TERAPIA    CRÁNEO-SACRAL
   
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     TERAPIA DE LA OSTEOPATÍA

 

Desde siempre el hombre ha querido utilizar los recursos que la naturaleza ha puesto a su disposición para la mejoría de su estado y para su curación. La medicina manual es tan antigua como el arte o la medicina en sí.

Durante milenios la curación y en especial la concerniente a los huesos, articulaciones, músculos y nervios ha sido dominio reservado de curanderos que se transmitían sus secretos de padres a hijos o de maestro a discípulo.

Estos curanderos desbloqueaban y ponían en su sitio ciertas lesiones por contusión o por movimientos forzados, mediante masajes, estiramientos y otras técnicas.

Más tarde con la aparición de los cirujanos en la vida médica las terapias corporales se fueron relegando en manos de los curanderos principalmente.

Las primeras referencias históricas de la práctica de la medicina manual se remontan al antiguo Egipto.

Un fresco descubierto en la tumba del faraón  Ramses II (alrededor del año 1200 a. c.) muestra la figura de un practicante tratando una lesión  del codo. O en la Tailandia ancestral de hace 4000 años existen esculturas que parecen maniobras de medicina manual. En el apogeo de la cultura griega (500 a. de c.) en el siglo de Hipócrates, se describe un tratado de las articulaciones con detalle y con prácticas manuales o con instrumentos. En la antigua Roma (200 d. de c.) ya había varios sanadores que sabían manipular las articulaciones. Hay escritos de personajes de la medicina tan notables como Galeno, Celso, Oribasios, Hipócrates, etc. que se refieren a las maniobras manipulativas. En Irán alrededor del año 1000 d. de c., Avicena practicaba las terapias manuales que describe detalladamente en su libro Canon de la Medicina, célebre obra que iba a ejercer notable influencia durante muchos siglos. Esto se expandió por toda Europa hasta la edad Media.

Este periodo es marcado por una desaparición de casi todo el material terapéutico y la prohibición de la práctica de la cirugía en la medicina, etc.

Esta época de oscurantismo se remonta aproximadamente al Cuarto Concilia de Letrán, en 1215. La cirugía y otros estudios sólo eran accesibles por los eclesiásticos. La cirugía y los métodos manuales caen en desgracia por largo tiempo.

En el siglo XVIII bajo el reinado de Luis XV se habilita la cirugía de nuevo en la medicina.

El doctor Edward Harrison graduado por la universidad de Edimburgo en 1784, se ganó una considerable  reputación en Londres por el uso de la medicina manual Sin embargo la medicina manual o los métodos manuales siguió ignorada e incluso mal vista por la medicina convencional.

Aún así las técnicas manuales calificadas en algunos casos como curanderismo, seguían curando y con mucho éxito. Esto la mantuvo con vida aunque clandestinamente durante muchos años hasta que resurgió en el siglo XIX en los Estados Unidos, gracias a los trabajos de Andrew Taylor Still y sus discípulos.

 

NACIMIENTO DE LA OSTEOPATÍA

El fundador moderno y oficial de la osteopatía fue el norteamericano Andrew Taylor Still (1828-1917), hijo de un medico y pastor metodista. Desde muy joven su padre lo inicia en la medicina, llevándolo consigo en sus visitas por la zona rural del Medio Oeste y entre los indígenas. Conoció la vida en el campo y aprendió a amar a la naturaleza. Sin embargo el espíritu renovado de Still se fue dando cuenta de las limitaciones de la medicina de su tiempo y fue descubriendo intuitivamente nuevos remedios.

Como en el caso de sus dolores de cabeza, que un día se le ocurrió apoyar la nuca en una cuerda suspendida entre dos árboles, con la sorpresa de que sus dolores remitían con facilidad. Años más tarde comprendió que muchos males provenían de una acción mecánica y que descomprimiendo los músculos y los nervios, éstos desaparecían.

Taylor Still estudió medicina alopática en la universidad de medicina de Kansas City en Missouri. Más tarde se enroló como médico cirujano en el ejército durante la guerra de Secesión (1861-1865).

La medicina de su época es todavía rudimentaria, las epidemias abundan, los enfermos se mueren, y su impotencia se rebela para buscar nuevos métodos de curar y descubrir nuevas verdades.

Él dice: Ninguna verdad es más grande que otra, cada una tiene su esfera de utilidad particular. Debiéramos de tratar con respeto y consideración todas las verdades, grandes y pequeñas.

El escribe libros que describen con exactitud la anatomía (que describe las partes del cuerpo), como de fisiología (que explica los mecanismos de funcionamiento de los órganos y partes del cuerpo). Se pasa largo tiempo examinando la materia e intentando descubrir los secretos de la salud y de la vida para combatir más eficazmente la enfermedad.

Él escribió: Nuestra memoria debe adquirir un conocimiento tan completo de todas las partes con sus formas, su medida y posición. Que no nos quede duda sobre la intención del Constructor respecto a la utilidad o el papel de todas las partes grandes o pequeñas, y cual es la razón por la que tienen determinada función en la marcha del motor. Cuando se conoce esa parte del motor gracias a la anatomía (libro guía del ingeniero), este encara entonces él capitulo sobre la división de fuerzas por la que ese motor funciona y cumple con el trabajo para el que ha sido creado.

En este capítulo, la inteligencia deberá interesarse por obtener un conocimiento acerca del cerebro, saber de dónde parte su fuerza, cómo es conducida por cada correa, cada polea, cada pivote o parte de todo el motor.

Sin duda Still fue influenciado por los curanderos ingleses, poseedores de una gran destreza y herederos de técnicas de una gran tradición manual.

Taylor Still llegó a convencerse de que la ingestión de medicamentos entraña para el paciente más inconvenientes que ventajas. Se vuelve ardiente defensor de la higiene natural.

Durante una epidemia de meningitis cerebroespinal, Still pierde tres de sus hijos y a muchos pacientes. Este hecho marca su ruptura definitiva con la medicina alopática. Intenta buscar una nueva medicina más eficaz para con las enfermedades incurables y los desarreglos crónicos. Siempre intentó buscar medicinas que estuvieran más acordes con la naturaleza y sus leyes.

En 1874 surge la genial idea que iba a mejorar y revolucionar considerablemente la medicina. Él mismo lo cuenta con estas palabras: estaba caminando   un día por la calle con un amigo, observé a una pobre mujer de triste semblante que marchaba delante nuestra acompañada por tres niños, pobremente vestidos, uno de ellos iba perdiendo algunas gotas de sangre al andar.

Pensando que podía tratarse de una disentería hemorrágica, me adelante y tomando al niño en mis brazos, pedí a la madre que me permitiera ocuparme de él. Advertí que la columna vertebral del niño estaba dura, contraída y particularmente caliente en la parte baja, mientras su región abdominal estaba totalmente fría. En aquel mismo instante comprendí que la contractura estaba relacionada con un mal funcionamiento de los intestinos y pensé que si lograba distender la parte baja de la espalda, mejoraría también el intestino de aquel niño.

Efectivamente haciéndole marchar intenté movilizar los diferentes segmentos y presione progresivamente los músculos lumbares. Al cabo de algunos minutos había permitido a la circulación volverse más normal y asegurado nuevamente la autodefensa del sistema nervioso.

A partir de aquí el redescubridor y fundador de la osteopatía moderna Taylor Still empezó a estudiar y a desarrollar su método osteopático.

 

 

WILLIAN GARNER SUTHERLAND

 

El ritmo cráneo-sacral siempre ha sido la piedra angular de toda la medicina manual. Su descubridor un osteópata William Garner Sutherland, discípulo directo de Taylor Still y con una enorme capacidad de imaginación.

Sutherland trabajaba en la universidad de osteopatía de Michigan y dio un enorme impulso a la osteopatía al descubrir un nuevo dato fisiológico: la existencia de un movimiento, desconocido hasta entonces, que tiene su origen en el cerebro y que él va ha llamar movimiento respiratorio primario.

Sutherland en 1899 cuando estudiaba en la escuela americana de osteopatía, al examinar un cráneo desarticulado, exactamente el de Taylor Still, el fundador de la osteopatía. Sutherland observó que tenia superficies articulares biseladas sobre todo en el esfenoides y en el temporal.

Sutherland se preguntaba por qué la naturaleza con lo sabia que es en arquitectura y más en arquitectura morfológica, ha dotado al cráneo humano de varias suturas. Si no cumplen ninguna función, ¿por qué la naturaleza no ha hecho el cráneo humano de una sola pieza?

Sutherland apasionado de la anatomía y de la fisiología descubrió que estas suturas servían para que el los huesos del cráneo hicieran unos micro movimientos o desplazamientos. Sutherland afirma que las suturas del cráneo funcionaban como articulaciones y que tenían esa forma para mantener el movimiento.

Sutherland empezó a enseñar la técnica cráneo-sacral a mediados de los años 1940. En esta época ningún libro de anatomía o fisiología exponía o hacia alusión a este concepto.

Con el tiempo y debido a su empeño en entender sobre ese asunto, postulo sobre la existencia de pequeños movimientos a través de todas las suturas del cráneo.

Desde aquí, las suturas, el cráneo pulsaba a una frecuencia estable.

Este concepto al principio recibió todas las incomprensiones, hasta de los mismos osteópatas.

El dejo poco escrito, pero fueron sus discípulos, que aparecieron a posterior los que escribieron sus teorías. Se tuvo que callar y seguir sus trabajos con su gran colaboradora que fue su mujer.

En esa misma época un psiquiatra alemán llamado Hans Berger intentaba demostrar la actividad eléctrica del cerebro, él sostenía en 1929 la existencia de ritmos eléctricos en el cerebro humano que oscilan entre 8 y 13 ciclos. Los llamo ondas Alfa.

Sutherland descubrió que estas suturas estaban para absorber la gran presión hidrostática que tiene el cerebro, intuyo que el líquido cefalorraquídeo tiene un movimiento de expansión y de contracción en el interior del cráneo, y que estas suturas estaban para amortiguar esta presión hidrostática en el interior del cráneo.

Es muy importante conocer el principio de presión hidrostática aplicada en el cerebro, que produce un ensanchamiento y después un encogimiento del cráneo. Las suturas están hechas para absorber esta presión hidrostática en el interior del cráneo.

En física hay un principio que dice que los líquidos no se pueden comprimir. Todas las maquinas hidráulicas se fundamentan en este principio.

Aplicando este principio, si en nuestras cabezas no existieran unas válvulas de escape, para cuando sobreviniera un exceso de líquido cefalorraquídeo en el interior del cráneo, nuestras cabezas estarían explotando, estarían estallando cuando la presión fuera superior a la resistencia. Estas válvulas de escape son las suturas.

Éste líquido está en constante producción en el interior de nuestras cabezas y por motivos varios pude venir una superproducción de este líquido cefalorraquídeo.

Sutherland en la universidad de Michigan  descubrió la movilidad del cráneo y dio origen a la osteopatía craneal.

Para su demostración él mismo se bloqueaba los huesos del cráneo con un artilugio, y anotaba los síntomas que sentía hasta que se desmayaba. Al colocarse este artilugio durante días le aparecieron ciertas perturbaciones en la vista acompañado de vértigos y dolores de cabeza y seguido de disturbios nerviosos y psicológicos. Cuando se quita el artilugio, procede a un examen de las lesiones articulares craneales.

Después procede entonces a reparar estas lesiones por medio de pequeñas presiones sobre el borde de las suturas, de micro-movimientos de separación de las suturas. Se trataba de descomprimir sutura tras sutura para devolver a cada hueso su movilidad normal. Él encuentra un alivio inmediato tras estas manipulaciones.

Esto posiblemente le afectó para el resto de su vida.

Él aisló cada hueso y lo sometió a una visión tridimensional, donde existen tres posibilidades de movimiento, el movimiento anterior, el posterior y los laterales, las tres dimensiones del espacio. A raíz de esto empezó a dictaminar el concepto del plano del movimiento de cada hueso.

Cada hueso craneal era analizado minuciosamente a través de sus ejes de movimiento y de sus planos, y dedujo todos los movimientos posibles de cada hueso craneal.

Cada hueso del cráneo esta separado por una articulación que no permite efectivamente un verdadero movimiento propiamente dicho, si no una cierta ligereza de movimiento, una maleabilidad que se podría comparar a una armadura antigua que aunque rígida, permite ciertos movimientos ligeros gracias a su sistema de charnelas o bisagras. Él sabía cuando cada hueso estaba en rotación interna, externa, flexión lateral, etc.

Se trataba de restablecer cada movimiento de cada hueso craneal. Entonces se trabajaba con los huesos haciendo palanca y fuerza para equilibrar el movimiento de los huesos del cráneo.

La técnica cráneo-sacral exige que el terapeuta realice un intenso estudio del cráneo óseo, de las suturas y de las meninges y que afine el sentido palpatorio, para poder percibir la movilidad inherente dentro del mecanismo cráneo sacro, ya que las manipulaciones requieren de precisión y destreza.

Sutherland comenzó a trabajar con pacientes con perturbaciones ligeras, y dado su gran éxito empezó a tratar a pacientes más complicados donde la medicina de ese momento, incluido la osteopatía, poco podía hacer. Logra mejorar y disminuir ciertas discapacidades psíquicas y físicas aparentemente irreversibles.

Liberando los huesos y membranas craneales, re-equilibrando la columna vertebral y el sacro y re-armonizando el movimiento respiratorio primario, Sutherland enriquece enormemente el trabajo de Taylor Still.

En 1939 Sutherland escribió The Cranial Bowl, obra que resume lo esencial de sus observaciones y conclusiones y en la que expone los principios de su método. En este tiempo Sutherland es poco comprendido por sus colegas osteópatas. Al fin sus trabajos fueron admitidos por la Academia Americana de Osteopatía, en 1946, cuando funda la Asociación de Osteopatía Craneal.

Sutherland basándose en los mismos principios de Taylor Still, deduce que en el ámbito de las articulaciones y de las membranas meníngeas del cráneo (hoz del cerebro y tienda del cerebelo), las estructuras de este responden a las mismas leyes que a todas las partes del cuerpo.

Cualquier modificación de los huesos o de la tensión de las membranas, puede perturbar las funciones del organismo. Sin lugar a dudas esta perturbación tendrá consecuencias más importantes en el organismo, tanto en el ámbito mental, emocional, bioquímico y estructural, porque la perturbación sé esta produciendo aquí en el cerebro, en las estructuras nerviosas cerebrales. Lugar tan importante como vulnerable, pues aquí esta la computadora central que dirige todo el organismo.

Lo que sucedía antes de este descubrimiento es que no existían los microscopios digitales para percibir este movimiento en las suturas craneales. Además, los estudios sobre estas suturas se hacían post-morte, después de muerto y así desde luego no se mueven las suturas craneales. Además, la tendencia de estas suturas después de muerto es a osificarse, por lo tanto los académicos clásicos no podían afirmar que esto se mueve, que las suturas son como pequeñas articulaciones. Los nuevos investigadores sobre este asunto, hacen un corte sagital a un mandril en vivo y le someten a una biopsia de la sutura. Este tejido se le somete a un estudio microscópico, se dieron cuenta que entre la sutura había espacio y, además, había capilares, pequeñas venillas, muy pequeñas arteriolas. Se preguntaron para qué serviría y entonces descubrieron dentro de la sutura craneal y rodeándola colágeno y elástica, estaba envuelto por una fascia.

En el sujeto vivo si tiene movilidad estas suturas, como demostraron los estudios con ondas de radio y osciloscopios.

Sutherland llamó a este micro movimiento, movimiento respiratorio primario. Cuando se puso a estudiar en aquel entonces,  se apoyo en la embriogénesis que nos dice que en el feto lo primero que se forma es el tubo neural y a partir de aquí se forman los órganos y demás tejidos.

El tubo neural forma la columna vertebral y la médula espinal, por tanto, el movimiento del tubo neural del feto es lo primero que respira o que tiene un latido.

Sutherland tuvo el don de descubrir la relación de tensión reciproca entre el cráneo y el sacro y todo el organismo.

En 1932 presento por primera vez sus conceptos a la asociación de osteopatía americana y no fue bien recibida. Aunque la ciencia medica oficial tampoco tenia en apruebo a esta asociación. Sutherland estudio y trabajo en la osteopatía craneal más de 50 años con el mínimo de reconocimiento, y murió en 1954 sin pena ni gloria, pero muy orgulloso de su trabajo.

Al morir Sutherland la comunidad científica no toleraba todavía la existencia de un movimiento primario ni la movilidad de los huesos del cráneo. Todo esto por no encontrar la manera de medir mediante con instrumentos científicamente este movimiento, por supuesto en un ser vivo. Todo esto sin dañar el sistema de meninges y nervios. Pero Sutherland confío enormemente en la sensibilidad de su sistema nervioso, él confiaba en que el sistema nervioso es una entidad sensible y voluntariosa, que disponía de una inteligencia innata. Su principio fundamental era que: “permitir la función fisiológica en el interior del organismo, para demostrar su potencia infalible, antes que la aplicación de una fuerza desde fuera”.

Hoy en día ya se han hecho mediciones objetivas y científicas sobre la fluctuación del LCR y los micro-movimientos de los huesos del cráneo, así como también el concepto de tensión reciproca meníngea.

Desde Shuterland han aparecido varios osteópatas y quiroprácticos que han hecho importantes descubrimientos sobre este campo.

Todos basándose en la necesidad de tratar el cráneo mediante la separación de las suturas, la fluctuación del LCR, la existencia de propioceptores suturales que repercuten en el sistema de presión del LCR, las meninges que conectan el sacro y en cráneo, etc. En 1959 Alberts publico el síndrome de estrés meninge cerebral. Aquí se debate la relación entre el cráneo, la tensión meníngea y el estrés emocional. Así sin parar han ido sumándose personajes importantes en el mundo de las terapias de osteopatía, quiropraxia, kinesiología, que han tenido mucho que decir sobre la terapia cráneo-sacral como medio homeostático muy poderoso y real.

 

 

 

JOHN UPLEDGER Y LA TERAPIA CRÁNEO-SACRAL

 

Después de Sutherland, apareció John Upledger, un médico que posteriormente se hizo osteópata, que trajo una nueva visión del asunto. Él dijo que lo que menos le interesaban eran los huesos del cráneo, y lo que más le interesaban eran las membranas. Todo esto le vino en momentos de inspiración.

John Upledger al principio trabajaba como médico cirujano y presumía de tener mucho pulso.

Todo empezó cuando fue a tratar a un paciente con muchos problemas en todo el cuerpo. Empezó a buscar los porqués de todos sus problemas generales por todo el cuerpo, como buen medico que es.

A partir de aquí ni el mismo se imaginaba el gran impacto que esto le iba a repercutir. Después de varias radiografías y de varios escáneres, sacaron algo en claro y solucionaron algo de sus enfermedades. John con ayuda de un neurocirujano decidieron hacer un mielograma en el área de la nuca del paciente debido a que se agotaban todos los recursos para ayudar al paciente.

Esta prueba es delicada y consiste en inyectar un tinte especial en el canal espinal en la zona lumbar, después la mesa de rayos x se inclina de manera que la cabeza queda debajo de los pies para que el tinte baje y hacer varias radiografías. Esta prueba les demostró que en la cara externa de la membrana meníngea, en la dura madre que cubre la médula espinal había una pequeña placa de calcio. Al tener que hacer la operación en la médula espinal, John tenía que ayudar al neurocirujano experto. Después de cortar y de ir adentrándose en el interior de los tejidos y separarlos, hasta llegar a la dura madre de la médula espinal y observar la placa de calcio obstruyendo el circuito. John debía de sujetar con precisión la médula espinal para que el cirujano hiciera un corte exacto de la placa de calcio. Todo iba bien hasta que John intentó coger la médula con los dedos, para hacer un corte y no dañar otras estructuras y notó que la médula espinal tenia un movimiento de bombeo, se dilataba y se contraía y, además subía y bajaba. La médula se movía lenta pero rítmicamente e impedía que el trabajo de John fuera tan simple como parecía al principio. Todos en la sala de operaciones se asombraron del movimiento constante de la duramadre espinal.

Al final se retiro la placa de calcio sin ningún error. John observó que el movimiento rítmico de la duramadre espinal no acompañaba al movimiento respiratorio ni sincronizaba con los movimientos del corazón, ya que todo se podía comprobar con los aparatos que el paciente tenía conectados. John comprobó que es otro ritmo corporal que de manera consistente y fiable realizaba 10 ciclos por minuto. Ni John ni el neurocirujano ni el anestesista ni nadie allí presente había oído o leído nada acerca de este ritmo.

John Upledger se quedo impactado para siempre al observar directamente la propiedad fisiológica de un sistema corporal que no enseñaban en la universidad. Se convertiría en otro sistema corporal como el sistema cardiovascular, el sistema digestivo, el sistema respiratorio, el sistema excretor u otros.

El paciente mejoró y John Upledger decidió encontrar respuestas a todas sus dudas, ya que en su formación académica le decían que los huesos del cráneo eran estáticos y que la médula era inmóvil y estática. Se dio cuenta que algo fallaba y a partir de aquí se puso a investigar todos los mecanismos de relación entre huesos del cráneo, membranas exocraneales, membranas indocraneales y el sistema de la médula espinal hasta llegar a las cisternas lumbares. Este sistema es como él lo llama, la bomba hidráulica de presóstato, en campo semi-cerrado.

A los pocos días John asistió a un seminario intensivo de osteopatía craneal y aprendió que los osteópatas manipulaban los huesos craneales para solucionar diversas patologías. John Upledger dedico el resto de su vida a la práctica y enseñanza de la terapia cráneo-sacral, y en 1978 se dedico a enseñar en Francia e Inglaterra.

John Upledger llamó terapia cráneo-sacral a su sistema terapéutico y difiere de la osteopatía cráneo-sacral, en que ya no está el asunto en inducir un movimiento a los huesos del cráneo, si no en la capacidad de transmitir la membrana al hueso los impulsos rítmicos del cráneo. Entonces explicó que el cráneo tiene dos movimientos, gracias a los cuales circula todo el líquido cefalorraquídeo, el movimiento de flexión y el de extensión.

Estos movimientos en el cráneo no son visibles, pero si son palpables manualmente. Este fue el gran descubrimiento y actualmente tienen más de doscientas escuelas por el mundo, formando terapeutas cráneo-sacrales.

John Upledger se doctoró en osteopatía en Palm Beach, Florida y escribió textos sobre la terapia cráneo-sacral en 1983 y en 1987 y fue una autoridad en este campo.

Lo más importante para aprender esta técnica, es nuestra capacidad de escucha y de percepción de este micro-movimiento de expansión y contracción que efectúa el líquido cefalorraquídeo en su mayoría en el interior de las fascias.

Después de la escucha lo siguiente más importante es magnetizar nuestras manos y concentrarnos lo más posible en los tejidos internos para deshacer la tensión que se ha producido en  las fascias. La energía de nuestras manos y el poder de nuestra mente ayudarán a que esas fascias bloqueadas se relajen y el ritmo cráneo-sacral vuelva a su normalidad.

Él líquida cefalorraquídeo que va por el interior de todas las fascias tiene un gran poder energético y posee su propia inteligencia.

John Upledger se percató de la gran importancia de este ritmo tan sutil que es provocado por el fluido cerebro espinal. Si este ritmo del FCE no funciona correctamente la información nerviosa y sensitiva de esa zona no tendrá toda la calidad posible para comunicarse con el sistema nervioso central (SNC), que es el que gobierna a todo el organismo.

John Upledger nos explica los movimientos cráneo-sacrales y su relación con las fascias.

Upledger dirigió un equipo interdisciplinario de investigadores en la universidad de Michigan en los años 70 y comprobó y documento el fenómeno del movimiento respiratorio cráneo-sacral en el cuerpo.

El cráneo tiene un movimiento de extensión en donde la frente y el occipital se ensanchan y los parietales y temporales se encogen. En el momento de la flexión del cráneo, la frente y el occipital se acercan, mientras los parietales y temporales se ensanchan. También se dio cuenta  que cuando el cuerpo humano realiza la extensión del cráneo a través del sistema de circulación fibrilar de las fascias, el cuerpo entra en rotación interna y se produce un vaciado de líquido cefalorraquídeo. Mientras en el movimiento de flexión cuando el cuerpo se llena de líquidos, pasa de la rotación interna a la rotación externa. Este movimiento de expansión y contracción del cráneo se puede sentir en los pies, en las rodillas, en los iliacos, en el tórax, en el cuello, en todo el cuerpo.

Él dijo que para que haya una perfecta salud, por lo menos hidrodinámica, entre la flexión y la extensión debe de haber una misma amplitud y simetría. Tiene que haber el mismo movimiento entre la expansión y la contracción. Este es el equilibrio que tenemos que tener, sin embargo, en muchas personas notaremos poca amplitud y mucha asimetría. Nuestras manos notarán que una parte de la cabeza sí se ensancha mucho y la otra casi nada. Entonces hablaremos de bloqueo en extensión o en flexión. Cada uno de estos bloqueos significará una sintomatología u otra.

Este es el movimiento primario que nuestras manos tendrán que sentir. Si algunos de estos movimientos están ausentes en el cráneo sin lugar a duda no podremos encontrarlo en el resto del cuerpo.

Para Upledger el corazón humano esta en el cerebro y fue pionero en tratar con éxito a algunos niños autistas. A John Upledger le debemos el conocimiento dinámico, anatómico y funcional de la terapia cráneo-sacral. VOLVER

 

 

 

 
 
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