Libro completo en PDF 376 kb

Radiografía de una civilización perversa
(376 kb)


LA TROIKA FANTÁSTICA
(Zoológico en Tres Jaulas)
Jaula Seconda


CONTENIDO

Presentación

Autosemblanza

Prólogo


(I) El Drama Teatral
La Troika Fantástica
- Elenco
- Preludio
- Jaula Prima
- Jaula Seconda
- Jaula Terza

Parte I en PDF 57 kb

Descarga la
Parte I (57 kb)


(II) Relatos Iconoclastas y Corrosivos
Tríptico con tres Dedicatorias
i- El Horóscopo
ii- Cómo Volvió a Hablar Zaratustra
iii- Otra vez Dante en Tierra de Tlatoanis

Realidad Bichera
i- Usos y Costumbres de Animales Inferiores
ii- Otras Realidades Bicheras
Parte II en PDF 47 kb

Descarga la
Parte II (47 kb)


(III) Ensayos Sobre una Civilización Perversa
Sobre Malentendidos y Farsas
i- Malaventurados los Mansos
ii- Abominable Falsificación del Humanismo
iii- ¿Francis Bacon o Víctor Frankenstein?
iv- Lo que Hubiera Dicho Dante

Pasado, Presente y Futuro
i- Fariseísmo Pragmático
ii- Se Necesita a Jano
iii- Lo que Jano Explicó del Pasado
iv- Jano Sigue Buceando en el Pasado
v- Tres Intentos de Asaltar el Cielo
vi- Característica de la Decadencia Social
vii- Decadencia y Corrupción
viii- La Razón Decadente se Vuelve Demente
ix- Jano Imagina Porvenires

Parte III en PDF 134 kb

Descarga la
Parte III
(134 kb)



"QUEFERIONDOS Y SUS GRACIAS"

ESCENA ÚNICA. CUADRO I: "EL AFLOJEN"

Es, más que filosofía, dogma inamovible del teatro, aquello de que "pase lo que pase, la función continúa". No es porque, allá atrás en la "Jaula Prima", hayamos dejado a los miyoyos que la trama se discontinúa, ¡no!, ya que no es así, un personaje ya conocido nuestro nos ayuda, Discri. Ya va apareciendo Discri algo más que un simple personaje de teatro... en fin, ya que se verá, el caso es ahora que el telón se ha vuelto a levantar.

[Y, en un principio, todo está oscuro, sólo una vela encendida, danzarina, baila por allí, de un lado a otro... es... ¡Discri!, el escenario se ilumina un poquito y en las penumbras lo vemos caminar lento, agachado, como oteando todo cuidadosamente, con la mano derecha extendida portando un candil y la vela, la única luz allí, la de Discri. Parece un nuevo Diógenes. Algo, más que decir, blasfema...]

DISCRI. ¡Rayos!... ¡miyoyos!, ¡sólo miyoyos!, caramba, se diría que se dan como los hongos cuando llueve, ¡estoy harto de esto!... En fin, acercaré más el candil al suelo para que no se me escape nada... tengo que encontrar lo que en las honduras subyace, lo que, en estos andurriales, hace andar en mucho a los miyoyos. Quizá sean bichitos bajo tierra, un abono miyoyo... pero, ¡qué mal huele esto!

[Suena, entonces, sorpresivamente, una voz tonante en todo el ámbito teatral, es La Voz, Increada y Creadora.]

LA VOZ. ¡Claro que es abono miyoyo y huele mal!, y, ¡sí, por supuesto, son los bichitos que inventé para mi Jaula Seconda! ¡Son "queferiondos"! Los verás.

[Desaparece La Voz. Discri se ha quedado paralizado. Poco a poco, con la mano libre que no sostiene el candil, se seca el sudor de la frente, ¡no es para menos, vaya voz que ha oído! Habla, tratando de tranquilizarse.]

DISCRI. ¡Qué cosas!, tiene que haber sido mi imaginación, fatiga, ¡me tengo que cuidar!, se ve que eso de haber tratado miyoyos no me sentó bien... ¿Queferiondos? ¡Vaya nombrecito, suena a coleópteros, también a grillo pelotillero, de esos que empujan su bolita de basura!... ¿Cómo se me ocurrió eso?... 'Queferiondo', primero hay un "qué", como interrogativo, después "feriondo", un derivado de "feria", los que se dedican o les gusta la feria... pero, en tierra de miyoyos, la feria no debe de ser de esas de exhibir; queferiondo, los que les gusta "la feria", contante y sonante... algo así como esos que a todo responden: "¿qué feria, dinerito, traes?"... ¡Caramba!, qué ideas locas se me ocurren...

[Vuelve, brevemente, a oírse La Voz.]

LA VOZ. ¡No son ideas locas tuyas! ¡Le diste al clavo, hijo! Verás a los queferiondos. Son uña y carne de los miyoyos.

[Ahora sí que Discri se asusta en serio. Logra vencer su agitación y algo balbucea.]

DISCRI. Qué... qué mal ando... debe ser fiebre miyoya, ¡esos son capaces de contagiarle a uno todo!... sí... es mi imaginación... tiene que ser eso... pero, sí, veré queferiondos...

[El candil de Discri se apaga. Por unos instantes, silencio y oscuridad, pero va iluminándose la escena, va perfilando y definiendo todo, cosas y seres, pocas cosas y pocos seres, tres y tres, pero en el desorbitado estilo kafkiano... quizá porque lo que va a vivir Discri es una proyección onírica de su mente afiebrada, influida por La Voz. Y es que, en la vida, suele suceder que creemos ser "actuantes" y sólo somos "actuados" por lo que sea. Las cosas son una gran pared de fondo gris, muy alargada hacia las alturas, como si no tuviera fin, como las murallas de un penal, y esa sensación se tiene porque, muy cerca del público espectador, esa pared casi se come a todo el escenario. Pegado, muy cerca y frente a ella, hay un gran mostrador de madera, alargado de un lado al otro del escenario. Muy alto, desmesuradamente alto, llegándole al cuello a un hombre de estatura mediana... se antoja uno de esos mostradores inaccesibles de burocracias estatales, a los que nos acercamos con pánico empequeñecidos. La tercera cosa es un enorme letrero adosado a la pared, "Delegación El Aflojón"... ¡qué letrero más premonitorio!, amenazante, ¿Delegación de qué?, ¡quién sabe!, de esas que tratan cualquier "asunto oficial" y en manos están de Nuestra Omnipotente Señora de Todas las Burocracias. Detrás del mostrador asoma la cabeza, la del que allí manda, se percibe apenas, por lo alto del mostrador, que lleva traje y corbata, peinado con el pelo muy brillante y aplastado y unos gruesos anteojos. Un tinterillo, "el señor licenciado", allí le dicen "El Lic". Frente al mostrador, con aire muy sorprendido de estar allí y aún con el candil apagado en la mano, está nuestro Discri. A un lado hay un uniformado, un "guardián de la ley", sus cuates le llaman "Guar", que se antoja nombre canino, con un gorro policíaco exageradamente alto. Sí, todo muy en la salsa de un Kafka. Guar tiene asido a Discri de la camisa y lo zarandea, algo dice también a El Lic.]

GUAR. Mi Lic, nomás aquí le traigo a un peligroso delincuente, ¡pirómano! ¡Me lo caché con el arma del delito en la mano! [Indica el candil de Discri.]

EL LIC. ¿Tiene Ud. qué alegar en su defensa? Por piromanía, querer atacar las vías de comunicación pública con fuego, degradación también por ello de monumento público, nuestra ciudad, bien puede Ud. "jalar para la grande", el Reclusorio.

DISCRI. [Sin dar crédito a lo que sucede, logra articular unas palabras.] Pero... ¿en dónde está escrito que llevar un candil es delito?

GUAR. ¡Órale, más respeto a la autoridad, al Lic! [Zarandea fuertemente a Discri.]

EL LIC. [Con voz aflautada, impersonal.] Un delito más, falta de resto a la autoridad, va a "jalar para la grande". No alcanza fianza.

DISCRI. [Con voz desesperada, no sabe si está despierto o sueña, pero en tanto se aclara eso, trata de defenderse.] ¡Por llevar un candil!... no sabía, señor licenciado que había una ley que lo prohibía, nunca la vi escrita...

EL LIC. No está escrita, pero tampoco está escrito que se pueda llevar un candil, es pues un delito. Lo que no está explícitamente permitido, de oficio está prohibido. Es Ud. un delincuente.

DISCRI. [Cada vez más angustiado.] ¿No hay una multa para eso?... Yo la pagaría, y en paz...

EL LIC. No puede haber multa pues no alcanza Ud. fianza... claro que [la voz se empieza a volver untosa]... si da Ud. un buen "aflojón"... quizá nos arreglemos y no lo perjudicamos... mi estimado... buen "aflojón".

DISCRI. [Ya va comprendiendo, ¡pero si en tierra de miyoyos también tiene que haber su complemento, queferiondos. Habla lenta, resignadamente, como alguien forzado a actuar contra sus principios, ¡pero, si no, de ahí no sale!] No traigo mucho, dígame Ud....

EL LIC. ¡Ah qué mi estimado!, su asunto es grave... pero me voy a alivianar con Ud., ¡la ley tiene también corazón!... ¿QUÉ FERIA trae, cuánto lleva?

GUAR. ¡Mi Lic, no me olvide Ud.!... ¿QUÉ FERIA trae el reo?... piense, mi Lic, que también hay "gastos de transporte", pos yo me tuve que jalar al interfecto hasta acá mero, la Delegación, son "gastos de representación" que me tienen que cubrir...

EL LIC. Calma, mi buen Guar, ¡qué no se diga que nos, los "siervos de la nación", no tenemos corazón!, veremos qué trae... [Se dirige a Discri] ¿QUÉ FERIA trae?, a ver, "desempaque" todo lo que lleva sobre el mostrador, queda confiscado. La ley cuidará de ello.

DISCRI. [Resignado, con la cabeza baja, saca todo lo que lleva y lo pone sobre el mostrador.] Esto es...

EL LIC. [Recogiendo ávidamente todo lo que hay... menos, curioso, "el candil del delito".] Ya se puede ir, Ud. mi estimado ¡y llévese su candil! ¿para qué lo queremos nosotros?

[El escenario va quedando en la oscuridad. Discri, inmóvil y pensativo, ¡Ya conoció dos queferiondos!, aferra su candil... ¿no buscaba lo que se complementa con los miyoyos? Pues ya lo encontró. Algo dice, para sí, antes de que llegue la oscuridad total.]

DISCRI. ¿A quién recurrir para defenderse de estas "hazañas de queferiondos"?... A nadie, pues los miyoyos son sólo para ellos, para "MI, YOYO"... que es por eso que pueden multiplicarse los queferiondos... sin embargo, protestaré...

[Se ha apagado todo.]


ESCENA ÚNICA. CUADRO II: "LA SANGUIJUELA"

[La oscuridad total aún sigue. Pero se oye una voz, un monólogo, alguien aún en tinieblas, está en el escenario, es Discri.]

DISCRI. ¡Qué oscuridad!, ya ni con el candil que tengo logro ver nada... ¿no será todo esto una pesadilla mía?... después de todo, como decía Calderón, la vida es un sueño, pesadillas aquí que reinan los miyoyos y los queferiondos, ¿cómo podría hacer luz así?... y sin embargo, algo hay que hacer, he de protestar por esa última "hazaña" de queferiondos contra mí... ¿cómo, cómo?... lo mío no tiene importancia, es un caso de tantos y, además, ningún milagro puede cambiar a la gente de la noche a la mañana para que tengan ideales y valores éticos... una nueva conciencia social, hija de un cambio cultural, es cuestión de ardua y larguísima labor... ¡reeducar a una humanidad desviada!, imposible tarea sólo para titanes... pero, ¡sin embargo!, todos podemos hacer algo educando a un pueblo y a nosotros mismos en primer lugar, con la sinceridad y la verdad en la mano, para que, ante todo, el ser humano aprenda a conocerse a sí mismo como condición de su propio cambio... sinceridad, verdad, educar, informar, ante todo, con la verdad en la mano para ello... sí, ¡sí, eso haré!... al menos, intentaré, veremos... daré cuenta a la prensa de lo que sucedió, ¡que todos se enteren!... tengo algunos amigos en ese medio, cabales... no todos son miyoyos ni queferiondos...

[Surge otra vez La Voz, algo dice y luego calla.]

LA VOZ. ¡Ay, hijo! ¡Qué ingenuo eres!... bueno, prueba.

[Discri se sobresalta, pues aún en la oscuridad se le oye jadear. Algo dice.]

DISCRI. ¡Otra vez esa voz! ¡Esta pesadilla mía es atormentadora! ¿Cuándo despertaré?... Tengo que calmarme... Sí, probaré... la prensa... mis amigos cabales...

[Se va haciendo la claridad sobre el escenario, sobre el mismo escenario pero con algún pequeño cambio. Sobre la pared de fondo ya no está el letrero "Delegación El Aflojón" sino otro que reza "Periódico La Sanguijuela". Detrás del altísimo mostrador asoma la cabeza de alguien... se diría que son las mismas facciones del personaje de marras, El Lic, sólo que ahora no lleva anteojos y el pelo lo tiene suelto, enmarañado. Es Repo, un conocido reportero amigo de Discri, ¡en cuántas batallas sociales pasadas se vieron codo a codo!, no se ven desde hace tiempo. Discri, aferrando el candil con la mano derecha, delante del mostrador, habla con Repo. Agita el candil.]

DISCRI. ¡Sí, Repo, por este candil, por este candil!, "pirómano, enemigo de las vías de comunicación", qué sé yo!... aquellos ofidios, para dejarme salir de aquella trampa, me sacaron hasta la sangre.

REPO. ¡Ja, ja, ja!... [Repo ríe hasta las lágrimas.] ¡Mi buen Discri!, ¿y qué creías, que estabas ante la Corte de Justicia de La Haya?... ¡Ja, ja, ja!... ¡pero si esto es el trópico!, en cada esquina hay un cocodrilo... ¡Ay, Discri!... Si supieras las cosas que veo yo...

DISCRI. [Ofendido por las risotadas de Repo, a nadie le gusta que le digan que es ingenuo, habla ahora muy seriamente y enfatizando las palabras.] ¡Estas cosas son intolerables, in... to... le... ra... bles!, ¿cómo puedes reírte de eso?... ¡Hay que denunciarlas, de... nun... ciar... las!

REPO. [Sonriendo y braceando en el aire, como queriendo quitarle importancia a todo.] Discri, mi querido amigo, ¡tú no sabes el trabajo acumulado que tenemos!, si publicáramos toda la vida y milagros de esta pecadora ciudad nuestra ni aun editando diariamente algo como la Enciclopedia Británica nos daríamos abasto, ¡hazte cargo!... y, después de todo, Discri, ¿qué es lo que te sucedió a ti?, un acto de corrupción, sí, pero menor, un incidente menor... ¡para otras cosas que pasan!

DISCRI. [Alterado, pero intentando controlar su voz.] Un acto menor, dices... te desconozco, Repo, la corrupción no es grande ni pequeña, ¡es corrupción a secas!, tan condenable la grande como la pequeña... no es el "tamaño" lo que aquí cuenta sino el acto, antiético, antihumano, por ello necesariamente denunciable, Repo...

REPO. [Sin perder el buen humor que, poco a poco, ya va pareciendo cinismo.] Discri, Discri, ¡el soñador de siempre!... Vivimos en una sociedad que es como una gran alberca, pero como de esas aguas sulfurosas y termales que por ello huelen, aun si a veces curan... y, para sobrevivir todos, debemos entrar en la alberca, que en un principio nos ofende por su olor, pero después, como el agua está calientita, nos acostumbramos y hasta está sabrosa... nos cura, incluso, algunas cosas...

DISCRI. [Por primera vez, reflexionando, mira a Repo como si no lo reconociera y pregunta lentamente.] ¿Qué es, Repo, lo que cura?

REPO. La ingenuidad, a soñadores ilusos como tú que, masoquistamente, se rompen la cabeza contra la vida sin sacar ventaja, ¡así nunca cambiarán nada, pues no comprenden la realidad!... hay que ceder un poco de nuestra conciencia para, partiendo y adaptándose a la realidad, lograr, poco a poco, cambiarla... ¡qué mundo tan rígido y cruel sería el nuestro si sólo circuláramos por él a golpe de "principios inclaudicables" y de éticas cerradas!... hay que ser humanos, querido amigo.

DISCRI. [A Discri le sonó este discurso a sofismo cínico, pero ya responde... a un Repo que, por primera vez, lo ve otro, "uno de la alberca".] No me conmueve ese humanismo tuyo tan elástico, Repo... yo soy de los que creen que nunca hay que entrar en esa alberca que dices, para que así otros aprendan a no entrar y eso termine siendo la realidad y no la de tus aguas sulfurosas... pero, respeto tu punto de vista, respeta tú el mío como antaño hacíamos y publica la denuncia que te pido.

REPO. [Ahora ya, sin sonrisa, serio.] Discri, esto no es problema de "puntos de vista"... la prensa tiene una vida económica y muchos dependemos de la prensa, grandes y pequeños... no podemos poner todo en peligro, ¡quién sabe cómo podrían girar las cosas!, publicando lo que pides...

DISCRI. ¡Autocensura!, la más terrible de las censuras.

REPO. No es eso... es autodefensa, también de todos, incluso, amigo mío, de ti, para que no te pase nada... claro que, podría haber una salida...

DISCRI. ¡Vaya defensores y valedores, que no pido, que me han salido!... pero, dime, ¿a qué te refieres con eso de "haber una salida"?, ¿cuál?

REPO. Los sueldos que se reciben en la prensa son bajos y se tiene que vivir, todos, yo también, ¡y quieres tú poner en peligro todo eso!... pero, claro, si a esa posible pérdida se contrapusiera una "subvención", podría correrse el riesgo...

DISCRI. [Asombrado.] No te entiendo...

REPO. Si alguien "subvencionara" la publicación que pides... ¿QUÉ FERIA traes, Discri?

DISCRI. ¡Dios mío, Repo, tú también, qué horror!, ¡otro queferiondo!... ¡Salté de la sartén al fuego!...

[La escena pierde colorido, el escenario va quedando a oscuras. Otra vez Discri solo en las tinieblas, con su candil, buscando una luz que se antoja inalcanzable.]

ESCENA ÚNICA, CUADRO III: "EL EMPORIO"

[Oscuridad, todo oscuridad. Pero ahí debe estar Discri, buscando siempre la luz con su candil, pues anda en su soliloquio comprometedor. ¡Se ve que los soñadores son necios!... ¡Qué bien que sea así! Se oye, taladrando las negruras, su parlamento.]

DISCRI. En un mundo de miyoyos es trágico que la Justicia y la Información empeoren y complementen todo siendo queferiondos... ¿si quienes deberían proteger la vida humana, y además decirte toda la verdad para que la humanidad aprenda a pensar, se corrompe, "qué feria traes", ¿qué queda por hacer?... nada... nada... pero, ¡no, no todo está perdido!, aún quedan trincheras del verdadero pensamiento, eso que puede distinguir al ser humano de otros animales, a las que recurrir... aún hay templos del saber a los que recurrir, ¡ahí tengo algún amigo!... ¡Iré!

[La Voz, augusta y tonante, otra vez se escucha por doquier.]

LA VOZ. ¡Discri! No tienes remedio. Pero prueba, prueba, te diré una cosa, los tercos de solemnidad de tu tipo me van agradando... Veremos, eso, al final. Si alguna vez tuve al Rebelde como el primero a mí diestra, ¿por qué tú no?... ya veremos.

[Se oye, en las tinieblas, más acongojada que nunca la voz trémula de Discri.]

DISCRI. Dios... Dios Mío... ¡otra vez esa voz que suena en mi cabeza, como si me la fuera a partir!... miyoyos, queferiondos, miyoyos, queferiondos, una y otra vez, ¿cómo no voy a delirar así y no oír voces en mí?... la pesadilla aprieta... pero, pesadilla o realidad, seguiré adelante con mi candil, aun si está apagada su vela, me iluminarán mis ideales... ¡después de todo!... la felicidad, sueños o no, aun en pesadillas, está no tanto en alcanzar ya nuestras utopías sino en no desfallecer buscándolas... sí... he de encontrar aún algún templo del saber, no queferiondos, sino algún amigo íntegro a quien recurrir...

[Se empieza a hacer la luz, casi igual escenario de los dos cuadros anteriores. El letrero de la pared cambió, ahora va como "Academia El Emporio". El ser detrás del mostrador, ¡otra vez!, es un avatar kafkiano de El Lic y Repo, sólo es el atuendo lo que varía, pues ahora lleva amplia barba que se antoja ilustre, sabia y lleva birrete con borla, como esos ilustres académicos que, para tales ocasiones, se disfrazan cuando llega algún potente del Estado, o de la sociedad en general, siempre y cuando sea potente. Ahí, claro, candil en mano, ¡ya parece algo genético en él!, está Discri, habla, se dirige a su interlocutor como al Maestro.]

DISCRI. Maestro... cuando era muy joven Usted me enseñó a pensar... aún recuerdo, de esos años idos de formación mía, ¡qué nostalgia!, cómo me decía que pensar es lo que a un ser humano le resta cuando lo ha olvidado todo, porque lo que queda es la capacidad crítica y, así, el libre albedrío... ¡me enseñó, Maestro, algo más!... que de los discursos que nos dictan nuestros mayores, sólo, realmente, se nos queda lo que ellos fueron e hicieron, sus ejemplos, ¡y entonces sí que volvemos a recordar sus enseñanzas!... pensar sin ataduras y ser íntegros en el propio ejemplo...

MAESTRO. ¡Te acuerdas bien de esos tiempos idos!... ¡Ay, idos!... fueron los que, nostálgicamente, me dieron satisfacción y felicidad... ¡se fueron!... pero, ¿por qué recuerdas esto?

DISCRI. Maestro... ser yo mismo en mi libre albedrío sin entender a mil intereses creados y, así, íntegro, esa brújula me guió y me guía, pero sufro... sólo encuentro intereses, incomprensiones, egoísmos y sus murallas...

MAESTRO. Lo sé, ¡a quién se lo dices!, yo pasé por eso...

DISCRI. Nuestra civilización es agresividad y violencia, vivimos en una sociedad en donde reina el egoísmo y la indiferencia hasta extremos de hedonismo... pero aun cuando me siento turbado por todo aquello no pierdo la esperanza de hacer algo por cambiar tal aciago destino de los seres humanos... como Quintiliano el retórico lo pedía severamente, si algo queremos cambiar, tenemos que empezar por entender el cómo, el porqué y para qué, el cuándo y el dónde de todo lo que acontece... quisiera iniciar estos estudios, Maestro, con sus consejos y ayuda... unirnos, pensar, avanzar...

MAESTRO. [Con voz lenta, apagada, apenado.] Discri... decía Becquer que "volverán las golondrinas de tu balcón sus nidos a colgar, pero aquellos que vieron tus ojos, esas no volverán"... tú eres, Discri, una golondrina y tus ideales, que son tus nidos, en el balcón de tus sueños y utopías quieres colgarlos... pero yo no puedo ya ayudarte... ya no soy una golondrina, mis nidos ya no volverán...

DISCRI. ¿Por qué, Maestro?

MAESTRO. Discri... las murallas que hoy tú enfrentas las enfrenté yo en el pasado, y eran ásperas como las tuyas... pero yo, de tanto partirme la cabeza contra las paredes de esta civilización empecé antaño a llenarme de desánimo, a pensar en la futilidad de aquella quijotesca lucha mía al ver que todos vivían una falsa felicidad adormecidos en sus egoísmos, ¡qué vida la mía, me dije, batallar vanamente para emancipar a mis verdugos!... Se ve que no tenía yo madera de nazareno...

DISCRI. ¿Y entonces?

MAESTRO. Entonces, abandoné la lucha, me encerré en mis libros y mis estudios para mí solo, busqué así al menos sobrevivir yo, abandoné la lanza de Don Quijote... que yo portaba como tú ese candil en la mano... y, ¡ya lo ves!, Discri, hoy vegeto y me defiendo aquí, en esta "Academia El Emporio"... es tu momento... ya no el mío...

DISCRI. Pero, esta Academia es un templo del saber... se podría aquí luchar por una nueva cultura, por...

MAESTRO. No, Discri, esta Academia sufre el mal del siglo también, es parte de esas murallas pesadas de la civilización imperante... no es un ente público con visión intelectual redentora de la humanidad, si es que en algún sitio existe eso; es una organización, cultural, sí, pero privada... a través de sus enseñanzas sólo trata de inculcar al ser humano la necesidad de luchar por su éxito individual en la vida... además...

DISCRI. ¿Además qué, Maestro?

MAESTRO. El corazón de los estudios de esta Academia, ¡signo de los tiempos!, es la Administración de Empresas, los procedimientos Gerenciales, el aprendizaje de la Informática, pero sólo para gestionar grandes consorcios industriales privados que, ciertamente, vocación filantrópica no tienen... ¿por qué?... porque eso, Discri, da dinero, "feria" como dice el pueblo... y, los que aquí estamos, sobrevivimos porque a ellos nos plegamos... lo lamento...

DISCRI. [Con pesadumbre.] ¡Qué desengaño, Maestro!... dice un refrán que "si amas a tus ideales, no los sofoques, déjalos libres, si vuelven es que siempre los tuviste; si no vuelven es que jamás los llevaste, a pesar de las apariencias pasadas"...

MAESTRO. Discri, no es exactamente que no haya tenido ideales... es que, como dijera Oscar Wilde, "la sociedad perdona con frecuencia a los delincuentes, pero a los que nunca perdona es a los soñadores"... por lo que yo no pude seguir soñando, me defendí y me adapté... pero ¿qué soy para ti?

DISCRI. [Con lágrimas en los ojos.] A la postre, sólo un queferiondo... me siento muy solo, abatido...

[El escenario se oscurece lentamente. La voz de Discri, que se apaga lentamente, aún dice algo. Por lo visto, ni aun en el estado en que se encuentra se da totalmente por vencido, ¿es todo sólo un sueño suyo o la cruda realidad?]

DISCRI. Sin embargo... tiene que haber algo, o alguien detrás de esto, o encima tirando de los hilos... tengo que conocerlo para mejor luchar contra ello...

[Se vuelve a oír la augusta Voz.]

LA VOZ. ¡Sí, Discri, hay algo detrás y encima de todo eso! Están en mi última y tercera jaula, ¡son "desmantúrgicos"!

[Todo se apaga.]

[ << anterior - - siguiente >>]



oximoron, enero 2005
seminario autónomo
[teoría de redes y sistemas complejos]

http://www.geocities.com/diesonne_2k/index.html

1
Hosted by www.Geocities.ws