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Y DEMÁS/Méritos
Whoopi Goldberg, ahora la admiramos más
La actriz ganadora del Óscar es anti
Trump hasta el tuétano pero conserva el sentido común que está está
siendo aniquilado dentro del Partido Demócrata. La reciente
zarandeada que Whoppi Golberg dio a una colega de Hollywood por sus
propuestas inpiradas en Stalin son más que plausibles. Ojalá hubiera
más celebridades quienes, sin perder su identidad progre,
rechazan este macartismo a la inversa, contrario a una
democracia como la norteamericana
Versión impresión
(NOTA: En esta ya nutrida sección, incluimos
opiniones y declaraciones de celebridades, músicos, escritores,
actores o cineastas quienes, sin abandonar totalmente el terreno de
la izquierda, nos sorprenden gratamente por su buen juicio, lo que
les evita ser sometidos por sus colegas dentro de ese espectro
ideológico y cuya intolerancia para quienes opinen distinto es cada
vez más virulenta).
SEPTIEMBRE, 2019. Quienes hace 60 años
lloraban víctimas del macartismo se han convertido en los
macartistas de hoy. La izquierda que ayer clamaba por el fin de la
"cacería de brujas" por parte de sus enemigos políticos es la que
hoy incita y promueve en las redes sociales la cacería de todo aquel
que haya dicho cosas "impropias" en las redes sociales; no importan
los años que hayan pasado desde aquella declaración. Y así como ese
sector de Hollywood que en los cincuenta denunciaba ante el mundo la
existencia de una lista negra que, se nos ha dicho ad
nauseaum, "destruyó miles de carreras en la industria con
acusaciones falsas" es hoy el primero que exige prácticas que no
pueden ser consideradas de otro modo sino como protofascistas.
Sabemos sobradamente que Hollywood no traga a Donald Trump, esto
pese a haber aparecido en varias películas, en la portada del
Playboy y en entrevistas con David Letterman. Es curioso cómo
alguien a quien diariamente se acusa de "racista"
haya recibido reconocimientos por parte de los "reverendos" Al
Sharpton y Jesse Jackson, o que la NBC se diera repentina cuenta del
"verdadero Trump" pese a que por varios años éste tuvo allí su
programa The Apprentice. No lo tragan desde que decidió
ingresara la política postulándose por el Partido Republicano, y
mucho menos cuando resultó electo presidente.
De todos los cameos que Trump realizó antes que Hollywood lo
convirtiera en un
"racista" se dio en la película Eddie donde el actual mandatario
dice que él "descubrió" a Eddie. ¿Y quién es Eddie? Es una fan
del equipo Knicks de Nueva York quien se convierte en la entrenadora
para salvarlo una catastrófica temporada. Eddie fue interpretada, ya
lo adivinaron ustedes, amigos lectores, por Whoopi Goldberg. Hay
quienes la recuerdan más como la falsa vidente Anna Mae en Ghost
la Sombra del Amor al lado de Patrick Swayze y Demi Moore (un
papel que le daría el Óscar). Algunos más la relacionan como una
monja en la comedia Sister Act y otros en la película The
Color Purple dirigida por
Steven
Spielberg.
Godlberg es de esas actrices carismáticas y espontáneas aunque
muchos críticos sostienen que Goldberg se suele caracterizar a sí
misma. Lo que nadie puede acusarla es que carezca de talento
artístico.
Desde hace unos años Goldberg es parte del programa matutino The
View. Es una emisión
“progre”, o lo que es lo mismo, totalmente antiTrump y hasta hace
algunas semanas
convencida que había una colusión de éste con Vladimir Putin. Jay
Behar, una de las
conductoras de The View es la antítesis de Goldberg, ruda,
áspera, sin un solo gramo
de simpatía y una mujer que suele atacar al actual mandatario de
“racista” cuando
hace años ella misma se pintó la piel de color oscuro para hacerse
pasar como
afroamericana en una fiesta de disfraces en Nueva York.
Con todo, y repasando el historial y las actitudes de las
conductoras de The View,
queda claro que Goldberg es la más equilibrada y analítica. Claro,
es una actriz consentida de la izquierda hollywoodense pero ha
procurado mantener sus ideas y su discurso más de acuerdo con sus
convicciones en vez de adherirse como perrito fardero a todo lo que
eructa el ala radical que se ha apoderado del Partido Demócrata:
Goldberg representa a esos miembros del partido del burro que,
lamentablemente se encuentran hoy en retirada o, peor aún, en vías
de desaparecer.
Hace unos días la actriz Debra Messing, quien se diera a conocer en
la serie de los 90 Will & Grace, publicó un tuit donde exigió
que se investigue y se dé a conocer públicamente la lista de
aquellos que piensan donar a la campaña de Donald Trump para su
reelección, un rally que se llevará a cabo en Beverly Hills
el próximo 17 de septiembre. Messing pide que se difunda la lista
con el fin de "balconear", y por tanto aislar de cualquier
posibilidad de ser contratados en Hollywood, a aquellos actores y
actrices que muestren sus simpatías hacia el copetudo mandatario.
"Si (los donantes) están realmente orgullosos de apoyar a su
candidato, que lo hagan públicamente", tuiteó Messing.
¿Qué acaso la actriz no está exigiendo crear y hacer pública una
"lista negra" como la que se le achaca al satanizado senador por
Wisconsin, simplemente porque en Hollywood hay colegas que profesan
ideas políticas diferentes? Lo que aquí tenemos es una virtual
"cacería de brujas" contra quienes están en todo su derecho de votar
por quien se les pegue su gana independientemente de lo que se
dediquen para ganarse la vida. ¿Y esta gente es la que se dice
"tolerante" y promotora de la inclusividad?
Al respecto dijo Whoopi Goldberg en la emisión del 3 de septiembre,
dirigiéndose a Messing:
"Eso no es una buena idea. Con quien quieres o no quieres trabajar
es asunto de cada quien. No le exijas a la gente que imprima y
publique listas porque a la siguiente lista que salga tu nombre
aparecerá en ella, y entonces la gente se irá sobre ti".
Continuó la ganadora del Óscar:
"Tuvimos algo llamado lista negra y muchas personas fueron acusadas
injustamente. A nadie le importó si las acusaciones eran ciertas o
no. Se les acusó y por ello perdieron su derecho a trabajar... En
este país la gente puede votar por quien quiera, ese es uno de los
derechos más grandes que nos concede la ley. Nadie está forzado a
que le simpatice este sistema, pero aquí no perseguimos a la gente
simplemente porque no nos gusta por quien
hayan votado. Piensa sobre lo que dije y lee al respecto. Recuerda
que de hecho las listas tienen el propósito de coartar nuestra
libertad y no exijas a nadie, a nadie, que las difunda".
Pareciera increíble, pero ésta era hasta hace poco la postura del
Partido Demócrata cuyo objetivo proclamado era subsanar los rezagos
y las innegables diferencias tanto sociales como económicas que
suelen darse en un país donde aplica la economía de mercado. Por
muchas décadas los demócratas jugaron y acataron esas reglas, pero
ahora se han convertido en un apéndice del gobierno cubano o la
Rusia estalinista. Porque ese es el modelo que la izquierda
norteamericana quiere implantar en ese país, y no la izquierda de
los países escandinavos que tanto dicen admirar. Ni en Dinamarca, ni
en Suecia ni en Noruega se exige hacer públicas las listas de los
donantes a un partido político con el fin de estigmatizarlos y
negarles oportunidades laborales.
Hace años escribió el ensayista cubano- español Carlos Alberto
Montaner que cuando
la revolución cubana comenzó a cimentarse, la prensa castrista
publicaba listas de quienes habían colaborado de cualquier modo con
la dictadura batista, sin importar que hubieran transcurrido un año
o una década atrás, ni que esa gente posteriormente hubiera roto
toda relación con Batista. Lo que vino, recordó Montaner, fue una
serie de detenciones de gente acusada de "actos
contrarrevolucionarios", se les expulsó de sus centros de trabajo o
sencillamente se les arrestó sin que nadie supiera más de ellos.
¿Qué diferencia existe en ello con la propuesta de Deborah Messing?
De hecho ese macaratismo ocurrió recientemente cuando Joaquín
Castro, precandidato demócrata a la presidencia, publicó en twitter
la lista de donantes al Partido Republicano en el área de San
Antonio, pero el asunto se le reviró de la forma más estúpida
posible cuando entrelos mencionados había algunos que también habían
donado dinero al Partido Demócrata. Quizá Goldberg se refería a cómo
este tipo de listas son contraproducentes, algo que ya le sucedió a
alguien con poco seso como el senador Castro.
Bien por Whoopi Goldberg con esta regañiza dada al
estalincito que Deborah Messing lleva dentro de ella. Las
preferencias políticas de un ciudadano de ninguna manera deben ser
usadas como chantaje o venganza dentro del área laboral.
¿Alguien se pregunta todavía por qué al mostachudo
tirano le encantaban los filmes de Hollywood? Se identificaba
totalmente con su forma de pensar.
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