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Radiografía de una civilización perversa
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SOBRE MALENTENDIDOS Y FARSAS
III. ¿Francis Bacon o Víctor Frankenstein?


CONTENIDO

Presentación

Autosemblanza

Prólogo


(I) El Drama Teatral
La Troika Fantástica
- Elenco
- Preludio
- Jaula Prima
- Jaula Seconda
- Jaula Terza

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Parte I (57 kb)


(II) Relatos Iconoclastas y Corrosivos
Tríptico con tres Dedicatorias
i- El Horóscopo
ii- Cómo Volvió a Hablar Zaratustra
iii- Otra vez Dante en Tierra de Tlatoanis

Realidad Bichera
i- Usos y Costumbres de Animales Inferiores
ii- Otras Realidades Bicheras
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(III) Ensayos Sobre una Civilización Perversa
Sobre Malentendidos y Farsas
i- Malaventurados los Mansos
ii- Abominable Falsificación del Humanismo
iii- ¿Francis Bacon o Víctor Frankenstein?
iv- Lo que Hubiera Dicho Dante

Pasado, Presente y Futuro
i- Fariseísmo Pragmático
ii- Se Necesita a Jano
iii- Lo que Jano Explicó del Pasado
iv- Jano Sigue Buceando en el Pasado
v- Tres Intentos de Asaltar el Cielo
vi- Característica de la Decadencia Social
vii- Decadencia y Corrupción
viii- La Razón Decadente se Vuelve Demente
ix- Jano Imagina Porvenires

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Parte III
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Anduvo allí en el primer cuarto del siglo XVII. Fue "mandilón" de Isabel I y después consejero de Jacobo I, y ya en tales trances, fiscal de la Corona, Lord del Gran Sello y hasta canciller... hasta que el Parlamento en 1621 "le agradeció sus servicios" por algunos pecadillos de corrupción (¡ni lejanamente a lo similar al salinismo!) y tuvo que irse a la vida privada. Han incluso dicho algunos críticos de la historia de la literatura, "muy picudos", que Shakespeare realmente sólo fue un seudónimo pues el escribiente siempre fue nuestro Francis Bacon... No lo sé, si fue así me explico los motivos de tal ocultamiento, pero realmente no lo sé, mas lo que si sé es que quiso enmendarle la plana a Aristóteles. En Aristóteles se da el nacimiento de un razonar lógico-formal, lo que ya era bastante para sus tiempos llenos de mitos y fantasías metafísicas, pero también un tanto dogmático y al margen de la realidad concreta experimentada, ¡las malas lenguas llegaron incluso a decir que Aristóteles pensaba que las mujeres tenían menos dientes que los hombres pues nunca se había dignado experimentalmente abrirle la boca a alguna para contarle los dientes! Bacon, por lo contrario, preconizó el estudio y la observación de la naturaleza experimentando directamente con ella como único criterio de verdad; buscaba pues la "verdad científica" más o menos como hoy la entiende nuestra ciencia. Bacon, un hombre del Renacimiento, de alguna manera lo representó al hacer a un lado las metafísicas medievales e ideas "absolutas e inmanentes" al margen de la realidad concreta, su observación y experimentación con ella... Sí, buena parte de la ciencia como la entendemos hoy está ya en su obra, en su Novum Organum. Como buen renacentista y humanista también escribió su utopía, el mundo futuro y mejor que él soñaba para la felicidad de la especie humana, lo hizo en su Nova Atlantis, una utopía en donde la ciencia estaba al total servicio de todos y cada uno de los seres humanos y no para la destrucción y extorsión del mundo y de la vida en beneficio de unos cuantos intereses creados dominantes como hoy acontece. En la vida práctica, Bacon, ya dijimos, tuvo algunos "pecadillos" y es que los humanistas del Renacimiento eran seres humanos de carne y hueso con virtudes y defectos y con diversas personalidades... y así como hubo un Tomás Moro, de una integridad absoluta, también existieron los que tomaban la vida más campechanamente, después de todo, hasta del mismo Erasmo se dijo (de ello lo acusó Lutero) que contemporizaba demasiado con los príncipes de su tiempo. Pero para el discurso que venimos abordando aquí, lo que importa ahora es mencionar que la ciencia que emerge con el humanismo renacentista tenía dos objetivos: liberar la mente humana de telarañas metafísicas y esotéricas y, además, ponerse al servicio del mejoramiento de las condiciones de vida de todos los seres humanos y no sólo de unos cuantos, y en este sentido era una ciencia naciente con "centro de gravedad ético y sensibilidad humana".

¡Qué contraste entre lo anterior y la pesadilla imaginada en 1818 por Mary Shelley con su Frankenstein, el moderno prometeo! En ella, la falta de ética de un científico, Víctor Frankenstein, le permite crear un monstruo que lo será no sólo para los demás sino para él mismo también sufriendo por ello interna y profundamente. Una contrautopía que, a pesar de ser únicamente una obra literaria, sería justa predicción y premonición de lo que en realidad más adelante en la historia haría la ciencia. Tenemos ya la maldición del Sida, de cuyo origen se ha querido piadosamente responsabilizar al "promiscuo e incivilizado continente negro africano", pero ya recuerdo, cuando aún existía la Unión Soviética, que sus científicos dijeron que había sido producto de un experimento genético que se le escapó de las manos a una potencia occidental. Ya llegó ahora el temible virus ébola, cuyo origen también se le quiere atribuir líricamente a "la selva negra africana", pero sabemos que muy cerca de donde surgió tal virus hay dos grandes centros occidentales de experimentación en ingeniería genética, ¡qué casualidad! Hemos dado pasos de gigante en química y lo que hemos logrado, por ejemplo, son laboratorios e industrias que ya están aniquilando, lenta pero muy apreciablemente, la capa de ozono externa al planeta que nos protegía contra la radiación ultravioleta que nos viene del exterior.

La famosa energía atómica debió liberar al ser humano de fatigas mejorando sus condiciones de vida, y por una parte, lo que se construyeron fueron reactores nucleares que están de capa caída por contaminantes y peligrosos (Chernobyl y similares antes y después) y, por otra parte, que es "la relevante", se han creado arsenales nucleares capaces de destruir varias veces al planeta porque en este renglón se desarman "los chicos" pero nunca "los grandes". La inteligencia artificial y la cibernética han dado pasos de gigante produciendo, por ejemplo, una creciente automatización de los procesos industriales que hubieran podido servir para aligerar y acortar el trabajo humano en beneficio de otras actividades recreativas o no que amplíen y eleven la conciencia humana y lo que ha resultado es un aumento feroz del desempleo obrero y de la marginación social. El desarrollo tremendo de la telemática ha permitido literalmente volver al planeta la gran aldea, interconectada, pero con el control en manos (verbigracia la TV) de unos cuantos consorcios mundiales de la comunicación de masas que, conductistamente, impiden pensar libre y críticamente, imponen un consumismo aberrante y son aval de "neoliberalismos" que literalmente están acogotando el planeta... Claro, se habla ahora mucho de la supuesta democrática (no estoy yo demasiado convencido de eso) red telemática Internet (computadoras conectadas en una red mundial), que hoy en día ya conecta a poco más de 888 millones de seres humanos (datos del Internet World Stats), pero aún así sólo representa el 13.9 por ciento de la población mundial, que ya alcanza (2005) unos 6,400 millones sobre el planeta; una red que, se quiera o no reconocer, está controlada por la primera potencia capitalista de nuestro mundo. En fin, ¿para qué seguir adelante con esta letanía?... "Algo anda mal en la ciencia de hoy".

¿"Algo anda mal en la ciencia de hoy"? Me parece que esa pregunta está mal planteada y, por lo que ya llevamos dicho en este artículo, hay que reformularla de la manera siguiente: si la ciencia que surge en el humanismo renacentista se proponía ser altruista y llena de ética en beneficio de todos los seres humanos y nuestra ciencia de hoy ha caído en el extremo contrario poniendo incluso en peligro la vida en todo el planeta, entonces... ¿qué es lo que cambió?, ¿qué es lo que aconteció en los más o menos cinco siglos que van desde el Renacimiento al morir la Edad Media y hoy? "Elemental, Mister Watson" hubiera dicho Holmes, lo que aconteció fue la emergencia como clase social dominante en la historia de la "emprendedora" burguesía (para sus intereses creados particulares, claro), la civilización capitalista... eso es lo que está mal y no la ciencia; lo que está profundamente mal es la orientación "utilitaria" (plusvalía, capitalismo, etcétera) que se le dio y, en consecuencia, las aplicaciones que así surgieron en el altar del Tener y Poder de unos cuantos amos sociales del planeta. ¡Lo dijo ya el Humanismo en el Renacimiento!: lo que está mal es la apropiación privada de la riqueza material, porque ello va en detrimento de las condiciones de vida de la inmensa mayoría de la especie humana. No la ciencia.

Sí, 'no la ciencia'. Lo que acontece es que la actividad científica y sus derivados no se dan en el limbo sino dentro de una sociedad concreta y una civilización específica, que es lo que urge cambiar. Y en esta tarea de transformación, de manera análoga a como aconteciera en el Renacimiento al barrer todas las telarañas medievales, la ciencia hoy tiene que jugar un papel capital. Pero para ello la ciencia también tiene que cambiar, empezando por tener una concepción mucho más amplia de lo que usualmente se entiende por ella hoy:

Debe ser entendida no como un simple conjunto de resultados, "métodos y verdades científicas", eso apenas sería una característica suya, sino como una actividad en donde entran en juego actores humanos que viven, piensan y hacen socialmente. El querer separar a la 'ciencia' de los 'científicos' y el todo de la 'sociedad' para encerrar a cada uno de los niveles anteriores en compartimientos aislados y estancos permitió históricamente la patraña de la "ciencia socialmente neutra" y la manipulación de los científicos al alejarlos de la realidad social, todo en beneficio de los intereses dominantes de la civilización que sufrimos. En ese sentido, si es que ha de contribuir a definir y a configurar ya un futuro mejor, la ciencia, en tanto que actividad humana, debe ya ser una práctica de la democracia y de la libertad... lo que, por cierto, también vale para el resto de las actividades culturales. Y hoy no es el caso, porque la inmensa mayoría de las instituciones científicas (y la academia) están estructuradas vertical y piramidalmente: hay arriba gurús, un poco más abajo administradores, a un nivel inferior capataces y abajito el peonaje (en el argot del medio científico a veces los llaman "chícharos"); escalera social en donde cada peldaño lo es en función del monto del presupuesto que se maneje y del poder institucional que a cada peldaño se le concede... manteniéndose la estratificada disciplina interna con criterios tayloristas como los famosos "pilones" y los "ascensos (o descensos) académicos" que afectan directamente sueldos y condiciones de vida. El criterio de 'movilidad' en tal escalera social es el índice de productividad individual (número de artículos científicos publicados por unidad de tiempo), mimetizándose lo anterior de tal manera con la productividad industrial de la sociedad capitalista que incluso ya hasta el anterior índice está pasando a segundo plano, para considerarse, "ante todo", las veces que el artículo es citado por otros artículos... esto es, "el éxito" ya no está únicamente en producir mercancías a toda velocidad sino además en el saberlas "vender", porque es buena lógica del capital si no, no son mercancías. En fin, que así la actividad científica no sólo copia sino que a su vez reproduce las estructuras sociales de la civilización actual... y eso no es ni democracia ni práctica de la libertad. Lo que habría que hacer es impulsar la actividad colectiva valorándola de la misma manera, haciendo a un lado la "productividad individual", para poner en relevancia si se han cumplido los objetivos comunes fijados por todos, a corto, mediano y largo plazo lo que, por añadidura, fomentaría la muy necesaria labor multi e interdisciplinaria pues muy complejo es el mundo al que nos enfrentamos. ¿He dicho 'objetivos comunes'? Sí, y entiendo por ello explícitamente sociales en el sentido humanístico, lo que a juicio mío tiene dos implicaciones: el científico debe de sentir que realiza una labor creativa y así también sus ilusiones realizándose a su vez plenamente a sí mismo y el colectivo de científicos como tal debe fijarse metas que ayuden a mejorar las condiciones de vida de nuestra sufrida especie humana y que además nos acerquen y propicien una nueva civilización sin las lacras de la actual... no tienen por qué dejar la decisión sobre qué metas se fijan exclusivamente en manos de "políticos profesionales", pues el pensar socialmente de manera amplia debe de ser patrimonio de todos los seres humanos. Claro que para poder comportarse así, el actor científico necesitaría poseer una amplia cultura y formación humanísticas en donde ante todo fuera relevante la palabra "ética" y la frase: "el principal valor existencial de este mundo es el ser humano y no la posesión de riquezas materiales con todos los poderes sociales que de su tenencia se desprendan"... algo que, por cierto, excepciones honrosas aparte, no suele abundar en el gremio, ¡habría que cambiar nuestras instituciones académicas de cabo a rabo para empezar a lograrlo!

Son las anteriores, apenas, algunas tareas representativas de la multitud de ellas que habremos de realizar para crear una nueva ciencia que abra un mejor destino a los seres humanos... Más no puedo mencionar en un artículo así, y sólo me remito a la paciencia del lector si quiere profundizar en él, cómo yo en detalle veo este problema, volviendo a leer tantos artículos que en el pasado dediqué a eso. Sin embargo, resta aquí un problema insoslayable que nunca será suficiente recalcar: ante la desesperanza que embarga a grandes sectores de la sociedad por la aparente eternidad de la torcida civilización actual y la caída a tierra de una ilusión utópica que resultó falsa y con muy poca relación con su nombre histórico, el socialismo real, hay tendencia a escapar "por la puerta falsa", por las "trascendencias" y esoterismos que vuelven la espalda a la realidad, se creé así encontrar una salida rindiendo un culto a lo irracional... ya hablamos de eso en el primer artículo de esta serie. Ante tal fenómeno, a la manera que lo hiciera la ciencia renacentista frente a las oscuridades medievales, la nueva ciencia que tenemos que crear tiene que salirle al paso restableciendo la primacía de la razón o desandaremos el camino de la evolución. Pero para eso, ¡a recordarlo siempre!, esa nueva ciencia tiene que fundirse con el Humanismo del que nunca debió separarse jamás... por lo que tampoco hay que olvidar que fue ese humanismo el que señaló al principal enemigo de la especie humana: la apropiación individual de las riquezas materiales por unos cuantos en detrimento incluso de la supervivencia de la inmensa mayoría restante.

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oximoron, enero 2005
seminario autónomo
[teoría de redes y sistemas complejos]

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