Son
animales que se tienen por afición o como compañía, habitualmente
domesticados y cuidados selectivamente para la convivencia con los seres
humanos, como ocurre con los perros, los gatos o los caballos. Casi
cualquier animal puede ser de compañía: mamíferos como hámsters o ratones,
pájaros como canarios o periquitos, peces tropicales, anfibios como ranas o
tritones, reptiles como tortugas o serpientes inofensivas, o incluso
insectos como los grillos. Las especies en peligro de extinción no deben
considerarse en ningún caso como posibles animales de compañía.
Aparte de su valor como compañeros cariñosos,
estos animales también tienen fines útiles como proteger casas y
propiedades, exterminar insectos o servir de medio de transporte. Además
pueden ser un desahogo emocional para los ancianos o las personas sin hijos.
Por añadidura, pueden tenerse por su belleza, rareza o, en el caso de los
pájaros, por su canto.
Hoy los animales de compañía suelen comprarse
en criaderos, pajarerías o sociedades protectoras de animales en lugar de
ser capturados y domesticados. Comprar directamente de un criador tiene la
ventaja de que se puede conocer la historia genética del animal. Sin
embargo, cabe decir que, al no vender una sola raza o especie, ofrecen un
consejo más objetivo sobre la conveniencia de una u otra raza en particular,
de acuerdo con las posibilidades y necesidades del cliente. Las sociedades
protectoras de animales también son una buena opción para conseguir animales
de compañía de todo tipo, ya sea gratuitamente o a un precio simbólico. En
cualquier caso, se debe elegir el ejemplar con aspecto más sano y debe
exigirse una garantía de buena salud de dos semanas como mínimo. Un
veterinario debe examinar al animal justo después de adquirirlo o, si es
posible, antes.
Cuando introducimos un animal en casa debemos
dejarle tiempo y espacio para que se acostumbre a su nuevo ambiente. Se debe
establecer un horario de comidas, limpieza y ejercicio con áreas específicas
para cada actividad.
Los nuevos propietarios de un animal de
compañía deben llevarlo a un veterinario que examinará si éste tiene alguna
enfermedad, congénita o contagiosa, o parásitos e iniciará un programa de
vacunas y análisis, además de hacer recomendaciones sobre su cuidado y
alimentación. Algunas veces estos animales resultan destructivos o molestos;
en estos casos, y bajo recomendación del veterinario, puede consultarse a
adiestradores cualificados.
Cuando las circunstancias ya no permitan tener
al animal durante más tiempo, éste debe ser llevado a un buen hogar o a una
sociedad protectora responsable donde pueda ser dado en adopción o, si es
necesario, sacrificado de forma indolora.
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