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Miguel Bosé, ahora lo admiramos más

El célebre cantante hispano no ha dudado en ponerse del lado de quienes exigen la salida de Maduro del poder, todo marcado por el compromiso que tiene con Venezuela, el país de América latina donde cuenta con más fans. Y si bien no hemos sido seguidores de su carreta artística, hoy expresamos un loor a Miguel Bosé por su apoyo para que Venezuela muy pronto mande al chavismo al cesto de la basura

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ENERO, 2019. A los pocos meses de caída la dictadura franquista inició lo que se conoció como "el destape" donde todos aquellos movimientos, publicaciones, ideas y manifestaciones que por décadas habían circulado clandestinamente brotaron por doquier, borrando de las calles y de la historia todo resabio de la hasta entonces recatada sociedad española o, más bien, la sociedad que el generalísimo creyó haber moldeado, la de un país donde palabras como "divorcio", "aborto" y "separatismo" solo se podían musitar ante gente de toda confianza, nunca ante extraños, y mucho menos, mencionarlas en la prensa, radio y TV.

Sin embargo apenas su cuerpo comenzaba a descomponerse dentro de su ataúd en el Valle de los Caídos y ya toda suerte de grupos, desde punks y anarquistas, activistas gay y grafiteros salieron en marabunta a la superficie. Pero hubo un sector que, aparte de la canción protesta de gente como Pi de la Serra y Joan Manuel Serrat, tardó buen rato en subirse al vagón del "destape" ibérico. La música española mantuvo los mismos lineamientos de Pili y Mili, de Marisol, de Rocío Dúrcal y de Raphael cuando los setenta llegaban a su fin; incluso el grupo Mocedades (décadas después llamado El Consorcio, quizá para evitar dardos sarcásticos) se metió a las listas del Billboard norteamericano con su "Eres Tu" cantada en español, algo que indirectamente le habría de abrir camino en ese mercado a Julio Iglesias años después.

En momentos que el general Manuel Tejero, un franquista furibundo, vio frustrado un golpe de Estado en 1981, la música española aún mantenía religiosamente esos lineamientos de candor, sitio de donde saldrían Parchís, Enrique y Ana, Pimpinela, Pedro Marín y quién sabe cuántos más. Solo hasta que los 80 ya iban bien avanzados aparecieron Mecano con cosas, digamos, más retadoras, como el "sexo convexo"; tiempo después hubo un tema, "La Puerta de Alcalá", de Ana Belén y Víctor Manuel, que incluía frases como "todos los tiranos/se abrazan como hermanos"; fue entonces cuando el pop español se despidió, en definitiva, de su inocencia.

De entre toda esa marejada surgió Miguel Bosé, un madrileño hijo de un torero y una bella actriz de origen italiano. Hay que enfatizar que Bosé fue parte importante de ese pop pueril pero de fuerza comercial impresionante, sobre todo en América latina donde gracias a temas como "Don Diablo" y "Amante Bandido", Bosé se convirtió en esos cantantes de carrera longeva, como su paisano Iglesias, que huyen del encasillamiento y le temen a la zona de confort que luego terminaría con muchos de sus contemporáneos.

Bosé poseía otra particularidad, su amplio conocimiento del pop británico donde destacaban Ultravox, Adam Ant, Ian Dury y Roxy Music, influencias clarísimas de ello en temas suyos como "Salamandra" de hace varios años. Otra diferencia con los demás artistas españoles fue que Bosé sí supo asimilar todos esos estilos para evolucionar y crear algo propio. Por ello sus discos han entrado a mercados distintos a los que generalmente se enfoca el pop español (algo en lo que ha ayudado, sin duda, que Bosé ha regrabado sus temas en esos idiomas).

Aunado a eso, y a diferencia de muchos colegas suyos, Bosé ha opinado de política; en varias ocasiones ha reconocido ser "de izquierda" pero también se considera simpatizante del libre mercado, lo que se le agradece, máxime porque éste le ha permitido vivir, y bastante bien, del negocio de la música.

Algo que se sabe poco es que, de todos los países latinoamericanos, Miguel Bosé ha tenido su mayor éxito en Venezuela, país que lo recibía con tumultos en cada visita. Todavía en años del chavismo el cantante dio una serie de conciertos hasta que en una entrevista con la prensa dijo algo que cayó mal al fallecido autócrata y cayó de su gracia. Con todo, miles de venezolanos siguen admirando al intérprete español, pero éste ha evitado regresar al país en los años del bigotón Maduro, quien ha hecho trizas el poder adquisitivo al punto de hacer imposible la compra de boletos para asistir a uno de sus conciertos.

Bosé detesta a Nicolás Maduro, y alzó la voz cuando éste mandó arrestar al ex candidato presidencial Henrique Capriles. Y así como él cantante criticó constantemente al inepto ex primer ministro Mariano Rajoy, con motivo del extraño silencio del actual ministro Pedro Sánchez escribió un tuit que básicamente dice: "Sr. Presidente @sanchezcastejon para cuando su apoyo PÚBLICO a Venezuela? Toda España y resto del mundo espera su posicionamiento que hasta ahora sólo ha sido privado, entiendo. Pero queremos oírlo dicho de su boca. Para cuándo? O Pablo no le da el permiso? Quedamos a la espera".

A diferencia de los artistas pop británicos y norteamericanos que borreguescamente se alinean con los dictados de la izquierda, los músicos latinos mantienen criterios más independientes y han respaldado la lucha de los venezolanos para librarse de la pesadilla madurista. Es el caso, aparte de Bosé, de los colombianos Juanes y Maluma, del dominicano Juan Luis Guerra, de José Luis "El Puma" Rodríguez y otros más (aunque sigue en espera el pronunciamiento de otras figuras latinas importantes, como Shakira y Ricky Martin).

Además de mostrar así su compromiso con la libertad y su rechazo al modo en que Chávez y Maduro traicionaron la democracia venezolana, Bosé defiende también del totalitarismo bolivariano a sus fans en ese país que han comprado sus discos y asistido a sus conciertos. ¿Estarían otros artistas entre ellos Beyoncé --quien, se nos dice, igualmente es enormemente popular en Venezuela-- listos para repudiar al dictadorzuelo Maduro en público y ponerse del lado de sus fans en esa nación sudamericana?

Lo positivo del asunto es que todo indica que la película de horror del madurismo está cerca de concluir y que Venezuela volverá a ser un país reconocido por sus mujeres bellísimas, sus beisbolistas de renombre y su visión chévere de las cosas. Da gusto que Miguel Bosé se haya unido a quienes han comenzado a tumbar la columna sobre la cual ya se está tambaleando el bigotudo autócrata.


 

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