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¿Alguna duda? Boris Johnson aplasta al laborismo y a los anti Brexit

Con un resultado que por mucho rebasó todas las expectativas, el primer ministro británico obtiene la baraja más alta para consumar la salida de la Unión Europea para principios del año próximo. Si una lección hay que sacar aquí, es para el Partido Demócrata de Estados Unidos: esta pudiera ser una fotografía llegada del futuro si se empecinan en proponer políticas que serán por la mayoría de los votantes de ese país

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DICIEMBRE, 2019. Difícilmente alguien lo insultará llamándole galán o lo criticará porque no sea muy afecto a utilizar el peine. Pero si lo que los británicos buscan de un político son resultados, este peculiar personaje, un tanto rechoncho y a quien en tono de broma muchos ciudadanos dicen que es el hijo no reconocido de Donald Trump dadas sus semejanzas físicas, los está consiguiendo... y de qué  manera. Apenas cabe comparar su habilidad y su arrastre con su antecesora Teresa May quien, como se recuerda, recibió una humillante derrota que la obligó a abandonar su puesto para entregárselo a Boris Johnson.

Las elecciones del jueves 12 de diciembre fueron legislativas por lo que Johnson, un político de 55 años y ex alcalde de la capital Londres, sigue sin ser un primer ministro votado. Pero con el resultado que obtuvo, Johnson prácticamente está legitimando su permanencia en el 10 de Downing Street dado que el voto popular le favoreció con un 43.6 por ciento de los sufragios, en contraste con su contrincante Jeremy Corbyn, quien apenas logró un 32.2 por ciento. El triunfo de los Tories es absoluto, incuestionable, y la da una patada en el trasero a los laboristas quienes, una vez que asimilen su humillante derrota --y es de esperarse que lo hagan, a diferencia de sus primos del Partido Demócrata quienes todavía siguen llorando el haber perdido la presidencia en el 2016-- deberán realizar un profundo examen de conciencia.

Lo increíble es que, a unas horas que cerraran las casillas de votación, la BBC, invariablemente inclinada a la causa laborista, aseguraba que "había indicios" de que "la brecha entre ambos candidatos se está acortando" cuando al saberse el resultado final quedó claro que ese partido tuvo su peor derrota electoral desde 1934 cuando --y algo que de ninguna manera es casualidad-- el laborismo promovía la "socialización total" de la economía".

¿Qué viene ahora? Primero, como dijo Johnson, "ejecutarnos un desayuno antes de ejecutar el brexit", el cual deberá quedar concluido con el 31 de enero del 2020 como fecha máxima. Segundo, la Gran Bretaña ya cumplió el acuerdo con la Unión Europea para realizar esta votación la cual despeja todas las dudas sobre lo que en realidad desean los votantes británicos, que es abandonar a la UE. La "exigencia popular" de realizar una nueva votación para rechazar el Brexit ha quedado sepultada entre toneladas de votos que dicen "nos vamos".

Madeline Grant, columnista del Daily Telegraph, compara esta derrota laborista con esos activistas que hace unas semanas se subieron al techo de un ferrocarril eléctrico en una estación de Londres para impedir que arrancara pero fueron bajados a empellones por los furibundos pasajeros. "La voluntad popular votó por salir del Brexit y para que el tren parta de la estación el próximo enero".

Otro factor sorpresivo fue el apoyo que un buen sector de los votantes tradicionalmente laboristas dieron a los conservadores, en especial el obrero que durante décadas había sido un voto cautivo laborista pero quienes hoy sienten (otra coincidencia con sus primos de Norteamérica) que sus dirigencia se ha movido a la izquierda radical.

Por ejemplo, Corbyn aseguró que de llegar a Downing Street "aboliría la educación privada" a la que llamó "privilegio de unos cuantos", además de prometer "reimplantar" esos impuestos de los años 70 que gravaban hasta el 90 por ciento de las ganancias de quienes entonces percibieran más de un millón de libras al año y que afectó no solo a empresarios sino a cineastas, actores y músicos, quienes optaron por irse a trabajar a otras latitudes.

Corbyn, un genuino dinosaurio quien, según escribió Brendan O'Neil, director de la revista virtual spiked-online "tiene el carisma de un papel de lija"-- quiso vender la idea de que él era el "candidato de los jóvenes millenials" aunque, agregó Neil, "si hubiera cambiado 'candidato' por 'abuelo' quizá habría conseguido una docena más de votos". Su discurso divisionista además tenía tintes peligrosos: hace unos días se divulgó una nota acerca de su su relación con Gulkad Atzmon, un "revisionista" quien ha cuestionado que en los campos de concentración nazis murieran seis millones de judíos durante la segunda guerra mundial. Como premio de consolación, Corbyn obtuvo la curul de su distrito.

Con todo, el Brexit no parece ser la única razón que le dio el triunfo a Johnson, tanto así que el Brexit Party de Nigel Farage, que había tenido un despegue meteórico meses atrás, apenas obtuvo el 2 por ciento de la votación sin derecho a ningún escaño. También cuenta el discurso de Johnson, una mezcla que ofrece algunos subsidios en servicios básicos así como un "reacomodamiento" en las finanzas públicas. Tiene también mucho qué ver que los laboristas no ofrecieran otra cosa que fórmulas aplicadas en otros tiempos y que fracasaron con estrépito.

Twitterlandia y los acólitos laboristas rápido lanzaron una ofensiva contra los votantes a quienes acusaron de "tontos", "vejestorios" y "víctimas indefensas de la propaganda Tory". Escribió O'Neil: "Por esa razón la clase obrera les ha dado a ustedes la espalda, porque ustedes los ven como poca cosa, como seres inferiores o niños-adultos incapaces de tener sentido común"

Por lo pronto, los laboristas piensan refugiarse en Escocia onde tienen hoy a su mayor grueso de seguidores. Es inevitable que en unos meses se exija una "nueva votación" para decidir la independencia de Escocia, impulsada por los laboristas. Pero en este momento y con el poder que Boris Johnson tiene en sus manos, no les queda más que refunfuñar y echarle toda la culpa a Corbyn y no tanto a su plataforma económica y política, que la que en el fondo rechazó el pueblo británico este pasado jueves. Corbyn es apenas una tuerca de esa maquinaria totalitaria que se ha adueñado del laborismo esta última década.

De cualquier manera, el Brexit no será fácil ni tampoco queda garantizado que a partir de febrero del 2020 todo compromiso del Reino Unido con Bruselas quedará disuelto. Sin embargo en este momento Boris Johnson tiene en su mano la baraja más alta que le permitirá manejar con mayor soltura toda negociación que tenga qué hacer.

Es dudoso, pero ojalá en el Partido Demócrata de Estados Unidos tomen nota de lo que le acaba de ocurrir a sus primos laboristas. Lo que vimos este jueves 12 bien pudo ser una fotografía del futuro si optan por seguir proponiendo sus estrategias económicas suicidas de aquí a noviembre del 2020.

 

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