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Los relatos de Halloran

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¿Por qué relatos?

El relato permite, por la propia naturaleza del género, el comunicar de forma sencilla y rápida cualquier idea que se quiera transmitir. La brevedad del relato -si bien algunos son casi novelas cortas- disminuye la complejidad de la trama, ya que necesariamente entre el planteamiento y el desenlace contamos con poco espacio para desarrollar el tema.

¿Y por qué eróticos ?

Se podría responder con un "¿y por qué no?", pero no vamos a hacerlo. Más que nada, por darle al lector una mínima imagen de seriedad.

Los textos que presenta Halloran no son, realmente, eróticos. Quizá alguno lo sea pero, en todo caso, son los menos. Los textos de Halloran cuentan historias en las cuales el sexo aparece como algo natural, sin forzar la relación entre los protagonistas. Estas historias son de lo más variado a lo largo de los más de cuarenta relatos publicados hasta ahora. Se cuentan desde relaciones de pareja (previsible hasta cierto punto, dado el tipo de relatos) hasta historias policíacas o pequeñas biografías de personajes cien por cien ficticios. En todas las historias aparece el trasfondo sexual, pero no es necesariamente ni el principal ni el más importante.

Relatos por entregas Por causa de la longitud de algunos textos, se hizo necesario publicarlos "en fascículos". Así sucedió con Tetravirgorum (la primera aparición de Baal y Amduscias como recursos narrativos) y de El caso de la chica del gángster (una especie de novela negra con detective adicto al bloody Mary incluido).

Las Vidas Ejemplares no son, en puridad, unos relatos por entregas, sino distintas entregas del mismo relato. Así, podemos averiguar las venturas y desventuras de personajes como Luciferina Pachancha, Hermafrodito Culicursí Cutillas o Agapito Zarambullo Mohino.

Relatos de humor Aunque el humor es un recurso usual en los textos de Halloran, es bien cierto que hay algunos que parecen concebidos más como broma que como relato.

En este sentido, encontramos textos del estilo de Como Dios o De Intuiciones y Conocimientos, donde el único interés del texto es conseguir una ligera sonrisa del lector.

Sin embargo, catalogar como de humor algunos relatos siempre es complicado: el humor está presente en casi todos los textos.

Relatos con nombre de mujer Aunque en casi todos los textos de Halloran hay alguna protagonista femenina a la que se cita por su nombre, lo cierto es que sólo tres relatos, Mar, Patricia y Nadia, tienen nombre de mujer. Esto es así, quizá porque lo importante no es quién o quiénes están protagonizando una historia, sino la historia en sí.

Relatos ligeramente fuera de lo normal Halloran ha explorado ámbitos poco trillados en el mundo de los relatos eróticos en la red. Así, textos como Si bemol, en el que se introduce la música como algo más que un mero complemento erótico a la acción, o bien relatos como A la luz de las estrellas , donde no hay protagonistas humanos en una breve historia de amor. En ¿Telepatía?, la acción sale del propio relato para moverse en el plano del lector, en una búsqueda del protagonista por trascender el mero texto e incorporarse a la realidad.

Relatos levemente románticos En el género del relato erótico, no puede faltar -aunque de hecho lo hace con demasiada frecuencia- el romanticismo. Textos como Eternamente breve, Chuva (una excusa para ponerme triste) o De lenguas y amores muestran la visión de un sexo al que se llega por sentimiento y no por deseo.

Relatos francamente deprimentes De vez en cuando, Halloran ha publicado algún texto en el que el cinismo y el pesimismo se convierten prácticamente en el elemento descriptivo principal. Relatos como Seguridad o Velada literaria dejan un sabor de boca amargo aunque, en el caso del segundo, se intente atenuar con unas pinceladas de humor.

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