Distribución
geográfica de la vida animal sobre la Tierra. Su estudio se denomina
zoogeografía. Entre los animales la tolerancia a las condiciones del medio
varía mucho; algunos pueden sobrevivir en diversos tipos de hábitats,
mientras que otros mueren cuando se les aparta de su entorno natural. A
excepción del ser humano, que puede adaptarse a cualquier medio gracias a
que es capaz de provocar cambios artificiales en ese medio, ningún otro
animal es capaz de sobrevivir en un medio totalmente extraño; los animales
precisan de un proceso de adaptación que puede durar varias generaciones.
Las interacciones específicas de los animales con su medio son el objeto de
estudio de la Ecología. Los zoógrafos estudian la distribución de la vida
animal utilizando principios ecológicos para explicar los modelos de dicha
distribución.
Los hábitats de los animales pueden
clasificarse de forma simple en acuáticos o terrestres. Las aves se incluyen
en un hábitat acuático o terrestre en función del lugar en el que transcurre
la mayor parte de su ciclo vital. La distribución de los animales acuáticos
se subdivide en hábitats de agua salada y de agua dulce.
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° Distribución Animal
° Animales de Agua Salada
° Animales de Agua Dulce
° Animales Terrestres
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Aunque algunas especies de
ballenas y de peces depredadores se distribuyen en todos los océanos, la
mayoría de los animales que viven en océanos y mares están limitados a unas
áreas climáticas relativamente definidas. En general, los animales no
abandonan su zona climática y, cuando una zona está dividida por masas
terrestres, evitan el paso a otras masas de agua dentro de la misma zona.
Las condiciones medio
ambientales en las aguas oceánicas son muy diferentes según el nivel de
profundidad. La temperatura del agua, al igual que la cantidad de luz,
desciende y la presión aumenta a medida que aumenta la profundidad. Las
posibilidades de alimentarse, que dependen del número y tipo de plantas y
animales que existan, varían también mucho con la profundidad. Suponiendo
que exista una relativa uniformidad de temperatura, presión y condiciones
alimentarias, los hábitats de agua salada pueden ser divididos en tres
zonas: nerítica, pelágica y abisal. La zona nerítica incluye las regiones
costeras de océanos y mares, desde la orilla del mar hasta una profundidad
de aproximadamente 200 m; es, con diferencia, la zona biológicamente más
rica. La población animal incluye una gran cantidad de seres vivos propios
de la zona de orilla como corales, mejillones, artrópodos superiores y
peces. La zona pelágica comprende la columna de agua del mar abierto que se
sitúa más allá de la plataforma continental. En la zona pelágica viven
organismos planctónicos y animales, como las medusas y los peces, que son
capaces de nadar. La zona abisal es el fondo oscuro y profundo del océano, a
partir de los 2.000 m de profundidad. Esta región carece prácticamente de
vida vegetal, pero muchos habitantes abisales, como los cangrejos, se
alimentan de organismos muertos que se hunden desde la superficie. En este
entorno, las comunidades de plantas y animales que viven en las grietas
hidrotermales, donde la cadena alimenticia se basa en bacterias que digieren
azufre, son únicas. Véase también Comunidades marinas; Fauna abisal. |
La composición de las
comunidades de agua dulce depende más del clima que la de las comunidades de
agua salada. Los océanos cubren vastas extensiones y se entremezclan entre
ellos; esto no ocurre con las masas de agua dulce. Por esta razón, la
propagación de las especies de agua dulce está mucho más limitada que la de
las especies de agua salada. La variación en la composición química es mayor
en las aguas del interior que en las de los océanos, ya que los minerales
disueltos en el agua dulce no pueden dispersarse en áreas tan extensas como
en aquéllos. Sin embargo, considerando estas limitaciones, existen dos
grandes divisiones de las aguas dulces del interior: aguas corrientes y
aguas estancadas. En general, las primeras constituyen los hábitats lóticos.
La rapidez de las corrientes en las aguas libres requiere que los animales
sean grandes nadadores (como el salmón), habitantes de las profundidades
(como el cangrejo de río), o formas que pueden fijarse a las rocas, plantas
acuáticas, o detritos (como la sanguijuela). Las aguas estancadas
constituyen los hábitats lénticos que experimentan pequeñas fluctuaciones,
de modo que las formas sedentarias y de natación lenta son abundantes en
estas zonas. Estos hábitats reúnen una mayor cantidad de detritos orgánicos
que los hábitats lóticos, lo que hace posible la existencia de poblaciones
vegetales tan grandes como para facilitar un aporte abundante de alimentos a
la población animal. Véase también Comunidades de agua dulce.
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Al igual que en los
animales acuáticos, la distribución de los animales terrestres está limitada
por las condiciones del medio ambiente. Las más restrictivas son la
separación de masas de tierra por agua, cadenas montañosas elevadas, y zonas
desérticas amplias. Una isla puede contar con una fauna muy distinta a la de
un continente cercano. Por ejemplo, en la isla de Madagascar, no existen
mamíferos grandes, aunque hay varias familias de primates que están
confinadas total o parcialmente en la isla, y más de 100 especies endémicas
de pájaros que no existen en ningún otro lugar.
Las zonas terrestres
del mundo están divididas en seis zonas geográficas, cada una con una fauna
diferente: 1) la región paleártica que comprende Europa, Asia al norte del
Himalaya, y las costas septentrionales y desiertos de África; 2) la región
oriental, que abarca la India, Myanmar, Tailandia, Indonesia, y las islas
Filipinas; 3) la región etíope, que incluye el África subsahariano; 4) la
región australiana, que comprende Australia, Nueva Zelanda, Nueva Guinea y
las islas de Oceanía; 5) la región neártica, que comprende Groenlandia y
todo Norteamérica al norte de la ciudad de México 6) y la región neotropical,
que abarca el sur de México, las Antillas, Centroamérica y toda Sudamérica.
Dentro de estos límites los animales se agrupan de acuerdo al área
específica que ocupan como llanuras, desiertos o bosques. El hábitat de un
animal terrestre está determinado fundamentalmente por variables como la
cantidad de alimento disponible y la presencia de lugares adecuados para
reproducirse. |