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Radiografía de una civilización perversa
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PASADO, PRESENTE Y FUTURO
II. Se Necesita a Jano


CONTENIDO

Presentación

Autosemblanza

Prólogo


(I) El Drama Teatral
La Troika Fantástica
- Elenco
- Preludio
- Jaula Prima
- Jaula Seconda
- Jaula Terza

Parte I en PDF 57 kb

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Parte I (57 kb)


(II) Relatos Iconoclastas y Corrosivos
Tríptico con tres Dedicatorias
i- El Horóscopo
ii- Cómo Volvió a Hablar Zaratustra
iii- Otra vez Dante en Tierra de Tlatoanis

Realidad Bichera
i- Usos y Costumbres de Animales Inferiores
ii- Otras Realidades Bicheras
Parte II en PDF 47 kb

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Parte II (47 kb)


(III) Ensayos Sobre una Civilización Perversa
Sobre Malentendidos y Farsas
i- Malaventurados los Mansos
ii- Abominable Falsificación del Humanismo
iii- ¿Francis Bacon o Víctor Frankenstein?
iv- Lo que Hubiera Dicho Dante

Pasado, Presente y Futuro
i- Fariseísmo Pragmático
ii- Se Necesita a Jano
iii- Lo que Jano Explicó del Pasado
iv- Jano Sigue Buceando en el Pasado
v- Tres Intentos de Asaltar el Cielo
vi- Característica de la Decadencia Social
vii- Decadencia y Corrupción
viii- La Razón Decadente se Vuelve Demente
ix- Jano Imagina Porvenires

Parte III en PDF 134 kb

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Parte III
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"¿A dónde vas? A donde vengo. ¿Vuelves a ti mismo y a lo que eras? Me alejo de lo que era para volver a ser yo mismo. Cambiar y alejarte, volver a ser tú, ¿no te parece limitar tu vida al tránsito eterno en un círculo que te lleva a lo mismo? No, mi círculo se extiende en cada vuelta y, a la postre, abarcaré todo, el infinito." Lo anterior corresponde a una imaginada lección zen, entre un maestro y su discípulo, que merecía haber existido. Moraleja: el uno lleva el universo entero dentro y viceversa, pues somos hijos del pasado para -sin olvidarlo- superarnos más allá de lo que somos.

En tiempos en que el humanismo y la cultura se quieren reducir a instructivos que recen "sube y baja la bolsa", "los índices macroscópicos están en economía, al alza", "hay que formar expertos en mercadotecnia para el desarrollo (bancario) sustentable", "seamos prácticos, queremos jóvenes emprendedores en gerencias y no filósofos inútiles", y demás clones similares de emblemas oscurantistas, no debe de ser comprensible lo dicho, "a la zen", al comenzar este artículo. Desde luego no para las mafias dominantes del mundo cotidiano en el que hoy vegetamos. Pero, lector, yo jamás escribí para esas mafias, sino para el pueblo, para ti, y por ello escribo como escribo porque seguro estoy que el lector sabe pensar, incluso si por ello me rebate en uso de su libre albedrío.

Pero estamos en una imaginaria lección zen. ¿Qué nos dice, en cambio, la cultura occidental, de la que como progenitores nos atribuyen a la antigua tradición griega clásica y el dogmatismo judeo-cristiano? Hay una parrafada famosa de ese "racionalismo" nuestro:

"¿Qué es lo que fue? Lo mismo que será. ¿Qué es lo que ha sido hecho? Lo mismo que se hará; y nada hay nuevo debajo del sol." (Eclesiastés, Antiguo Testamento. Capítulo 12-1).

¡Muy avanzada y occidental tal tradición cultural! Pero, a semejanza suya, se han expresado y expresan los sentires de pueblos estancados en la historia en comunidades aborígenes de cultos animistas. Su desconocimiento de la naturaleza, en la que estaban inmersos, los hacía pensar que desde una planta hasta una piedra poseían una inteligencia muchas veces hostil, en Oceanía, en África, en América Latina. Para estas comunidades la historia y la utopía no tienen sentido, pues se asientan en tierras de los ancestros de los que piensan ser una reencarnación. Nada cambia, "lo que es, fue y será".

Tampoco su conciencia contiene vocablos como 'nación' y 'patria'... "su nación y patria" son el asiento geográfico de su comunidad, en un valle, entre dos ríos, en la ladera de una montaña, nada más. Lo que está más allá les es extraño como a nosotros Marte... El cambio de sus concepciones comunitarias, animistas, muy locales y de culto a los ancestros, nunca fue obra suya, sino de la penetración cultural de nuestra civilización occidental. Todo un desafío para la investigación, un problema abierto al análisis. Pero dijimos "nuestra cultura occidental"; hay que aterrizarla en concreto en los días de hoy. En realidad, esta "cultura nuestra" es una adaptación de las concepciones de El Eclesiastés, que nos habla de cambio y desarrollo a todos los niveles, pero ha de ser sustentable. Del egoísmo individual y la acumulación capitalista será ad aeternum como regla de oro por más avances que haya en ciencia y en tecnología y, así, en lo material. El fin de la historia, la civilización capitalista; piedra filosofal de nuestros tiempos -"yo, para mí, que se jodan los demás"- permanece sin importar los ropajes con que, de tanto en tanto, se reviste como quien cambia de camisa.

Estamos, pues, ante una versión actualizada pero a la postre de la misma, de lo dicho por El Eclesiastés, de tal suerte que sí, hemos llegado a la Luna y mañana será a Marte o a Titán, pero con las concepciones ancestrales de comunidades aborígenes muy estancadas en la historia, de las cuales no diferimos, no en lo cualitativo. ¿Qué diferencia hay entre un aborigen isleño de Melanesia que rinde culto al ánima de un árbol tropical, con el enajenado por la realidad virtual de una computadora que, por supuesto, no comprende en lo más mínimo? Sólo en matiz. Una ceremonia vudú, alguien en trance "recibiendo a los espíritus del pasado", no difiere en el fondo del ser "moderno y desarrollado" que vive en los paraísos artificiales, cibernéticos, de esos que trágica y magistralmente retrató la gran película Matrix.

Para mundos así, "o muy primitivos o muy desarrollados", pero ambos estancados, el futuro no existe, pues pasado no tuvieron; el gran pecado de civilización es que oculta eso a la especie humana. Buena discordancia es la anterior con las visiones de Oriente. Nuestro Occidente menos arrogante debería ser, porque como decía Hamlet, "hay más cosas, Horacio, de las que sueña tu filosofía".

Sin embargo, Occidente aún es Jano, el legendario rey del Lacio de las dos caras que veía el pasado y el futuro. Cuentan las historias que sólo cuando la República Romana vivía su presente en paz se cerraba su templo. En las crisis no; había que imaginar el futuro escudriñando las lecciones del pasado para salir del trance. Y Janos así, aun si pocos, los ha parido Occidente, fueron los humanistas del Renacimiento que en todas sus obras achacaron los males de la humanidad al egoísmo nacido de la propiedad privada y soñaron con mundos ideales de igualdad y justicia social para todos.

Fue Rousseau y, ya en plena Revolución Francesa, Marat y Saint-Just, por sólo citar dos; fueron los miembros de la Comuna de París, "primeros comunistas", fusilados por la burguesía en los jardines de Luxemburgo y en el Castillo de If. Fueron Lunarchaski y Blonsky en la Revolución de Octubre, comprometidos con crear una nueva cultura y pedagogía libre de egoísmos individuales, precursora de una civilización justa para todos. Fue Antonio Gramsci extinguido en cárceles fascistas que, para fundamentar su utopía, estudió milimétricamente el pasado de Italia. En México, incluso fue Ricardo Flores Magón, muerto en el exilio y soslayada su obra en las historias oficiales de la Revolución Mexicana, un entre "anarquista y comunista" que molestaba bastante.

En realidad, pocos fueron, aun si he omitido a bastantes. En el océano de la interesada desmemoria social dominante del pasado y su negativa a imaginar futuros no convenientes, ¡hay que decirlo!, cae incluso buena mayoría de los autodenominados "intelectuales y políticos de izquierda" de hoy, ¡con la caída del muro de Berlín cambiaron de chaqueta! Luchan por adaptarse a la globalización capitalista de hoy que creen eterna. "Así nos tocó, no son tiempos de utopías", le dicen a uno cuando se los encuentra, ¿pero es que alguna vez realmente soñaron con utopías? Lo dudo mucho. Son como un Jano ciego: entender no desean el pasado de la humanidad, "porque ya se fue", y rechazan soñar con utopías, pues "es romanticismo místico inútil", reflexiones de pura conveniencia social del presente que viven.

Pero, lector, no vamos a aceptar eso, NO, ¡ni de casualidad! Veamos, pues, tema de los artículos que siguen, qué nos dice Jano, tanto del pasado como del futuro que habríamos de construir.

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oximoron, enero 2005
seminario autónomo
[teoría de redes y sistemas complejos]

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