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Vaya cosas: un presidente experto que carece de estrategia

El crecimiento inusitado de un califato fundamentalista que asesinó frente a las cámaras a dos periodistas norteamericanos y Barack Obama, quien supuestamente tenía balo la manga respuestas para todo, dice que no tiene una estrategia. Jimmy Carter debe sentirse aliviado: pronto alguien más lo superará como el presidente más inepto en política exterior

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SEPTIEMBRE, 2014. Una mañana de diciembre Japón lanza un ataque sorpresa sobre la bahía de Pearl Harbor, cercana a Honolulu y esa misma noche el pueblo norteamericano, urgido de respuestas, recibe del presidente Franklin Roosevelt, en vez de señalar que ese sería un día que viviría en la infamia, la lacónica respuesta de "carezco de una estrategia ante semejante agresión". Siete años después la Unión Soviética rompe un acuerdo con los demás aliados y aplica un torniquete a Berlín Occidental ante lo cual el presidente Harry Truman dice en una rueda de prensa: "No tengo una estrategia en este momento ante lo ocurrido"; en 1962 los servicios de Inteligencia la comunican al presidente Kennedy que los soviéticos están construyendo bases militares en Cuba con misiles que apuntan a Estados Unidos y el mandatario, malhumorado por tener que interrumpir sus vacaciones, dice que en ese momento "carezco de una estrategia".

Una nave de Korean Airlines con 275 pasajeros a bordo es derribada por un MiG soviético y esa misma noche el presidente Ronald Reagan declara, amoscado, "ante esta agresión carecemos de una estrategia". A las pocas horas de los atentados del 11 de septiembre en Nueva York, el presidente George W. Bush, a quien los medios nunca bajaron de ser un estúpido, dice que frente a la agresión "carecemos de una estrategia", enfadado porque esa mañana le hicieron cancelar su visita a unos niños de primaria en la Florida.

Un grupo fundamentalista islámico corta la cabeza a dos periodistas norteamericanos, sube los videos a YouTube, amenaza con realizar una serie de atentados terroristas en Estados Unidos y se propone destruir a Israel, aliado clave de Washington en esa región. La respuesta del presidente Barack Obama: "No tenemos en este momento una estrategia". A nadie sorprende entonces que un cartón publicado recientemente por el diario español ABC muestre a Obama en televisión diciendo esas palabras y, sentado en un sillón, Vladimir Putin levanta una copa de vodka y comenta "Ya lo sé... ¿por qué crees que me he anexado la Península de Crimea?"

Quizá fuera cierto, pero el decir que se carece de una estrategia constituye una tremenda pifia en relaciones públicas por parte de quien está al frente del país más poderoso del mundo. "Nunca debes aceptar que careces de una estrategia, y mucho menos aún cuando es verdad que no la tienes", escribió el analista político Charles Krauthammer, del Washington Post. Por su parte Jonah Goldberg ironiza: "Vuelas en un avión a 40 mil pies de altura, la nave empieza a cimbrarse, ves humo saliendo de las alas y escuchas la voz del piloto que anuncia 'señores pasajeros, el motor de la turbina está fallando pero les confieso que carezco de una estrategia para solucionar el problema', y luego imagina que eres un cristiano que vive hoy en Irak o en Siria, o lo mismo, que estuvieras viviendo en Berlín Occidental en 1948, y el presidente norteamericano dice que no tiene una estrategia, o lo que es lo mismo, que no planea reacción alguna".

Luego de esa tremenda metida de pata (si no tiene una estrategia en su política exterior ¿entonces qué infiernos está haciendo John Kerry como su secretario de Estado?) Obama quiso medio arreglar el asunto, sin embargo lo hizo con la envoltura políticamente correcta que solo empeoró lo que de por sí ya estaba dañado. Aunque ISIS es un grupo fundamentalista islámico, sus líderes invocaban a Alá antes de decapitar a sus víctimas y en sus páginas web justifican sus acciones con versos del Corán. dijo que "nada tienen que ver con el Islam". ¿Se habría llegado a semejante conclusión si un grupo fundamentalista cristiano se pusiera a perseguir y a decapitar musulmanes en Medio Oriente?

Lo peor es que todas las evidencias llevan a concluir que Barack Obama no tiene una estrategia, o más bien, se niega a tenerla. Parece ser un convencido de que todos los problemas de Medio Oriente son enteramente locales, y que al intervenir ahí Estados Unidos estaría cayendo en el acciones imperialistas. Pero como bien señala Glazov en el sitio Frontpage.com. "Esta actitud está traicionando a Israel, quizá el aliado más vital de Estados Unidos junto con la Gran Bretaña, y que no ha recibido nada de ayuda de la Casa Blanca en su conflicto contra Hamas, lo cual ha hecho que el mundo árabe se haya enardecido y tenga a Israel en alerta roja como no se veía en décadas. Al decir al mundo que no tiene una estrategia, en realidad Obama le está diciendo a Benjamín Netanhayu 'arréglatelas como puedas, es una guerra y un asunto enteramente tuyo...'"

Y queda claro que tampoco Obama tiene una estrategia en lo concerniente a Rusia: cuando Putin dice que no "se metan con nosotros, tenemos arsenal nuclear", es porque desde la Casa Blanca no se ha movido un dedo para perseguir y castigar a quienes derribaron con un misil una nave de Malaysian Airlines el pasado julio. Si se hubiera visto una estrategia de Obama en apoyo a Israel, tal vez los dos periodistas decapitados aún estarían vivos. La falta de estrategia del presidente norteamericano es pasmosa en política exterior. Reagan, a quien Obama dice admirar, pasó horas y días enteros estudiando a los jerarcas de la URSS, su principal, rival en el tablero internacional, que en cierta ocasión bromeó en que si visitaba el Kremlin podía encontrar el despacho de Mijail Gorbachov sin que lo orientaran, y agregó entre risas, "un día quisiera darle una sorpresa visitándolo en su dacha (casa de descanso) personal sin avisarle", dijo Reagan entre risas. "Es dudoso que Obama o Kerry tengan una idea clara, ya no digamos estrategia, de que están planeando Putin o Isis", añade Glazov.

Lo sorprendente es que la quisquillosa prensa norteamericana, que habría exigido juicio político a George W. Bush si dijera que "no tenía una estrategia" en torno a Al Khaeda --como sí lo propuso tras el desastre del huracán Katrina en Nueva Orleans--, se muestra tan comprensiva con la evidente ineptitud del presidente norteamericano. Ni una sola editorial crítica, ni un cuestionamiento del New York Times, de las televisoras, de los noticieros matutinos o de semanarios como el, Newsweek o el TIME. El que un presidente acepte que no tiene una estrategia no les causa mayor preocupación, un contraste con el que propalaron con fruición cuando era candidato, de que poseía la respuesta a todas las preguntas y que lograría, como dijo Al Gore, detener el calentamiento global, hoy llamado cambio climático. ¿Un presidente que reconoce que no sabe qué hacer y la prensa celebra aquello con su silencio? De no creerse.

Cuando el jefe de una potencia internacional admite que no tiene una estrategia, las noticias son malas para el mundo, pero de eterno gozo para los extremistas. Lo que estamos viendo hoy en el planeta da clara cuenta de ello.

 

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