ENTREMÉS
SABATINO
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Sábado 28 de febrero,
2015 7:43 a.m.
Adiós a
Leonard Dr. Spock Nimoy; lentamente baja el telón del Star Trek
original por última vez
La verdad, en este entremés
siempre hemos preferido Star Wars que Star Trek, aunque
fuera esta última serie la que contara con el doctor Spock, un nativo del
planeta Vulcano, parte de la tripulación del Enterprise y un personaje
que, quizá por su altísima inteligencia, siempre tuvo problemas para
socializar. Y aunque Star Trek duró tres temporadas al aire, de
1966 a 1969, tuvo poca audiencia por lo que fue cancelada cuando apenas
contaba con cuatro anunciantes. (Lo justo también es decir que sin Star
Trek, como el mismo George
Lucas lo ha reconocido, jamás
habríamos tenido Star Wars).
A mediados de la década siguiente el programa comenzó a ser apreciado al
entrar a lo que se llama reruns, o repeticiones, que transmiten las
estaciones televisivas locales de UHF en Estados Unidos. Cuando se filmó
la primera película en 1979, con la mayoría del elenco original, el
éxito fue, ahora sí, inmediato. Se filmaron otras cintas y ya van dos
generaciones del Enterprise aunque la mejor, por lejos --aunque la del
capitán Pickard (Patrick Stewart) hizo muy buen trabajo-- fue en la que
participó Leonard Nimoy, quien curiosamente ya era un actor desde los
años 50 y donde hizo papeles de galán.
Con Leonard Nimoy se va otra parte muy valiosa en la historia de la
televisión. A los 83 años y víctima de cáncer pese a que hace 30 años
dejó de consumir cigarrillos, Leonard Nimoy será extrañado. Al
principio se negó al encasillamiento como el Doctor Spock pero luego lo
aceptó gustoso. Era un gran actor el que echaremos mucho de menos.
***
Miembros del Estado Islámico destruyeron valiosísimas obras de arte,
algunas de ellas de la épóca asiria (siglo VII antes de Cristo)
exhibidas el Museo de la Civilización en Mosul, Irak. ¿Dónde está la
indignación de los arqueólogos que se quejaban fúricos por el
"maltrato" que sufrieron esas piezas durante la ocupación
norteamericana en Irak en el 2003 y culpaban de ello al ex presidente Bush?
ábado 21 de febrero,
2015 2.12 p.m.
¿Qué
parte que dijo Rudolph Giuliani no se entendió?
Hagamos este comparativo: la
primera ministro Angela Merkel se abstiene de hablar de Alemania como un
gran país, lo crítica cada vez que viaja al exterior, se queja de que
hay intereses internos que atacan y boicotean todas sus buenas
intenciones, dice que entiende las razones de Grecia para no pagar,
sostiene que los alemanes que critican a los inmigrantes hoy deberían
sentirse avergonzados porque sus abuelos apoyaron al nazismo y entre sus
amigos se cuentan personas que llaman a Alemania un país
"miserable", "explotador" y "racista".
¿Usted no llegaría a pensar que la señora Merkel no es patriota ni
simpatiza son su propio país? Muy seguramente. ¿Entonces por qué en el
caso de Braack Obama se toma como una enfrenta decir eso?
El pasado miércoles, el ex alcalde de Nueva York Rudolph Giuliani habló
en una entrevista en el canal Fox. Giuliani será un tipo petulante y de
modales rudos, pero nadie le quitará el blasón por haber reducido los
índices de criminalidad hasta un 90 por ciento cuando gobernó la Gran
Manzana (del mismo modo en que nadie quitará a Bill
DiBlasio la estupidez de que en menos de dos años ha hecho que la
delincuencia se esté disparando nuevamente). ¿Qué dijo Giuliani que
provocó tanto escozor a los medios? Algo que queda en claro ante la
evidencia: "Quizá no suene bien decirlo pero no creo que el
presidente Obama sea un patriota. A diferencia de Reagan y de Clinton, que
en sus discursos hablaban de la grandeza de Estados Unidos, hasta hoy no
he escuchado decir ago similar al presidente".
Y al igual que con su exitosa gestión a la que no pueden cuestionar con
hechos, la prensa progre acudió, cómo no, a la adjectivación para
desacreditar lo dicho por Giuliani. Pero el discurso, los hechos, hablan
por sí mismos. No se necesita de muchas neuronas para asumir que Barack
Obama odia al país del que es presidente.
***
Hablando de alcaldes, el de Caracas fue arbitrariamente detenido el
viernes por supuestamente haber participado en un "complot" para
derrocar a Nicolás Maduro, quien habla y habla de las pruebas, pero no
presenta ninguna. ¿Dónde están esos que se dicen amigos de la
democracia cuando más se les necesita?
Xábado 14 de febrero,
2015 7.54 a.m.
Según
Kanye West, el no premiar la mediocridad también es un acto racista
El que haya tenido una
bajísima audiencia de 25 millones de televidentes --en contraste, 132
millones, casi la mitad de los norteamericanos, vieron el pasado Superbowl--
es un claro síntoma que la ceremonia de los Grammys es cada vez más
insípida pues refleja el lamentable estado de la música pop en Estados
Unidos. Algunos dicen que con el fin de levantar el rating, los
organizadores crearon una controversia cuando el rappero Kanye West subió
intempestivamente al podio echando chispas porque la presea a Mejor Álbum
del Año fue entregada a Beck y no a Beyoncé. "¡Nos siguen
provocando, ya basta de ser pasivos ante tanta injusticia!", dijo
West a una reportera del canal E! En pocas palabras, el productor acusó a
los jueces de ser racistas por un discurso más propio de Malcolm X y los
radicales del Nation of Islam que de un artista cuyas canciones son igual
o más intrascendentes que los mismos Grammys.
En este entremés no creemos que la protesta de West haya sido planeada:
vendría a ser una absoluta falta de respeto hacia el galardonado.
Por principio, el álbum de la señora Beyoncé apareció apenas el pasado
diciembre y en segundo lugar, es un disco mediocre, punto. La cantante,
cuyas canciones hablan de temas tan importantísimos, por ejemplo, de un
tipo con el que salió en una cita le dejó su vestido como el de Mónica
Lewinsky. Beyoncé debe aprender, como el mismo West, que a veces se
pierde y que otras se gana, y que los jueces están en todo su derecho a
premiar a quien se les pegue la gana sin importar su color de piel. Otras
veces han cometido pifias imperdonables pero en esta ocasión el
reconocimiento a Beck tiene bases sólidas.
Lo increíble del asunto es que las principales influencias musicales de
Beck provienen de genios afroamericanos, desde Slim Whitman hasta Stevie
Wonder, Bill Whiters, Isaac Hayes y Prince, es decir, de entre lo mejor y
más valioso que ha producido la música norteamericana. Beck lleva más
de un cuarto de siglo con discos que muchas veces él mismo produce, es un
artista completo y talentoso.
Con tal antecedente tememos que alguien, quizá Oprah Winfrey, vaya a
brincar al podio acusando de "racistas" a los miembros de la
Academia si Selma no gana el Óscar a Mejor Película, por cierto
una cinta mediocre que se hundió en taquillas a menos de una semana de su
estreno.
***
Si alguien hubiera distribuido fotografías del ex presidente George W.
Bush haciendo muecas mientras se tomaba unas selfies se estaría exigiendo
que enviaran un siquiatra a la Casa Blanca. En cambio Obama hace
precisamente eso y el asunto es celebrado, causa furor y es trending
topic. ¿Con cuántas payasadas más nos saldrá Obama de aquí hasta
enero del 2017, cuando finalmente se vaya a su casa?
Sábado 7 de febrero,
2015. 7:37 a.m.
El
insulto de Obama a los cristianos no fue medida de pata, eso es lo que
piensa
El miércoles pasado y al
reunirse con varias organizaciones cristianas, Barack Obama dijo lo
siguiente, ante la inquietud de muchos asistentes por los cada vez más
salvajes ataques del fanatismo islámico, sobre todo de Boko Haram, contra
los cristianos y católicos en Nigeria, Obama se aventó lo siguiente:
"A menos que nos bajemos de nuestro caballo y sigamos creyendo que es
la primera vez que esto ocurre, recordemos que durante las Cruzadas y la
Inquisición, hubo gente que cometió terribles crímenes en nombre de
Cristo".
Esto es insólito. En vez de asegurar a estos representantes episcopales,
mormones, metodistas, adventistas, católicos y evangelistas que la
libertad de culto en Estados Unidos será defendida y que se combatirá a
la intolerancia islámica --prácticamente todos estos grupos tienen
misioneros y voluntarios trabajando en África y Medio Oriente-- el
mandatario les dice que mejor se callen pues ellos también hicieron lo
mismo y por tanto no tienen derecho a quejarse. Total, a juicio de Obama,
se trata de cristianos incautos que alguna vez creyeron en su discurso y
votaron por él. Ahora que ya no tiene que cuidar sus palabras que
pudieran afectar su reelección, Barack Obama está diciendo lo que
realmente siempre ha pensado.
Lo que Obama no mencionó --porque sus maestros en la universidad tampoco
se lo enseñaron-- es, primero, que mientras Cristo pregonaba el perdón,
Mahoma exigía denunciar y aniquilar a los infieles. También se le
"olvidó" al presidente abundar en lo qué dio origen a las
Cruzadas: al invadir Jerusalén, los (vaya casualidades) musulmanes
asesinaron a cientos de cristianos con lo cual desde Roma se convocó el
envío de contingentes para defenderlos. Asimismo, la Inquisición tuvo
originalmente el propósito de reimplantar los valores cristianos tras
seis siglos de ocupación musulmana, sobre todo en el sur de España. En
los años subsecuentes hubo innegables abusos, como suelen darse cuando
una autoridad se hace del poder total e impune. ¿Pero supone Obama que en
la historia universal ello ocurrió únicamente con los cristianos?
Pero ante todo, ni el Papa ni los cristianos de hoy andan crucificando,
decapitando ni quemando vivos a quienes no profesan su misma religión.
Toda lección que los líderes cristianos tenían que aprender de la
historia la aprendieron, no así los grupos radicales islámicos que
siguen pensando igual que hace siete siglos.
Algunos líderes religiosos asistentes lamentaron que el presidente
"estuviera tan mal informado". Se equivocan, así es como
píensa Barack Obama de los cristianos, quienes conforman más del 74 por
ciento de la población norteamericana (los musulmanes son apenas el 3.5
por ciento). Solo que antes no podía decirlo abiertamente; ahora le vale.
Sábado 31 de enero,
2015, 7:35 a.m.
La
naturaleza, siempre sabia, reta con nieve a los ecofarsantes
Días después de haber
atestiguado la superlativa hipocresía con 1,200 aviones donde viajaron
dos mil ambientalistas en contra del cvmbio climático a Davos quienes
dicen que esos aparatos contaminan la atmósfera, la naturaleza, esa que
tanto dicen defender y proteger del capitalismo, les da una soberana
lección cubriendo de nieve buena parte de la costa este de Estados Unidos
y casi todo el sur de Canadá. Siempre sabia, la naturaleza vuelve a
callar a bocones como Al Gore, a quien por cierto ningún medio se ha
acercado para echarle en cara sus mentiras cada vez más evidentes.
Según afirmaba Gore en su "documental" An Inconvenient Truth,
para el 2015 la capa antártica ya habría desaparecido en un 75 por
ciento y la nieve sería para estas fechas poco menos que una rareza. Más
aún, The New York Times, ese costoso pasquín que muchos todavía
consideran periódico serio, publicó en el 2013 un artículo donde
prácticamente se despedía de la nieve. De nuevo, la naturaleza, con más
sesos que esos ecotontos, los desmintió cuando varios empleados de ese
diario llegaron tarde a su empleo pues quedaron varados entre la nieve,
que se suponía ya solo hoy podríamos admirar en fotografías.
Pero ya negado totalmente a la realidad --y un caso que ya podríamos
llamar clínico-- ¡Al Gore planea realizar una serie de conciertos contra
el cambio climático en todos los continentes, incluida la Antártica! Por
otro lado, hay quienes insisten que estas nevadas son parte del
"cambio climático", cosa curiosa cuando hace unos años jamás
nos dijeron que una condición para darse el "calentamiento
global" incluía nevadas de hasta metro y medio de altura.
El teatro del cambio climático sigue cayéndose en el descrédito. Ya
solo Gore y sus acólitos, los chicos de la prensa (algo muy relativo;
algunos de ellos ya son octogenarios) insistirán en que la caída de
toneladas de nieve es consecuencia del calentamiento climático, algo tan
ridículo como atribuir a la sequía una temporada de aguaceros.
***
"Ve con Chila la yerbera", sugerían en la ciudad donde
escribimos en fasenlinea recomendando a una curandera que hacía
limpias. La señora en cuestión falleció hace algunos años pero bien le
haría falta al presidente Peña Nieto para que realice una visita a una
de ellas: escándalos por sus casas y la de su secretario de Hacienda,
Ayotzinapa, baja mundial del barril de petróleo y ahora, como cereza al
tope, la explosión de una pipa en un hospital público de la capital y
donde la empresa lleva el nombre comercial de Nieto. Le urge una limpia al
primer mandatario.
***
Muchos de nosotros lo conocimos en los setenta por su voz de increíble
tonalidad y canciones con arreglos bellísimos. El pasado domingo perdimos
a Demis Roussos, maravilloso intérprete griego. Lo extrañaremos
enormemente.
Texto relacionado
Los
desastrófilos, tan embusteros y tan campantes [Diciembre, 2012]
Sábado 23 de enero,
2015 7:43 a.m.
American
Sniper, el éxito
cinematográfico que saca chispas a los progres de Hollywood
Puede usted revisar el listado
de las 20 películas más taquilleras esta semana en Yahoo y no
aparecerá; en otros lados sí se le menciona pero con objeciones
("está llena de inexactitudes", "contiene errores
garrafales" y blablá) mientras críticos como Matt Taibi, de la
desprestigiada Rolling Stone, la acusan de "carecer de todo
mérito... es un tremendo fracaso artístico". ¿Y qué se debe tanta
amargura --bueno, esa parece ser un estado natural del periodismo
"progre"-- que tiene a todos ellos por el ánimo por el suelo y
que los lleva a cuestionar tanto a esta cinta?
American Sniper, la más reciente película dirigida por Clint
Eastwood, es un "tremendo fracaso artístico" que tuvo un costo
de 58 millones de dólares de acuerdo a la página IMBD, y que en su
primer fin de semana recaudó siete millones; para el 22 de este mes, la
cinta había recaudado 124 millones de dólares, es decir, más del doble
de lo que costó, y se espera que este fin de semana pueda alcanzar los
140 millones. En contraste, Blackhat, un thriller de hackers
que se esperaba fuera el primer blockbuster del año y dirigida por
el inefable Michael Mann, apenas recaudó 24 millones para una cinta cuyo
costo de rodaje fue de 80 millones.
Este filme de Eastwood, por cierto, había sido rechazado por Steven
Spielberg luego que los estudios Warner se negaran a hacerle mayores
cambios a un guión donde por primera vez se alaba el trabajo de los
soldados norteamericanos que en campaña, un enorme contraste con otras
producciones hollywoodenses sobre Irak que trataron de darle un contexto
similar al de Vietnam y que fracasaron espantosamente en taquilla.
Con su edad y tras haber probado su enorme talento, Eastwood ya nada tiene
que perder ante los "progres" de la industria y de paso le da un
bofetón con guante duro a Hollywood. Al igual que con The Passion of
the Christ hace algunos años --y que también suele ser ignorada por
los "progres" en sus listas pese a haber metido 750 millones de
dólares-- American Sniper demuestra hasta dónde llega el divorcio
de Hollywood con lo que el público norteamericano realmente quiere ver en
el cine.
***
Su reacción es tan predecible
que hasta da lástima. Arrinconada por la sospechosa muerte de un fiscal
que investigaba una presunta liga del gobierno argentino con el iraní en
torno a unos atentados, Cristina Kirchner llamó al asunto "una
conspiración de la derecha" pára desestabilizar a su
administración. Igualmente Nicolás Maduro, pésimo administrador, dice
que los ex presidentes Felipe Calderón, Sebastián Piñeira y
Alvaro Uribe están coludidos con el narcotráfico. ¡Pruebas, pruebas,
señor dizque Maduro! Burdas acusaciones --¿se las habrá dicho un
pajarito?-- que contrastan ante lo que es obvio e innegable en Venezuela:
su presidente es una nulidad como gobernante, y eso que se pensaba que con
Hugo Chávez el país ya no podía empeorar. Imagínense.
Sábado 17 de enero,
2015, 7:20 a.m.
Entre el
ruido distractor por los atentados, Hollande echó a la basura un impuesto
fracasado
Así. en el
absoluto silencio contrastante por la reacción en las calles por el
atentado a la revista Charlie Hebdo, el gobierno de Francois
Hollande tiró a la basura el impuesto progresivo a la renta que gravaba
hasta un 70 por ciento las "grandes riquezas" y que constituye
uno de los puntos básicos del libro Capitalismo en el Siglo XXI de
Thomas Piketty y que muchos economistas
aún lo consideran serio. Según The Economist, ese impuesto y del
cual los socialistas franceses tenían esperanzas que lograría
recaudaciones de ensueño, apenas y pudo recabar el 25 por ciento de lo
que se había presupuestado, además de haber inhibido como nunca antes la
inversión y la creación de empleo, esto en un país con una notable baja
productividad y donde un empresario tiene que pagar los siete días a su
empleado aunque éste solo trabaje de lunes a jueves.
Ese impuesto fue una de las banderas más socorridas de Hollande durante
su campaña. Y es que ya se sabe: Muchos electores tienen la idea de que
las fortunas de esos millonarios se encuentran acumuladas en enormes
bóvedas como lo hacía Rico McPato cuando lo cierto es que gran parte se
encuentra invertido en activos, aparte que ese impuesto contradecía
claramente a la Constitución francesa --y de paso a la que existe en
México- en el sentido que los impuestos deben aplicarse
equitativamente.
Algo aún más increíble y que tira el argumento de que la propuesta de
Piketty es novedosa: durante los años setenta el gobierno laborista
británico aplicó un impuesto de hasta el 75 por ciento a los grandes
capitales. Eso hizo que se desplomara la inversión y que decenas de
grupos de rock, que en ese entonces producían hasta un 30 por ciento de
las divisas que entraban a la Gran Bretaña y optaron por grabar en otros
países, entre ellos Francia, algo que constituye hoy una mayúscula
paradoja. Hollande no aprendió la lección, o más seguramente siguió el
absurdo dogma socialista de que si la primera vez no funcionó, a la
siguiente sí lo hará, como si en determinado momento 2+2 fuera a dar 5.
Los atentados le cayeron de perlas a Hollande para echar a la basura ese
impuesto ominoso quitándole de paso a sus correligionarios y gabinete que
tuvieran que dar explicaciones de su fracaso. Ese fue el gravamen, por
cierto, que hizo que el actor Gerard Depardieu se exiliara en Rusia una
vez que los socialistas franceses lo aplicaron y a quienes el renombrado
actor apoyaba con un amor que se terminó cuando éstos comenzaron a
meterse en sus bolsillos.
Sábado 10 enero, 2015
8:00 a.m.
¿La
mayor amenaza tras los atentados, según la prensa? ¡La derecha francesa!
Tendencioso como siempre, The
New York Times escribió respecto al atentado contra la revista
francesa Charlie Hebdo: "El mayor peligro que se cierne sobre
hoy sobre Francia es el deseo de venganza de los ciudadanos que pueda ser
rápidamente aprovechado por la derecha francesa", una idea de la que
también hizo eco la agencia Associated Press.
Por lo visto, este acto no encierra el peligro de que la prensa de ese
país esté sujeta al enojo de un grupo de inmigrantes radicales que
quieren aplicar en Francia las mismas leyes y tradiciones de su país de
origen, como tampoco parece preocupante que, con el fin de reducir los
índices de "brutalidad poliacaca" en París, los policías y
los guardias no portan armas y ya pagaron las consecuencias. Del mismo
modo, la prensa no se alarma ante el hecho que en un país que pertenece
al llamado mundo libre súbitamente tenga al periodismo entre una de las
actividades más peligrosas de ejercer. Para The New York Times,
los focos rojos deben prenderse porque los atentados beneficiarán a las
huestes escudadas en el apellido Le Pen.
A juicio de ese periódico, indignarse por el atentado, por esta amenaza a
la libertad que tanto ha costado mantener al pueblo francés, constituye
un peligroso acto de incorrección política. Si los autores de la masacre
hubieran pertenecido a un grupo ultractólico indignado por una portada
reciente del Charlie Abdo donde la Virgen María aparecía dando a
luz al Niño Jesús, se habría tratado de un acto perpetrado por
bárbaros intolerantes y se estaría denunciando el
"autoritarismo" y las "actitudes medievales". Pero no,
exigirle al Estado francés que garantice la libertad de prensa o salir a
la calle para exigir justicia equivale a darle argumentos a la derecha
francesa. A eso sí hay que temerle, según The New York Times.
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