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El horror, el horror... y todavía la quedan dos años

Ya se veía venir: como pésimos administradores que son, los priístas nos pasan a todos la cruda por sus borracheras traducidas en alzas a la electricidad, gasolina, gas y todo aquello que sea nuestro, es decir, administrado por el Estado. Será un espantoso cierre de sexenio

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ENERO, 2017. Si José López Portillo afirmó rotundo que defendería el peso como un perro, al presidente Enrique Peña Nieto le habrá de quedar una frase para su vergonzosa posteridad: "Se acabaron los gasolinazos".

Pero hay diferencias con otros gobiernos priístas, faltaba más. Con sus antecesores, la catástrofe se daba al final de cada sexenio, y no cuando faltaban dos años, o siendo justo, también al iniciar el sexenio. El de Peña Nieto marca un hito, el de un país que se desfonda cuando aún le queda trecho, dos años que para los mexicanos nos parecerán cinco o más. De nueva cuenta, el priísmo nos juega la baraja de siempre, la de pasarnos la cruda de todas sus borracheras.

En este cóctel nefasto se han mezclado varios ingredientes que dan como resultado un gobierno irresponsable, quebrado pero incapaz de dejar de gastar, endeudado y con erogaciones cada día mayores, y con un presupuesto redactado con las pezuñas. Y luego hay quienes dicen, con un cinismo descomunal, que es el comercio establecido el que dispara la inflación.

Lo bueno es que la misión de Peña Nieto era salvar a México. Que si se tratara de hundirlo quién sabe dónde estaríamos.

En primer lugar tenemos un gasto público descontrolado. Desde los años de Zedillo, luego con Fox y después con Calderón, el gasto gubernamental, si bien no dejó de crecer, lo hizo a un ritmo relativamente moderado; cierto que con Calderón hubo un repunte significativo los últimos dos años, pero por lo menos existía la disciplina fiscal que se perdió sin remedio una vez que las huestes de Peña Nieto asumieron el poder en diciembre del 2012. Lo peor es que ese gasto descomunal, fuera de toda proporción, no tuvo un beneficio palpable; se gastó casi todo en forma inconsciente, lo cual nos lleva directamente al segundo ingrediente:

Burocracia - Hace un par de semanas, el gobierno federal anunció que asumiría el costo de las pensiones de los empleados de la CFE, incapaz de cubrir esos pagos. Es la gracejada final de los trabajadores que se retiran antes de cumplir los 40 años y aún les quedan dos décadas de vida activa. No se dude que en los meses siguientes, el gobierno federal igualmente absorberá las pensiones de los empleados de Pemex y de otros monstruos burocráticos con personal de sobra.

El sexenio de Peña Nieto ha hecho todo lo posible por mantener creciendo a la burocracia en México y estamos viendo los resultados. Según un estudio de Cato Institute, desde el 2013 el número de empleados a sueldo del Estado en el país ha crecido en un 11.3 por ciento, es decir, alrededor de 22 mil 345 personas se integraron a la nómina gubernamental federal. La cifra no incluye a los nuevos empleados en los gobiernos estatales o municipales que forman una cantidad similar e incluso mayor.

Reforma energética, un chiste de pésimo gusto - Después de la reforma fiscal, la reforma energética es el peor fracaso de este gobierno; apenas un par de inversionistas se interesaron en un documento en el cual el Estado mexicano tiene todas las ventajas y no garantiza que futuros gobiernos cambien las reglas sin aviso previo. Efectivamente, la dizque reforma se abrió al "gran capital", pero éste optó por no hacerle caso. Y es que la supuesta reforma en ningún momento incluyó el recorte de personal ni la inversión extranjera directa para la refinación --el petróleo es tan "nuestro" que lo importamos ya refinado de Estados Unidos-- ni la modernización del sector.

Es falso que el aumento se haya dado "por los incrementos en el precio mundial del petróleo", como arguye el secretario Meade. De hecho, el precio ha ido constantemente a la baja desde el 2011 sin que hayamos visto que el costo de las gasolinas disminuya en México, si se trata de que realmente el precio esté sujeto a las leyes del mercado. Lo que ocurrió es que nuestros economistas y nuestros diputontos hicieron un estimado presupuestal con el precio del baril a 60 dólares y actualmente vale menos de la mitad. Entre el endeudarse demencialmente esperando que el cachito de lotería que compramos sea el del Premio Mayor y semejante estupidez no hay mayor diferencia.

El desfonde viene, desafortunadamente, cuando al gobierno de Enrique Peña Nieto todavía le quedan dos años de vida y, peor aún, con amplias posibilidades que en el 2018 cierto iluminado tabasqueño finalmente conquiste la Presidencia luego de este chasco priísta.

Como en aquella novela de William Conrad no nos queda más que decir "el horror, el horror! El gobierno del "niño bonito" Peña Nieto podría cerrar peor que el de Echeverría, López Portillo O Salinas. Pero qué podíamos esperar: es un gobierno priísta.

 

 

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1 opiniones

belton.situs escribe 07.01.17

Lo mas indignante de todo este asunto es que le dan al nefasto Luis Videgaray la Secretaría de Relaciones Exteriores y quitan a Claudia Ruiz Massieu y lo primero que dice el señor es que ¡viene a aprender! Si a mi el doctor que ma va a operar me dice eso me muero del puro susto. El gobierno de Enrique Peña Nieto se cae a pedazos y nos lleva a todos entre las patas. ¿Para eso quería la presidencia el idiota copetón?

 

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