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A lo mejor se acuerda: cajas múltiples de CDs

Consumidores satisfechos, artistas que vieron repuntar sus regalías y disqueras que exhumaron sus tesoros musicales fueron característica del CD Box Set. Se trató, quizá, del último momento en que existió un objetivo común entre estas tres bases de la industria musical mundial

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OCTUBRE, 2013. Cuando Columbia Records tomó la decisión de lanzar una caja mútilple de cinco discos de Bruce Springsteen, se esperaba que únicamente los fans consumados del cantante adquirirían lo que claramente se veía como una excentricidad para el resto. Pero al mismo tiempo se sabía que Springsteen llenaba con facilidad cualquier estadio y que sus discos en directo eran muy pocos dentro de su ya extenso catálogo.

Fue un momento afortunado: la caja Bruce Springsteen Live vendió cinco millones de copias en apenas tres meses y se convirtió en un recurrido regalo para la Navidad de 1987. Pero en realidad esa estrategia de marketing distaba de ser original. Durante varios años las cajas múltiples habían estado disponibles en discos LP, una manera de las compañías para deshacerse de su material de catálogo que entonces, por cierto, se les llamaba "cofres".

La diferencia fue que esa caja venía en Compact Disc y los fans que estaban comprando su música favorita en ese formato vieron la oportunidad de ahorrarse un buen dinero con esas cajas múltiples y de paso renovar sus colecciones. Las disqueras, y en buena parte los artistas, interesados en el repunte de sus regalías que se avizoraba-- tuvieron una idea genial, esto es, incluir "versiones análogas", demos y grabaciones que únicamente llegaban a escuchar los ejecutivos discográficos. Con eso también se daba un golpe letal al bootlegging (1) que ha provocado millonarias pérdidas para artistas y empresas discográficas.

Las "cajas" o CD boxes también daban oportunidad de la remasterización y la mejora del sonido así como la frecuente inclusión de unos booklets o libritos donde se incluía la historia del grupo o cantante, origen de sus canciones, fotografías inéditas o retazos de canciones que luego terminarían por convertirse en hits.

Por supuesto, los primeros en seguir a Springsteen fueron los veteranos como Led Zeppelin, The Who, The Monkees (!), Elton John, ELO, Alice Cooper, Kansas, Barry White, Allman Brothers, Rod Stewart, Pink Floyd, Foreigner y varios más. No todos acudieron a la cita: Capitol siguió vendiendo los discos de los Beatles en forma individual y en vez de eso lanzó sus propios box sets en tres volúmenes titulados Anthology.

Hubo otros casos donde la caja de CDs quedaba muy chica al artista. Fue el caso de Donovan, con tres discos donde ya el último fue rellenado con monólogos y entrevistas. En otros casos, como el de Donna Summer, se echó sucesiva mano --se dice que a pedido de la cantante, quien se convirtió al cristianismo-- de canciones posteriores a su etapa discotheque, es decir, la que interesa más a los fans.

Las disqueras, algunas de ellas ya difuntas, también aprovecharon para lanzar excelentes recopilaciones, entre ellas Motown, Chess, hogar de Chuck Berry, Stax, de Issac Hayes y Sam and Dave, Philadelphia International Records de Gamble and Huff, Chrysalis, Island. A&M y Atlantic Records. La mayoría incluían verdaderos tesoros que de otro modo hubieran quedado acumulando polvo en los sótanos.

Fue lo que ocurrió con una versión inédita de "To Love Somebody" de Rod Stewart, "perdida" desde los años sesenta, o de "Spicks and Specs" de los Bee Gees, canción que fue un hit en Australia y luego se extravió por décadas hasta reaparecer milagrosamente. De hecho, las cajas múltiples se abastecieron en buena parte de estas "rarities" que suelen deleitar a los fans consumados.

Otro aspecto con frecuencia hilarante está en los booklets donde los artistas opinan sobre sus composiciones, con frecuencia en términos poco amistosos: "Sugerimos ponerle una cadena de oro y luego prenderle fuego", es como los Bee Gees califican a "Stayin' Alive", o "¡Dios, cómo pudimos grabar eso!" respecto a "Don't Forget to Remember" o "¡¿Qué hace esto aquí?!" que expresa Rod Stewart a su versión de "Get Back"; "Debe ser por algo que fumaban, no veo otro modo", dice Alice Cooper de que su tema "---" hubiera llegado al número uno en Holanda. "Con todo respeto para los fans pero eso es basura", dice Ozzy Ospourne de su versión primaria de "Iron Man" de Black Sabbath. "Yo la canté pero, lo acepto, en ocasiones me produce náuseas", dice Don Henley de "Hotel California" y esta joya de Walter Fegan, de Steely Dan respecto al hit "Reeling in the Years": Repetirla tantas veces en el escenario me producía agruras o cosas peores por lo cual optamos por no hacer más giras de conciertos", escribe.

Para inicios del nuevo siglo las cajas múltiples ya habían perdido su atractivo y casi todas las leyendas de la música habían recibido ese tratamiento. "Fueron unos años esplendorosos para los amantes de la música", escribió el critico chileno de música Juan Tomás Valdivia. "Ya no había que comprar discos y discos de los cuales solo había un par de canciones rescatables. Ahora todo estaba condensado en cuatro discos, con recopilaciones casi siempre excepcionales".

Fue, quizá, la última vez en que fans, artistas y disqueras caminaron juntos hacia un mismo objetivo. Algo bueno mientras duró.



(1) Grabaciones de las sesiones o de los conciertos puestas a la venta sin autorización del artista ni de la compañía disquera. Casi todo ese material se elabora y distribuye en Europa y, gracias al internet, hoy llega a todo el mundo.

 

 

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1 opiniones

miguel_hammer escribe 15.10.13

Las cajas de CDs fueron maravillosas, tengo varias que 20 años después de conservan como nuevas y muchas de ellas son verdaderas obras de arte, desafortunadamente todo eso ya se acabó ahora que es posible bajar esas canciones ilegalmente y a las empresas disqueras ya no les conviene realizar inversiones tan fuertes. entre mis tesoros tengo las cajas de Led Zeppelin, Electric Light Orchestea, Elvis Presley y Frank Sinatra

 

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