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Kababelan  2005

Visita Número

 

 

 

 

 

 

 

 

PRIMER LIBRO:

LA PORTADORA DEL SECRETO

 

 

 

 

III.  CICLO DEL ROSETÓN

EL CIRCULO     DE LAS GUARDIANAS DEL GRIAL.

PORTAL PRINCIPAL

INTRODUCCIÓN: EL MITO GRIALIANO.

PRIMER LIBRO:      LA PORTADORA DEL SECRETO.       PRÓLOGO

CICLOS

LA JOVEN MISTERIOSA

LAS LUCES

EL ROSETÓN

EL CISNE Y LOS DOS CANES

LA CUEVA

EL PASEO POR     EL BOSQUE

LA COPA

SEGUNDO LIBRO:              EL VIAJE. INTRODUCCIÓN  Y PRÓLOGO.

TERCER  LIBRO: LAS REVELACIONES  DE LA GUARDIANA. PRÓLOGO.

ÍNDICE GENERAL

SINOPSIS/ PRESENTACIÓN

ENLACES WEBS

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Algunos místicos sostienen que la energía espiritual primera del universo es una fuerza femenina. Esto entroncaría con la definición de Gran Madre que los antiguos daban a la diosa creadora original.

 

 

 

 

Capítulo  9. 

LA PLAYA.

 

Montamos en el coche nada más iniciarse el crepúsculo. La tarde era cálida, así que llevábamos agua abundante y varias toallas grandes. Nos dirigimos hacia una playa apartada que estaba a una hora de distancia. Era un lugar paradisíaco, con tramos de suave arena y otros de fina piedrecilla. Se encontraba rodeada de pequeñas montañas que la abrazaban formando una pequeña bahía.

Durante el viaje Tanit hablaba a mi lado de cosas intranscendentes y los perros permanecían en la parte trasera del coche algo nerviosos. Quizá les excitaba esta excursión nocturna que habíamos organizado para dormir al raso, y poder contemplar las estrellas junto al mar.

Cuando caía ya la noche nos adentramos por un camino de tierra, y al poco llegamos a nuestro destino. Aparcamos el auto y no vimos ningún otro vehículo, tal como yo pensaba. Estábamos solos. Salimos y abrí la portezuela trasera. Lug y Sansón saltaron inquietos y juguetones dando breves y rápidas carreras por la arena. Algo les alteraba más de lo normal.

Dejamos las toallas y nuestras cosas a unos diez metros del agua. La oscuridad ya era completa. Nos desnudamos y nos dirigimos hacia la orilla. Mojamos nuestros pies y nos reímos por la sobrecogedora sensación que produce el mar cuando es negro al igual que la noche. Sólo se escuchaba el ruido muy suave de las olas en un espacio que parecía infinito. En el cielo las estrellas comenzaban a brillar intensamente.

Cogidos de la mano nos decidimos a avanzar hasta que la líquida oscuridad nos llegó a la cintura. Tanit jugando me salpicó, echándome el agua con sus manos, y yo la salpiqué también a ella. Las aguas estaban serenas como la superficie de un lago. La brisa dormía al igual que las olas, y sólo ligeras ondas daban vida al negro y misterioso mar. El Mediterráneo es una verdadera delicia en las tranquilas noches de verano. Por fin sumergimos nuestros cuerpos y nadamos, aunque yo propuse que no nos alejáramos mucho de donde podíamos hacer pie. Los perros desde la arena nos contemplaban sin atreverse a entrar. Los llamamos y tímidamente intentaron llegar hasta nosotros, pero pronto giraron y dieron media vuelta hacia la orilla.

- No les gusta nadar en la oscuridad. A mí también me da un poco de miedo - reconocí en voz alta.

- A mí en cambio me encanta - respondió alegre mi amiga. No había ningún temor en ella, sólo gozo.

Ibamos cerca el uno del otro avanzando a la braza. Nadamos lentamente entre las negras y calmadas aguas, como si estuviéramos en el líquido amniótico primordial. De repente un resplandor surgió frente a nosotros en la línea del horizonte marino.

- ¡Mira! - exclamé- ¡Mira Tanit!

Ella se acercó y me abrazó. Me dio un cálido beso y contemplamos muy juntos, estrechados nuestros cuerpos, un huevo anaranjado y achatado que emergía en la distancia. Era la Luna, totalmente llena, que parecía nacer en el oscuro y misterioso horizonte donde confluía el cielo y el mar. Se elevó lentamente. Parecía de verdad enorme. Luego, cuando surgió del todo, cambió su forma achatada por su habitual contorno circular, y poco a poco se fue volviendo blanca. La observamos, admirando su belleza, mientras comenzaba a rielar sobre las aguas, y la franja de resplandor plateado recorría la superficie marina hasta llegar a nosotros.

 

El hechizo de la noche nos envolvía. Había silencio, luz de luna y la música suave y profunda de las olas acariciando la orilla. Salimos de nuevo cogidos de la mano y nos echamos en las toallas entre los lametones de los perros, que nos saludaban contentos por nuestro regreso. Pronto Lug y Sansón se alejaron, jugando con alegres carreras paralelas al agua.

Tanit y yo nos envolvimos con las toallas, nos abrazamos muy juntos y contemplamos, echados sobre la arena, el bello cielo estrellado.

 

- ¿No es hermoso el misterio profundo de la noche? - me preguntó con su suave voz. - El amor y las estrellas del firmamento están estrechamente relacionados. Cada uno de esos puntitos luminosos representa el alma de alguien que es feliz.- me dijo como si fuera una niña.

- La noche es hermosa - le respondí- pero hoy es mucho más hermosa porque estás tú conmigo. - le dije sinceramente dándole también un beso.

- Hoy será una noche especialmente hermosa.- me aseguró.

Sansón y Lug regresaron de sus carreras y se echaron a nuestro lado, uno a cada costado.

Mirábamos las estrellas en silencio. Había muchas, miles, incontables. La noche era muy clara y la luna ya se alzaba en el horizonte. El aire era cálido y el rumor del mar suave.

- Tanit -le pregunté- ¿cómo es para ti Dios?. Si es que crees que hay algo o alguien que se pueda definir con esa palabra.

- La Fuerza de la que procede todo el Universo es algo muy distinto a lo que se entiende habitualmente.-me dijo con una voz muy bajita, que yo podía oír porque nuestros rostros estaban muy cerca. Luego continuó.- Es como una Energía sin fin que lo penetra todo pero que el ser humano no puede percibir. ¿Te acuerdas lo que te mencioné sobre los instintos y el ego personal? Pues cuando se desarrollan mal son una barrera infranqueable que impide acceder al misterio de la vida. Hace mucho tiempo la humanidad tuvo entendimiento de lo que es la Fuerza que se denomina Dios, pero ese conocimiento se perdió y surgieron las religiones que existen hoy en día en el mundo.

- ¿Quieres decir que ninguna de nuestras religiones actuales está acertada en el concepto de Dios?- le pregunté con una cierta sorpresa, aunque la verdad no demasiada.

- Ninguna.-me dijo con voz suave y profunda. (Tanit se refería a las religiones institucionalizadas)

- ¿Y que época fue esa donde sí se comprendía a la divinidad?-indagué con curiosidad.

- Una época muy remota, en el alba de las civilizaciones. Luego los seres humanos fueron desarrollando paulatinamente su ego personal en una trayectoria equivocada y la percepción de lo que es Dios se fue perdiendo. Las religiones se transformaron hasta convertirse en religiones despóticas y tiranas, basadas en simples conceptos mentales, y fueron utilizadas como herramientas para controlar a los pueblos. Pretendían transformar a las personas en seres sumisos, especialmente a nosotras las mujeres.

Tanit hablaba mientras el cielo estrellado nos cubría con su manto de lejana luz.

- ¿Y cual era el concepto que en esa época primera se tenía de Dios? ¿Era el mismo que tienes tú ahora? -le pregunté interesado.

- Pues era muy parecido. Al menos mucho más similar que las ideas que han regido la civilización que tú conoces durante los últimos miles de años.

- ¿Crees que podré entenderlo? Explícamelo por favor. - le insistí impaciente.

- En un principio tienes que descartar la idea de un Dios personal y en segundo lugar tampoco concebirlo como un Padre.- me aseguró.

- ¿Y entonces como se puede concebir? ¿Quizá como una energía abstracta, impersonal y sin propósito definido?

- No precisamente. La misma palabra "Dios" ya está equivocada, y si quisiéramos emplearla deberíamos cambiarle el sexo o al menos hacerla plural.- afirmó con seguridad- Además, aunque es una energía abstracta e impersonal sí tiene un propósito. Y por último esa Energía que es infinita y sin forma puede tomar forma y volverse personal durante un tiempo.

- ¿Que quieres decir?- le pregunté desconcertado.- Tendrás que explicarme más detalladamente todo lo que has dicho, pues es demasiado etéreo. Energía impersonal, abstracta, sin forma, infinita... pero al mismo tiempo dices que tiene un propósito, que a veces puede tener forma y volverse personal. No entiendo nada.

- No tengas prisa por entender nada, cielo, pues ni tu mente ni tu ego personal están quizás aún preparados. Tendrás que pasar primero unas cuantas pruebas y por eso estoy yo aquí contigo.-me dijo de forma cariñosa.

- ¿Pruebas? -un escalofrío me recorrió la espalda- ¿Que quieres decir? ¿Tal vez como en las antiguas escuelas de Misterios, donde se probaba al aspirante a ser iniciado?-le pregunté preocupado. Sabía por lecturas que a veces en esas pruebas el aspirante llegaba a arriesgar su vida y algunos incluso morían en el intento.

- No te inquietes, sólo se trata de saber si ahora estás preparado, o de inducir y facilitar cambios que te permitan comprender determinadas cosas. No habrá nada que represente un riesgo para ti, te lo prometo mi vida.- me aseguró Tanit mientras sus ojos me miraban con dulzura.

A veces mi enigmática amiga me asustaba un poco. No sabía realmente quien era el ser que tenía a mi lado y que desde hacía varios meses yo tanto amaba. ¿Era todo una locura o tal vez un sueño? ¿Me despertaría un día, y ya no estaría Tanit junto a mí? Quería creer que no, que siempre estaríamos juntos. Como esta noche, como tantos días y tantas noches, abrazados, tomados de la mano, recorriendo caminos y sendas por la naturaleza, escuchando su risa y sus dulces palabras. Deseaba que esto durara siempre y temía que alguna vez se desvaneciera, como sucede con la bruma que hace mágicos los árboles del bosque y que cuando se levanta todo se vuelve vulgar y ordinario, sin la belleza del misterio.

- ¿Me puedes aclarar mejor como entiendes tú esa Energía que podríamos llamar Dios?-rompí el silencio de la noche preguntándole de nuevo.

- Esa Energía se encuentra dentro de tu cuerpo -me dijo- pero a la vez abarca todo el Universo, todas las estrellas que vemos ahí arriba en el firmamento.-afirmó mirando el infinito que bellamente nos cubría.

- Sigo sin entender nada, Tanit.-le aseguré algo impaciente por sus elucubraciones poéticas pero que no me definían nada concreto.

- Precisamente esa Fuerza es la Nada y el Todo, es el Vacío y la Plenitud, la Existencia y la No Existencia, el Espíritu pero también lo que llamamos Materia.- Yo seguía desconcertado intentando comprender algo que ella me intentaba transmitir. Continuó.- Cuando esa Energía decide Existir o Manifestarse lo hace en un principio como una Fuerza Femenina que lo abarca potencialmente todo, es la Madre Primordial de todas las cosas. Luego, cuando ese Poder Femenino Creador quiere auténticamente crear, lo hace dividiéndose a sí misma, creando en primer lugar su polo opuesto, una fuerza masculina. Entonces, cuando estas dos Fuerzas se manifiestan e interaccionan surge el Universo y todos los seres que lo habitan. Por tanto el Dios Creador es una Dualidad y sin dualidad no existe creación.-me aseguró mirándome con sus ojos azules y profundos.

-Sí, he leído algo de eso en libros sobre religiones antiguas o que tratan del origen de algunas de las actuales. -le informé para que supiera que ya tenía conocimiento de algo de lo que me estaba diciendo-. Parece ser que luego las religiones evolucionaron, o al menos los intereses de los que las controlaban en épocas posteriores, cambiándose el concepto de la Dualidad por la idea de un único Dios masculino todopoderoso.(O una Trinidad masculina).

- Los antiguos -continuó Tanit- concibieron acertadamente a Dios como una Gran Madre. La llamaron la Madre Universal, la Diosa Universal. Luego también concibieron su necesaria división creadora y llamaron a la parte masculina el Hermano, el Hijo, el Amante o el Esposo de la Fuerza Femenina. Y surgieron cultos para adorar estas Fuerzas Creadoras. Nacieron las primeras religiones. Pero no es necesario adorar nada ni a nadie, sólo saber que esas dos Fuerzas existen en todo el Universo y también dentro de nosotros.

Yo la escuchaba en silencio y recordaba los antiguos relatos mitológicos de los mesopotámicos, los egipcios, los hindúes, los wicca europeos, los dos principios eternos del taoísmo, etc.

- ¿Y por qué se perdió esa percepción dual de Dios? Si era más acertada se debía haber mantenido - le pregunté intrigado por el motivo que había hecho a la humanidad evolucionar hacia la concepción de un Dios masculino y paternal.

- La causa fue que el ego humano -me aseguró Tanit- se desarrolló hacia el afán de posesión del mundo material, se sobredimensionó el aspecto activo de la psique hasta convertirse el hombre en un super depredador. La conquista del mundo tangible supuso la evolución de una parte del cerebro en detrimento de otras áreas que se marginaron. El pensar venció al sentir. La razón se impuso sobre la intuición. La fuerza bruta y el ansia de dominio triunfaron y el ser humano dejó de fluir con la naturaleza. Eso hizo que se consolidara en todo el planeta una percepción del mundo que ha durado hasta la actualidad.

- ¿De qué percepción estás hablando? ¿Que es lo que ha cambiado?

- En un pasado lejano la realidad era entendida y percibida de una manera distinta a como lo es hoy en día. -me explicó Tanit mientras acariciaba suavemente mi rostro- En aquella remota época la humanidad aún se hallaba unida a la conciencia Madre de la que procede la conciencia individual de los seres humanos. Las conexiones de las neuronas del cerebro eran completamente distintas, así como también lo eran las hormonas que circulaban por el flujo sanguíneo del cuerpo. El mundo se vivía de manera distinta. En aquel entonces se podía acceder con toda facilidad a la comunicación directa con la divinidad. O expresándolo de forma no religiosa: la banda vibratoria de la realidad energética total que percibían era distinta a la actual. El mundo cotidiano, tal como lo sientes y ves hoy en día, aún no había sido configurado en la estructura de las mentes humanas. Vivían con otra percepción de la realidad, en otro mundo que ahora ha desaparecido para vuestros sentidos. Esa otra realidad era el Edén, el Otro Lado, Avalón, el Otro Mundo, y otras muchas denominaciones.

- ¿Pero se trataba de un mundo material o era algo espiritual Tanit?

- Para ellos era la realidad como para ti este mundo es tu realidad. - aseveró, mirándome fijamente y dejandome sumido en la duda.

- ¿Existe el cielo y el infierno? -le pregunté intentando ampliar los conceptos de las otras realidades y llegar a un aclaración de lo que ella me explicaba y que me parecía aún muy complejo.

- No existen tal como te los han explicado, aunque son realidades de la psique profunda, del subconsciente. Pero el mundo del que yo te hablo -me aseguró haciendo una breve pausa- es una percepción de la materia, algo objetivo para quien ha estructurado su mente y su corazón de acuerdo a los patrones perceptivos de la otra realidad.

- ¿Puedes ponerme algún ejemplo? No comprendo bien lo que tratas de explicarme.

- Aún no amor mio, pero poco a poco verás como percibes y entiendes esto que te estoy hablando.-me susurró Tanit con su cálida voz.

Después me dio un dulce beso y contemplamos en silencio las estrellas brillantes que iluminaban hermosamente el negro cielo. La luna estaba ya muy alta y en su nueva posición no rielaba ahora sobre el mar. Lug y Sansón parecían bien dormidos a nuestro lado, y se podía sentir la sosegada respiración de sus enormes cuerpos.

La noche era cálida y tranquila, agradablemente perfumada por la salobre brisa. Todo era quietud y paz a nuestro alrededor. El mundo podía encontrarse ahora en sus orígenes y nosotros ser sus primeros pobladores. Dos humanos, la pareja primordial, y dos bestias amigas, como eran los animales en el Paraíso. ¿En que tiempo nos encontrábamos? Me sentía sumergido y protegido en el seno de la Naturaleza, rodeado de dicha y felicidad, como un niño en el vientre de su madre antes de nacer. Y en ese estado delicioso y encantador me dormí, abrazando a Tanit y escuchando la monótona y antigua canción de las olas en la orilla.

Desconocía que pronto algo misterioso interrumpiría de improviso mi confortable sueño.

 

 

 

 

Capítulo 10. EL SUEÑO.

Me desperté y reinaba la oscuridad. La luna había desaparecido, escondida quizás tras alguna invisible nube. Algo extraño había provocado que regresara del mundo de los sueños. Percibí un ruido sordo y grave que surgía de un lugar muy cercano. Enseguida me percaté de que Sansón y Lug eran quienes inmóviles echados en el suelo estaban emitiendo ese sonido. Se trataba de un rugido persistente y apagado, una señal de alerta. Tanit parecía dormida plácidamente a mi lado. Los perros nos estaban advirtiendo de algo, quizá una presencia, tal vez había alguien próximo.

Me incorporé con mucho cuidado, para no despertar a mi joven amiga, y miré a nuestro alrededor por si vislumbraba algún vehículo o persona que se estuviera acercando. Todo estaba en calma, en completa oscuridad y silencio. Apenas era audible el suave y monótono rumor del mar. Ni siquiera el aire se movía en una noche inquietantemente tranquila. La playa se hallaba sumergida en la paz y las tinieblas, a excepción del amortiguado y continuo rugir de los canes en una nota muy baja.

De pronto me dí cuenta. En medio del mar, en el centro de las negras aguas, frente a nosotros, había un resplandor plateado. Pero la luna se hallaba ahora oculta en algún lugar del cielo. ¿De donde procedía entonces esa enigmática luminosidad? Parecía un halo suave que flotara sobre las aguas. Estaba tal vez a una distancia de varios kilómetros, sin llegar a la posición donde supuestamente se debía encontrar la línea del horizonte. ¿Que podía ser ese brillo? Fuera cual fuese su origen, era sin duda lo que provocaba que los perros emitieran ese sonido de advertencia ante algo desconocido que les inquietaba.

El asombroso resplandor fue expandiéndose poco a poco, muy lentamente y en completo silencio. En un instante pasaron por mi mente múltiples explicaciones.¿Podía ser un fenómeno de la naturaleza aún desconocido para mí? ¿Se trataría quizá de una nave submarina que iluminaba la superficie desde las profundidades? ¿O tal vez un fuego volcánico en el interior del mar?. Alarmado decidí por fin despertar a Tanit.

- Mira -le dije después de mover suavemente su brazo- observa ese resplandor que surge de la oscuridad de las aguas.

Ella se levantó con lentitud, tomó mi mano y me habló con dulzura fijando su mirada en mis ojos.

- No te preocupes cielo. Eso no es nada malo.

- ¿Pero sabes acaso lo que es? . No se trata de ninguna aurora. Esa luz está demasiado próxima y además no ha llegado aún el momento del amanecer. -le aseguré con una cierta agitación.

Tanit tranquilizó a los perros y luego se sentó de nuevo en las toallas que nos servían de cama. Yo observaba turbado el sorprendente resplandor que persistía brillando en la superficie del mar.

- Ven a mi lado y no estés inquieto.- me pidió con una voz muy calmada.

Yo no deseaba sentarme, pues apreciaba que la enigmática claridad crecía sensiblemente en intensidad y dimensiones. De pronto empezó a emerger, en el interior del espacio iluminado en las aguas, un brillante disco blanco, un circulo perfecto resplandeciente. Su tamaño parecía similar a la luna naranja que horas antes había surgido en el horizonte, pero este disco se encontraba notablemente más cerca. Era de un homogéneo color plateado y emitía una luz muy intensa. Sin embargo, a pesar de su potente fulgor, podía ser contemplado al igual que la luna sin que cegara los ojos. Tampoco destellaba, pero irradiaba un aura misteriosa y sobrenatural que se extendía por la superficie del mar.

- Ven y siéntate- insistió de nuevo Tanit.

Pero yo continué sin hacerle caso. No podía dejar de mirar ese disco de poderosa luz plateada. Se había elevado ligeramente sobre las aguas y ahora emprendía una lenta aproximación en dirección hacia donde nosotros nos hallábamos. A juzgar por el tamaño y el fuerte resplandor del extraño disco debería haber imperado en todo el entorno una luminosidad similar al día. Sin embargo la claridad tan sólo llegaba a unas decenas de metros a su alrededor. Parecía como si esa luz tan brillante estuviera concentrada en sí misma, sin apenas irradiar su inmenso potencial.

Era algo mágico y sobrecogedor contemplar el mar y el cielo increíblemente negros, sumidos en su nocturno misterio, y vislumbrar en el centro de esa oscuridad total, flotando sin aparente gravedad, un disco de majestuosa luz reinando sobre las aguas.

- ¿Que es eso? ¿Un querubín, como tú los llamas?- pregunté a mi también enigmática compañera, esperando que ella me aclarara este fenómeno, ya que por la aparente tranquilidad que manifestaba lo debía conocer.

- No exactamente. Ven. Siéntate a mi lado.- me pidió de nuevo con paciencia.

Sin embargo continué ajeno a sus requerimientos, fascinado por la luminosidad que parecía hechizarme y cautivado por su lenta aproximación.

Conforme se iba acercando la visión también crecían sus proporciones. Llegó hasta unos doscientos metros de la orilla, y su diámetro aparente alcanzó cinco o seis veces el de la luna. El disco plateado se detuvo entonces, y al instante la luz en principio blanca se fue transformando poco a poco en un tono naranja intenso, casi rojo. Poco después comenzaron a brotar y fluir multitud de nuevos tonos y otros colores: azules, violetas, naranjas, rojos, amarillos, verdes, ... Configuraron un entramado similar a los bellos rosetones y vidrieras multicolor de las antiguas catedrales góticas, que filtran con transparencia y belleza la luz. Pero en este caso, la fantasmal rosa gigantesca parecía estar viva y flotando sobre el negro espacio marino. Los colores surgían del centro del círculo como si fueran llamas de fuego policromo, similares a pétalos de energía flameante, que al igual que ondas se desplazaban continuamente hacia el borde de la esfera que constituía el mágico rosetón.

Me encontraba totalmente fascinado ante esa visión casi hipnótica. El disco luminoso semejaba ahora un sol de llamaradas multicolor que encerrara en su seno una energía inconmensurable. Escuché entonces un quejido a mis espaldas. Era un sonido muy fino y agudo, largo y prolongado. Mis perros emitían esa nota suave, era un tono idéntico a cuando habían sido cachorros chicos. Se trataba de un sonido de sumisión total ante algo que consideraban inmensa e innegablemente superior. El vello de mi piel estaba erizado y por mi espina dorsal subía una corriente eléctrica hasta la parte posterior de mi cabeza.

Entonces el disco luminoso, el gigantesco rosetón viviente tridimensional, con docenas de resplandecientes colores, comenzó a girar lentamente de derecha a izquierda. Escuché una vez más la voz de Tanit detrás de mí, que volvía a pedirme que me sentara. Pero en ese instante algo borró mi conciencia y perdí el recuerdo de lo que ocurrió a continuación.

No sé cuanto tiempo pudo transcurrir, pero mi memoria se traslada en el vacío y luego la recupero sintiendome flotar en una oscuridad completa y sin límites, como si entrara en un firmamento infinito pero desprovisto de estrellas. Sólo podía contemplar delante de mí la visión del enorme y misterioso rosetón girando lentamente con sus luces de múltiples colores luminosos. No había ya arena bajo mis pies, ni el mar y su eterna canción, ni Tanit, ni los perros, ni siquiera mi cuerpo. Era un simple observador dentro de una negrura absoluta, incapaz de percibir mi conciencia asociada a una estructura orgánica. Sin embargo no sentía ningún miedo. Únicamente un sensible vértigo emocional ante el respeto sobrecogedor que me producía lo que presenciaba. Había cierto calor en aquella misteriosa y envolvente oscuridad, como una difusa emoción protectora que me atraía. Tal vez así es como debe sentirse un feto en el vientre de su madre, cuando flota sumergido en la oscuridad total del líquido amniótico.

De repente pensé que tal vez podría comunicarme con la luz. Debía haber algún tipo de inteligencia tras el rosetón misterioso, que sin duda había sido la causa de que yo estuviera en lo que consideraba un estado alterado de conciencia, o tal vez un viaje lúcido hacia el interior de mí mismo. Intentaba razonar diciendome que me encontraba despierto dentro de un sueño, o que quizá se trataba de una experiencia chamánica inducida por una fuerza ajena a mí.

- ¿Quién eres o qué és lo que eres? - pregunté dirigiéndome a la esfera luminosa, que era lo único visible en el océano de infinita oscuridad en que me hallaba flotando. Creí escuchar la emisión de mi propia voz. Por tanto en el estado en que me encontraba tenía al menos la capacidad de crear sonido.

El enorme rosetón seguía girando, pero de pronto la luz vibró y casi detuvo su movimiento. Sorprendentemente surgió del silencio una asombrosa voz de mujer. Era una voz muy hermosa, la más bella que había oído jamás. Su timbre sugería una edad en torno a los treinta años. Era un sonido firme pero muy cálido. La enigmática voz dijo con lentitud y prolongadas pausas:

- Yo soy el Todo y su Origen..... Soy la Madre Eterna del Universo.

- ¿Eres Dios? - me atreví a preguntar.

- No. Los dioses existen porque los hombres creen en ellos. Cuando los hombres dejan de creer, sus dioses desaparecen. En cambio yo existo eternamente, ajena a que los seres humanos crean o no en mí. Mientras, por el contrario, si Yo dejara de pensar en vosotros, todos desaparecerías de la faz del Universo.

- ¿Eres entonces la Fuerza Creadora de la Vida? ¿Estoy contemplando ahora la forma que usas para manifestarte al mundo? -indagué intentando comprender la visión que estaba percibiendo.

Tras un breve instante de silencio la hermosa voz femenina volvió a responder con un sonido envolvente.

- Mis manifestaciones y formas pueden ser múltiples, pero mi esencia es siempre la misma: soy la Madre Universal y Eterna..... De mí nace el Espíritu y de mí nace la Materia..... De mí procedéis y a mí siempre volveréis..... El Todo y la Nada son los dos colores de mi Manto.....Lo Eterno y lo Perecedero son las dos caras de mi Rostro.

- Sin embargo eres tan inaccesible que nadie te conoce. ¿Cómo puede un simple ser humano acceder a ti? -afirmé y pregunté ante la paradoja de que, si aquello que me hablaba era la Fuente de la Vida, se ocultaba y era desconocida.

- Si me buscas a través de tu corazón siempre me podrás encontrar..... Estoy invisible en todas partes, pero mi presencia siempre te rodea..... No me percibes porque tu mente aún no está preparada.

- ¿Y por qué ahora sí puedo verte en una manifestación concreta? - le pregunté extrañado.

- Has atravesado determinada línea dentro de tu ser .....y por eso he venido..... Pronto además te serán revelados algunos misterios y secretos importantes a través de Tanit.-dijo de forma enigmática.

- ¿Tanit? - me sorprendí, pues durante toda esta experiencia me había olvidado de mi amiga- ¿Quien es en realidad Tanit y que significado tiene ella en mi existencia? -pregunté.

- Tanit es mi hija muy amada.... Ella es mi Grial..... Ella es ... mi linaje humano.- Escuché estas palabras mientras la luz policroma del rosetón resplandecía y vibraba intensamente.

-¿Pero que relación tiene ella conmigo? ¿Por qué ha aparecido en mi vida? -le pregunté desconcertado.

- Tanit y tú estuvisteis ya unidos en un pasado muy lejano. -me aseguró- Por eso ahora ella ha vuelto para ayudarte.

- Pero yo no recuerdo nada. ¿Cómo puedo haber vivido antes si no tengo memoria de ello?-interrogué a la luz cada vez más sorprendido.

- Las existencias pasadas se olvidan, ... pero la conciencia o alma de cada uno de vosotros consigue avanzar lentamente ..... con millones de vivencias, .....y madura como una semilla que germina escondida bajo la negra tierra..... Repetís el ciclo de la vida miles de veces, .... y aunque al principio sois inconscientes del camino, al final algunas almas están preparadas para reconocerlo ..... y seguirlo conscientemente..... Tú has llegado a ese punto..... Después hay nuevas etapas de una espiral infinita.

Escuchaba a la misteriosa y hermosa voz, y me sentía atraído y envuelto en una energía cálida y protectora. La sensación que tenía era de una gran paz, pero paradójicamente también de un inquietante temor. El miedo era debido a que aquella voz me arrebataba como un gran amor, pero al mismo tiempo sentía como mi ser se disolvía. Mi identidad era absorbida por una fuerza poderosa desconocida y me daba miedo dejar de existir como individualidad.

Tras un momento de silencio habló de nuevo la voz, rompiendo la fascinación dubitativa de mi mente.

- Sigue el camino que Tanit te marca con su amor..... Sólo a través de ella encontrarás la luz verdadera que te orientará en las tinieblas..... Tu destino sagrado es descubrir la senda auténtica ... hacia la libertad real.

Entonces el rosetón comenzó a vibrar como si una fuerza inmensa girara oculta en su interior. Las llamas policromas similares a pétalos flamígeros empezaron a fluctuar igual que si fueran a desaparecer. Todos los colores se fundieron entonces en uno solo de intenso fulgor rojo, y tras unos instantes el rojo dio paso de nuevo al blanco más puro. Perdí por segunda vez la consciencia y la recuperé envuelto en la oscuridad. Ya no resplandecía nada delante de mí. Había calma y una sensación de frescor, como si una brisa húmeda me rodeara. De pronto me dí cuenta de que algo me acariciaba las sienes. Era el tacto suave de unos dedos que ahora pasaban por mi frente y mi cabeza. Miré hacia arriba y vi a Tanit. Sus manos rozaban dulcemente mi rostro y sus ojos me miraban con amor. Yo me encontraba echado en la arena. Los perros me lamían cálidamente ambos pies.

- ¿Que me ha pasado? ¿Dónde he estado? - pregunté en un tono de voz muy bajo- ¿Que ha sido todo lo que he visto?

- Lo que has visto es una manifestación de la Energía de nuestra Madre Tierra. El disco resplandeciente era una Puerta de acceso a la Supraconciencia del Universo. -me explicó de forma tranquila.

-¿Que quieres decir? ¿Ha sido un hecho objetivo la experiencia que he tenido, o ha sido un sueño? -la interrogué después de incorporarme y sentarme.

-Cuentame lo que has percibido mientras tu cuerpo estaba en mis brazos.-me pidió.

Le relaté todo lo que recordaba y ella después de escucharlo exclamó desorientandome:

- Bueno, otros han tergiversado y manipulado más la experiencia. Tú la has transformado poco.

Su rostro esbozó una cálida sonrisa de satisfacción.

- ¿Que significa que la he transformado poco? - le pregunté desconcertado.

Yo no creía haber transformado nada en absoluto. Todo se lo había relatado con fidelidad, tal como lo recordaba. ¿Acaso mi subconsciente había cambiado los hechos?

Tanit me explicó lo siguiente:

- La mayor parte de las personas que tienen una experiencia con otro nivel de la realidad, modifican inevitablemente los hechos en función de los patrones psíquicos de las ineludibles creencias, tanto conscientes como inconscientes, que tienen en sus mentes.-me miró y como yo guardaba silencio continuó- Introducen en su experiencia sus paradigmas religiosos o profanos sin que nada sea capaz de impedirlo. La mente interpreta de forma automática los hechos buscando en sus archivos referentes de información conocida. La interpretación siempre tiende a lo conocido, es decir a la realidad subjetiva que en cada tiempo histórico tiene la cultura de una sociedad, y que impregna inconscientemente a cada individuo.

- ¿Y yo que modificaciones subjetivas he realizado? - le pregunté sonriendo por primera vez.

- Casi ninguna -me respondió ahora seria- No han aparecido seres extraterrestres, tampoco imágenes de dioses o santo alguno. Ni arquetipos simbólicos siquiera. Una experiencia pura a un 70%. - Y entonces sí rompió a reír. Yo sabía que se reía porque estaba imitando mi costumbre de cuantificar y medir todas las cosas.

- En serio Tanit. -insistí- ¿Esa visión ha sido una experiencia objetiva o tan sólo las imágenes subjetivas de un sueño?.

- Ha sido un sueño objetivo.- me respondió riendose aún.

- ¿Por qué te lo tomas a broma? -le pregunté un poco molesto- La profunda y hermosa voz que salía del rosetón, y que decía ser la Madre Eterna del Universo, me aseguró al final que tú eras su hija muy amada. ¿Que significa eso?

- Bueno, en realidad para la Madre Universal todos somos sus hijos muy amados. Tú también lo eres. -me respondió incorporándose y alejándose de mi en la oscuridad.

- Tanit - la interrogué de nuevo, esta vez en voz más alta- ¿Es verdad que tú y yo nos conocimos en una vida anterior? ¿Es eso cierto, o es producto de mi imaginación?

- Es cierto amor mio, eso es completamente cierto, aunque tú no recuerdes ahora nada en absoluto. -me aseguró saliendo su voz de la penumbra nocturna.

- ¿Por qué te alejas? -le pregunté molesto porque se marchara sin esperarme. Me levanté y pretendí seguirla.- ¿Podré alguna vez recordar ese pasado?

- No es necesario que lo recuerdes, pero tal vez lo logres en un futuro. Ahora es más importante que tu cuerpo aprenda a ver aún sin luz.- Y tras decir esto se alejó corriendo todavía más.

- ¡Búscame, búscame! -surgió su voz ya entre las tinieblas.

Y antes de que yo reaccionara, Lug y Sansón se levantaron veloces, dando potentes ladridos, y rápidamente desaparecieron en las sombras tras los pasos de Tanit. En cambio yo no veía nada, y sólo pude caminar intentando no caerme, perdido en la profunda oscuridad. Una oscuridad densa que lo envolvía todo, pues misteriosamente la luna se había desvanecido, dejando a la noche huérfana de su luz.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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