares o como más sutil, el IRC que es el que nos atañe. Este IRC lo vamos a percibir como una onda de movimiento a través de un medio líquido.

Por su enorme sutileza tenemos que separar nuestros propios ritmos fisiológicos y escuchar únicamente los del paciente. Por ello es aconsejable tener una enorme tranquilidad y paz interior, para no inducir nuestro estrés al paciente.

La mano se tiene que fundir con los tejidos del paciente energéticamente hablando. Al principio es útil utilizar los mecanismos propioceptores de las muñecas, de los brazos o codos como instrumentos sensitivos. Esto nos ayuda a desconectar los corpúsculos de Meissner de nuestras manos, tan usados en los masajes.

Aquí estamos trabajando en nuestra vía médulo-cerebral lemniscal y usamos los corpúsculos nerviosos de Paccini. Los tractos propioceptores nos permiten conocer nuestra posición corporal en la oscuridad.

 

DIBUJO  19 VIAS SENSITIVAS CONSCIENTES.

 

Vamos a desarrollar la sensibilidad en estos nuevos corpúsculos y para ello nos puede ser de ayuda el cerrar los ojos.

 

HACEMOS EJERCICIOS CON LAS SERVILLETAS

HACEMOS EJERCICIOS CON LAS MANOS DE NUESTRO COMPAÑERO

COLOCAMOS NUESTRAS MANOS EN NUESTRA CABEZA Y ESCUCHAMOS NUESTRO PROPIO RITMO

 

Vamos a hacer ejercicios de palpación en el cráneo, en el sacro y el los pies, para empezar, o también en las manos

Estos ritmos que se trasmiten por vía fibridal por las fascias, en extensión es igual a rotación interna y en flexión es igual a rotación externa.

 

EJERCICIO DE PALPACION DE LAS SUTURAS

 

Podemos observar que todos los huesos del cráneo se mueven, los parietales se elevan y se separan, los temporales rotan y se separan, el occipital sube y baja bajo su eje esfeno-basilar, el frontal se eleva y desciende, el vómer baja, los palatinos se abren, el esfenoides baja y sube, etc.

Vamos a hacer un recorrido con nuestras manos por las suturas craneales, además podemos hacer un poco de presión y mediante nuestra atención y concentración podemos enviar energía a nuestros dedos y a las suturas.

Como puntos más importantes por la congruencia de suturas nombraremos a la zona Bregma, al punto Pterión y a la zona Lambda. Estos puntos son de especial atención y cuidado por nuestra parte, tendremos que masajear y liberar las suturas de estas zonas.

Empecemos por el nasión.

Palpamos la depresión existente en la base de la nariz y entre las órbitas oculares. Es la unión de los dos huesos nasales con el hueso frontal  y  se denomina nasión.

Avanzamos lateralmente sobre el borde superior de la órbita, yendo hacia fuera y hacia abajo, hasta la porción superior externa. Aquí percibimos la sutura zigomático-frontal.

Continuamos hacia abajo a lo largo de la cara lateral de la órbita y al comenzar a desplazarse hacia dentro, sentiremos la sutura zigomático-maxilar.

Seguimos hacia dentro, a lo largo de la cara inferior de la órbita y hacia arriba por su cara interna. Palpamos la sutura nasomaxilar y prontomaxilar.

Volvemos al nasión y nos movemos hacia arriba entre las dos escotaduras supraorbitarias del hueso frontal, cuya línea media es un punto llamado glabela. Desde aquí seguimos hacia arriba a lo largo de la línea media y palpamos los restos de la sutura metópica, la cual se puede apreciar como una depresión o como una cresta.

Subiendo hacia el vértex por la línea media nos encontramos en una depresión que representa la unión de las suturas coronarias y la sutura sagital. Este punto se llama bregma o fontanela bregmática. Desde aquí y hacia la derecha y la izquierda esta la sutura coronaria.

Desde bregma, nos desplazamos hacia detrás por la línea media y palpamos la sutura sagital. Moviendo los dedos de un lado a otro podemos palpar el contorno dentado de la sutura.

Comenzando de nuevo en el bregma, palpamos bilateralmente a lo largo de la sutura coronaria, sintiendo la unión del frontal y del parietal en ambos lados. En el extremo inferior de la sutura coronaria, encontramos la unión del esfenoides, del frontal, del parietal y del temporal. Esta zona de unión se llama pterión. La cara inferior de esta unión es la punta palpable del ala mayor del esfenoides, de gran utilidad para el tratamiento cráneo-sacro.

Desde el pterión seguimos la línea de la sutura hacia detrás a lo largo de la unión del parietal con la escama del temporal. Esta sutura discurre circularmente por encima del oído y termina justo detrás de este.

Desde esta sutura nos vamos recto hacia detrás, justo al final existe una pequeña sutura entre la unión del parietal, la porción mastoides del temporal y el occipital. A este punto se le llama asterión.

Desde el asterión nos vamos hacia abajo, a lo largo de la cara posterior de la apófisis mastoides, siguiendo la sutura Occipito-mastoidea. La parte inferior de esta sutura se pierde bajo las partes blandas correspondientes a las inserciones de la musculatura cervical.

Desde el asterión y a cada lado, sobre todo hacia arriba, yendo a la parte media del cráneo nos encontramos con la sutura lambdoidea. Esta sutura separa ambos huesos parietales del occipital. En el punto medio donde la sutura lambdoidea se encuentra con la sutura sagital, aparece el punto llamado lambda.

El osteópata craneal a través de su fuerza y mecanismos de palanca moviliza estas suturas para restablecer el equilibrio. Por el contrario el terapeuta cráneo sacral lleva,  mediante su intención, lleva y transporta el líquido cefalorraquídeo, a distintas partes del cuerpo. Mediante esta técnica sutil  se restablecerá el equilibrio de las membranas y moverá las suturas, restableciendo la presión hidrodinámica.

 

MEJORAR LA SENSIBILIDAD

 

Si la sensibilidad del terapeuta no es buena podemos hacer unos masajes en los puntos neurolinfáticos del esternón, de las costillas, el labio superior, el labio inferior, el diafragma, etc. Una buena postura, y una buena respiración, así como estar predispuesto a la auto escucha y a la receptividad.

Esta terapia cráneo sacral nos lleva a realizar la sanación en el origen de los traumas, en el origen de la enfermedad. La enfermedad no tiene identidad, la persona si la tiene.

Todas las partes del cuerpo tienen un aspecto físico y otro psíquico.

Cuanto más lo practiquemos más nos va ha gustar. Trabajar en el campo sutil es tan maravilloso como trabajar en el campo físico. Muchas veces trabajando en el campo sutil se solucionan muchas más cosas que en el campo físico. No por meter más fuerza vamos a tener mejores resultados. Aunque a veces hay que meter fuerza, pues es tan grande y brutal el daño físico, el acortamiento, el bloqueo o la fijación que necesita del desbloqueo físico. Pero después del trabajo y el esfuerzo físico viene el trabajo sutil.

Entre el cuerpo y lo mental existe un puente que llamamos el ritmo cráneo-sacral. Por tanto, esta terapia sirve para cualquier cosa o dolor.

Cuando hacemos esta terapia casi no nos importa ni la enfermedad ni el nombre de la enfermedad, ni los síntomas. Lo que sí nos importa es el ritmo del líquido cefalorraquídeo. No interfiramos en el tratamiento del medico convencional. Si que podemos decir al paciente que se haga nuevas analíticas después de ocho o diez sesiones. VOLVER

 

 
 
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