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Galería para odiar con gusto: Yoko Ono

De entre las viudas del rock, sin duda es la que mayor irritación provoca al escuchar o leer su nombre. Y es que razones sobran para ello, Tal vez no fue la culpable directa de tronar a los Beatles, pero vaya que aceleró ese proceso

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OCTUBRE, 2013. Es inevitable: apenas escuchamos el nombre de Yoko Ono y un molesto escozor recorre nuestros cuerpos similar a cuando nos cae un requerimiento de Hacienda. Ya los biógrafos y los historiadores se han encargado de decirnos que la japonesita no fue la culpable del rompimiento de los Beatles, pero tampoco nadie puede negar que constituyó un catalizador para que ello ocurriera.

Pero si fuera solo por eso, también fueron catalizadores de la separación Allen Klein, el mánager que Paul McCartney rechazó desde el primer momento, pero al ya fallecido Klein nadie lo acusa de otra cosa que ser un inescrupuloso. Y Yoko también lo es, sin duda. Pero hay algo más ¿por que el mundo odia(mos) a la viuda de John Lennon?

El beatle de las gafas insistía en que los ataques a su amada eran consecuencia del "racismo", cosa extraña porque si hubo un grupo musical que combatió el racismo, y cuyos fans eran prácticamente de todo origen étnico, eran los Beatles (ah, y en Japón se les veneraba). Ella, por su parte, aludía que la humanidad "no la comprendía" y que, otra vez, los ataques hacia su "obra artística" eran consecuencia del racismo. Recibir tal epíteto cuando se critica la ineptitud de Barack Obama está lejos de ser un elemento nuevo.

Pero dentro de todas las razones, hay esencialmente dos que hacen de Yoko Ono un muñequito de vudú al que millones de personas gustarían clavarle alfileres:

1. En un universo de cuatro músicos talentosísimos, un productor genial (George Martin) un pianista que revitalizó el sonido del grupo (Billy Preston) y un publicista que desde el origen del grupo nunca falló el tiro (Alistair Taylor), la presencia de alguien con tan pocas cualidades artísticas como Yoko Ono debió representar un estorboso contraste similar al que el día de mañana Kim Khardashian se colara a una reunión de Mensa, esa organización mundial a la que solo pueden entrar quienes tengan coeficiente intelectual superior a 140. No extraña por tanto, que los otros tres la detestaran desde el principio y, más aún --como afirma McCartney en una biografía escrita por Barry Miles-- se pusiera a dar "sugerencias que nunca le fueron solicitadas". Era el equivalente a que Justin Bieber un día se obstinara en decirle a Bob Dylan cómo debe escribir sus canciones.

2. Se puede tener talento y ser un antipático (Frank Sinatra, Noel Gallagher et al) pero si se carece de él y se es un pesado, o una pesada en este caso, lo que tenemos es a cierta japonesita hija de un banquero que se creía artista avant-garde. Klaus Voorman, uno de los músicos que acompañó a John Lennon durante una gira solista, afirmó a la prensa que Yoko fingía tocar el teclados en el escenario pues el aparato estaba desconectado pese a que John había dicho que "en tiempo asombrosamente rápido" había aprendido a interpretarlo. El comentario, naturalmente, le valdría a Voorman el posterior desprecio de la señora Ono,

Yoko ha dicho muchas veces que ella fue la indiscutible "musa" de Lennon. Pero ningún solo éxito del ex escarabajo alude a ella directamente ("Woman" cabría en esta posibilidad aunque ¿habría sido un hit póstumo si se le hubiera llamado "Yoko"?). "Give Peace a Chance", "Imagine", "Cold Turkey", "Dream Number 9" son claros ejemplos de desbordado talento lennoniano, pero en ninguno de ellos la "musa" es aludida: nadie puede decir que "Oh, Yoko" se haya convertido en un hit mundial. Por otro lado, Two Virgins, un disco genuinamente elaborado por los dos, es inmasticable, un menjurje alabado únicamente por los críticos y eso unos cuantos.

Youtube nos ha dado oportunidad de ver, en pleno, el carisma bajo cero de Yoko Ono: un fan dice que las canciones de Lennon son buenas aunque sigue prefiriendo las de los Beatles, ella se enciende y le dice "¡si no te gustan nuestras (sic) canciones puedes largarte!" mientras Lennon mira la escena, divertido e interviene, más diplomático: "¡Por las razones que sean, todos quienes vienen a nuestro show son bienvenidos!" En otra discusión con el caricaturista Al Capp durante la "sentada" en Toronto e incluida en el documental Imagine, la Yoko suelta una fúrica perorata cuando Capp --creador de la genial tira cómica L'il Abner-- cuestiona el "populismo" de los nuevos temas de Lennon. En determinado momento Yoko increpa a Capp "!Usted solo sabe hacer dibujos!", recordatorio más que irónico equivalente a que a su maridito alguien lo hubiera criticado diciéndole que "solo" sabía escribir canciones. La Ono evidenciaba, una vez más, su galáctica ignorancia.

Tardó algún tiempo, pero Lennon finalmente se convenció que la gente iba a los conciertos por él y no tanto por Yoko. Cuando ella se ponía a cantar (bueno, algún verbo tenemos que emplear aquí) era suficiente para vaciar un sitio lleno a reventar o para que los fans fueran al baño. Algo similar ocurría, por cierto, cuando, George Harrison se obstinaba en darle un espacio en sus conciertos a Ravi Shankar y la gente empezaba a bostezar o a mirar el reloj.

O como dijo un conocido más que veterano y a quien tocó vivir la beatlemanía: "A Yoko Ono la odiábamos po por haberse casado con Lennon o por haber ayudado a destruir al grupo. La odiábamos, simplemente, porque estaba allí".

 

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1 opiniones

valladar_jose escribe 11.10.13

No hay duda que la señora Yoko Ono es detestable, como ustedes consignan en su artículo, pero John Lennon la escogió como su compañera de toda la vida ante lo cual no nos queda otra más que respetar la decisión del fallecido maestro, saludos a fasenlinea desde el D.F.

 

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