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Los
Presidentes: Bill Clinton
Mujeriego
y poseedor de una innegable mitomanía, fue el único mandatario
demócrata que logró reelegirse en casi medio siglo. Hábil
político, logró esquivar un juicio político y dio a su país un
periodo de prosperidad económica. Historia de contrastes del
también ex gobernador de Arkansas
Versión
impresa
OCTUBRE, 2009. A más de un decenio de haber dejado
la Casa Blanca, Bill Clinton ya pasó a la historia como el
"presidente coscolino", afirmación un tanto extrema si se
compara con John F. Kennedy, quien llegó a tener mucho más
relaciones con mujeres dentro de la Casa Blanca en mucho menos
tiempo. Pero hay otras cosas más en torno a quien fuera el
presidente 40 de los Estados Unidos: un mandatario que no estaba
casado con dogmas, hábil negociador --pero también mentiroso
habitual-- y alguien capaz de equilibrar las fronteras que marcaban
la actividad pública de la privada en la economía además de haber
sido el único presidente demócrata desde Franklin D. Roosevelt en
lograr la reelección. Y un activo político todavía mejor: nadie
podrá acusarlo de haber sido un mal presidente.
William Jefferson Clinton nació en el estado de Arkansas, famoso
mundialmente por ser sede de Tyson, empresa empacadora de pollo, así
como la multinacional Wal Mart. Su infancia fue normal, si bien un
tanto mancillada por el divorcio de sus padres y el que su madre
contrajera matrimonio nuevamente. Era tremendamente observador y
poseía una inteligencia bastante aguda para su edad. Sin embargo en
la escuela no la pasó tan bien dado que muchos alumnos de burlaban
de las iniciales de su apellido, W.C. por lo que él procuraba ser
conocido como "W.J.", por Jefferson.
En si familia había varios abogados por lo que el joven Clinton optó
por estudiar Derecho en Yale. Fue ahí donde conoció a otra
estudiante, Hillary Rodham, una chica poco atractiva pero poseedora
de una inteligencia deslumbrante. "Le propuse salir y cuando
aceptó presentía que ella sería mi esposa", refirió el ex
presidente. No fue un noviazgo sencillo: por un lado se encontraba
la efervescencia hippie acompañada del movimiento Nueva Izquierda
al cual ambos se unieron poco antes de graduarse. Cuando fue parte
de la sociedad de alumnos el joven Clinton se dejó crecer la barba
mientras ella vestía sandalias, pantalones raídos de mezclilla y
camisas holgadas. Con el título en la mano, Clinton viajó a
Londres para estudiar una maestría mientras ella comenzó a
trabajar en varios despachos jurídicos. En un par de años ya era
dueña de su propio despacho.
Durante su estancia en Londres el "americano" Clinton se
hizo conocido por sus conquistas pese a que su acento del medio
oeste norteamericano era motivo de risillas burlonas. Según cuenta
Hillary en sus Memorias, su futuro marido se había dado algunas
escapadas "pero no muchas como comúnmente se piensa (...)
desde entonces ya era yo capaz de detectar cuando él no decía la
verdad". Pero en aquellos tiempos --inicios de los setenta-- la
idea del "amor libre" entre los baby-boomers, como lo eran
Bill y Hillary aún persistía, por lo que no se descarta que ella
también hubiera aprovechado su ausencia. Poco después Hillary
visitó Londres y decidieron casarse.
Desde sus años en la sociedad de alumnos Clinton destacó como gran
orador, cualidad que suele llevar a la política. Para mediados de
los setenta se afilió oficialmente al Partido Demócrata y aun buscó
la alcaldía de la capital Little Rock, sin conseguirla. Fue un
periodo difícil donde sufrió una profunda depresión, pero fue
entonces Hillary le sugirió postularse para la gubernatura, algo
difícil dado que Arkansas era un estado mayoritariamente
conservador. Sin embargo consiguió una holgada victoria en 1986 y más
aún, la reelección cuatro años después. Y aunque al iniciar su
segunda gestión afirmó que bajo ninguna circunstancia buscaría la
presidencia de Estados Unidos sin terminar, dos años después
solicitó licencia para participar en la Convención Demócrata
donde sorpresivamente fue escogido como el candidato que contendería
con un George H.W. Bush quien pese a haber ganado la guerra del
Golfo de 1991 no consiguió continuar en la Casa Blanca.
Para entonces su esposa Hillary era una prestigiada abogada que
percibía 100 mil dólares anuales. Cuando ganó la presidencia en
las elecciones del 4 de noviembre de 1992 Clinton dejó de ser
conocido como "el marido de..." Esa rivalidad entre ambos
daría mucho tema los siguientes ocho años en Estados Unidos.
Experiencia tanto política
como de donjuán
Una de las primeras medidas controvertidas de Clinton fue enviar al
Congreso una reforma que permitiría el ingreso de los gays a las
fuerzas armadas, que finalmente fue aprobada sin que se
materializaran los temores de los críticos tanto liberales como
conservadores. Otro asunto controvertido en su primera gestión fue
el modo en que su procuradora Janet Reno intentó liberar a 39
seguidores que se encontraban encerrados en Monte Carmel, cerca de
Waco, Texas, junto con Dave Koresh, un fanático religioso. La
operación fracaso cuando quienes se encontraban dentro iniciaron un
incendio que dejó la construcción a escombros, con tal solo dos
sobrevivientes.
En política exterior también había dificultades, sobre todo la
guerra que estalló en la ex Yugoslavia entre cristianos y
musulmanes y que para 1993 había cobrado más de 15 mil muertos.
También ocurrió una masacre en Ruanda que motivó el envío de
efectivos norteamericanos donde también hubo bastantes bajas. Por
lo que tocaba a Saddam Hussein Clinton se limitó a apoyar el
embargo de la ONU dada su reticencia a aceptar la entrada de
observadores extranjeros.
Sus afanes de coscolino volvieron a surgir. Jennifer Flowers, quien
había sido empleada del gobierno estatal cuando Clinton fue
gobernador, afirmó que había llevado una relación con el
presidente "más que amistosa" durante varios meses y que
terminó cuando Hillary amenazó con dejarlo. Más tarde una tal
Jessica Hahn dijo haber tenido un affaire con Clinton. La lista se
prolongaba a varias conquistas, aunque también hubo casos donde se
trataba de mero oportunismo.
Para mediados de los 90 y en su tercer año de gobierno, la situación
económica había mejorado notablemente. Aunque el Estado
norteamericano creció de manera importante, también lo hicieron
varias empresas que encontraron el clima ideal para experimentar un
boom mundial, entre ellas Microsoft, que desplazaría al otrora
gigante IBM; la revolución en Internet que comenzó a darse en 1993
le debió mucho a ese periodo cuando volvió a ponerse de moda el
realizar grandes negocios, aunque muchos de ellos especulativos,
como las puntocom, que dejarían en la ruina a miles de
inversionistas al concluir la década.
El estallido de un artefacto a las afueras de un edificio de
oficinas federales en Oklahoma hizo temer posibles actos de
terrorismo aunque al final fue detenido Timothy McVeigh, un tipo que
había pertenecido a varias organizaciones racistas y a quien se
acusaba de ser el autor intelectual del atentado. Más tarde fue
condenado a muerte. También hubo pifias: un misil destinado a
destruir instalaciones militares en Belgrado se desvió y pegó
directamente en la embajada de China.
Al llegar el cuarto año la situación financiera había mejorado
notablemente. La llamada "nueva economía", el Internet,
había sido otro golpe de suerte que permitió estimular las
inversiones que darían lugar al nacimiento de Nasdaq, el índice
bursátil de las empresas de comunicación. Pero sus críticos, aun
dentro del Partido Demócrata, señalaban que Clinton era un
mentiroso sin escrúpulos con tan de salirse con la suya. Como
ejemplos, se había ganado el apoyo de la AFL-CIO, el gremio
sindical más poderoso del país, al asegurar que se opondría al
Tratado de Libre Comercio con México pero al tomar posesión lo
apoyó públicamente. Esa manía por poco y le costaría su
prestigio años después.
Encuentros con la interna
Las elecciones de 1994 presentaban una particularidad. Por primera
vez en más de 80 años fueron tres los candidatos que participaron
en los debates. Aparte de Clinton y Robert Dole, postulado por el
Partido Republicano, se encontraba Ross Perot, un multimillonario de
Texas opuesto al TLC y quien per se hecho se había ganado el
apoyo de quienes estaban resentidos con Clinton por su cambio de
discurso. Pero poco después del primer debate Perot anunciaba su
retiro de la carrera para retractarse poco después, lo cual le restó
seriedad. Al final Clinton ganó la reelección con relativa
facilidad.
Una máxima tácita en la política norteamericana establece que el
segundo periodo presidencial trae consigo un escándalo político.
Para Nixon fue el Watergate y para Reagan en Contragate, pero
Clinton confió en una entrevista "dudo que me ocurra algo
similar, tengo un gabinete confiable que siempre funciona a la vista
de todos". Pero en principio, su secretario George
Stephanopulos, uno de sus colaboradores más cercanos, salió por
diferencias personales con el presidente. Le siguió Dick Morris.,
un consejero que luego pasaría a ser un columnista del ala
conservadora.
Uno de los máximos logros de Clinton fue haber logrado la firma de
un tratado de paz entre el primer ministro israelí Yitzhak Rabin y
el líder palestino Yasser Arafat, con lo cual también se daba
lugar a la creación del Estado de Palestina, y en un acto
imprecedente, Arafat visitó la Casa Blanca. Cuando se firmó el
acuerdo de Camp David entre Menahem Begin, Anwar El-Sadat y Jimmy
Carter en 1978 la firma no se había podido llevar ahí por
cuestiones de seguridad, pero esta vez todo transcurrió sin
incidentes (toda buena intención se evaporó poco después cuando
Rabin fue asesinado por un fanático israelí; Arafat volvió a
autoaislarse).
Es un hecho que por esos mismos días Clinton se veía a hurtadillas
con una interna nacida en Virginia, hija de un matrimonio judío de
ideas liberales. Se desconoce el momento en que Monica Lewinsky
comenzó a tener una relación más que meramente profesional con el
mandatario, pero varios agentes de seguridad confiaron que cuando
Clinton "solicitaba una pizza" era porque esperaba la
visita de Lewinsky en su oficina; como en los tiempos que John F.
Kennedy invitaba a sus amigas en cuanto su esposa Jackie salía de
la ciudad, el presidente tenía aquellos encuentros con Clinton en
un clóset a oscuras, "también pedía cajas y cajas de Altoids
--un dulce que refresca el aliento--, algo que no puede dejar de
llamar la atención", testificó una de las secretarias.
El intimar con el hombre más poderoso del mundo no es algo que
pueda callarse por mucho tiempo por lo que Lewinsky confió el
affaire a una amiga íntima. Clinton intentó terminar diplomáticamente
con la relación, en especial porque la prensa ya estaba oliendo la
sangre, sobre todo The Washington Post, el mismo diario que hundió
a Nixon. Pero Lewsnsky se negó a hacerlo, por lo que se ganó el
despido por lo que ella decidió hablar. Ante las sospechas se citó
a declarar a Clinton:
"Quiero que quede claro: no conozco a esta mujer ni jamás le
he dirigido la palabra", dijo bajo juramento, "no he
tenido trato alguno con la señorita Lewinsky", pero muy pronto
se difundió un video donde ambos se abrazaban con bastante
familiaridad. Lewinsky pronto soltó otra bomba, el famoso
"vestido azul" que contenía residuos seminales del
presidente. Ante ello y la amenaza de su esposa Hillary por exigirle
el divorcio --algo que constituiría invaluable munición para sus
enemigos políticos-- Clinton se vio obligado a aceptar que había
sostenido relaciones con la becaria, aunque acotó que se limitaron
"al sexo oral".
Pero pese a las presiones del fiscal Kenneth Starr para orillarlo a
renunciar, Clinton logró capotear el huracán. Su principal aliado
puede resumirse en la hoy inmortal frase "It´s the economy,
stupid", esto es, con una situación financiera fortalecida,
alto flujo de crédito y reducción del déficit público cerca al
cero, a la opinión pública no podrían importarle menos las
andanzas íntimas de su presidente.
Lss encuestas concordaban en que Bill Clinton había sido uno de los
mejores presidentes de Estados Unidos, aunque tal juicio cayó en lo
absurdo, como lo hizo la escritora Toni Morrison al asegurar que había
sido el "primer presidente afroamericano" de Estados
Unidos. Entre sus errores se encontraba el haber estimulado el
programa affirmative action (que establece iguales oportunidades y
un porcentaje de minorías raciales en la vida estadounidense) que incluyó a quienes carecían de solvencia financiera, aun
inmigrantes ilegales y cuya bomba estalló a finales del 2008. Pero
también ha pasado a la historia por su identificación con el ala
demócrata más inclinada a la izquierda pero que ya en el poder
impulsó a la libre empresa con un boom en las ventas equiparable a
la década de los cincuenta.
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