Otros textos de
Internacional
Así como los
demócratas perdieron la razón, perderán la elección
Greta Thunberg, se siente como demagogia (y
explotación) adolescente
Robert Mugabe, nuevo
huésped permanente del infierno
No llorés por vos, Argentina, nunca olvidarás
a Perón
Las imparables burradas de Joe Biden
Archivo
|
INTERNACIONAL
El "Betismo", a la basura; crónica de un fracaso anunciado
La fallida campaña de "Beto"
O'Rourke nos deja en claro que las payasadas dentro de la
carrera demócrata hacia la presidencia de Estados Unidos tienen un
límite, máxime cuando esa campaña se hunde por las declaraciones
absurdas e irresponsables del precandidato que la encabeza. Se
cierra así el lamentable capítulo del "betismo"; es de
esperarse que su protagonista se siga regocijando en su ignominia,
solo que esta vez en privado
Por Roberto Rojas P.
Versión impresión
NOVIEMBRE, 2019. Quizá pase
tiempo, pero es inevitable el momento en que los demócratas se verán
forzados a realizar un examen de conciencia: ¿cómo fue posible que
durante la carrera de los precandidatos a la presidencia por el
partido del burro hayan dado cabida a Robert O'Rourke? ¿A ese grado
llegaba la desesperación de sus dirigentes, el darle espacio y
palestra a un absoluto incompetente quien con sus propuestas
descabelladas le ha causado un daño tremendo a la reputación de ese
partido, en especial los simpatizantes demócratas moderados, qué
siguen siendo mayoría?
Robert O´Rourke (nada de la
sangronada ésa de "Beto"; si se siente tan latino, que primero
aprenda a hablar bien el español en vez de hacerlo con las patas)
anunció la tarde del viernes primero de noviembre que se retiraba de
la carrera por la nominación presidencial demócrata. Era previsible
que O'Rourke lo hiciera un fin de semana pues las agencias
noticiosas bajan su ritmo en esos días de manera que, al llegar el
lunes, la nota sobre su humillante retiro ya habría perdido punch.
Pero ello no disminuirá el hecho que se de trata de una derrota
vergonzosa, muy lejos de los ridículos encabezados que le brindó la
prensa, entre ellos "'Beto' O'Rourke, el favorito entre los
favoritos, rumbo a Washington", cortesía del otrora prestigiado
Houston Chronicle.
Con todo, no se requería de mucho
conocimiento en política norteamericana para darse cuenta que la
campaña de 0´Rourke iba directamente al fondo del retrete desde hace
un par de semanas; solamente sus fans más cerrados e ingenuos
seguían creyendo aquello de "¡demonios, por supuesto que les vamos a
confiscar sus armas de fuego!"
Sin embargo las bravatas y las payasadas tienen un costo electoral,
más en un país como Estados Unidos donde el estalincito que O'Rourke
lleva dentro de sí asustó a sus posibles votantes con sus propuestas
entre suicidas y estúpidas, especialmente viniendo de alguien que
anhela llegar a la Casa Blanca. Cierto, sus correligionarios
Elizabeth Warren y Bernie Sanders siguen ostentando una amenaza real
de enviar a ese país al carajo si es que toman el poder en enero del
2021. Pero O'Rourke, insensato superlativo, con su discurso cavó su
propia tumba política y los electores, con todo gusto, lo arrojaron
a lo más profundo de la fosa.
Recordamos la primera de sus propuestas radiantes en estupidez, la
que destapó en el segundo debate cuando prometió que "confiscaría"
las armas de fuego. Al principio O'Rourke dijo que se realizaría una
"compra forzosa" de esas armas pero luego radicalizó su postura y
prácticamente advirtió a quienes poseen armas que enviaría a agentes
del FBI o a los sheriffs locales a recoger esas armas. Esa
postura, naturalmente, se dio a las pocas semanas de la masacre en
una tienda Wal Mart de El Paso, cometida por un imbécil que le dio
munición retórica a O'Rourke, oriundo de esa ciudad fronteriza y
quien, cómo no, ese mismo día ya había politizado la matanza para
allegarse puntos a su favor.
Esa amenaza evidenció la gigantesca ignorancia de O´Rourke en torno
a las leyes de su país, las cuales prohíben que el gobierno
norteamericano confisque cualquier artículo que se haya adquirido
legalmente y, segundo, para confiscar una arma de fuego debe
comprobarse que con ella se ha cometido un delito y para ello se
requiere que un juez del condado gire la orden respectiva para cada
caso, es decir, si hubiera que confiscar 100 millones de armas de
fuego, deberían emitirse 100 millones de órdenes legales para
decomisarlas.
Otra propuesta aun más absurda se dio en el segundo debate cuando
O'Rourke advirtió a las iglesias que no reconocieran el matrimonio
gay que las obligaría a pagar impuestos. Antye el abierto rechazo,
O'Rourke ya no tuvo más opción que rebuznar de nuevo y matizar su
insensata declaración. Demasiado tarde: incluso sus compañeros
demócratas advirtieron que irse contra las creencias religiosas de
millones de norteamericanos equivale a darse un balazo no en el pie,
sino en las partes nobles; no son tan idiotas como Robert O'Rourke.
Y efectivamente, con esa amenaza O'Rourke no solo perdió el respaldo
de varias organizaciones religiosas (las cuales, como usted y como
yo, odian pagar impuestos) sino de buena parte de sus seguidores,
aun de Hollywood, el cual le había enviado hasta Texas 7 millones de
dólares una vez que O'Rourke anunció sus aspiraciones
presidenciales.
De poco le sirvieron: en los días previos a que O'Rourke anunciara
su retiro, sus preferencias estaban muy lejos del 1 por ciento, en
contraste con el casi 4 por ciento que llegó a tener poco antes del
primer debate. Ante eso, predeciblemente, sus seguidores dicen que
O'Rourke fue víctima de una "campaña de desprestigio" que afectó sus
aspiraciones... "notas falsas", pues. ¿Pero que falta hacía si el
fallido aspirante solito se arrojó al abismo por sus aberrantes
propuestas, insultantes para quién busque el voto de los indecisos,
es decir, los que realmente deciden cada elección en ese país?
Adiós pues al aspirante que llegaba en patineta a sus entrevistas
con los medios que le celebraban sus ocurrencias, el que ponía sus
patotas sobre las mesas de los restaurantes cuando hablaba en
público, a quien decía ser un lector voraz pero jamás citó a un
autor importante, a quien los reporteros evitaron preguntar quién lo
aconsejó para cometer la burrada de anunciar su precandidatura
presidencial ("sé que soy el indicado para ese puesto", dijo a la
revista Vanity Fair) a los pocos meses de perder la elección
al Senado, algo equivalente a que un atleta descalificado siguiera
corriendo en la pista en búsqueda de la medalla de oro.
Conforme transcurran las semanas irán saliendo más y más
precandidatos demócratas, y seguramente será Kamala Harris la
siguiente dado que su campaña se encuentra totalmente anegada. Sin
embargo ninguna otra deserción rebasará el gusto que nos ha hecho
sentir el retiro de Robert O'Rourke.
¿Que a qué se dedicará en adelante Robert O'Rourke? Concedámosle
algo de conmiseración deseándole suerte... siempre y cuando ya nunca
más volvamos a saber de él.
Textos
relacionados
Payasos sin maquillaje: "Beto"
O'Rourke [Abril, 2019]
¿Desea opinar sobre este texto?
[email protected]
[email protected]
0
opiniones |