MEDIOS: A lo mejor se acuerda: revista DUDA

Por cerca de tres décadas circuló una publicación especializada en los ovnis, lo sobrenatural, la parapsicología y otros enigmas. Curiosamente y a diferencia de algunos charlatanes sobre el tema (¿Jaime Maussán?) DUDA tenía una calidad que hoy le reconocemos

AGOSTO, 2015. A las nuevas generaciones les parecerá chiste, pero desde los 50 hasta entrados los 80, México fue un gran exportador de cómics. Recuerdo que hace un par de años cierto contemporáneo mío recordó que en su natal Ecuador los puestos de revistas en aquellos años rebosaban con revistas de la Editorial Novaro --ha habido reportes semejantes desde Chile, Perú y Colombia-- las de Archi, la Zorra y el Cuervo, Supermán y un etcétera de varios renglones.

Pero lo que más me asombró es que Saúl (así se llama el ecuatoriano, hoy residente en Estados Unidos y a salvo de las barbaridades del presidente Rafael Correa) recordara que uno de sus mayores placeres aquellos años era esperar en el kiosko, como le dicen allá, a la revista DUDA la cual, dijo, "llegaba puntualmente todos los viernes aunque con tres o cuatro semanas de atraso de su fecha de portada". Y si bien su precio era alto, dijo Saúl, "compré muchas revistas DUDA, no tanto porque fuera un fanático de los ovnis sino porque me entretenían tanto o más que los cómics de Walt Disney o el Pájaro Loco".

En total coincidencia con Saúl, agregamos que DUDA, cuyo lema era "Lo increíble es la verdad" marcó uno de los momentos más importantes de la historieta mexicana. Los cuentos de Editorial Novaro eran mayoritariamente traducciones norteamericanas, pero DUDA era una publicación de hechura local si bien la mayoría de las veces los temas que abordaba eran de otras latitudes, en especial Estados Unidos y, por supuesto, la Gran Bretaña, considerada por siempre el paraíso de la parapsicología.

Hubo coleccionistas que incluso encuadernaban la revista, algo que habla mucho del poder que tenía una publicación entre sus lectores. Pero para aquellos que ni idea tienen de lo que era DUDA ¿por qué no despejarles la ídem?

DUDA apareció por primera vez en 1969 cuando aún se percibían en el ambiente los estertores de Tlatelolco, el auge combinado con caída en libre del hippismo y la búsqueda en la sociedades occidentales --a las cuales México trataba, por un lado de integrarse desesperadamente y por otro veía con recelo, algo que sigue hasta hoy-- de respuestas en lo sobrenatural, en la exploración de "universos alternos" vía chayote y el deseo, inconsciente y nunca manifiesto, de que un día llegaran los extraterrestres a poner orden en este desmadre de planeta. (Tampoco es casualidad que DUDA haya aparecido cuando Las Enseñanzas de Don Juan, de Carlos Castaneda, era un éxito editorial mundial).

Al llegar los setenta, y tras un receso informativo, el tema de los ovnis regresó al frente con fuerza descomunal. Abundaron los "avistamientos", las "abducciones" o el ser secuestrado por alienígenas y emisiones televisivas donde "expertos" como F. Allen Hayek, el Jaime Maussán del momento, advirtiera que "no estamos solos". DUDA cubrió puntualmente la cita con el "tema ovni" durante todos esos años.

Es justo señalar que en sus primeros años DUDA se enfocaba casi en su totalidad a los ovnis, aunque lo que garantizó su longevidad fue el extender su área de temas a lo sobrenatural, con historias todas ellas ilustrados a modo de cómic, impreso en papel sepia si la memoria no me hace quedar mal. Eran muy buenos dibujantes, por cierto, sobre todo al representar las figuras femeninas.

DUDA era publicada por Guillermo Mendízabal Lizalde, cuya Editorial Posada fue uno de los intentos más importantes por publicar libros y revistas "alternativos" con un claro matiz de izquierda --el caricaturista Rius elaboró ahí la mayoría de sus trabajos-- pero sin caer en lo panfletario. DUDA presentaba un tema, lo desarrollaba y dejaba la conclusión al final. Ciertamente abordaban frecuentemente los "logros" e "importantes estudios" en parasicología desarrollados en la Unión Soviética. Pero estaba lejos de ser una revista radicalizada. Quizá ahí radique el porqué de su éxito entre un amplio margen de lectores, la mayoría de ellos de clase media.

Y de nuevo, otorgándole la confianza a nuestra memoria, apuntemos algunos temas publicados en DUDA, una cantidad infinitesimal si asumimos que la revista tuvo casi dos décadas de vida. (La búsqueda de ejemplares en nuestro entorno resultó inútil. ¿Dónde habrán quedado?):

Los infaltables Edgar Cayce y Madame Blatavsky, quizá la médium más famosa de la historia, Jack el Saltarín, el destino (ya aclarado) de Anastasia Romanov, los nazis y lo sobrenatural, una mujer española que podía transmitir inconscientemente la voz de un fúrico duende dentro de una estufa, otros duendes que invadieron una granja en Kentucky en los años 40, una mujer en Dinamarca que esperaba el hijo de un extraterrestre, los fantasmas, un muchacho inglés que podía comunicarse con los muertos a través de la escritura --fenómeno al que también era aficionado Francisco I. Madero-- las figuras de Nazca, los espíritus que pululaban pidiendo justicia en el Puente de Londres, entre ellos el de Ana Bolena, la esposa de Enrique VIII, el misterio de las pirámides de Egipto y Mesoamérica y aun el Padre Pío.... ¡ah, sí! el enigmático (también ya aclarado) Triángulo de las Bermudas.

Lo que caracterizaba a DUDA era el ser increíblemente entretenida. (¿Todo aquello era verdad o fantasía? Poco importa hoy), y si alguien aún le quedaba hambre de lectura, en la última página se agregaba una especie de "noticiero de lo sobrenatural".

Según los periódicos de la época, en 1973 hubo un encarecimiento del papel. Casi todos los medios impresos del país padecieron esa crisis, en especial DUDA, que vio atrasada la aparición de algunos ejemplares. Luego vendrían la devaluaciones de 1976 y la del 82 seguida de una considerable baja en el número de lectores al avanzar aquella década. DUDA aguantó aquellos embates (1) pero quizá la puntilla lo representó el temblor de 1985. No pude corroborar el dato acerca de si aquel sismo dañó las imprentas de la Editorial Posada pero lo cierto es que al año siguiente DUDA salió de circulación. Ya para entonces el tema había sido secuestrado (que no abducido) por Jaime Maussán y otros charlatanes. Porque si de algo no podemos decir de los dibujantes, guionistas y editores de DUDA es que fueran unos charlatanes. La revista siempre mostró cierta inclinación científica; no era publicada por ignorantes sino por amantes del conocimiento, como sus lectores.

Una magnífica publicación, la DUDA. De ella aprendimos mucho, como esos maestros un tanto excéntricos pero brillantes que nos tocó tener en la secundaria o la prepa. Gracias pues, DUDA, por su aportación a la historieta mexicana.

(1) En 1983 la editorial Posada publicó Lo Negro del Negro, escrito por un ex guardaespaldas de Arturo Durazo, ex jefe de la Policía capitalina. Un megaéxito editorial que quizá trajo la furia del poder priísta y que contribuiría al final de esa empresa.

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