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La liga Reagan-Obama, vacilada e hipocresía de los grandes medios

Dado que los muertos ya no pueden responder, la prensa norteamericana ha empleado una curiosa estrategia que busca levantar la imagen de alguien que tiene poca o ninguna coincidencia con su famoso predecesor. Una doble moral donde abundan los mismos que hoy aplauden a quien en su momento atacaron con inaudita furia

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FEBRERO, 2011. La revista TIME los presentó juntos en una portada reciente: "Por qué Obama ama a Reagan y lo que ha aprendido de él". Todo surgió cuando Obama dijo que para sus vacaciones en Hawaii se había llevado el libro de Memorias de Ronald Reagan para "ver qué puedo aprender de quien fue un gran presidente", declaración insólita equivalente a que Jimmy Carter revelara su admiración por Ike Eisenhower. Era, asimismo, una posición desconcertante. ¿Que acaso no fue Reagan uno de los presidentes más conservadores de Estados Unidos y Obama es uno de los más liberales? ¿Qué pueden tener en común, aparte de haber llegado a la Casa Blanca, honor concedido únicamente a 44 hombres en 236 años?

Bueno, porque detrás de la supuesta admiración existe otro objetivo y que incluye entre otras cosas hacer que Obama consiga otra proeza de Reagan, que fue la reelección. Si el actual inquilino en Washington no hubiera perdido la mayoría demócrata el pasado noviembre, la prensa seguiría considerando al ex mandatario un tonto de capirote, un senil que gustaba de montar a caballo, un insensible ante los enfermos de sida, un loco belicista que se creía Rambo, un insensato que se atrevió a retar públicamente a la entonces Unión Soviética, un ex actor mediocre cuya esposa sostenía relaciones sexuales con Frank Sinatra en la habitación contigua sin que su marido jamás sospechara nada, una mujer que además consultaba a los astros para tomar decisiones importantes. Todavía el pasado octubre ningún medio cuestionó, pero sí respaldó, la hipótesis de Ron, el hijo menor de Reagan, en el sentido que su padre "padecía el mal de Alzheimer aun antes de dejar la presidencia".

Se trata de un doble discurso sin precedentes. Y para el efecto, el Centro de Investigación de Medios (MRC, por sus siglas en inglés, y cuya página web contiene una lista mucho más amplia que la aquí presentada), expone ampliamente la hipocresía en torno a la supuesta y súbita admiración de estos políticos, publicaciones y columnistas hacia Ronald Reagan:

Clark Clifford, consejero del Partido Demócrata dijo alguna vez que Reagan era "un tonto amigable" mientras que el Chicago Tribune lo llamó "ignorante" y añadió que "su retórica en torno a la política exterior es absolutamente hueca y en lo que toca al control de armas ha llegado a los límites de la tolerancia (...) es una vergüenza para los Estados Unidos y una amenaza para la paz mundial".

David Broder, columnista del Washington Post, escribió que el trabajo de los asesores presidenciales consistía en "regar el desierto existente en medio de las orejas de Ronald Reagan" mientras que Jimmy Breslin, otro columnista, lo acusó de "senil" e insultó a sus seguidores al decir que ellos eran prueba de que la senilidad era "un mal contagioso". Con frecuencia Breslin lo llamada "escandalosamente tonto".

Eleanor Clift, columnista de Newsweek, llegó a decir que "la avaricia en este país está asociada con Ronald Reagan", lo mismo que Sarah McClendon, corresponsal del USA Today en la Casa Blanca quien aseguraba que "le tomará más de 100 años al país para que regrese al lugar donde se encontraba antes de Ronald Reagan. Ha lastimado a la gente, a las mujeres, los incapacitados, a las madres lactantes, a quienes no tienen hogar..."

Lesley Stahl, reportera de CBS News, predijo que "los historiadores quedarán intrigados al preguntarse como fue que los norteamericanos pudieron haberse enamorado de este hombre". 

Tip O'Neil, por muchos años vocero de la Cámara de Representantes, decía que Reagan era "una total y absoluta desgracia" y que "tenerlo como presidente es un pecado imperdonable". En otra ocasión O'Neil señaló que "ese hombre en la Casa Blanca es el mal encarnado. Es alguien al que no le importa la clase trabajadora de Estados Unidos ni las generaciones futuras y a quien le gusta cabalgar a caballo. Es un malvado insensible que tiene hielo en vez de sangre".

John Osborne de la revista New Republic lo llamó "un gran ignorante" al tiempo que William Greider, ex columnista político de Rolling Stone escribió "Dios mío, hemos elegido a un tipo que hace años pensábamos era un payaso sin esperanza alguna". Greider se refería a él como un "cowboy" que ansiaba "resucitar la política del garrote, en especial contra Nicaragua". Asimismo y cuando el primer ministro Maurice Bishop fue depuesto por los marines en la minúscula isla de Grenada sentenció en su columna "el presidente padece peligrosos delirios rayanos en la locura, todo por su afán expansionista".

En 1983 los niveles de popularidads de Reagan bajaron ligeramente. La revista TIME, misma que lo colocó recientemente junto con Obama vía Photoshop en su portada, publicó un texto escrito por Kevin Phillips donde decía que "no se necesita ser un genio para predecir el derrumbe de este gobierno" y que era una tontería "pensar que Reagan resolvería los problemas económicos de este país basado en las políticas anacrónicas de Calvin Coolidge". El New York Times, partenón de la doble moral de la izquierda norteamericana, señaló en tal sentido que "el hedor del fracaso se cierne hoy sobre la Casa Blanca de Reagan".

De igual manera cuando Reagan llamó a la entonces URSS "imperio del mal", el columnista Anthony Lewis, también del New York Times, se mostró pasmado por un discurso "simplista", "sectario", "terriblemente peligroso" y "primitivo, la única palabra que podría describirlo".

Hollywood tampoco tuvo nada positivo que decir sobre Reagan. John Huston, director de, entre otras El Tesoro de Sierra Madre, lo llamó "tedioso, con un bajo nivel de inteligencia y un ególatra". Jack Nicholson hizo otro tanto al afirmar que "un síntoma claro de la locura que atraviesa este país es tener como presidente a Ronald Reagan"; Barbra Streisand dijo, poco después que Reagan derrotara en 1984 a Walter Mondale, "teníamos la oportunidad de regresar a la mesura, y la perdimos, ahora quizá dentro de cuatro años no tendremos país". Rob Lowe denunció la "bancarrota moral que nos deja Ronald Reagan" durante la Convención Demócrata de 1988. Irónicamente Lowe luego sería "atrapado" en un video donde se le ve en situación íntima con dos menores de edad.

El mundo de la música también lo atacó con saña: una vez que Reagan elogió al tema "Born in the USA", Bruce Springsteen, autor de esa canción, deploró el comentario: "Prefiero que no hablen de mis canciones quienes no tienen una pizca de idea del mensaje que quiero transmitir", dijo al periodista Dave Marsh, y en 1987 comentó durante una entrevista con Rolling Stone. "el gobierno de Reagan es una pesadilla de la que necesariamente deberemos salir fortalecidos". Igualmente el grupo Genesis presentó a Reagan en su video de "Land of Confusion" como una marioneta que se comporta como un imbécil al que no le preocupa iniciar una guerra mundial, y ya ni digamos de los comediantes: "¿Recuerdan a los tres chiflados? Uno de ellos hoy habita la Casa Blanca?", dijo Richard Beltzer mientras Robin Williams --sí, ese mismo-- decía que Reagan "no era el menor, sino el mayor de todos los males". Eddie Murphy fue menos amable: "Lo único que nos faltaba era tener un vaquero racista en Washington... y estúpido, además...."

Durante una conferencia de prensa en Estados Unidos en 1984 alguien preguntó a Holly Johnson, vocalista de Frankie Goes to Hollywood si el tema "Relax" no era "extremadamente tonto". Con una sonrisa el cantante respondió: "Quiza lo sea, y si así fue, nos inspiramos en su presidente".

Joan Collins dijo en 1986 que Ronald Reagan era "un enemigo de la humanidad, obsesionado por llevarnos a un holocausto nuclear". David Letterman señaló en un monólogo en 1988 que "todos estamos pagando la venganza de Ronald Reagan por nunca haberlo nominado al Óscar" y Woody Allen amenazó en 1986 con emigrar si resultaba reelecto. Algo que por cierto no cumplió.

Ante tamaña catarata de pruebas, la "admiración" que hoy dicen manifestar hacia Ronald Reagan --o al menos, otorgada con el silencio de muchos de ellos-- suena totalmente falsa, hueca, meras lágrimas cocodrilonas. El verdadero objetivo es reposicionar la figura de Obama, máxime porque el 100 aniversario del nacimiento del ex presidente levantaría una oleada de comparaciones. Asimismo, los medios saben que los jóvenes menores de 25 años que aún no nacían durante el gobierno de Reagan tienen una idea vaga sobre su persona por lo que es fácil confundirlos para que piensen que Reagan comenzó la obra que hoy quiere retomar Barack Obama. Convenientemente, ningún medio ha reparado en mencionar que se trató de un mandatario republicano, igual que ocurre cada vez que se menciona a Abraham Lincoln. Ese es un detalle que, por lo visto, no vale la pena ser mencionado.

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