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Y DEMÁS/Loas
Ridley Scott, ahora lo
admiramos más
El
afamado cineasta inglés acaba de dar su opinión en torno a
la reforma fiscal recientemente aprobada en Estados Unidos.
Esperamos que el sentido común de su declaración permanezca
sobre la inevitable presión de un Hollywood cada vez más
intolerante para que retracte de lo que dijo, por más lógico
que haya sido
Versión impresión
(NOTA: En esta ya nutrida sección,
incluimos opiniones y declaraciones de celebridades,
músicos, escritores, actores o cineastas quienes, sin
abandonar totalmente el terreno de la izquierda, nos
sorprenden gratamente por su buen juicio, lo que les evita
ser sometidos por sus colegas dentro de ese espectro
ideológico y cuya intolerancia para quienes opinen distinto
es cada vez más virulenta).
DICIEMBRE, 2017. Vaya, esperemos que
no lo obliguen a retractarse o a andar pidiendo disculpas.
Creemos que no será el caso con Ridley Scott, uno de los
directores más importantes de Hollywood los últimos 40 años.
Y pensamos que no será así porque Scott, inglés de
nacimiento, ha refrendado su enorme talento tantas veces que
sería una estupidez absoluta quererlo aislar por sus
recientes declaraciones al Denver Post, periódico
izquierdista donde los haya.
Suena incluso redundante abundar en la longeva carrera
cinematográfica de Ridley Scott. Baste mencionar que este
cineasta ha estado detrás de películas legendarias como
Alien, Blade Runner, Thelma and Louise, Gladiator
y decenas más. Se trata de un director claramente de
izquierda; baste repasar algunas películas suyas como
Blade Runner donde un Estado corporativo totalitario es
dueño de todo --elemento refrendado en la nueva versión,
también dirigida por Scott-- o bien Gladiator, clara
analogía de la toma "espuria" del poder de George W. Bush
contra Al Gore en el 2000.
De hecho en su más reciente filme All the Money in the
World, que aborda el secuestro del nieto de Paul Getty y
quien se negó a pagar el rescate pese a que se le envió la
oreja cortada del plagiado, los secuestradores son los
buenos de la película y la familia Getty el villano, es una
cinta claramente progre. Como dato adicional, muchas escenas
tuvieron que ser cambiadas tras el escándalo de Kevin Spacey,
quien fue reemplazado de última hora por Christopher Plummer
(el capitán Von Trapp en La Novicia Rebelde).
Como se ve, ni de chiste podría decirse que la carrera de
Scott ha evitado difundir posturas izquierdistas. Sin
embargo, el afamado director nos acaba de dar una lección de
sentido común que ha resultado en que ahora lo admiremos
todavía más.
Como apuntábamos arriba, el Denver Post entrevistó a
Scott con motivo de su nueva película. Cuando el reportero
le inquirió que "ha habido muchos comentarios de este filme
acerca del valor de la vida humana, luchas de clases y el
papel de la riqueza en la sociedad. ¿Hay algo qué aprender
de este momento en Estados Unidos?", clara alusión a la
satanizada reforma fiscal del presidente Trump por parte de
la izquierda.
La respuesta de Scott fue tan sorprendente como radiante en
la forma de hacer negocios:
"Veamos la reforma fiscal. La gente dice que (los
republicanos) lo hacen con el fin de beneficiar a la clase
pudiente. Lo que pasan por alto es, si te topas con una
persona que haga negocios, que sea hábil y generosa --no me
interesa si se trata de una tienda de la esquina o una
multinacional-- y que de repente estará en posibilidad de
ahorrar un 15 por ciento adicional, lo reinvertirá en su
negocio. Entonces tu vas a crecer y por lo tanto la gente
tendrá más ofertas de empleo".
¡Tan elemental como obvio! Muy pronto y gracias a esta
reforma fiscal, estos reporteros recibirán más dinero, no
necesariamente por un aumento obligado sino porque en
adelante percibirán parte de su sueldo que el Estado
norteamericano les estaba reteniendo. ¡Y según ellos eso es
nocivo, ominoso y solo beneficiará a los más ricos!
Por otro lado, lo que dice Scott indica que sabe lo que es
tener un negocio y lo que debe hacerse con las utilidades.
En vez de gastarlas en lujos que a la larga se convierten en
pasivos que pierden su valor, lo mejor que puede hacer un
negociante es reinvertir sus ganancias al capital inicial.
¿Los periodistas del Denver Post y otros diarios
progresistas estarían dispuestos a manejar sus finanzas
personales como lo hace el Estado norteamericano? Por
supuesto que no: saben sobradamente que ello los mandaría a
la miseria en cuestión de semanas. ¿Entonces por qué razón
critican en público lo que ellos hacen con sus ingresos en
privado?
No todos los norteamericanos tienen espíritu empresarial,
pero quienes cuenten con un empleo remunerado recibirán más
dinero que hasta hoy el fisco les estaba quitando para que
los burócratas lo malgastaran en tonterías improductivas.
Sin embargo el periodista del Denver Post no se dio
por vencido: buscando "la de ocho" donde Scott vituperara al
malvado Trump y a los multimillonarios, Scott remató con
otra obviedad, excepto para nuestros cabeciduros
progresistas, incapaces de hilar dos ideas coherentes:
Dijo Scott: "Yo soy un cazador nato porque esa es mi forma
de ser. Nadie me enseñó eso. Yo empecé de la nada. Llegué a
Hollywood únicamente con un reloj de pulsera y permanecí en
albergues de caridad. Tienes que aprender la curva. Pero no
quieras joder a nadie quejándote de tu suerte. El chiste es
hacer las cosas. Siempre habrá una manera. Solía yo poner
concreto para una compañía irlandesa cuando era un
estudiante. Mis padres no tenían dinero para echarme la mano
pero siempre me apoyaron en todo lo que quería yo hacer..."
¡Bravo por Ridley Scott! Si alguien menosprecia o es incapaz
de detectar aquí un ejemplo claro de hasta dónde puede
llegar un inmigrante que se lo proponga dentro del esquema
económico de Estados Unidos, indudablemente precisa de
tratamiento siquiátrico. Eso ya lo había advertido el
talentoso actor español
Antonio Banderas: "En
Norteamérica hay que trabajar muy duro para lograr lo que
quieres. Pero al final las cosas se dan".
Con esta declaración, Ridley Scott deja en claro que no es
un hipócrita como otros colegas suyos, llámense Oliver Stone
o Michael Moore, críticos acérrimos de ese mismo capitalismo
que los ha enriquecido más allá de lo que alguna vez
imaginaron. Ridley Scott podrá manejar temas izquierdistas
en sus películas, defendiendo una postura que está
garantizada por la Constitución de Estados Unidos. Pero con
lo que ha dicho también da justo crédito a la libertad
económica sin la cual la libertad creativa difícilmente
podrá prosperar: ¿se equipara el número de cineastas que ha
producido Cuba desde su revolución con la cantidad enorme de
cineastas y actores oriundos de España en el mismo lapso?
¿Dónde está el símil cubano de Almodóvar, por ejemplo?
Lo reiteramos. Así como ha creado obras maestras, ha habido
otras películas de Ridley Scott realmente malas y
atosigantes, pero es ese clima de libertad el que le ha
permitido producirlas. El que Ridley Scott lo reconozca es
totalmente digno de encomio. Ya lo admirábamos desde que
echó a Kevin Spacey, un buen actor que en la vida real, ya
es indudable, es una basura de hedor similar al de
Harvey
Weinstein.
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