¿Qué es Halloran?
Halloran viene siendo, básicamente, un nombre. Se pueden rastrear sus orígenes irlandeses, porque gente hay para todo e Internet es un buen ejemplo de ello. Eso es algo que dejaremos a la discreción del lector.
Halloran es, ante todo, un juntapalabras. Así se entiende y se vive quien tal nombre ostenta mientras ostenta nombre tal. Y va juntándolas con más pena que gloria en forma poemas, novelas y relatos que deja colgados por esa internet de Dios. Bueno, a decir verdad, las novelas, por el momento, no las cuelga: aún no las ha condenado a la horca.
Halloran habita en Valencia, cap i casal, ciudad que mira al Mediterráneo sin hacerle demasiado caso -que todo hay que decirlo. ¿Por qué Valencia? Bueno, quizá porque está en las antípodas (climáticamente hablando) de la Irlanda de sus ancestros. Quizá -quién sabe... estamos conjeturando- porque se sintió en algún momento atrapado por una ciudad bimilenaria con un pasado literario que causa admiración cuando se conoce. Quizá, por último, porque no le quedó otro remedio y porque los áticos en la Plaza Mayor de Madrid están excesivamente caros.
¿Qué hace Halloran?
Principalmente, juntar palabras. Esto, que tampoco es nada del otro mundo, le entretiene e incluso le relaja. Digo yo que será por eso por lo que lo hace aunque, claro, vaya usted a saber, porque a fin de cuentas lo que pasa por la cabeza de uno para hacer una u otra cosa sólo lo sabe ese uno. Y eso, si lo sabe, que la mitad de las veces ni saberlo. Pero que me voy del tema.
Nicholas O'Halloran (o Halloran, abreviando) junta, por tanto, palabras. La gran mayoría de sus textos tienen un cierto tufillo erótico -aunque sería más correcto decir "erótico-festivo" o "levemente lúbrico en lo cachondo"-, y por ello aparecen en foros subidos de tono. Esta circunstancia, si bien le ha apartado de la gloria de publicar en algún sitio de renombre, le ha posibilitado el conocer a un grupo de interesantísimos autores que comparten afición e inquietudes (al menos, en lo de juntar palabras y darles un cierto calorcillo).
Los relatos Halloran escribe relatos cortos porque, como ya hemos dicho, le entretiene e incluso le relaja.
La temática de los relatos de Halloran es difícilmente resumible, porque habla de demasiadas cosas distintas. Encontramos relatos de humor, pero también otros delicadamente sensibles e incluso alguno hay que tiene poco sentido y menor calidad. Que ya lo dice el refrán: en todas partes cuecen habas.
Ha ido publicándolos por diversos foros de internet, destacando los cuarenta y cinco que llegó a publicar entre los relatos eróticos de petardas, entre junio de 2004 y mayo de 2005. En tal fecha abandona dicho foro borrando del mismo todos sus relatos para buscar nuevos terrenos, encontrando cabida en lugares tan dispares como sexiliados y sicalipsis, lugares a los que llega por invitación y en los que encuentra rincones plácidos donde quedarse.
También pueden encontrarse alguno de sus textos en la página de Todo Relatos. |
Las novelas Las novelas de Halloran, como sucede con sus relatos, tienen casi siempre un fuerte componente sexual que -si bien no ayuda a calificarlas como "eróticas- refleja la idea de que la sexualidad, queramos o no, forma parte de nuestras vidas. Quizá no sea la parte fundamental, pero es bien cierto que no podemos entendernos sin referentes sexuales.
La temática de sus textos largos gira siempre en torno a las relaciones interpersonales, aunque la tipología de sus protagonistas es de lo más variada. |
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Los poemas Como no puede ser de otro modo, es en este género en el que Halloran nos aparece en su estado más puro. La poética de Halloran tiene su base en la métrica y la rima. Aunque podemos encontrar algún verso libre, lo cierto es que son los menos.
La poesía como modo de expresión es utilizada para hablar de amor y desamor porque, ya lo hemos dicho, Halloran no deja de ser un mero juntapalabras.
Algunas de sus palabras juntas, ya dijimos, andan por las páginas de mundopoesia, con más pena que gloria.
Por aquello de que Nicholas O'Halloran es culo de mal asiento, también pueden encontrarse algunos de ellos en La Torre de las Redenciones. |
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