Paymogo

Cuenta la leyenda que en las estribaciones de la Sierra Morena onubense existió un chamán con tales poderes que su fama trascendió a toda la comarca y sus dominios terminaron llamandose «País del Mago». La utilización frecuente de esta denominación dio lugar a Paymogo y a una fabulación, según la cual este mago era hermano de Guzmán el Bueno, que «iba por los campos de aquellos lugares a buscar hierbas medicinales», tales como el cilantro, el poleo, el mastranzo, la ruda... (Lasso, J. M. 1990).

Pero Gordon y Rhustaller (1992) opinan que el nombre de Paymogo está «basado en un antropónimo de origen portugués... Se trataría de uno de los primeros repobladores llegados a estas tierras después de la Reconquista cristiana. En documentos antiguos, el nombre de lugar aparece grafiado Pay Mogo, seguramente por tenerse todavía conciencia de la etimología del topónimo».
Lo cierto es que los pagos de Paymogo estuvieron habitados desde tiempos muy lejanos, porque en su término se han encontrado enterramientos de tipo «tholos» (Cabrero García, R., 1986) y se ha hecho corresponder a esta población «con la antigua Vama de los Célticos béticos mencionada por Ptolomeo» (Madoz, P., 1845). Además, se han hallado abundantes testimonios de la presencia romana en la Mina del Grupo Malagón, Paymoguillo el Viejo, Mina Vuelta Falsa, La Romanera y la Sierrecilla (Campos y otros, 1990) .
Sin embargo, el acontecer histórico de Paymogo se concretiza a partir de mediados del XIII, cuando fue conquistado por la Orden militar. de los Templarios, responsable de la repoblación de las tierras de ambos márgenes del Guadiana. Tras diversas vicisitudes históricas provocadas por la tensión entre el poder de reyes y señores, la ciudad de Sevilla, como tierra de realengo, interpuso varias demandas relativas a la posesión del Andévalo, pero en «Junio de 1492. los reyes sentenciaron que sólo era de la ciudad el lugar así llamado, pero no el Campó, que pertenecía a Niebla». Así pues, Paymogo junto con Calañas, Cabezas Rubias, El Alosno, Las Cruces, Puebla de Guzmán, Fuentecubierta y Osma acaban definitivamente en manos del Conde de Niebla y Duque de Medina-Sidonia (Ladero Quesada, M. A., 1992: 88-89).
En 1503, el censo de población recoge un Paymogo habitado por 51 vecinos, unos 250 habitantes (Ponsot, 1986). La actividad predominante fue la ganadera, con importantes efectivos ovinos y porcinos que pastaban sobre los extensos baldíos de Niebla, a la que estuvieron vinculados jurisdiccionalmente los lugares del Campo del Andévalo. «Hasta que se produjo su definitiva separación... cada uno gozaba de un territorio concejil y también del usufructo mancomunado de las dehesas que componían el Campo Común (Núñez Roldán, F., 1983; 105).
El transcurso del siglo XVI fue favorable para el afianzamiento del Lugar, pues la población crece a un ritmo considerable, si se tienen en cuenta las estrechas posibilidades que ofrecen las sociedades del Antiguo Régimen. Así, en 1549 se alcanza los 69 vecinos, en 1571 los 151 y, a finales de siglo, en 1591, se llega a los 163, es decir, unas 750 personas.
El incremento demográfico se prolonga hasta el primer tercio del siglo xvii, cuando Ponsot llega a contabilizar 250 vecinos en 1632 y unos dudosos 400 en 1640. Estas coyunturas positivas fueron seguidas por otras negativas, producidas por avatares políticos, en los que la situación fronteriza de Paymogo fue nefasta. Efectivamente, Portugal luchó por su independencia entre 1640 y 1668 y los lugares de la Frontera se vieron sometidos a los avatares de la guerra, Paymogo fue sitiado, saqueado y quemado en 1643 por un nutrido ejército portugués. Debido a ello, en 1668 se construye un castillo que sirvió como cuartel y refugio de sus habitantes, en momentos de alarma (Núñez Roldán, F, 1983: 177-181).
A principios del siglo XVIII, la guerra de Sucesión también afectó negativamente a Paymogo, porque las tropas partidarias del Archiduque Carlos apoyaron desde Portugal su candidatura. En estas circunstancias, la vida no debió de ser fácil y era lógico que estas tierras se fueran despoblando. El mismo Ponsot informa de un volumen de población entre 1709-18 de sólo 182 vecinos. Hay que llegar al año 1752 para encontrar de nuevo una demografía reconstruida de 330 vecinos, es decir, unas 1.249 personas.

Paymogo - Andévalo - Huelva

La situación fronteriza le permitió una aduana terrestre, que fue claramente beneficiaria para España, pues según la contabilidad de Madoz, en 1845, las mercaderías que entraron «por esta aduana procedentes del extrangero» tuvieron un valor de 4.594 reales, mientras que los artículos que salie-ron fueron valorados en 229.342 reales.
Sin embargo, más que la aduana, la fuente de riqueza e impulso contemporáneo de Paymogo vino de las minas Romanera, del Agua, Condesa y Preciosa, que, en el Sur del término (Márquez y Tornero, 1986) continuaba la franja del Norte Puebla Guzmán, con ricos criaderos de piritas ferrocobrizas. Estos, al igual que gran parte de la Sierra de Huelva, sirvieron, desde finales del XIX (A. M. F , 1860-1908, Leg. 117)
Las tierras de Paymogo se extienden por 21.346 hectáreas. Estas presentan una morfología triangular, cuya base, en el Sur descansa sobre Puebla de Guzmán. Al Oeste confina con Portugal y al Este, con Santa Bárbara.
Tras la conquista cristiana, parte del espacio forestal fue talado y roturado para la ampliación de pastos y la práctica de agricultura de rozas, con barbechos de hasta 10 y más años.
De los terrenos incultos se fue apropiando el matorral mediterráneo, de jaras, lentiscos y tojos, que generaron mecanismos para luchar contra las condiciones adversas, entre los que destacan hojas pequeñas y perennes, y esencias olorosas que evitan la transpiración excesiva. El matorral admite algunas encinas y alcornoques y, recientemente, repoblaciones de eucaliptos. Sobre este espacio florístico se nutren miles de abejas que fabrican la rica miel de Paymogo y dan una cera que antaño se trabajaba en la «casa del blanqueo», donde la luna daba las tonalidades de ámbar blanco a tan noble combustible.
Para entender y proyectar el futuro demográfico de la población actual es necesario perfilar su evolución reciente. Desde finales del siglo XIX hasta 1940 Paymogo incrementó su población a unos ritmos muy superiores a los provinciales y regionales, en base a las explotaciones de las minas Preciosa y Romanera, que formaban parte del complejo minero más amplio ubicado en Puebla de Guzmán y que integraba las minas de Los Toriles, Los Angeles, Minas del Toro y El Lagunazo.
Una parte muy importante de la riqueza de Paymogo se extrae del monte y del matorral mediterráneo. La actividad cinegética está en alza y dispone de cotos de caza mayor y menor. La miel, el polen, el gurumelo, la turma y otros productos del monte completan las actividades «recolectoras» y amplían las economías primarias de la villa. Por suerte o por desgracia, el valor de estas actividades difícilmente puede ser evaluable, pero de seguro contribuye a llenar las vacías arcas de los paymogueros.

Las fronteras son líneas de paso prohibidas o muy restringidas, porque marcan los límites de control y soberanía territorial de cada Estado. La frontera hispano-portuguesa fue un espacio de contiendas y sufrió, de forma muy directa, las vicisitudes históricas de las relaciones entre los dos países, presentándose como área deprimida, fuertemente marcada por el éxodo rural y las dificultades de ganarse el sustento.
Por ello, existe una contradicción entre la función de la frontera estatal y las necesidades locales, que se ven privadas de un entorno y se les imponen barreras económicas y territoriales. En un intento de supervivencia, las poblaciones fronterizas aprovecharon esta contradicción en beneficio propio. Así, las fiestas portuguesas y españolas fueron aprovechadas como excusas para la compra «libre» de productos que escaseaban.



Pero, sobre todas las cosas, la vida continúa. En una fresca mañana del mes de septiembre de 1996, los paymogueros trabajan por ganarse el sustento. Como antaño, no importa la forma, sino la meta. Juan Simón, Antonio Macías, Bartolomé Márquez y tantos otros y otras son hombres de la Frontera que regocijan sus penas y alegrías en tradiciones centenarias, con la mirada puesta en un futuro esperanzador. El 5 de octubre viven la fiesta de la Virgen del Rosario y, desde hace poco, la romería de la Santa Cruz, el primer domingo de mayo.
El viejo Chanza, donde morían los carriles que separaban a españoles y portugueses, debe ser el camino de unión. El proyecto avanza y desde el Ayuntamiento se está gestionando unir Paymogo con Serpa con el trazado de un puente y una carretera. La construcción del puente sobre el Chanza está prácticamente aprobada por la Junta de Andalucía. Ello no constituye sólo un paso más hacia Portugal. sino la posibilidad de orientar por Paymogo los flujos turísticos del Sur de la provincia y conectarlos con Lisboa. Además, ramales secundarios pueden conectar con Mértola y otros municipios, estableciéndose los nodos necesarios para «ofertar un circuito» integrado.

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