La zoología puede describirse como una serie de esfuerzos encaminados a
analizar y clasificar a los animales. Se conocen intentos de clasificación
ya desde el año 400 a.C., a través de las obras de Hipócrates. Sin embargo,
fue Aristóteles el primero en idear un sistema de clasificación de los
animales, que tenía en cuenta los tipos de similitud básica entre los
distintos organismos: según su modo de reproducción y su hábitat. Al
observar el desarrollo de ciertos animales como el cazón, el pollo o el
pulpo, comprendió que las estructuras generales aparecían antes que las
estructuras especializadas. Asimismo, distinguía entre reproducción sexual y
asexual. Su Historia animalium contiene descripciones precisas de
animales existentes en Grecia y Asia Menor. Aristóteles se interesó también
por la estructura y la forma de los organismos, y dedujo que diferentes
animales pueden tener orígenes embrionarios similares, y que distintas
estructuras pueden realizar una misma función.
En tiempo de los romanos, Plinio el Viejo dedicó cuatro volúmenes de su
tratado de 37 tomos, Historia naturalis, a la zoología. A pesar de
que fueron muy leídos durante la edad media, no son más que una recopilación
de folclore, mitos y supersticiones. Una de las figuras más influyentes en
la historia de la fisiología, el médico griego Galeno, diseccionó animales
de granja, monos y otros mamíferos, y describió muchas de sus
características de forma precisa, aunque algunas fueron aplicadas,
erróneamente, al cuerpo humano. Sus ideas equivocadas, en particular las
relativas a la circulación de la sangre, permanecieron inmutables durante
cientos de años. En el siglo XVII, el médico inglés William Harvey,
descubrió el verdadero mecanismo de la circulación sanguínea, aunque el
médico español Miguel Servet había hecho importantes contribuciones a este
asunto un siglo antes.
Hasta la edad media, la zoología fue sólo un conjunto de tradiciones del
folclore, supersticiones, ideas falsas y meras descripciones de animales.
Sin embargo, ya durante el siglo XII comenzó a emerger como ciencia. Quizás
el naturalista más importante de esta época fue el erudito alemán San
Alberto Magno, quien rechazó muchas supersticiones relacionadas con la
biología y reintrodujo los trabajos de Aristóteles. Los estudios anatómicos
de Leonardo da Vinci se adelantaron en gran medida a su época. Sus
disecciones y comparaciones de la estructura, de seres humanos y de otros
animales, le permitieron deducir importantes conclusiones. Se dio cuenta,
por ejemplo, de que la disposición de las articulaciones y de los huesos de
las patas de los caballos era similar a la de las piernas humanas. De esta
forma, introdujo el concepto de homología (la similitud de partes
equivalentes de diferentes tipos de animales, que sugieren un origen común).
Este valioso trabajo, dentro de la anatomía, no fue apreciado en su tiempo.
En su lugar, al médico belga Andrés Vesalio se le consideró el padre de la
anatomía, al difundirse su obra en la que establecía los principios de la
anatomía comparada.
Los esfuerzos encaminados a conseguir una clasificación de los animales,
dominaron la zoología durante los siglos XVII y XVIII. El botánico sueco
Carl von Linneo desarrolló un sistema de nomenclatura y clasificación que
aún se usa en la actualidad (el sistema binomial de género y especie), y
estableció la taxonomía como una disciplina científica. Linneo continuó los
trabajos del naturalista inglés John Ray, relativos a la forma de los
dientes y los dedos de diferentes mamíferos, y a la clasificación de las
aves basada en la forma de sus picos. Otro destacado sistemático de esta
época fue el biólogo francés Georges Leclerc, conde de Buffon. El estudio de
la anatomía comparada fue difundido por hombres como Georges Cuvier, quien
ideó una organización sistemática de los animales, basada en especímenes
capturados por él mismo en todo el mundo.
Aunque la palabra célula fue introducida en el siglo XVII por el
científico inglés Robert Hooke, no fue hasta 1839 cuando dos alemanes,
Matthias Schleiden y Theodor Schwann, propusieron que la célula era la
unidad estructural común de los seres vivos. El concepto de célula potenció
el avance de la embriología, que inició el científico ruso Karl von Baer, al
igual que la introducción del concepto de homeostasis (la estabilidad del
medio interno de los organismos), propuesto porel francés Claude Bernard,
que potenció el desarrollo de la fisiología animal.
La organización de expediciones científicas durante los siglos XVIII y XIX,
dio a los observadores especializados oportunidad de estudiar la vida de las
plantas y los animales a través de todo el mundo. La expedición más famosa
fue el viaje del barco Beagle, a principios de la década de 1830.
Durante este viaje, Charles Darwin observó la vida de las plantas y de los
animales de América del Sur y de Australia, y desarrolló su teoría de la
evolución mediante la selección natural. Aunque Darwin reconoció la
importancia de la herencia en el conocimiento de los procesos evolutivos,
ignoraba el trabajo de su contemporáneo, el monje austriaco Gregor Mendel,
que fue el primero en formular el concepto de los factores hereditarios
específicos (más tarde llamados genes). Los trabajos de Mendel permanecieron
en el olvido hasta 1900.
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Durante el siglo XX, la
zoología se ha diversificado y ha rebasado los límites de la clasificación y
de la anatomía. Al extender su ámbito de estudio a otras disciplinas como la
genética, la ecología y la bioquímica, se ha trasformado en una ciencia
interdisciplinaria que utiliza una gran variedad de técnicas para el
conocimiento del reino Animal.
La zoología actual presenta dos centros de interés
principales: el estudio de determinados grupos taxonómicos y el estudio de
las estructuras y procesos comunes a muchos de los grupos.
Los estudios taxonómicos se concentran en las diferentes divisiones de la
vida animal. La zoología de invertebrados estudia a los animales
multicelulares sin columna vertebral, e incluye a la entomología (el estudio
de los insectos) y a la malacología (el estudio de los moluscos). La
zoología de vertebrados, es decir, el estudio de los animales con columna
vertebral, se divide en: ictiología (peces), herpetología (anfibios y
reptiles), ornitología (aves) y la mammalogía (mamíferos). La paleontología,
o estudio de los fósiles, se subdivide por grupos taxonómicos. En cada una
de estas ramas se investiga la clasificación, distribución, ciclo de vida y
la historia evolutiva de un determinado animal o grupo de animales. Muchos
zoólogos son también especialistas en una o más disciplinas de las descritas
anteriormente.
La morfología, o estudio de las estructuras, incluye la
morfología en sentido amplio, que hace referencia a las estructuras o
sistemas completos, tales como los músculos o los huesos; la histología, que
estudia los tejidos del organismo, y la citología, que se centra en el
conocimiento de las células y de sus componentes. En los últimos años,
muchos de los progresos de la citología se atribuyen al uso del microscopio
electrónico y del microscopio electrónico de barrido. Se utilizan técnicas
especiales de tinción y trazadores isotópicos radiactivos para distinguir
detalles estructurales en el ámbito molecular. Asimismo, se han desarrollado
métodos para conocer las conexiones neuronales entre las diferentes partes
del cerebro, y para estimular y registrar impulsos originados en
determinadas zonas, o en ciertas células nerviosas.
La fisiología, o estudio de las funciones, está
estrechamente asociada con la morfología. Una importante subdivisión es la
fisiología celular, que se relaciona con la biología molecular. Otra
disciplina activa es la fisiología ecológica, que estudia las reacciones
físicas de los animales ante su medio ambiente. Muchos de estos trabajos se
refieren a animales que viven en los desiertos, en los polos o en los
océanos, y que deben sobrevivir en condiciones extremas de temperatura o
presión.
Los estudios sobre conducta animal se desarrollaron en
dos líneas: la primera, la psicología animal, está relacionada con la
psicología fisiológica, y se ha desarrollado utilizando técnicas de
laboratorio como el condicionamiento; la segunda, denominada etología, tiene
su origen en la observación de los animales en condiciones naturales, y
estudia el cortejo, los agrupamientos en manadas y otros tipos de conductas
sociales. En la actualidad, ambas disciplinas tienen grandes áreas comunes
de investigación. De este modo, muchos científicos utilizan tanto
observaciones de laboratorio como de campo, e incorporan a su trabajo
técnicas experimentales tomadas de la neurología. Quizás el más importante
de los avances recientes en este campo, proviene de la sociobiología, que se
dedica al estudio de la conducta, la ecología y la evolución de los animales
sociales, como las abejas, las hormigas, los peces que viven en cardúmenes,
las aves que forman bandadas y los seres humanos. La sociobiología está aún
en sus inicios y presenta facetas controvertidas, sobre todo, porque ha
planteado de nuevo el antiguo dilema sobre si la conducta está o no
determinada por la herencia biológica.
La embriología, o estudio del desarrollo de los
organismos animales, investiga la forma en que se desarrollan las distintas
partes del embrión y las interacciones que se producen en este proceso (por
ejemplo, la interacción entre el tallo óptico y la epidermis durante el
desarrollo del cristalino ocular). En el incipiente campo del desarrollo
molecular, se aplican las técnicas de la biología molecular, incluso de la
genética molecular, para investigar los detalles más recónditos de los
embriones.
El estudio de las interacciones entre los animales y su medio ambiente se
conoce como ecología. Su atención se centra en la investigación de los
complejos patrones de relaciones establecidos entre las diversas especies
que componen una comunidad. Durante los últimos veinte años, la ecología ha
desempeñado un papel importante en el desarrollo del movimiento
conservacionista y el control del medio ambiente. Los trabajos que provienen
de esta disciplina han mostrado los efectos nocivos de los pesticidas y de
los contaminantes industriales; asimismo, han proporcionado hallazgos de
gran relevancia para gestionar explotaciones agrícolas, forestales y
pesqueras.
La zoología evolutiva, relacionada con todos los campos antes mencionados,
estudia los mecanismos por los que se producen los cambios evolutivos (especiación
y adaptación), y la historia evolutiva de los grupos animales. En los
estudios sobre evolución hay que destacar la sistemática, la filogenética,
la paleontología y la zoogeografía. La sistemática se refiere a la
delimitación y descripción de las especies animales, y de su clasificación.
La filogenética se ocupa del desarrollo histórico de los grupos animales. La
zoogeografía estudia, asimismo, la distribución geográfica de los animales,
y se relaciona, de manera cercana, con la ecología y con la sistemática.
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