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¿El presidente más brillante de los Estados Unidos? No lo ha mostrado

Una de las razones más fuertes por las que llegó a la Casa Blanca fue por el contraste entre él y las torpezas de su antecesor. La prensa le ha perdonado sus pifias, no así los electores quienes han abandonado en parvadas su proyecto. He aquí un recuento de dislates, el primero de ellos, de que es un orador que utiliza apuntador, algo insólito entre los presidentes norteamericanos

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NOVIEMBRE, 2010. Una de las razones más esgrimidas para que los votantes lo hicieran a favor de Barack Obama era su inteligencia. Tan sólo repasemos estas perlas: "Un hombre inteligente para enfrentar los tiempos que corren" (Jann S. Wenner, editor de Rolling Stone, "Obama es el hombre ideal para un puesto que exige sagacidad" (Playboy), "Yo encuentro en Obama el contraste de ocho años de incompetencia que hemos tenido (Bruce Springsteen), "Quien suceda a Bush necesariamente deberá ser inteligente" (Barbra Streisand), "Obama es alguien que entiende lo que requiere para volver a ser una nación admirada en el mundo... es un superdotado de la política" (Keith Olbermann, MSNBC), "Siempre fue un alumno brillante, es un brillante abogado y será un brillante presidente" (Maureen Dowd, The New York Times), "será un presidente inteligente" (Sergio Sarmiento), "Como miembro de una minoría racial tiene una visión más amplia de las necesidades de Estados Unidos" (Nancy Pelosi), "Sus discursos de esperanza sólo pueden provenir de un político inteligente como Obama" (Kayne West).

El axioma, si hay que llamarlo de algún modo, es que George W. Bush era un idiota, aunque el cuestionamiento de la inteligencia de los políticos republicanos ha sido la constante de los grandes medios, los cuales aún remachan cómo Dan Quayle refirió cuando visitó Argentina que le apenaba "visitar América Latina y no hablar latín", de eso hace casi dos décadas. Incluso, Oliver Stone puso como símbolo de imbecilidad que el antecesor de Obama se hubiera atragantado con un pretzel en la película W. Pero así como los medios propalan todas estas metidas de pata --e incluso inventan algunas, como sucedió con el "Instituto Loweinstein"-- procuran no abundar mucho en las pifias demócratas como la vez que Jimmy Carter dijo que Irán era "un país árabe" cuando en realidad sus habitantes son persas... una barbaridad tan grande como afirmar que los mexicanos son de "raza boliviana" porque también hablan español y profesan la misma religión.

Por principio, Obama es el primer presidente que utiliza telemprompter en sus discursos, Este artilugio es el mismo que emplean los lectores de noticias para no perder hilación. En ocasiones el teleprompter es con una pantalla y en otras alguien recita al oído, como en las telenovelas. Para un puesto por donde han pasado magníficos oradores como Franklin D. Roosevelt, John F. Kennedy, Ronald Reagan y Bill Clinton, el uso del teleprompter debiera ser considerado una costumbre embarazosa. 

A punto de cumplir dos años en el poder, Barack Obama ya acumula una serie de pifias que lo ubican lejos, muy lejos, de ser el mandatario "brillante", "superdotado" y de "rápido accionar" que los medios nos habían prometido. Pero es mejor comenzar con el reparto de perlas:

- En menos de un año ha duplicado la deuda nacional.

- Poco después de efectuados los Juegos Olímpicos para discapacitados, Obama dijo que le asombraba cómo "un manco que había ganado medallas podría jugar boliche". ¿Dónde quedó el reportero que criticó semejante comentario "políticamente incorrecto"?

-- Le envió al primer ministro británico Gordon Brown unos DVDs sólo que olvidó un detalle, el formato, que los hacía imposibles de leer en los reproductores ingleses.

- Durante un discurso en el cementerio de Arlington, Obama dijo --sin teleprompter-- que "nos encontramos en un lugar donde hay gente que ya murió".

- Le regaló a la Reina Isabel un iPod con una colección de videos de sus discursos. Por más narcisista que fuera, George W. Bush jamás habría hecho tal cosa.

- Durante una visita a Viena, Obama se refirió al "idioma austriaco" durante una cena de gala. A la revista alemán Der Spiegel le sorprendió que semejante disparate fuera ignorado completamente por la prensa norteamericana.

- En un discurso de campaña Obama dijo que había 57 estados en la Unión Americana. De haber sido George W. Bush, esta metida de pata ya la habríamos incluso visto en una película.

- Cuando se decidía la sede de los Juegos Olímpicos del 2016, Barack Obama viajó a Dinamarca donde ofreció un discurso que duró exactamente cinco minutos e inmediatamente se regresó a Estados Unidos.

- Durante la comida que la Casa Blanca ofreció este año a la comunidad mexicana, Obama habló del "Cinco de Cuatro" (sic) y pese a que un ayudante reparó en la corrección, volvió a decir le frase varias veces. Que se sepa, la columnista Manú Dornbierer no ha manifestado molestia alguna por semejante dislate.

El pasado mayo ordenó que el Air Force One volara a baja altura mientras se aproximaba a Nueva York y después pidió a un piloto de avión que sobrevolara Manhattan. Este hecho provocó pánico en la zona ante el temor de nuevos atentados.

Semejantes acciones están lejos de ser consideradas propias de un personaje brillante. Lo cierto es que Barack Obama era un senador hábil que supo como escalar dentro de su partido para obtener la nominación presidencial. Quizá esa haya sido su mejor jugada pues, ya como presidente, ha tenido un escaso desempeño en ellas.

                                              

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