Introducción  La labor de Ameghino y Torres

LAS INDUSTRIAS DE LA "PIEDRA HENDIDA" Y LA "PIEDRA QUEBRADA"

1 — La piedra hendida

Entre los años 1909 y 1911 Florentino Ameghino publicó en los Anales del Museo de Historia Natural de Buenos Aires, los descubrimientos realizados en el año 1908 de instrumental lítico encontrado en la costa sur de la Provincia de Buenos Aires.

Ameghino había realizado ya en 1887 algunos hallazgos que lo llevaron a la hipótesis de la existencia de un ser inteligente en formaciones muy antiguas de la costa. En su obra "Contribución al conocimiento de los mamíferos fósiles de la República Argentina" relató en el capítulo "El hombre fósil argentino" y en el acápite que titula "El hombre de la época Miocena y sus vestigios en la formación Araucana", que durante el mes de febrero del año 87 había visitado la parte sur de la provincia de Buenos Aires y especialmente Monte Hermoso, donde se dedicó a buscar fósiles en las barrancas de la costa. Al respecto dice que mientras se ocupaba de la extracción de parte del esqueleto de una Macrauchenia antigua, encontró entre los huesos una cuarcita rojo amarillenta. Algunos indicios de golpes intencionales, dice Ameghino, atestiguaban de una manera irrefutable que: " me encontraba en presencia de un objeto de piedra tallado por un ser inteligente durante la época Miocena. Continué mis trabajos y pronto me encontré en presencia de varios objetos parecidos (1)

Ese mismo día, el 4 de marzo de 1887, comunicaba al diario "La Nación" este descubrimiento.

Estos hallazgos iniciaron un largo período de agrias discusiones entre los más destacados cultores de la arqueología, en las que intervinieron no solamente científicos argentinos sino las figuras más relevantes de la época, tanto europeos como norteamericanos.

En la publicación de Ameghino titulada "Las formaciones sedimentarias de la región litoral de Mar del Plata y Chapadmalal", este autor da a conocer en el acápite "Relación de las capas de Chapadmalal con las que siguen al norte hasta Mar del Plata" el hallazgo en Punta Porvenir de una coraza de "Sclerocalyptus pseudornatus" que se encontraba en posición vertical. La parte dorsal estaba orientada hacía el mar, lo que le hizo pensar que quizás se hubiera utilizado como protección contra los vientos marítimos. El interior de la coraza, vacía de la osamenta, contenía huesos de otros animales.

La parte caudal de la misma presentaba cortes artificiales, y en el interior había restos óseos partidos longitudinalmente que pertenecían a pequeños rumiantes y otros "restos extraños" que no especifica. En los alrededores halló también instrumentos de piedra "sumamente toscos y de un tipo desconocido", huesos de mamíferos, unos partidos y Otros quemados y conchas marinas con presumibles indicios de haber estado sometidas a la acción del fuego.

Al correr de las páginas vuelve nuevamente a citar hallazgos de instrumentos similares, los que aparecen en número considerable. Se trata siempre de guijarros rodados chatos y alargados que, como bien señala Ameghino son "absolutamente iguales a los que constituyen la formación tehuelche de Patagonia y es seguro que fueron arrastrados hasta estos puntos por una corriente oceánica". Señala también nuestro autor que los guijarros más grandes — no mayores de diez centímetros — fueron trabajados por el hombre primitivo.

Ameghino los encontró totalmente distintos de los conocidos hasta ese momento y los consideró más primitivos que los "eolitos" de Europa (2)

En un trabajo posterior (3) aclara la cronología y la técnica seguida para la elaboración de esa industria realizada según él por un supuesto "Homo pampeaus", cuyos restos cree encontrar en la misma formación geológica que el instrumental lítico. Para Ameghino, entonces, dicha industria procede:

1)    Del Pampeano Inferior y de la parte media del Ensenadense, de las capas eolomarinas correspondientes a la transgresión marina intersenadense, todo esto de alta antigüedad (Terciario).

2)     Confirma que casi la totalidad de los instrumentos han sido recogidos en la superficie de las capas eolomarinas intersenadenses, pero también se los ha hallado enterrados en su primitivo yacimiento, y entre los que están aislados los hay que conservan todavía fuertemente adheridos el gres fino y a menudo muy duro que caracteriza a esos depósitos.

3)     Técnica: Dice Ameghino que este hombre primitivo "no conociendo la verdadera talla por percusión, sino la rotura por martilleo, con una piedra que le servía de percutor y un bloque de cuarcita que le servía de yunque intentó probablemente de hender esos guijarros apoyándolos en el yunque, no en el sentido de su largo como en la operación de la rotura, sino en una de las extremidades de su eje". Es la conocida técnica de la talla bipolar, compuesta de tres elementos: guijarro, yunque y martillo. El instrumental así obtenido es según Ameghino "una especie de cincel o escoplo o hachita que se manejaba con la mano y para el cual propone el nombre de "hachitacuña".

4)     Usos: La "hachitacuña" según nuestro sabio era utilizada para todo tipo de trabajo, como cuchillo para cortar, como cuña o hacha para hender los huesos, como cincel, escoplo, rascador, raspador, etc. Ameghino pronostica que debía existir una industria más antigua que la de la "piedra hendida".

A partir de esta publicación se inicia a mí juicio la agria discusión que se extendería como ya hemos dicho a lo largo de varios años entre los seguidores del sabio y aquellos que ponían en tela de juicio sus investigaciones paleoantropológicas.

Ameghino le contesta en forma más que virulenta a un joven investigador que había publicado una crítica referente a la industria mencionada más arriba. En la misma sostenía que el joven Félix Outes luego de haber recorrido los mismos parajes que cita el sabio, Punta Porvenir y los arroyos Corrientes, Brusquitas, Durazno y de Chapadmalal había llegado a la conclusión de que "el material recogido en esas zonas pertenece sin excepción alguna al neolítico". Afirmaba además que los objetos de esta industria tanto en Chapadmalal como en los arroyos de las Brusquitas y del Durazno, se hallaban en posición superficial mezclados con instrumentos prehispánicos, de la misma industria señalada hasta ahora en casi todos los kulter lager bonaerenses envueltos por la tierra vegetal o que existen en la superficie misma del terreno".

Esa rotunda afirmación hace que Ameghino, arrastrado por su fuerte temperamento latino, salga de los carriles del formalismo científico para descalificar a ese joven investigador con términos de suma dureza: "Un joven arqueólogo bien conocido por su malquerencia así como por su tozudez en la defensa de las causas más imposibles y paradojales, publicó acerca de esta industria una memoria llena de inexactitudes de todo género. Ese joven iba todos los años a Mar del Plata, recorría los mismos parajes y ambulaba por sobre esas piedras sin comprender su significado. Tan pronto como hubo aparecido mi memoria y con las noticias que subrepticiamente obtuvo del personal que me había acompañado en mis excursiones, fue A Mar del Plata, recogió en los lugares que le habían sido indicados, cierto número de ejemplares y enseguida sin examen alguno serio de la cuestión, declaró que se trataba de "instrumentos neolíticos" (4) que representan una facies local"..."En pocas palabras: su malquerencia, que le induce a criticar a diestra y siniestra, ha hecho que su memoria sobre esta antigua industria esté llena de errores tan groseros que no le hacen absolutamente ningún honor. Ocuparse mas detalladamente de estos errores que se diría son producto de un cerebro infantil, sería perder lastimosamente el tiempo." (5)

2 — La Industria de la Piedra Quebrada

A fines de mayo y durante la primera quincena de junio de 1910 Ameghino visitó la zona de Monte Hermoso en compañía de Hrdlicka y Willis. En ese viaje Ameghino creyó encontrar los elementos arqueológicos necesarios para confirmar su primigenia idea de que anterior a la industria de la "piedra hendida" debía existir otra más antigua, la de la "piedra quebrada" que se obtendría de golpear guijarros contra guijarros para utilizar los trozos puntiagudos y cortantes que resultasen de tal operación. En su trabajo (6) recuerda que ya en 1889 describe un "casco de piedra" que había encontrado en Monte Hermoso sin poder asociarlo en aquel momento con ninguna industria. Ameghino recogió de la parte superior de las capas de arenas y areniscas estratificadas numerosos fragmentos de cuarcitas irregulares, con formas diversas, la mayoría angulosas y cortantes. Los considera fragmentos procedentes de Sierra de la Ventana, obtenidos mediante percusión de unos contra otros. A su juicio eran golpeados sin ninguna dirección determinada.

Expresa también que se trata de "la industria de la piedra la más primitiva que conozco, y me es imposible imaginar algo más simple". En el escrito de Ameghino hay dos referencias llamativas. Una referida a la variación observada en la barranca. Al respecto dice: " Encontré las barrancas de esta localidad modificadas en una forma muy distinta de como yo las había conocido. Las capas de arenas y areniscas estratificadas que descansan encima del hermosense y constituyen el piso puelchense, antes visible en un pequeño trecho de sólo unos 40 metros, ahora aparecen a lo largo de la barranca en una extensión de varios cientos de metros y con un mayor espesor". La otra apunta a que los filos del instrumental de la piedra quebrada presentan a pesar de la antigüedad dada por el descubridor, características de frescura: "Esas señales de percusiones son tan frescas y aparentes que parecen de ayer".

Los investigadores americanos que lo acompañaban recogieron abundante material y con posterioridad, en 1912 Hrdlicka, en colaboración con W. Holmes dan a conocer las conclusiones a que arribaron de tus observaciones en la costa atlántica de la provincia de Buenos Aires. Asimismo, a partir de esta publicación se consolida la corriente antiameghinista que reclutará los adherentes necesarios para desvalorizar a veces en forma exagerada la totalidad de la obra de nuestro apasionado Ameghino. En la mencionada publicación Hrdlicka toma en consideración los siguientes elementos de juicio: (7)

La extensión del territorio donde se efectúan los hallazgos de cuarcita y guijarro, la gran cantidad de los mismos, la naturaleza reciente de los médanos que para este autor fueron el hábitat natural de los creadores de esa industria y la posición superficial sobre la playa de los objetos de cuarcita y guijarros. Así mismo afirma que cuando están hacia el interior del continente, estos últimos aparecen sobre 6 en el suelo vegetal. Afirma también que tanto la cuarcita como los guijarros "Suelen tener aspecto fresco". Partiendo de estas observaciones concluye que los mismos no son de gran antigüedad, ni existen elementos geológicos que puedan avalar esa idea. Señala que existe una íntima asociación entre las industrias "white and black" (blanco y negro) y que ambas pertenecen a una sola cultura y a un solo período. La industria de guijarros en la costa fue el resultado de la escasez de otro tipo de materia prima "y que las peculiaridades de esta fueron debidas a la naturaleza del material conectada posiblemente con algunos requerimientos locales especiales". (8). Considera a los "guijarros" como un sustituto de la materia prima usada en el interior de la provincia (facie local de Outes). Bailey Willis llega a afirmar que estas industrias de la costa no se remontarían a más de un siglo de antigüedad. El arqueólogo Holmes efectúa el estudio de las técnicas de talla de los materiales recogidos por Hrdlicka y Willis y coincide plenamente con éstos en la modernidad de los mismos. Pericot García recuerda en su obra América indígena (9) una aguda observación de Holmes quien opina: "Es sabido que la costa atlántica argentina ha sufrido grandes modificaciones y va modificándose continuamente, la densidad de los indígenas ha sido siempre escasa en estos territorios; estas industrias se encuentran a lo largo de la costa. ¿Cómo explicar, pues, si estos útiles indicaran remota ocupación que al cabo de unos milenios hayan venido los restos a coincidir tan completamente con la actual línea de la costa?. La única respuesta satisfactoria es la de considerar los restos como modernos despojos de los establecimientos indios" . (10)

El 5 de agosto de 1911 fallece Florentino Ameghino y Carlos será el continuador de la obra de su querido hermano.

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