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Billy Crystal, ¿por qué nos has abandonado?

En un afán por atraer más público joven a la ceremonia del Óscar, sus organizadores invitaron a sangre nueva a la conducción, lo malo por poco y el desastre fue absoluto. Y aunque fue una de las entregas más cortas de los últimos años, fue tan tediosa que nos pareció que duró, bueno... 172 horas 

MARZO, 2011. Las redes sociales, que ya se han vuelto indispensables en toda presentación televisiva multinacional, aseguraron sin tapujos que el extraño comportamiento de James Franco --el mejor amigo de Peter Parker en El Hombre Araña, y protagonista de la más reciente 127 Hours-- se debió a que había consumido cosas raras antes, y quizá durante, la presentación. Por lo demás, el intento por atraer público joven a la ceremonia del Óscar empezó bastante mal, y como muestra al día siguiente la mayoría de los artículos coincidieron en que el intento había sido un fracaso, a excepción del sitio de Entertainment Weekly, que catalogó de "maravillosos" al par de conductores, Quizá ahí también consumieron las mismas cosas raras que Franco.

The King's Speech ganó el Óscar a mejor película en la que fue una de las apuestas más seguras de esta entrega y donde no le atinaron aquellos que pensaban que los señores de la Academia cambiarían sus viejos hábitos pese a esa barnizada de modernidad que nos han querido mostrar. Esta película ganó porque reunía los elementos que tanto gustan a los señores que otorgan la estatuilla: ya se sabe, un hombre que se enfrenta a la adversidad, en este caso un tartamudo nato, y quien se sobrepone a la adversidad y no sólo eso, su comportamiento cambia el rumbo de la historia. Colin Firth bien pudo haber sido Dustin Hoffman en Rainman, Daniel Day Lewis en Mi Pie Izquierdo, Tom Hanks en Forrest Gump y Filadelfia, Rusell Crowe en Gladiator y A Beautiful Mind... no hay nada nuevo en este casillero.

El hecho es que durante los minutos que Kirk Douglas estuvo sobre el escenario fueran entre los más comentados deja en claro que el hueco que están dejando los veteranos ni de lejos ha podido ser rellenado por los recién llegados. Hubo otros dos ejemplos clarísimos: cuando Billy Crystal subió al escenario sus aplausos sonaban a un "no te vayas" ante los desastrosos conductores, y más aún cuando éste hizo la presentación digital de Bob Hope, quien dirigió 18 ceremonias del Óscar. El carisma de Cristal y la presencia virtual de Hope --un medio publicó que la escena correspondía a la ceremonia de 1957-- noquearon en definitiva a Franco y Hathaway, más al primero pues ésta claramente arrojó toallas casi al concluir la ceremonia.

Celine Dion interpretó una canción de Charlie Chaplin para honrar a los actores y gente del cine que nos dejó en el año anterior. ¿No sería mejor dejar que un fondo musical nos haga recordar a esos grandes en vez de una voz? Como que suena más respetuoso para quienes ya partieron. Además esta vez no se escucharon los aplausos ante las imágenes, situación que nos ha sobrecogido de emoción en otras ocasiones. Una canción con letra sale sobrando en esta situación.

Por fin le tocó un Óscar a Randy Newman, nominado por lo menos en 20 veces anteriores, esta vez por interpretar el tema con el que cierra Toy Story 3, a la que tampoco le fue tan mal, sobre todo si se trata de una película animada. Lo que sorprendió del legendario compositor de "I Love LA" fue el viejazo que ha dado; uno se lo imaginaba con el pelo rubió revuelto y sus lente oscuros pero esta vez parecía más bien un abuelo o un director de escuela secundaria.

Por otro lado y si hubiera que elegir el momento más ridículo, sin duda fue cuando, luego de una canción interpretada por Hathaway donde no lo hizo nada mal, apareciera Franco vestido de Marilyn Monroe. Pensamos que se había alcanzadó el punto máximo de la ridiculez el año pasado cuando Ben Stiller imitó el lenguaje de los personajes de Avatar... tamaña equivocación, máxime porque Stiller nunca ha estado nominado y Franco aspiraba a una estatuilla esa noche.

Un twittero sugirió "boicotear" a la Academia a los pocos minutos que Biutiful perdió ante una película danesa. Y aunque los medios locales y los comentaristas de TV sugirieron que entre las probables estaba una "cinta mexicana", lo único cierto es que lo único mexicano era su director; de hecho en España también había muchas expectativas sobre este filme dado que en él participó Javier Bardem, quien buscaba su segundo oscarín al hilo.

¿Y por qué tanta secrecía en torno al Óscar especial que en esta ocasión fue otorgado a Kevin Brownlow, quien durante los últimos años se ha dedicado a restaurar filmes clásicos que de otro modo ya habrían desaparecido? Más curioso aún ya que, aunque estuvo acompañado de Francis Ford Coppola, no hubo discursos.

Alrededor de las 10:30 de la noche hora de México le ceremonia ya había dado todo de sí. Fue Steven Spielberg el encargado de otorgar el Óscar más esperado, aunque bastante bien cantado, y qué mejor muestra de ello cuando se presentó a todos los nominados con la música de fondo de The King's Speech y una parte del audio de esa cinta. Más predecible no pudo ser. Y al final, de la nada, apareció un coro de niños que interpretaron "Over the Rainbow", como si con ello se buscara quitar a los espectadores y el público el saborcito de que habían visto un show mediocre, que en muchos sentidos lo fue.

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