TERAPIA    CRÁNEO-SACRAL
   
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LOS HUESOS DEL CRANEO Y EL SACRO

 

El cráneo puede ser dividido en la cara y en el calvario o bóveda craneal. El cráneo tiene 29 huesos que gozan de cierta movilidad, desde el nacimiento hasta la muerte, incluyendo los seis huesillos del oído interno, que están dentro de los huesos temporales. El cráneo no deja de moverse hasta 15 minutos después de la muerte clínica. Toda la vida fisiológica y todo el movimiento del ser humano esta orquestada por este ritmo craneal, por esa alternancia de apertura y cierre, de expansión y de contracción, de rotaciones externas y luego internas, de flujos y reflujos, de inspiraciones y espiraciones.

Cada vez que movemos o se mueve un hueso del cráneo esto tiene una característica, se actúa sobre una zona en particular, se realiza un proceso de descompresión de una vena o arteria, con la correspondiente nueva compresión, proceso que ayuda enormemente a la circulación sanguínea.

La articulación central, verdadero pivote por el cual parecen girar los demás movimientos, esta situada entre el hueso occipital y la base del esfenoides (articulación esfeno-basilar). La amplitud del movimiento craneal es de unos 20 ó 30 micrones y ha sido analizado y registrado científicamente.

El cráneo se puede dividir en tres elementos:

La bóveda que consta de parte del hueso frontal, de los dos huesos parietales, la escama occipital y la porción escamosa del hueso temporal, todos los cuales son de origen conjuntivo.

La base de origen cartilaginoso, que consta del cuerpo del esfenoides, la porción petrosa y mastoidea de los temporales y las porciones basilares y laterales del occipital.

Los 14 huesos faciales: la mandíbula, el vómer, los dos maxilares, los dos zigomáticos, los dos palatinos, los dos nasales, los dos lagrimales, y los dos cornetes inferiores.

Los 8 huesos del cráneo; el occipital el esfenoides, el etmoides, el frontal, los dos temporales y los dos parietales.

Todos los huesos del cráneo también  pueden dividirse en pares e impares.

Los huesos impares que se encuentran en la línea media, son el occipital, el esfenoides, el etmoides y el vómer.

Los huesos pares incluyen a los parietales, temporales, maxilares superiores, zigomáticos (llamados también malares o pómulos), palatinos, nasales y frontal.

El frontal se considera un hueso par, debido a sus características funcionales y debido al hecho de que la sutura metópica permanece abierta de por vida.

La mandíbula participa de hueso impar y par. Se relaciona bilateralmente con los huesos temporales, pero cuando los dientes se encuentran cerrados hacen la función de una larga sutura entre la mandíbula y los dos maxilares superiores.

También podemos hacer la división con los 8 huesos craneales:

Occipital

Esfenoides

Etmoides

Frontal

Dos temporales

Dos parietales

Los huesos faciales son 14:

Mandíbula

Vómer

Dos maxilares

Dos zigomáticos

Dos nasales

Dos lagrimales

Dos conchas inferiores

 

DIBUJO   13  Y  14  HUESOS CRANEALES

 

La hoz del cerebro es la membrana vertical y justo en el reborde inferior existe un importante flujo venoso una gran vena de sangre que viene a alimentar el quiasma óptico y el seno. Si existe mecanismo de aplastamiento de esta vena como en el caso de la compresión del hueso frontal lo primero que se ve afectado es el flujo del sistema venoso y arterial y los senos y el quiasma óptico sé vera desnutrido y las áreas de las circunvalaciones se verán alteradas también. Todo lo que hagamos para mejorar el riego sanguíneo del cerebro nos repercutirá en una mejoría de nuestra salud holística.

 

 

 

LA MOVILIDAD DEL CRÁNEO

 

Hay dos tipos de movimiento básicos, el de flexión y el de extensión, que no son términos precisos. Describimos estos movimientos de esta manera:

Flexión: Se produce un llenado y un ensanchamiento lateral del cráneo. El cuerpo a través de la comunicación fibridal, entra en rotación externa.

Extensión: Se produce un vaciado y un acortamiento lateral del cráneo, así como un alargamiento en la parte anterior y posterior del cráneo, produciendo una rotación interna.

El vaciado y el llenado están sometidos a un ritmo de entre 6 y 12 movimientos por minuto.

Los que están muy por encima de esto, 15-17 ondulaciones, están en un estado simpático tónico (aceleración del sistema simpático, funciones aceleradas, reacciones de estrés que desequilibran el sistema simpático y parasimpático, acidez aumentada, tensión arterial más alta, etc.) y continúan produciendo espasmos musculares.

En los niños, esto daría un niño hiperquinético.

Si los ciclos están por debajo de entre 6-8 ritmos por minuto, tendremos todo lo contrario. Estado parasimpático tónico o lo que es lo mismo  un estado de languidez, hipotenso por naturaleza, le hace falta más tiempo para recuperarse, las digestiones lentísimas, le cuesta más reaccionar, las facultades mentales más bajas. En general están sometidos a procesos depresivos, tienen una actitud de tristeza.

Luego están los que oscilan de muy bajo a muy alto, entonces se dice que tiene picos de euforia y depresión. No tiene estabilidad en sus ritmos.

La terapia cráneo sacral esta muy indicada en estos individuos.

Hay que saber escuchar bien ese fuelle.

Muchos pacientes tienen una amplitud en donde predomina la flexión:

 

DIBUJO   15    EXTENSIÓN Y FLEXION CRANEAL

 

Tiene una fijación  cráneo sacral en flexión  y la extensión no se realiza porque la flexión no lo permite.

En otros casos  predomina la extensión y la flexión casi no se nota. La cabeza se encoge y el ritmo del vaciado es más predominante que el de llenado. Existe una lesión en extensión.

Hay que buscar el mismo recorrido en la flexión como en la extensión.

Por trastornos anímicos, o situaciones emocionales, el ritmo cráneo sacral y su calidad pueden variar.

La movilidad de los huesos del cráneo que se encuentran en la línea media es fundamentalmente la flexión y la extensión, con un momento de giro a través de un eje transversal. El movimiento de flexo-extensión gracias a la articulación esfeno-basilar, una sincondrosis. En este movimiento el esfenoides y el occipital giran en direcciones opuestas.

 

 

 

EL MECANISMO ESFENO-BASILAR

 

La articulación del esfenoides y la porción basilar del occipital, justo antes del foramen mágnum, es el soporte funcional del movimiento óseo craneal.

Esta articulación, una sincondrosis, actúa como un sutil engranaje de bisagra, con el esfenoides flexionando hacia delante y el occipital flexionando posteriormente.

En la flexión esfeno-basilar, el esfenoides gira hacia delante, de manera que la parte del esfenoides que se articula con la porción basilar del occipital (basiesfenoides) se eleva y las apófisis pterigoides se desplazan hacia abajo. Al mismo tiempo el occipital gira hacia detrás de forma que la porción basilar se eleva y las escamas y las porciones laterales descienden.

Durante la flexión esfeno-basilar, el etmoides gira en dirección contraria al esfenoides y en la misma dirección que el occipital. En la flexión esfeno-basilar el vómer es desplazado hacia abajo, dado que la parte anterior del esfenoides se desplaza en esa dirección. Durante la extensión esfeno-basilar todos los movimientos descritos para la flexión se invierten. Los huesos pares se mueven hacia las rotaciones interna y externa, ya que acompañan los movimientos de flexión y extensión de la articulación esfeno-basilar. En la flexión esfeno-basilar se produce rotación externa de los huesos pares, y durante la extensión se produce rotación interna.

La combinación de flexión y extensión de los huesos impares centrales y las rotaciones interna y externa de los huesos pares, provoca cambios observables en el contorno del cráneo. Con la flexión el diámetro transversal del cráneo aumenta, el diámetro antero-posterior disminuye y el vértex se aplana. Con la extensión esfeno-basilar, el diámetro transverso disminuye, el antero-posterior aumenta y el vértex se hace más prominente.

Como ya se ha expuesto, los huesos pares, son los parietales, los temporales, el frontal, los malares, los maxilares superiores, los palatinos y los nasales. Su movilidad se describe como rotación externa e interna y normalmente se produce sincrónicamente con los movimientos de flexión y extensión esfeno-basilar. Durante la flexión esfeno-basilar se produce rotación externa de los huesos pares. Durante la extensión se produce rotación interna.

El esfenoides determina las características de movilidad de los huesos faciales pares.

La disfunción de la mitad frontal del cráneo, en especial de los huesos faciales esta relacionada con la alteración de la función del esfenoides. La disfunción de la mitad posterior del cráneo esta relacionada con la disfunción del hueso occipital.

La base del cráneo esta directamente relacionada con la columna vertebral. Embriológicamente ambas partes evolucionan a la vez a partir del cartílago derivado del notocordio. Entender y comprender esto nos ayuda a comprender la relación entre la base del cráneo y toda la columna vertebral. Por tanto es muy probable que una tensión desequilibrada en las membranas o en el occipital, puede provocar en la etapa de crecimiento de un bebe, una torsión o desviación de la columna vertebral.

 

 

 

LAS SUTURAS CRANEALES

 

En anatomía antigua se creía que la fusión del cráneo al llegar al ser adulto era inevitable. Se creía que las suturas craneales se soldaban con el paso del tiempo y que en el cráneo no existía movimiento alguno y se convertía en un armazón o casco rígido.

Hoy en día con los últimos estudios anatómicos con microscopios digitales y en seres vivos sabemos a ciencia cierta que todos los cráneos sanos pulsan y tienen un movimiento respiratorio primario.

Las suturas son las articulaciones que unen los huesos del cráneo, catalogadas como articulaciones fibrosas.

Hay varias clases diferentes de suturas, que están diseñadas para permitir y dirigir  tipos diferentes de movimiento entre huesos craneales enfrentados. Las suturas contienen expansiones de la dura madre, así como otros tejidos conjuntivos, como las fibras de Sharpey.

Los estudios anatómicos e histólogos de las suturas, muestran que la dirección de las fibras no es arbitraria ni aleatoria, si no que es especifica a cada sutura. Las suturas contienen vasos sanguíneos con sus correspondientes nervios para el control vasomotor. También se encuentran dentro de las suturas terminaciones nerviosas libres con fibras amielínicas C, lo cual sugiere la posibilidad de percepción y transmisión de dolor a ese nivel.

El estudio actual de las suturas craneales demuestra que están hechas verdaderamente para el movimiento.

Tenemos tres tipos de suturas:

Suturas serradas: tienen un borde en forma de sierra, con sus dientes ligeramente separados y acabados ligeramente en punta. Esta configuración permite la apertura y cierre de la sutura. Este es el caso de la sutura sagital.

Suturas denticulares: son similares a las serradas, pero sus dientes tienen una forma de cola de paloma, lo que le permite un cierre más efectivo. Tienen una forma de encajar sus dientes unos con otros de manera que se ensanchan sus dientes en sus extremos, lo que cierra mas eficazmente unas con otras. La lambdoidea es una sutura denticular.

Suturas escamosas: que son huesos superpuestos, como en el caso del temporal y el parietal. Los huesos de esta sutura se superponen unos con otros, se solapan.

 

DIBUJO  16   VISTA FRONTAL DEL CRANEO

 

Veamos el nombre y la localización de estas suturas.

1-  Coronal: conecta el frontal con los dos parietales, con el temporal y el esfenoides.

2-  Escamosa: conecta el temporal con el parietal y el occipital. Es la sutura más antigua que nos viene del legado animal. Viene a ser lo que queda de las agallas en los peces. Recordemos que se encuentra en un medio acuático que da el equilibrio hidrodinámico y se encuentra en la zona del oído.

3-  Occipital: conecta con el parietal y con otros. Es la intersección de suturas más importante.

4-  Occipito-mastoideo: conecta el occipital con el mastoideo.

5-   Parietal-Temporal: conecta el parietal con el temporal.

 

 

 

EJERCICIO DE PALPACION DE LAS SUTURAS

 

Podemos observar que todos los huesos del cráneo se mueven, los parietales se elevan y se separan, los temporales rotan y se separan, el occipital sube y baja bajo su eje esfeno-basilar, el frontal se eleva y desciende, el vómer baja, los palatinos se abren, el esfenoides baja y sube, etc.

Vamos a hacer un recorrido con nuestras manos por las suturas craneales, además podemos hacer un poco de presión y mediante nuestra atención y concentración podemos enviar energía a nuestros dedos y a las suturas.

Como puntos más importantes por la congruencia de suturas nombraremos a la zona Bregma, al punto Pterión y a la zona Lambda. Estos puntos son de especial atención y cuidado por nuestra parte, tendremos que masajear y liberar las suturas de estas zonas.

Empecemos por el nasión.

Palpamos la depresión existente en la base de la nariz y entre las órbitas oculares. Es la unión de los dos huesos nasales con el hueso frontal  y  se denomina nasión.

Avanzamos lateralmente sobre el borde superior de la órbita, yendo hacia fuera y hacia abajo, hasta la porción superior externa. Aquí percibimos la sutura zigomático-frontal.

Continuamos hacia abajo a lo largo de la cara lateral de la órbita y al comenzar a desplazarse hacia dentro, sentiremos la sutura zigomático-maxilar.

Seguimos hacia dentro, a lo largo de la cara inferior de la órbita y hacia arriba por su cara interna. Palpamos la sutura nasomaxilar y prontomaxilar.

Volvemos al nasión y nos movemos hacia arriba entre las dos escotaduras supraorbitarias del hueso frontal, cuya línea media es un punto llamado glabela. Desde aquí seguimos hacia arriba a lo largo de la línea media y palpamos los restos de la sutura metópica, la cual se puede apreciar como una depresión o como una cresta.

Subiendo hacia el vértex por la línea media nos encontramos en una depresión que representa la unión de las suturas coronarias y la sutura sagital. Este punto se llama bregma o fontanela bregmática. Desde aquí y hacia la derecha y la izquierda esta la sutura coronaria.

Desde bregma, nos desplazamos hacia detrás por la línea media y palpamos la sutura sagital. Moviendo los dedos de un lado a otro podemos palpar el contorno dentado de la sutura.

Comenzando de nuevo en el bregma, palpamos bilateralmente a lo largo de la sutura coronaria, sintiendo la unión del frontal y del parietal en ambos lados. En el extremo inferior de la sutura coronaria, encontramos la unión del esfenoides, del frontal, del parietal y del temporal. Esta zona de unión se llama pterión. La cara inferior de esta unión es la punta palpable del ala mayor del esfenoides, de gran utilidad para el tratamiento cráneo-sacro.

Desde el pterión seguimos la línea de la sutura hacia detrás a lo largo de la unión del parietal con la escama del temporal. Esta sutura discurre circularmente por encima del oído y termina justo detrás de este.

Desde esta sutura nos vamos recto hacia detrás, justo al final existe una pequeña sutura entre la unión del parietal, la porción mastoides del temporal y el occipital. A este punto se le llama asterión.

Desde el asterión nos vamos hacia abajo, a lo largo de la cara posterior de la apófisis mastoides, siguiendo la sutura Occipito-mastoidea. La parte inferior de esta sutura se pierde bajo las partes blandas correspondientes a las inserciones de la musculatura cervical.

Desde el asterión y a cada lado, sobre todo hacia arriba, yendo a la parte media del cráneo nos encontramos con la sutura lambdoidea. Esta sutura separa ambos huesos parietales del occipital. En el punto medio donde la sutura lambdoidea se encuentra con la sutura sagital, aparece el punto llamado lambda.

El osteópata craneal a través de su fuerza y mecanismos de palanca moviliza estas suturas para restablecer el equilibrio. Por el contrario el terapeuta cráneo sacral lleva,  mediante su intención, lleva y transporta el líquido cefalorraquídeo, a distintas partes del cuerpo. Mediante esta técnica sutil  se restablecerá el equilibrio de las membranas y moverá las suturas, restableciendo la presión hidrodinámica.

 

LAS ORBITAS OCULARES

 

Las órbitas oculares son de vital importancia para la vista, para el sistema cráneo-sacral, para la vida en general, pues si nuestros ojos no ven bien nos veremos muy influenciados por esta circunstancia.

Cada órbita esta formada en menor o mayor grado por siete huesos, incluyendo los de la zona media, en total doce articulaciones óseas para formar las dos órbitas oculares. Esta estructura orbital con tantas articulaciones nos da la idea de un mayor mecanismo de bombeo a todo el sistema orbital. Con ello se beneficia el ojo humano, que decimos que son las ventanas del alma humana.

Tenemos dos huesos que se reparten en ambas órbitas, que son el frontal y las alas mayores y menores del esfenoides.

Cada órbita ocular contiene los huesos: pómulo, zigomático, palatino, etmoides y lagrimal. El encaje o ajuste de las órbitas se consigue con la movilización de sus componentes. El esfenoides, el etmoides y el palatino no son accesibles en el sitio y se deben actuar sobre ellos a distancia, mediante mecanismos de palanca. VOLVER

 

 

 

 
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