fasenlínea.com

Análisis, comentario y demás

 
Inicio Nacional Internacional Cine DVDs Medios Literatura Y Demás

Internacional

Se suponía que con Obama ya no habría más terrorismo

En un evidente error de cálculo político, miles de personas que votaron por Barack Obama pensaron que con ello terminaría la amenaza terrorista en Estados Unidos. Poco a poco se confirma que esa idea encierra una gran ingenuidad

Versión impresa

ENERO, 2010. Desde las horas posteriores a los ataques en Nueva York y Washington, la opinión de que se trataba de una represalia contra la política exterior de los Estados Unidos tomó gran fuerza entre la intelectualidad de aquel país. El escritor Norman Mailer afirmaba que "el 11 de septiembre cosechamos lo que sembramos" mientras que Noam Chomsky lamentaba que "todos los responsables de esa política genocida sobrevivieron a los ataques". Otro novelista, Gore Vidal, aseguró que "existe una relación directa entre los gobiernos republicanos que hemos tenido y la reacción del mundo árabe".

La revista Vanity Fair comentaba en un artículo publicado en el 2004, poco antes de la reelección George W. Bush que "la única manera de detener los ataques terroristas es mediante un mandatario que no pertenezca al Partido Republicano y ofrezca una opción de paz y no de guerra". Fue una idea que prendió entre muchos electores cuatro años después cuando ya era imparable la impopularidad del ex gobernador de Texas. De hecho varios analistas de televisión daban por sentado que los atentados terroristas terminarían el momento en que un demócrata conquistara la Casa Blanca. "Si Barack Obama gana la presidencia diremos adiós no sólo a los neocons sino al temor de salir a la calle sin saber si vamos a regresar, víctimas de algún fanático fundamentalista", dijo Herbert Matthews en la cadena CNN.

El concepto que se vendió en los días previos a las elecciones de noviembre fue precisamente ése, de que los terroristas actuaban en represalia a los gobiernos conservadores de Estados Unidos, Gran Bretaña y España, por lo que no era casualidad que ninguno de estos países hubiera escapado a un ataque (en el caso de España el efecto fue tal que el PSOE ganó una elección que ya veía perdida, celebrada tres días después de los bombazos del 11 de marzo en la estación Atocha).

Tan se consideraba a Barack Obama una especie de paladín de la paz que la Academia Nobel le otorgó un premio que sorprendió incluso al presidente norteamericano y que, en abrumadora mayoría, se piensa que no merecía en lo absoluto. "Pero ya no ha ha ido más atentados en Estados Unidos", refería un texto en el sitio The Huffington Post, aunque olvidó, por supuesto, que tampoco los hubo desde el 11 de septiembre del 2001 hasta el día que el ex presidente Bush entregó el poder a su sucesor.

Esa página tendrá que cambiar su concepto pues en la tarda del pasado 25 de diciembre estuvo a punto de ocurrir una tragedia cuando un pasajero de origen nigeriano quiso hacer estallar una bomba dentro de una nave procedente de Amsterdam que estaba a punto de aterrizar en Detroit. Por un increíble golpe de suerte, el artefacto sólo aventó chispas y le quemó el pantalón al presunto terrorista, quien pensaba autoinmolarse y así seguir la ruta de los otros 18 sujetos que el 11 de septiembre del 2001 supuestamente cobraron su recompensa de tener decenas de vírgenes e su total disposición en el paraíso.

Y aunque por fortuna el atentado fracasó y se trató de culpar a los sistemas de seguridad en los aeropuertos norteamericanos --aunque en realidad la culpa estaba en Amsterdam--, ningún medio ha atacado con igual virulencia que se hacía con el gobierno anterior respecto a las intentonas terroristas en territorio norteamericano. Lo que tampoco ha resultado en una investigación a fondo es el hecho que el terrorista haya logrado pasar un artefacto explosivo y otro aspecto fundamental, que se le permitió subirse al avión sin pasaporte, algo inconcebible pero que al final tiene cierta explicación, ya que de haber resultado exitoso el atentado se habría perdido todo rastro para dar con quienes lo organizaron.

Sin embargo, pensar que con la llegada de Barack Obama terminaría la posibilidad de ataques terroristas encierra un enorme ingenuidad. Pero tal fue la imagen que los medios norteamericanos vendieron a una opinión pública esperanzada, como sucede en América latina, de que una especie de redentor termine todos los problemas con una varita mágica. Para refrescar la memoria, recordemos cómo la revista TIME --que tan sólo en el 2008 puso a Barack Obama en portada 11 veces, lo que ni Clinton logró en sus mejores años-- sugería en su número de fin de año que "el padre de [el entonces presidente electo] Obama era parte del mundo árabe, un puente que no puede soslayarse en vías de alcanzar una reconciliación". Más ingenua, o manipuladora, según cada punto de vista, fue la opinión de Newsweek al puntualizar que "sin bien no se descarta la posibilidad de nuevos atentados, es seguro que quienes los organizan la pensarán dos veces con un presidente demócrata", o lo que es lo mismo, con George W. Bush había una excusa para atacar, pero con Obama ya se carece en absoluto de ella.

Naturalmente que se ofreció como razón de los ataques el anuncio de Barack Obama para incrementar el número de efectivos en Afganistán a fines de noviembre. Pero el sitio americanthinker publicó a principios de ese mes una nota donde indicaba que una página web de Al-Kaheda indicaba claramente que "antes de final de año habría un nuevo ataque terrorista en Estados Unidos". ¿Los periódicos y televisoras norteamericanas desdeñaron la nota para no aguarla la fiesta a Obama, que por esos días había sido declarado ganador del Nobel de la Paz?

Lo que pocos de estos medios se han puesto a analizar es que si bien los terroristas nacieron en países árabes, su radicalización se dio en Europa, y difícilmente se trata de gente nacida en barrios pobres de El Cairo, Karachi o Teherán, como absurdamente sugirió la cinta Syriana hace algunos años. Casi sin excepción --incluido en chiflado que disparó dentro de una base militar en Texas el pasado septiembre-- se trata de personas con preparación académica, estudios avanzados de ingeniería y nacidos en sectores de clase media, media-alta. El frustrado terrorista nigeriano llevaba varios años viviendo en Londres, donde mantenía estrecho contacto con losa fundamentalistas islámicos radicados en esa capital.

Con todo, Barack Obama no interrumpió sus vacaciones en Hawaii, el estado donde nació, ni tampoco los medios lo han molestado. Nos preguntamos si, en un momento similar, estarían tan complacientes si George W. Bush descansara en su rancho de Texas en iguales circunstancias.

Copyright 2009 Derechos reservados

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Otros textos de Internacional

Un acercamiento a la palinofobia de los medios

Los Presidentes: Bill Clinton

 ¿Desea opinar sobre este artículo?

[email protected]

[email protected]

0 comentarios

 

 

 

Inicio

Nacional

Internacional

Cibernética

 

Literatura

Cine

Medios

Y demás