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El fracaso de la reforma agraria cumple 80 años

Décadas de demagogia y verborrea oficialista ocultaron un hecho incontrovertible: la colectivización de la tierra destruyó la producción agrícola en México  al sacrificar a sanos por enfermos. Nuestras atestadas ciudades y un campo semifantasmal son apenas una muestra de ello

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OCTUBRE, 2016. Hasta hace unos años, la Reforma Agraria era un momento glorificado en buena parte del mundo: en América latina, la epidemia fue tal que solo un puñado de países, entre ellos Costa Rica y Puerto Rico, no aplicaron la reforma agraria en determinado segmento de su vida independiente. Pero si hubiera que nombrar un abanderado para llevarla a cabo, México cuenta con historial más que nutrido.

Ya sabemos cómo los historiadores han puesto la proclama "Tierra y Libertad" o "La tierra es de quien la trabaja" de Emiliano Zapata, como justas reivindicaciones para ejecutar la reforma agraria. Dejemos de lado que, al escarbar un poquito, veremos cómo Zapata mismo era un latifundista y que, de acuerdo al fallecido escritor Armando Ayala Anguiano, no hay evidencias contundentes de que éste pensara incluir a las suyas como tierras afectables. Pese a ello, la figura de Zapata caló tan hondo en el alma del México posrevolucionario que el pueblo festejó que el 6 de octubre de 1936, el entonces presidente Lázaro Cárdenas decretara la aplicación de la reforma agraria en todo el país.

Aunque a Cárdenas se le recuerda como un mandatario de enormes logros, que sin duda los tuvo, con frecuencia se omiten las pifias cometidas en su gobierno. Entre los primeros se encuentra la expropiación petrolera, necesarísima ante un grupo de petroleras extranjeras que incluso negaban el ingreso a los inspectores a sus plantas, tenían sus propios buques petroleros que entraban y salían de las costas mexicanas sin reportar el número de barriles ni tampoco rendían cuentas al fisco como supuestamente debían hacerlo mientras los empleados eran contratados de acuerdo a sus cláusulas internas, no las que aplicaban al territorio nacional (con lo que de paso aprovechamos para desmontar otro mito, de que las petroleras eran todas norteamericanas; éstas eran la minoría pues el resto eran de capital inglés y holandés)

Y si bien en los primeros años de la expropiación petrolera se utilizaron adecuadamente sus ingresos para impulsar el desarrollo y la industrialización mexicanas, con los años Pemex fue secuestrada por la mafia sindical, la burocracia y el clientelismo político, lo cual en nada ha contribuido a que la mayoría no veamos beneficios de que el petróleo "sea nuestro". Es cierto que a Cárdenas no puede imputársele directamente lo que sucedió con esa industria los años posteriores aunque a la distancia hubiera sido preferible haber manejado una requisa, como se ha hecho con la industria aérea, donde luego de un tiempo se volvió a poner a la venta.

Décadas de demagogia han impedido e impedirán que Pemex se enderece y deje de ser un lastre. Las "reformas" del presidente Peña Nieto son apenas cosméticas y superficiales, lo cual queda demostrado con el escaso interés que despertaron entre los inversionistas privados y extranjeros.

En el caso de la reforma agraria, que este mes cumple ocho décadas, el saldo ha sido igualmente malo. En años posteriores, el agro mexicano atravesó por una decadencia inusitada y el desplome en la producción al punto que para los años cincuenta comenzó la escasez de frutas y verduras en los mercados de todo el país. "El boom posterior a la segunda guerra y del que México resultara altamente beneficiado por su condición de país aliado logró que el fracaso agrario pudiera disfrazársele a la opinión pública: prueba de ello es la profunda industrialización que el presidente Miguel Alemán aplicó en aquellos años", señala Miguel Ángel Morán, especialista en el periodo agrario. "Esa industrialización fue la respuesta al aumento de la inmigración del campo a la ciudad, fenómeno que hasta antes de 1936, cuando se da la reforma agraria, había sido esporádico. Como suele ocurrir en este país, se atacaron las consecuencias y no las causas de esa emigración".

Agrega: "Puede entenderse que el calor revolucionario que emanaba de la Unión Soviética influyera en el presidente Cárdenas y en sus asesores para echar a andar la reforma agraria en México; esa era la tendencia en casi todo el mundo. Lo increíble es que para entonces ya se estaban viendo sus catastróficos resultados en la URSS y que habían producido hambrunas sin precedentes y de todos modos se insistiera en su aplicación, como si los resultados aquí habrían de ser diferentes".

En su opinión, "uno de los peores aspectos de la reforma agraria es que debilitó al estado de derecho, se fortalecieron el corporativismo y el presidencialismo donde todas las importantes decisiones giraban en torno a un solo hombre. Asimismo, es falso que con la reforma agraria los peones pasaran a ser dueños de sus tierras, quizá lo eran en el papel, pero en la práctica quedaron supeditados a los comisariados ejidales y a los burócratas que les ordenaban qué sembrar, qué no, cada cuándo o qué dejar de sembrar. Esto provocó desabastecimiento, acaparamiento, intermediarismo y tráfico de influencias, cosas que siguen persistiendo hasta hoy".

--Cualquier revisión histórica nos lleva a una conclusión ineludible: la reforma agraria o el reparto agrario, como se le llamó en México, devinieron en fracasos absolutos, prácticamente sin excepción. ¿Por qué se dio esta situación?

--Bueno, en primer lugar tienes razón. La reforma agraria en la URSS provocó no miles sino millones de muertes a causa de la hambruna, en China fue otro tanto, y ya ni se diga en África. Países como Perú y Ecuador habían escapado de esta reforma hasta los setenta, cuando ahí se le implementó, y el resultado fue exactamente el mismo. En Zimbabwe los productores privados fueron barridos y el saldo tampoco varió... en Corea del Norte igual y en México solo basta asomarse al campo para ver su condición...

¿Por qué de este fracaso? La colectivización es un experimento donde todo es de todos y al mismo tiempo nada es de nadie. En segundo lugar, estas reformas son muy efectivas para hacerte de votos incondicionales a base de canonjías; los niveles de producción pasan a ser asunto secundario, lo importante es que el comisariado ejidal pase lista y tu estés ahí para seguir recibiendo esas canonjías...

--Todavía en los sesenta, cuando el fracaso de la reforma agraria era clarísimo, había románticos que alababan los kibbutz en Israel como prueba de que la colectivización del campo sí podía funcionar. ¿Qué opinas de ello?

--Los kibbutz perseguían más la idea de trabajar juntos por un bien común. Entre todos se organizaban para producir colectivamente y vendían su producción al Estado al tiempo que se dividían equitativamente las ganancias. Los jóvenes eran obligados a convivir en estos kibbutz junto con el cumplimiento de su servicio militar. Suena muy romántico todo pero al final es un corporativismo forzoso. El proyecto se deterioró hasta desaparecer luego de algunos desfalcos. La verdad es que poca gente extraña los kibbutz en Israel...

--Quizá en Estados Unidos sí, donde Bernie Sanders los puso como modelo a seguir y que vio cuando de joven visitó un kibbutz...

--Lo repito: los kibbutz fueron una idea romantizada que terminó mal, algo parecido al romanticismo que muchos sienten hacia el "socialismo" escandinavo, el cual tiene muchas más fracasos de los que se ha dicho...

--Cito un dato interesante de Enrique Krauze en uno de sus ensayos: Contra lo que generalmente se piensa, en 1936 el campo mexicano registraba altos niveles de productividad y la calidad de vida de muchos de sus peones, si bien aún era precaria, iba mejorando, panorama muy lejano al que siempre nos han pintado respecto a las casas de raya, de que si moría el jefe de familia la familia ésta tendría que pagar la deuda, etcétera...

--Que hubo condiciones de abuso, sin duda, pero lo que los historiadores oficialistas olvidan decirnos es que quienes más endeudaban a sus jornaleros con las tiendas de raya y lo de la "deuda de ultratumba" eran los caciques al servicio del gobierno mexicano ¿Has oído hablar de las condiciones en que un latifundista como Garrido Canabal, en Tabasco, tenía a sus peones, de cómo se enriquecía pagándoles una miseria? ¡Por supuesto que no! Lo que escuchamos son esas historias de hacendados españoles que cometían toda serie de abusos, ahí sí se nos han dado todo tipo de detalles...

Como en otras ocasiones, Krauze tiene absoluta razón. Solo basta ver lo que ocurrió con la Laguna y Yucatán; el primero era un emporio algodonero y el segundo lo era de henequén, con el 90 por ciento de su producción que era reportada y representaba una fuerte entrada de divisas. Pero llegó la reforma agraria y destruyó estos importantísimos polos de desarrollo.

--En otra ocasión que escuché este argumento, alguien respondió algo así como "los únicos que ganaban eran lois hacendados, los peones eran poco menos que esclavos y nunca se beneficiaron de esa bonanza..."

--Eso es falso. De haber sido así ni la Laguna ni Yucatán se habrían convertido en imanes para la mano de obra; el peonaje no era general, como se nos quiere hacer creer, pero en todo caso ¿por qué mejor no endurecer la legislación para mejorar la condición de los trabajadores en vez de eliminar su fuente de empleo? Es como si en este momento alguien denuncia a McDonalds por despido injustificado y como respuesta el Estado mexicano expropia esa cadena de restaurantes, una situación más parecida a la Venezuela de Nicolás Maduro. Una legislación más clara que diera genuina representatividad a los jornaleros habría sido mejor que cualquier reforma agraria. Pero la demagogia se impuso y ahí tenemos el resultado...

Ahora pregunto:; ¿Mejoró la situación de los peones tras la reforma agraria, en adelante fueron ellos quienes administraban las ganancias que producían sus tierras? Naturalmente que no. Si la tierra es de quien la trabaja, como decía Zapata --y a la vez, él mismo un latifundista, otra cosa que "olvida" recordarnos el discurso oficial-- entonces la tierra debería ser de quien la hace producir. Si los jornaleros, después llamados ejidatarios, hubieran visto disminuir su pobreza, la emigración del campo a la ciudad habría disminuido notablemente: por el contrario, terminó acelerándose...

--Ahora que hiciste la comparación de Maduro, creo que nos queda en claro hasta dónde llegaba el totalitarismo del gobierno de Tata Lázaro...

--Obviamente eran otros tiempos y no se vale juzgarlos con nuestra óptica actual, pero sí, esencialmente, hablamos de alguien que reforzó el presidencialismo y el corporativismo, ambos elementos parte de un gobierno totalitario al que no podrían importarle menos las opiniones de los demás...

--En suma, con la reforma agraria pagaron los sanos por los enfermos...

--Es buena analogía. A un asunto que estaba muy focalizado, el de los bajos salarios, se le dio una solución radical donde afectaste a quienes no necesariamente estaban haciendo las cosas mal. De ahí el brutal fracaso que representó la reforma agraria no solo en México sino en todos los países donde se ha aplicado...

--Finalmente, hay quienes dicen que las reformas hechas por Salinas en 1991 tampoco trajeron prosperidad al campo mexicano...

--Antes de los cambios a la Constitución hechos por el salinismo --por lo cual no se trató tanto de una reforma-- nuestras ciudades estaban rodeadas de ejidos improductivos a los que había alcanzado la mancha urbana. El crecimiento de nuestras ciudades, el concepto del suburbio que hasta hace unas décadas era desconocido en México, comenzó a manifestarse tras esas modificaciones, entre muchas otras cosas. Pero estos cambios en sí a la reforma agraria, indudablemente necesarias, no iban a traer prosperidad si al mismo tiempo no se modificaba el esquema económico para promover el desarrollo en vez de entorpecerlo. Es como si yo quiero perder peso si únicamente dejo de comer chocolates y el resto de mi alimentación es la misma.
 

 

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1 opiniones

manuel_gutierrez rangel escribe 07.10.16

En relación al artículo sobre el fracaso de la reforma agraria, hay que recordar que el ex presidente Lázaro Cárdenas era masón como también lo fueron varios de sus sucesores como Miguel Alemán, Manuel Ávila Camacho y Adolfo López Mateos, y que como hermanos masones ninguno de ellos iba a contradecir o a oponerse y en cambio buscaría alternativas que contribuyeran a fortalecer las decisiones de quienes estuvieron antes en el poder, de ahí que ante el fracaso de la reforma agraria el presidente Alemán impulsara la industrialización en los centros urbanos y ante la caída en la producción de alimentos López Mateos impulsara la creación de Conasupo y los desayunos escolares. Todo está conectado. Por eso alguien que no fue masón como Carlos Salinas desarmó la reforma agraria, reprivatizó Telmex, que era del gobierno desde los tiempos de López Mateos y la Banca la vendió a los particulares luego que López Portillo la expropiara, y aunque Jolopo no era precisamente masón, su padre y su hermano Guillermo sí lo eran.

 

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