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INTERNACIONAL

En España pesó más el ego de Podemos y Pablito que la amenaza de epidemia

Obsesionada por los simbolismos y por el ansia enfermiza de poder, la izquierda española se negó rotundamente a suspender una megamarcha feminista el 8 de marzo de modo que a los pocos días la cifra de infectados por el COVID-19 dio un salto cuántico. ¿Se llamará a cuentas a los responsables de este matadero inducido por la egolatría de Pablo Iglesias y de Podemos?

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MARZO, 2020. Hace algunos años el gran analista norteamericano Victor David Hanson se preguntaba en un texto llamado "Los mediocres al poder", cómo fue que el mundo tiende hoy a escoger mayormente a gobernantes cuya visión es, por lo menos cuestionable y muy lejos de las necesidades de sus países. Un ojo al mapamundi de gobernantes corrobora la tesis de Hanson: ¿qué mayor mérito tiene el primer ministro canadiense Justin Trudeau aparte de ser hijo de ministro populista --es decir, que media carrera ya la tenía labrada desde su nacimiento-- y de una celebrité que gastó una fortuna en zapatos bailando en la célebre disco Studio 54, por ejemplo?

¿Cómo fue que Hugo Chávez primero, y Nicolás Maduro después, personajes mediocres --sobre todo el segundo-- se hicieron del poder en Venezuela? (Y para no ir tan lejos, en México nos sobra con el actual presidente; con excepción de Zedillo, Salinas y Fox, a quienes nadie podría acusar de mediocres, estamos pasando por el mismo trance que señala Hanson).

El caso más dramático donde la mediocridad ha abordado en tropel el poder político lo tenemos en España. Desde la elección de José Rodríguez Zapatero, quien le debe su presidencia a unos terroristas que mataron a medio centenar de inocentes, la vida política española se encuentra a merced de la mediocridad, al mezquindad y el egocentrismo,. En este momento, el pastel del poder está repartido entre dos mediocres, Pedro Sánchez y Pablo Iglesias, quienes acordaron una coalición para destrabar un gobierno que llevaba meses estancado, pero la cuenta que Iglesias facturó tendrá un altísimo costo en la vida política de España los años venideros.

Entre otras cosas, Iglesias ha servido de escudero al jefe de gobierno Pedro Sánchez, un inepto de alturas mayores quien como parte de la coalición con Podemos le entregó entre otras la cartera de ministerios que fueron rebautizados como de Igualdad y el de Política Territorial y Función Pública.

Y por supuesto que Iglesias, ese duro defensor de las clases populares, enemigo de la acumulación de riqueza, de la ostentación capitalista, de las corruptelas y los vergonzosos amiguismos en las altas esferas del poder, lo primero que hizo fue colocar en el ministerio de Igualdad ni más ni menos que a su "compañera" Irene Montero. La página web libertaddiigital.com informó además que Iglesias  y su mujer están recibiendo un salario equivalente a 9 mil euros mensuales cada uno.

Pero el ego de Iglesias palidece ante la necedad de las feministas españolas afiliadas a Unidas Podemos, uno de sus tantos tentáculos políticos. Podemos y el gobierno no solo dieron su visto bueno a la marcha sino que animaron a llenar las calles ese domingo 8 para celebrar el Día Internacional de la Mujer; no solo eso: además de la megamarcha en la capital española, desde el Palacio de la Moncloa se autorizaron actos similares en las principales ciudades del país.

El presidente Sánchez no hizo caso a los especialistas que le pedían se suspendiera la marcha; "se tomarán toda las medias necesarias", advirtió. Obviamente no se tomó ninguna.

Por su parte el ministro de Salud, Salvador Illa, desestimó las probabilidades de contagio en España a causa del coronavirus. El funcionario, quien con frecuencia da sus declaraciones  únicamente en catalán (un aberrante insulto dado el puesto que ostenta y donde menos del 10 por ciento de los españoles hablan esa lengua) señaló que "apenas" se esperaban en España "menos de un centenar de casos" no sin presumir que "estamos preparados para una contingencia producto del coronavirus". Sí, pero cómo no.

Y en una declaración insensata, un tal Fernando Simón refirió un día antes de la megamarcha que "si alguien siente la mínima molestia, no vaya; en caso contrario no existe mayor peligro", es decir, el funcionario invitó a los sanos a una caldo de cultivo hasta el tope de infectados. Y en lo que viene a ser una ironía brutal, Simón es el director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias.

Los medios progobiernistas y pro Podemos incluso hicieron burla del coronavirus. El viernes anterior a la marcha, un programa "cómico" del Canal 5 madrileño de plano llamó fake news a las advertencias sobre la propagación del virus. Montero igualmente desestimó sus consecuencias y encabezó la marcha del 8 de marzo donde se estima participaron más de 60 mil personas. Otra funcionaria que asistió e igual rechazó las advertencias fue Carolina Darias, ministra de Política Territorial y Función Pública.

¿Y cuál fue el argumento de quienes promovieron la marcha? La respuesta la dio un participante cuyas indumentarias daban cuenta que provenía de otra galaxia: "El machismo mata más gente que ese coronavirus", dijo ufano. Sin embargo en este momento el coronavirus ya ha demostrado que igualmente mata a muchas personas, solo que en mucho menos tiempo.

Según algunos asistentes entrevistados por el diario ABC, "a los manifestantes se dio la orden de 'no se besa' antes de iniciar la marcha, señal de que los organizadores estaban al tanto de los riesgos del coronavirus". Por su parte otros testigos refirieron a la página libertaddigital. com que "se dio la orden de no besarse pero muchos asistentes de todos modos se besaron todos contra todos, mujer-hombre, hombre-hombre y mujer-mujer", mientras otro más dijo: "La gente se llevaba las manos a la boca para gritar consignas".

Menos de una semana después de la marcha se dio el repunte de infectados a lo largo del territorio español. Hasta antes de las marchas, según el periodista Dieter Brandau, la cifra era de 5 muertos y 174 contagiados en Madrid; para el domingo 15, se dio un brinco a 182 muertos y 876 infectados.

Y como cruel ironía a la insensatez desatada por motivos políticos, tanto Montero como Darias y Simón (solo las dos primeras participaron en la marcha) dieron positivo en coronavirus. El mismo diagnóstico ocurrió con Begoña Gómez, esposa del presidente Sánchez, y la vicepresidente Carmen Calvo.

Lo más indignante es que Podemos, por intereses exclusivamente políticos, decidió enviar al matadero a miles de sus seguidores que bien pudo ser aplazada. Pero, como establece el columnista Emilio Campani, "existe una obsesión enfermiza en la izquierda mundial por los simbolismos y las fechas; cambiarlas o modificarles le parece un pecado mortal, un acto sagrado aun a costa de exponer la vida de sus militantes y quienes son totalmente ajenos a su causa".

Como prueba de ello, solamente hasta el 16 de marzo el gobierno pospuso otra megarmarcha en la que iba a participar como principal orador ¿quién más? El funesto y dañino Pablo Iglesias. Sin embargo y en algo que pone su duda su estabilidad mental, varios grupos activistas y feministas adheridos a Podemos están planeando otra manifestación en cuanto termine la emergencia... e incluso antes.

Para Carmelo Jordá, otro columnista, el que España ya haya superado a Italia como el país con más contagiados por coronavirus tiene un claro responsable: "Sí, el 8-M sí tuvo la culpa: no sólo sirvió para que los virus se esparcieran muy a su sabor, sino que acabó con las pocas posibilidades de que este Gobierno irresponsable e impresentable hubiese hecho algo parecido a lo que era y sigue siendo su obligación: gobernar.

 

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