Kababelan  2005

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PRIMER LIBRO:

LA PORTADORA DEL SECRETO

 

 

 

I.  CICLO DE LA JOVEN MISTERIOSA

EL CIRCULO     DE LAS GUARDIANAS DEL GRIAL.

PORTAL PRINCIPAL

INTRODUCCIÓN: EL MITO GRIALIANO.

PRIMER LIBRO:      LA PORTADORA DEL SECRETO.       PRÓLOGO

CICLOS

LA JOVEN MISTERIOSA

LAS LUCES

EL ROSETÓN

EL CISNE Y LOS DOS CANES

LA CUEVA

EL PASEO POR     EL BOSQUE

LA COPA

SEGUNDO LIBRO:              EL VIAJE. INTRODUCCIÓN  Y PRÓLOGO.

TERCER  LIBRO: LAS REVELACIONES  DE LA GUARDIANA. PRÓLOGO.

ÍNDICE GENERAL

SINOPSIS/ PRESENTACIÓN

ENLACES WEBS

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Colección de Santos Griales famosos además de otros muchos. Cada uno con su historia verdadera y su piadosa leyenda.


Cáliz celta

Cáliz Ardagh en Irlanda

Copa de Hawstone Park, que para algunos es el auténtico grial

Cáliz de la Catedral de Valencia

Copa de Hierro en Italia, que para algunos autores es el Grial

Santa Catina de Italia

Cáliz de Glastonbury

Cáliz de Antioquía

 

 

Todos estos venerados cálices han recogido la sangre de Cristo, un sospechoso rito que realizó, según atribuye la tradición,   el enigmático José de Arimatea. 

 

Caldero celta llamado de Gundestrup. Fabricado en plata dorada varios siglos antes de la cronología cristiana.

Ricamente adornado con relieves de la religión y mitología céltica. ¿Son estos calderos celtas los predecesores del posterior mito cristianizado del Santo Grial? 

En ambas tradiciones el iniciado se transforma y llega a poseer el conocimiento y el poder que se oculta más allá de la condición ordinaria humana.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Mientras permanecía sentado en aquel portal una inusitada paz me inundó. Todo quedó poco a poco en silencio, incluso el tráfico nocturno cesó en su  circular y la ancha acera durante unos instantes dejó de ser frecuentada por transeunte alguno quedando completamente desierta. Parecía como si una noche extraña hubiera poseído aquel lugar, envolviéndome en una insólita calma, aislándome del tumulto de mis pensamientos y de la presencia de mis congéneres. Me hallaba completamente solo en medio de la  noche de una gran ciudad. Desintencionado volví mi rostro hacia la derecha y doblando la esquina surgió una joven que portaba una abultado bolso de viaje. Caminando con su gran bulto llegó hasta donde me encontraba, depositó su equipaje en el suelo y con un ligero saludo y una natural y sencilla sonrisa se sentó  a mi lado. 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 1. EL BUSCADOR.    

Desde que tan sólo era un niño me interesaron todos los temas que tuvieran algo que ver con el misterio, con lo desconocido, con lo paranormal o simplemente con lo no convencional. Recuerdo aún extraños sueños de mi infancia, que me acompañaron durante aquella etapa de mi vida, así como pensamientos desconcertantes que algunas veces penetraban en mi mente y me decían cosas inverosímiles. Pero esa época primera del ser humano en ciertos casos está llena de magia y de hechos sorprendentes que, después en la edad adulta, no sabemos si fueron realidad o tan sólo fantasía. Así que, durante un tiempo, todo fue olvidado y únicamente quedó una vaga pero persistente inquietud.

Al final de mi adolescencia comencé a leer libros sobre filosofía oriental, visiones diferentes de la existencia que poseían otros pueblos y culturas, así como sobre diversa temática sobrenatural. Me introduje en varias sectas durante algunos años, buscando un camino o una verdad distinta a la enseñanza tradicional de la ciencia o la religión. Pero al final volví a estar solo en pos de algo nebuloso que siempre se escapaba, pues no sabía bien qué era.

También mi vida sentimental era igualmente muy incierta, ya que mi relación con el género femenino jamás echaba raíces. Pasaba rápidamente de un amor a otro, sin desear nunca atarme a nadie. La soledad fue casi siempre mi compañera habitual y el amor una visita fugaz.

Seguí leyendo perspectivas y filosofías distintas sobre la vida y todos sus fenómenos, cuanto más lejos de los parámetros normales de pensamiento mejor, pues recurrentemente por naturaleza he huido de la norma. La visión cotidiana sobre las cosas me parecía insuficiente, e intuitivamente creía que algo más se ocultaba en algún lugar y que se podía de alguna forma descubrir.

 

 

Siempre me han encantado los animales, las plantas, las montañas y todo lo que se mantuviera fuera de la civilización. Nunca me sentí bien en discotecas, bares o cualquier ámbito de diversión convencional. Cuando comencé a vivir fuera del hogar de mis padres rechacé tener siquiera televisión, pues me parecía que era algo que sin darnos cuenta esclaviza nuestra mente.

Caminé muchas veces en solitario por parajes de la naturaleza y otras ocasiones lo hice en compañía. Viví solo varios años y también algunos en convivencia, con mujeres a las que amé durante un tiempo. Leí y practiqué un poco, un poco de todo pero un mucho de nada. 

 

En ocasiones vi luces extrañas en el cielo, casi siempre cuando me hallaba solo, durante el crepúsculo o en la noche. Aparecían de improviso en el campo o a las afueras de una ciudad, o bien las observaba desde el vehículo en el que viajaba, cuyos indicadores eléctricos se alteraban hasta volverse completamente locos.

Me inicié en la senda de ciertos chamanes, tuve algunas visiones, intuiciones presentimientos o quizá tan solo fantasías del inescrutable y profundo subconsciente humano, que tal vez, sólo tal vez, pensaba, está conectado con un universo casi infinito. El misterio ha sido siempre mi única fe verdadera.

He caminado en noches estrelladas junto a la orilla de playas solitarias, y he contemplado la luna, y a la Naturaleza, que ha sido mi único amor permanente.

Sin embargo, en ocasiones he deseado también morir, pues creía que mi vida no tenía ningún sentido y no conducía a ningún lugar. Pero una fuerza desconocida, aunque presentida detrás de todo lo conocido, me daba a veces ánimo. Recuerdo, en mi primera juventud, cuando tuve dos experiencias con la vastedad de la conciencia liberada de la forma y la percepción de algo que es indescriptible.

No obstante todo eso quedaba muy lejano, sumamente lejano. Y la rutina automática diaria, los hábitos cotidianos, el trabajo necesario, ... la vida repetitiva y mecánica que casi todos generamos a nuestro alrededor, ... eran como verdaderos monstruos que, a pesar de mi lucha, volvían una y otra vez para devorarme siempre.

En secreto soñaba con encontrar algún día alguien que compartiera los anhelos más íntimos de mi alma, alguien a quien amar de verdad.

Expresé vehementemente ese deseo muchas noches en que comulgaba con el espíritu, en ocasiones en las que escuchaba la voz secreta y profunda de mi corazón.

 

 

 

 

 

 

 

 

Unos animales se manifestaron cierta vez en un sueño y luego en visiones mientras estaba despierto. Se introdujeron en mi conciencia. Se trataba de determinado tipo de perros. Yo nunca había tenido perros, pero ellos surgieron entonces misteriosamente en mi vida, desde el otro lado, y pronto fueron reales. Eran perros de unas razas desconocidas para mí y me llevó dos años identificarlos y localizarlos.

Poco después se presentó también en mi vida un ser extraño, una chica muy joven, que agradablemente compartía conmigo las mismas inquietudes. La conocí de forma aparentemente fortuita, o al menos eso me pareció al principio, aunque luego comencé seriamente a dudarlo.

Sus palabras eran muy dulces y cálidas. Enseguida me encantó su forma de expresarse y sus bonitas ideas sobre la vida y el sentido de las cosas. No transcurrió mucho tiempo cuando decidimos realizar juntos un viaje. Poco después ella comenzó a visitarme, e incluso se instaló a vivir conmigo durante algunas cortas temporadas. Pero no me permitió que yo la visitara nunca a ella. Pronto comenzó a parecerme cada día más misteriosa. Yo la amaba, pero sin embargo inquietantemente vislumbraba en ella algo que era imposible descifrar.

Realizamos muchas excursiones por la naturaleza, practicando largas caminatas, pues a ambos nos deleitaban. Nos bañábamos en el mar, o en algunos riachuelos de la montaña, y hablábamos de lo que a los dos nos gustaba.

 

 

 

 

 

A pesar de ser trece años más joven que yo, su seguridad en sí misma y sus pensamientos sobre algunos temas eran muy maduros. De forma que enseguida dejé de percibir entre nosotros cualquier diferencia de edad, al menos psicológicamente.

Pero un tiempo después, las ideas de ella comenzaron a ser más y más extrañas, y poco a poco me fue revelando que no era un ser humano como los demás de este mundo. Le disculpaba semejante trastorno mental, a mi juicio leve, pues no afectaba para nada al trato normal y encantador que ella siempre ofrecía. Además la amaba como no había amado a nadie antes y no quería que pensara que yo era hostil a su fantasía. Esperaba que su imaginación desbordada retornara pronto a la total cordura, y si no fuera así tampoco mucho me importaba, pues estar con ella era la mayor maravilla que había conocido nunca. Su nombre era Tanit.

 

 

 

 

 

2. EL SANTO GRIAL.

 

Mi memoria no logra recordar en absoluto cuando escuché o leí por primera vez el extraño vocablo "Santo Grial". Tal vez fue en una olvidada película, o quizás en un libro, o en una conversación de mi lejana adolescencia. Pero desde entonces me atrajo siempre esa enigmática palabra, surgida de las grises brumas medievales, así como el misterio ambiguo y arcano que tras ella se escondía.

Según mis primeras impresiones, representaba una preciada reliquia, supuestamente religiosa, que ocultaba también un codiciado secreto. Parecía estar muy relacionada con el cristianismo, aunque nadie era capaz de definirla exactamente, ni de explicar que claves de conocimiento espiritual o material en realidad contenía.

La mayor parte de las veces se identificaba a esta reliquia con una Antigua y Venerada Copa, poseedora de dones y poderes mágicos, y con un importante simbolismo religioso, pero que a su vez parecía transcender la religión misma.

Desde la oriental Rusia hasta la occidental Irlanda y la meridional España, casi todos los países europeos cuentan con una o varias de estas sagradas copas o cálices, a los que atribuyen ser el auténtico Santo Grial.

 

 

 

Es evidente que no todos pueden ser verdaderos. Es más, resulta obvio que no lo es ninguno, pues de lo contrario ... ¿cómo no se manifiestan sus asombrosos poderes? El misterio o la autenticidad sin duda están en otra parte.

¿Pero por qué en tantos sitios está recogida la leyenda del Grial? ¿Se trata únicamente de un mito medieval europeo o encierra alguna verdad secreta que desconocemos?. Incluso en la tumba sellada del faraón Tutankhamon se halló una hermosa y gran copa de alabastro, que fue denominada por los arqueólogos como "cáliz de la vida". Igualmente, algunas diosas del antiguo Egipto y de otras viejas culturas aparecen representadas siempre junto a un cáliz o vaso misterioso.

¿Que puede tener de especial una simple copa? ¿Qué beneficio puede aportar su posesión? ¿Se trata simplemente de un símbolo, con un significado aún desconocido? ¿O tal vez es un objeto real con poderes sobrenaturales?

Si el famoso mito del Grial procede simplemente de poco más de una docena de novelas medievales que se escriben a finales del siglo XII y durante la primera mitad del siglo XIII, ¿cómo es posible que fuera aceptado como una leyenda auténtica por casi todos los países de Europa? ¿Por qué existen griales en tantas iglesias? ¿O es que no se trata tan sólo de simples novelas? ¿Hay algo que desde la distancia se nos escapa? Tal vez la aparición literaria del mito no fuese más que la continuación de una tradición oral anterior. De ahí su aceptación inmediata por la cultura medieval.

¿Ocultan las fabulosas leyendas del Grial un antiquísimo rito iniciático? ¿Quizá un rito de transformación, un peregrinaje en busca de la esencia del alma o del sentido de la vida? ¿Un rito que fue precristiano, pero que inevitablemente se cristianizó paulatinamente durante la Edad Media? ¿Dónde se encuentra la verdad y donde llega la fantasía? ¿Cuál de las diferentes leyendas sobre el Grial es auténtica? ¿Lo és acaso alguna?

Jesucristo había usado el Grial en la Santa Cena, según se atribuyen los cristianos, pero sin embargo está claro que esa Copa ya existía anteriormente, desde la más remota antigüedad. Cierta leyenda refiere que ya lo poseyó el legendario Melquisedec en el principio del mundo. Además otras versiones identificaban el Grial con objetos sagrados distintos, e incluso con una combinación de varios símbolos. También es muy confuso saber a que cultura o civilización pertenece su origen realmente, pues aparenta ser una mezcla de varias creencias y tradiciones.

El Santo Grial es sin duda algo legendario y arcano, como si escondiera uno de los secretos más ocultos y viejos de la Tierra, un misterio surgido de la noche de los tiempos, del alba antigua de la humanidad. Parece escapar desde luego al mismo cristianismo, aunque éste pretenda asociarlo con sus creencias en las versiones medievales más actualizadas y conocidas popularmente.

A pesar de esto el tema en sí nunca atrajo mi atención lo suficiente como para intentar penetrar directamente en él, aunque, en mis escasas lecturas sobre el mismo, había descubierto que también tenía cierta relación con la tradición cultural y religiosa de los viejos pueblos y tribus celtas. Para ellos el Grial era un recipiente mágico de transformación, que dotaba a las personas de poderes sobrehumanos que les facilitaban el acceso al mundo espiritual o de los dioses.

Parece ser que, cuando los últimos reductos celtas fueron definitivamente absorbidos por la nueva y triunfante religión cristiana, los herederos de aquella fecunda cultura fundieron algunas de sus tradiciones milenarias con el cristianismo vencedor, y así de esta manera híbrida intentaron conseguir que sobrevivieran para el futuro.

También se había relacionado a la antigua herejía cristiana de los cátaros, que floreció durante la Edad Media en los verdes valles pirenaicos, con el enigmático Grial. Decían que los cátaros habían conocido su bien guardado secreto, que lo habían custodiado incluso durante un tiempo, y que al final de su holocausto lo escondieron para que jamás cayera en manos de los violentos y sanguinarios cruzados, que arrasaron la Occitania (el Languedoc y la Provenza) a comienzos del siglo XIII por orden del rey francés y el Papa de Roma.

Y asimismo, también otras versiones orales lo hacían proceder de Oriente Próximo, una de las supuestas cunas del origen de la civilización. Según estos mitos judeo-cristianos, el Grial era una joya celestial con sumo poder que procedía de la mismísima corona de Lucifer. Cuando este Príncipe de Angeles se rebeló en el Cielo contra Dios y fue expulsado a la Tierra tras su derrota, se le arrebató el Grial de su corona y se ocultó esa joya sobrenatural, transformada en una copa, en algún lugar del mundo terreno, donde permanece custodiada por seres puros de elevado nivel espiritual.

Lucifer era la primera jerarquía celestial después del mismo Dios, por lo que el Grial era algo así como el poder perdido de un dios caído; y, por tanto, algunos creían que podía convertir a su poseedor en un ser igual o parecido a los dioses.

Se dice que el Grial ha sido perseguido secretamente por los hombres desde la más remota antigüedad. Incluso parece ser que también los megalómanos nazis, en nuestro pasado reciente, lo buscaron por muchos países con ahínco, sin duda sin éxito; pues es probable que pretendieran encontrarlo creyendo que así conseguirían posiblemente el dominio total del mundo usando su supuesto poder celestial. Sin embargo, nadie que lo codicie para su propio beneficio lo podrá hallar nunca, reza la leyenda, pues el Grial sólo se revelará a quien posea un corazón inocente y puro, y supere determinadas e inevitables pruebas.

Pero ahí acababan mis escasos conocimientos respecto a este misterioso tema. Semejaba ser un enigma rodeado siempre de una espesa niebla, que lo hacía confuso y a veces contradictorio. Y no supe más hasta que conocí a Tanit, que, desde el principio, fue casi igual de misteriosa.

Ella me enseñó que el verdadero secreto del Grial está en el amor, un amor de una naturaleza muy especial. De su suave mano me condujo hacia el interior de mí mismo y también hacia el interior del universo. Me llevó por un extraño camino que pasaba por mi corazón y atravesaba el ignoto territorio de las profundidades de la mente. Me mostró que todas las mentes y consciencias individuales están creciendo en realidad dentro de la Mente y la Consciencia universal del Cosmos.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Capítulo  3.  TANIT.

 

 

Mi primer encuentro con ella fue, en apariencia, totalmente casual.

Aunque ... , ¿existe realmente la casualidad? Pienso que en algunos casos sí, pero sin duda en otros hay una fuerza inexplicable que une a las personas y los acontecimientos durante un tiempo, para que se cumpla un destino oculto que está velado a nuestra mente consciente. Tanit me aseguraba que esa fuerza misteriosa del destino trenzó nuestros caminos para que nos encontráramos. Pero la realidad era que ella misma formaba parte en secreto de quienes habían urdido y tejido mi futuro.

La conocí cierta noche en Córdoba, una antigua ciudad del sur de España, mientras despreocupado esperaba bajo las estrellas la llegada del autobús de linea en el que iba a regresar a mi ciudad de residencia habitual.

Era ya bastante tarde. Había decidido aprovechar las horas nocturnas para efectuar el viaje de retorno. Después de tomar una cena ligera en un bar di un corto paseo para estirar las piernas y refrescarme con el aire de la noche, pues nada más tenía ya que hacer. Disponía de algún tiempo sobrante hasta que pasara el vehículo que me debía transportar y que me llevaría a mi lejano destino.

Acudí a la parada con considerable adelanto. Acababa de sentarme en un cómodo portal de un comercio cerrado próximo. Aguardaba sin prisa alguna, pues sabía que el autobús aún demoraría un buen rato su llegada.

No recuerdo que en ese momento hubiera nadie más esperando en aquel lugar, ni tampoco transitaba gente a esa hora por aquella calle, que sin embargo era una avenida bien céntrica. De repente, apareció una chica solitaria por mi derecha. Pensé que tendría unos veinte años. Sin preocupación alguna se sentó a mi lado, pues quedaba espacio libre en el elevado portal. Con toda naturalidad me saludó y dejó su equipaje en el suelo junto al mio.

Fue ella quien enseguida inició la conversación y quien la dirigió en todo momento. No actuaba como es habitual en otras chicas de su edad, que no suelen llevar en un principio la iniciativa con una persona más mayor. En este caso, sin embargo, la joven desconocida era quien parecía tener más interés en hablar. Pensé que mi aspecto le inspiraba confianza, o que tal vez yo le había gustado, o simplemente tenía ganas de comunicarse con alguien esa noche.

El autobús que esperaba era otro distinto al mio, y parecía ser que también ella había acudido con bastante antelación. Enseguida fluyó la conversación entre nosotros y me relató experiencias de varios viajes que había realizado al extranjero, mencionando amigos que había visitado en esos países. Algunos lugares eran de Europa y otros de Oriente Próximo y el norte de África.

Me explicó que le encantaba viajar y conocer todas las culturas y las distintas gentes. También le gustaba mucho la Naturaleza, las plantas y los animales, así como los temas extraños y misteriosos. Me resultó una joven muy agradable. Tenía una gracia seductora y un entusiasmo especial para contar las cosas. Estuvimos hablando durante casi una hora, hasta que por fin se presentó mi autobús, antes que el suyo. Ella, espontáneamente, se levantó entonces para acompañarme hasta la portezuela-maletero del vehículo, donde guardé mi equipaje.

Me comentó lo curioso que resultaba que, después de hablar durante tanto rato y de tantas cosas, aún no conociéramos siquiera nuestros nombres. Le dije que eso no tenía ninguna importancia, que daba igual cuales fueran, pues nunca más nos íbamos a ver. Pero me respondió que el mundo es un pañuelo y que tal vez sí era posible que nos volviésemos a encontrar algún día. Yo le sonreí escéptico, pero nos intercambiamos nuestros nombres, y ella me dio un beso cariñoso de despedida.

Después, me ofreció su número de teléfono, por si deseaba alguna vez llamarla. Lo apunté rápidamente en un papelito y lo guardé, pensando que probablemente jamás lo usaría, pues yo me iba muy lejos. Pero sin embargo, una semana más tarde la recordaba con nostalgia y la llamé por primera vez. Nos telefoneamos varias veces y, un día, le propuse hacer un viaje de recreo juntos. Me respondió que le parecía muy bien, y que estaría encantada de estar en mi compañía.

Tras ese viaje, que duró quince días, nos convertimos en amantes. Ella me visitó a partir de entonces con relativa frecuencia, aunque nunca se quedaba demasiado tiempo residiendo conmigo. Cuando le preguntaba dónde vivía o cuales eran sus actividades, sus respuestas eran siempre poco claras y cambiantes, a veces incluso contradictorias. En ciertas ocasiones mencionaba tener un trabajo y luego parecía que había cambiado a otro. Estudiaba también distintas cosas, según fuera la temporada en la que me lo contaba. Lo mismo ocurría con su domicilio, que nunca me reveló. No me permitía penetrar más en su vida y acabé aceptando que fuera siempre ella quien viniera a visitarme.

Según refería tenía amigos en distintas partes del mundo y realizaba frecuentes viajes. Todo ese misterio constituía una parte sustancial de su enigmática personalidad, y como nunca me ha gustado poseer o controlar a los demás, aceptaba, con relativa resignación, que no me desvelara nunca la verdad completa de su vida. Pensaba que si en algún momento ella quisiera hacerlo, ya lo haría. Yo esperaba pacientemente, hechizado siempre por el especial encanto y la belleza de mi joven amiga, e igualmente fascinado por los conceptos asombrosos que me reveló y por las extraordinarias experiencias que increíblemente viví a su lado.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

4. MI ENIGMÁTICA AMIGA.

 

 

Tanit tenía un cuerpo tan ágil y flexible que a veces daba la sensación de que era un gato. Desde lo más simple hasta lo más difícil, realizaba todos los movimientos con una asombrosa naturalidad, armonía, equilibrio y precisión; como si nunca hubiera dificultad en ellos, como si la ley de la gravedad jugara continuamente a su favor. Al mismo tiempo su fuerza física era muy superior a la que en apariencia debía tener su pequeño y delgado cuerpo.

Poseía también una envidiable salud, pues nunca la conocí enferma, ni siquiera un simple resfriado. Quizá sufrir algunos resfriados es bueno, porque sanean y desintoxican el organismo, al tiempo que lo fortalecen y le informan de los nuevos virus que circulan por el mundo. Pero cuando los resfriados son demasiado frecuentes o de muy larga duración indican debilidad. No era este su caso en absoluto. Tanit manifestaba en todo momento óptima salud e higiene orgánica espléndida, así como una inagotable vitalidad.

Por otro lado, desde cualquier punto de vista, era sin duda la mejor amante de todas las que en mi vida había conocido. Sus besos eran embriagadores como aromático vino y tan dulces como la miel, siempre profesaban amor. Sus abrazos enlazaban cálidos y agradables como los rayos de un sol de primavera. Su voz vibraba sumamente hermosa y delicada, como la melodía más perfecta.

Tenía un carácter muy fuerte e independiente, con una gran seguridad en sí misma. Pero no por ello esperaba o me exigía que estuviéramos siempre de acuerdo. Ambos sabíamos respetar nuestras discrepancias en algunos temas.

Nunca me reveló dónde había nacido, ni cual era su residencia estable. Hablaba perfectamente varias lenguas. Parecía viajar siempre, cambiando el lugar de su ubicación de forma continua, así como sus supuestos trabajos que yo nunca pude verificar. Quizá tenía otros amantes además de mí, y vivía trasladándose de la casa de uno a la de otro de forma permanente. Todo eso pasaba por mi cabeza.

Su estado de ánimo era vital y alegre y emanaba de ella una inquietante y atrayente belleza interior. Su piel era perfumada y sedosa. Lucía una preciosa melena de pelo castaño rojizo bien largo, aunque se lo cortó radicalmente varias veces, sorprendiendome con su desconcertante transformación. En ciertos momentos mutaba su aspecto de forma tan asombrosa que parecía dotada del don de la metamorfosis. Aunque para mí su alma era inconfundible y absolutamente única. En realidad todo lo que ella manifestaba destacaba ante cualquier normalidad.

Pero poseía especialmente los ojos más luminosos que había conocido jamás. Y en ciertas ocasiones, cuando su ánimo se encendía, tanto por estar contenta como ligeramente contrariada, cobraban entonces esos hermosos ojos un brillo extraordinario, como si un resplandor profundo y misterioso se encendiera dentro de ellos. En esos momentos especiales me debatía entre contemplarla, asombrado y extasiado, o huir francamente atemorizado, pues daba la sensación de que en su interior residía una energía inconmensurable, que a veces osaba mostrarse por esas dos ventanas encantadoras y terribles. Aunque en realidad siempre manifestaba una energía que fluía armoniosa y controlada. No la observé nunca dejándose llevar por un arrebato de ira o el impulso ciego de una pasión. Más bien era pasión suave en movimiento fluido y continuo, como un río vivo y caudaloso que discurre por un maravilloso cauce de deliciosas curvas.

Ambos permanecíamos callados durante largos espacios de tiempo, pues ella decía que en el silencio verdadero está la puerta de entrada a un mundo desconocido. Pero aún así, durante los años que pasó a mi lado, mantuvimos frecuentes conversaciones sobre los temas más diversos y profundos que uno pueda concebir. Tanit aparentaba poseer conocimientos extraños sobre muchas y variadas cosas, algo totalmente impropio en una chica de su edad. Daba la sensación, ciertas veces, de que era una mujer mucho mayor de lo que su fresca juventud representaba, pero en igual número de ocasiones podía mostrarse como la más traviesa, loca y juguetona de las adolescentes. Incluso tenía momentos de aparente inocencia. Así que la cuestión de la edad se convirtió para mí en algo totalmente indiferente, pues mi amiga en definitiva no parecía tener una edad psíquica definida. Era como poseer la sabiduría de mil años introducida en el carácter y el cuerpo de una joven de veinte.

Repetidamente cambió el teléfono que me proporcionaba de contacto. Y también desapareció de mi vida en varias ocasiones, durante breves temporadas, para reaparecer luego argumentando que había realizado un viaje a otro país. Pero no me daba nunca datos cronológicos ni detalles completos. Mantenía un velo, permanentemente echado, sobre la parte de su vida personal ajena a mí. Se trataba de la única condición de su extraño amor.

¿Quién era en realidad Tanit? ¿Que enigma ocultaba mi misteriosa amiga? Sin duda su personalidad parecía completamente diferente a la de una persona ordinaria. No obstante tenía que quererla tal como era. Olvidarme de todo y amarla de la manera como ella se ofrecía. Al principio me fue fácil, después difícil, y al final acepté que el amor puede presentarse a veces con las formas más insospechados, más inesperadas e increíbles. Descubrí, por último, que Tanit definitivamente no era alguien como cualquiera de nosotros. Pero eso llegó cierto tiempo después.

Para mí ella era la más extraordinaria amante, la mejor de todas las que había conocido. Permanecer un día junto a ella, aunque sólo fuera conversando o incluso en silencio, resultaba el placer más exquisito que yo podía imaginar.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

5. UNIVERSOS PARALELOS.

 

 

Era una cálida tarde del inicio de la primavera. Me encontraba echado en la arena de la playa junto con mi amiga, cerca de la orilla del mar. Mientras nos bañaba con tibieza el sol, mantuvimos una controvertida conversación sobre el apasionante tema de la percepción de la realidad. Ella defendía que las cosas únicamente existen cuando alguien las percibe, y que si nadie las percibiera no tendrían existencia real. Pero el argumento era en sí una trampa.

- El Mundo sólo existe porque lo percibimos. Si no lo percibiéramos no existiría. -me aseguró Tanit mientras depositaba su suave mano en mi pecho.

- No estoy de acuerdo -le respondí con rotundidad- Pueden existir cosas que no estemos percibiendo en este instante, y que sin embargo, a pesar de ello, existan. -le afirmé convencido.

- La belleza existe si la percibimos, pero si no somos capaces de percibirla ... ¿cómo puede existir? - me planteó enigmáticamente la pregunta.

- Existirá igual, aunque alguien no esté capacitado para valorarla o percibirla. La belleza existe de forma independiente. -le aseguré.

- La belleza sólo es un significado, un valor subjetivo. Lo que es bello para unos no tiene porqué serlo para otros. Los monos nos pueden parecer feos, pero entre ellos quizás se vean hermosos, y tal vez los feos seamos nosotros para ellos. -se rió.

- Estoy seguro que a ti los monos te verían también muy hermosa. -le aseguré, mientras acariciaba su rostro y la besaba en los labios.

Durante unos instantes contemplamos el mar y nos recreamos en la dulzura de las tiernas caricias. Pero enseguida continué rebatiendo sus palabras.

- Puede haber un canguro en Australia que yo no percibo, y sin embargo, a pesar de ello, el canguro existe. -afirmé, convencido de nuevo de mi irrebatible argumento.

- Para ti no existe si no lo ves.

- Pero existe en sí mismo, aunque yo no lo vea.

- Existen muchas cosas en el Universo que tú no ves o no percibes, y sin embargo existen.

- Eso es lo que he dicho yo. -repuse desconcertado, ya que ella había girado su propia tesis inicial.

- Pues entonces ... ¿por qué a veces niegas que puedan existir universos paralelos simplemente porque no los percibes.?

- Nadie puede constatar eso. En cambio sí se puede verificar la existencia del canguro si viajamos hasta Australia o nos informa alguien que está allí y lo ve.

- Por tanto se trataría de experimentar, en el primer caso, y de creer, en el segundo. ¿No es así?

- Cierto.

- Pero ... ¿y si nadie pudiera ir a Australia para verificarlo? ¿Existiría el canguro?

- Claro, igualmente existiría.

- Pues igualmente, te aseguro, existen los universos paralelos.

Reflexioné unos instantes y luego volví con mis racionales argumentos.

- ¿Y por qué no los puedo percibir, si es que existen esos otros universos paralelos?

- Para percibir algo hay que tener órganos de percepción adecuados. ¿Dónde se encuentra el bello sonido del mar si eres sordo o no prestas atención?. ¿A qué lugar habrá ido entonces el sonido?. ¿Te maravillarás acaso ante los múltiples colores de la naturaleza si tienes un defecto en la vista que te impida verlos o simplemente no te paras a contemplarlos?. ¿Querrá decir eso que los colores hermosos no existan? ¿Cómo percibir algo sin una inteligencia y unos órganos que perciban?

- Hoy tenemos aparatos modernos de detección -le aseguré-. Podríamos medir o constatar cualquier cosa, incluso la presencia de ese otro universo si de verdad existiera.

- Una cámara fotográfica o de video sólo constata en silencio las imágenes visuales del mundo. ¿Pero quiere decir eso que el sonido del mundo no existe?. Una grabadora de audio no capta las formas ni el color de las cosas, tan sólo las vibraciones de la música, la voz o los ruidos. ¿Quiere decir eso que las cosas no tienen forma o bonitos tonos y matices de mil colores?. Los aparatos son cosas limitadas, incluso los más modernos y sofisticados. Sólo registran la realidad según unos estrechos parámetros predeterminados. Los universos paralelos no se pueden ver, ni siquiera con el mejor de los telescopios.

- Pero si ese supuesto universo paralelo tuviera materia, lo detectaríamos de alguna forma. -me enroqué seguro en mi posición.

- La materia tan sólo es una expresión de la energía en un espacio-tiempo. Y esos otros universos constituyen, cada uno de ellos, otro espacio-tiempo distinto, donde en cada uno se manifiesta también la energía en otras formas. Desde este universo no podemos detectar la materia de los otros. Pero existen. Existen en otros diferentes espacio-tiempos.

Admití que ese tipo de lógica con la que me argumentaba rebatía, a pesar de ser algo descabellado, los principios conservadores de mi razonamiento. Era un tema atractivo para la imaginación. Sin embargo, continué tratando de convencerla y demostrarle lo absurdo que era creer en algo intangible.

- Pero entonces, aunque de verdad fueran reales, cada uno de esos universos estaría aislado de los restantes.-le dije- Jamás podrían saber su existencia los unos de los otros. -razoné entrando en el juego de sus hipótesis.

- Esa es una conclusión a la que tú llegas a priori. Quizás hay formas desconocidas de que la energía pase de un universo a otro.- me dijo de nuevo enigmáticamente-. Tal vez hay pequeñas grietas en los espacio-tiempos por donde se puede colar la materia o la energía. A lo mejor hay "agujeritos" o "túneles" entre esos universos, por donde algo o alguien pueden pasar en determinado momento o circunstancias. Cuando un río fluye veloz se pueden producir torbellinos que te arrastran desde la superficie hasta un lugar desconocido en el fondo de las aguas. También en el fluir del espacio-tiempo podría ocurrir eso y formarse agujeros que conducen a otros mundos. ¿Por qué no es posible admitir esa posibilidad?

- Porque da miedo pensarlo.-reconocí sincero- Y porque la razón lógica en la que nos han educado rechaza aceptar la multiplicidad de espacio-tiempos. Y, sobre todo, rechaza la escalofriante posibilidad de que podamos atravesarlos. Viajar dentro de las variables del tiempo o del espacio (1) es algo que atrae desde siempre a los seres humanos, pero que también nos lleva a los límites entre la cordura o razón y la locura. -argumenté, confesando asimismo mi temor.

- Pues, aunque te parezca increíble cielo, te garantizo que todos los días, y desde que la Tierra es Tierra, hay un trasvase de energía, materia y seres vivientes entre universos paralelos. A pesar de que la cultura humana moderna haya cerrado los ojos para no verlo. -declaró totalmente convencida- Y en base a ese trasvase, puedes estar seguro, surgieron la mayor parte de las religiones de la Antigüedad, cuando la humanidad estaba aún dando sus primeros pasos en el camino de la civilización.

- Sí -reconocí-, he leído las leyendas que hablan de los dioses, de los paraísos terrenales, de mundos invisibles y secretos, etc. ¿Pero por qué lo afirmas tan convencida? Es tan sólo una hipótesis. -le recordé.

- Para mí no es una hipótesis -me dijo bajando el tono de su dulce voz-. Para mí eso es una realidad.

No quise contrariarla más entonces, porque el sol había caldeado la tarde, y también nuestra piel. Nos encontrábamos en una pequeña playa, rodeados de árboles y montañas, alejados del ruido y las prisas. Y las caricias y los besos se sienten mejor cuando hay pocas palabras.

En ese momento no comprendí lo que Tanit misteriosamente me quiso decir. Pero en un futuro no muy lejano, el sólido edificio de mi razón, se tambalearía.

 

 

(1) Espacio-tiempo: Frente al concepto erróneo de que habitamos en un mundo de tres dimensiones, debemos tener completamente claro que existimos en una realidad de cuatro dimensiones. Hay tres dimensiones espaciales (largo, ancho y alto) y una dimensión temporal (la línea del tiempo). Sin estas cuatro dimensiones básicas el universo de materia no podría existir. Normalmente olvidamos que sin la dimensión del transcurso del tiempo no habría movimiento, ni cambios, ni vida ni muerte. Sin el tiempo no podríamos viajar, ni los átomos podrían vibrar, ni habría energía, ni sonido, ni luz. El tiempo es tan básico o más que cualquiera de las otras dimensiones. Por ello el mundo es tetradimensional y no tridimensional. Vivimos en un mundo de cuatro dimensiones, que constituyen lo que los físicos denominan el espacio-tiempo.

La materia no existe como algo absoluto, sino que es la forma en la que percibimos la densidad de los campos y lineas de fuerza que constituyen el fluir del espacio-tiempo. En una época muy remota los seres humanos crearon una cultura capaz de alcanzar la visión interna de la realidad, pero posteriormente hubo una degeneración de la civilización y se definieron otros conceptos del mundo. El primero fue la visión de un mundo plano (bidimensional) en el que habitaba la humanidad viviente y unos mundos espirituales que se ubicaban arriba y abajo (cielo-infierno). Posteriormente el saber evolucionó y se definió el mundo como una esfera flotando en el espacio infinito. La gente creyó entonces que el mundo era tridimensional.

Sin embargo la humanidad está al borde de una nueva visión de la realidad. No habitamos un planeta únicamente tridimensional, sino que el mundo es un campo espacio-temporal de alta densidad. La Tierra es una encrucijada o nudo del espacio-tiempo, donde se entrecruzan varios avenidas de universos paralelos. La percepción del mundo como una masa flotante de materia debería transmutarse en una visión de la realidad en la que existimos dentro de unos campos de fuerza que delimitan una estructura de espacio-tiempo cruzada con otros paralelos. Las luces misteriosas que atraviesan a veces el cielo del Planeta no proceden linealmente de otras Estrellas sino que se trata de energías conscientes que viajan entre los distintos espacio-tiempo que constituyen la trama del universo, donde todo está unido por líneas de fuerza que ensamblan la realidad de los mundos tetradimensionales.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

6. LA MARCA.

 

 

Cuando Tanit llevaba pantaloncito o falda corta llamaba la atención, pues sobre su muslo izquierdo lucía un tatuaje de considerables dimensiones. Consistía en una serpiente que ascendía enroscada por su pierna. El ofidio estaba dibujado totalmente en negro y su movimiento parecía tranquilo y sutil. Habían introducido la tinta con gran precisión, jugando con un exquisito contraste de luces y sombras. Resultaba una pintura hermosa y hechizante que impresionaba al verla. El tatuaje era el más perfecto que yo había visto jamás. El rostro de la serpiente (una cobra) miraba siempre a los ojos del observador.

Un día, mientras yo acariciaba y masajeaba por placer sus desnudos pies, iniciamos esta conversación:

- Cariño, tienes las piernas muy bonitas y no necesitabas embellecerlas más con un tatuaje. -le dije, intentando hablar con mi mejor discreción. No era por el hecho de que dibujar en la piel me pareciera mal, sino porque me producía curiosidad que ella siguiera una moda tan reciente y polémica.

- No lo llevo por un motivo de estética, -repuso- sino en recuerdo de una de mis vidas pasadas.

Tanit me había asegurado en cierta ocasión que podía rememorar totalmente sus vidas anteriores. Yo sólo creía entonces en la reencarnación como una hipótesis, pero ella no es que creyera, sino que estaba absolutamente convencida, así como de poder evocar su memoria pasada a voluntad.

- ¿Y porqué has elegido una serpiente? ¿Cuál es su significado? -la interrogué movido por la curiosidad que en mí había despertado su respuesta.

Tanit me narró entonces una pequeña historia.

- En el pasado, antes de que existiera el cristianismo, muchos pueblos europeos, así como casi todas las culturas en torno al mar Mediterráneo, empleaban habitualmente el tatuaje en mayor o menor medida. Egipcios, romanos y griegos, entre otros, se tatuaban ocasionalmente para mostrar su pertenencia a un determinado colectivo o representar alguna hazaña que habían realizado. Los celtas los utilizaban de forma usual y abundante por todo su cuerpo. También algunos grupos religiosos lo aplicaban de forma ritual. Muchos sacerdotes y sacerdotisas de la antigüedad los usaban según su rango y jerarquía. E igualmente ciertas escuelas iniciáticas marcaban a sus miembros con determinados tatuajes. En el pasado fue algo muy frecuente. Sólo con la llegada del cristianismo se prohibió y se persiguió esa milenaria tradición hasta casi hacerla desaparecer.

- Algunas personas piensan que son una moda reciente. Según he leído, Europa redescubrió los tatuajes cuando se exploró el Océano Pacífico en los siglos XVIII y XIX, pues en muchas de esas islas se adornaban con ellos cotidianamente como parte de la estética de su cultura. La palabra que utilizamos hoy en día para definirlos es, de hecho, de origen polinesio.-le expliqué, basándome en algunas lecturas.

- Aunque cada cultura los ha denominado de una manera, según su propia lengua, siempre se han conocido y empleado. No obstante hay distintos tipos y niveles a la hora de usarlos. Desde las simples pinturas que se pueden borrar con agua u otras sustancias hasta las escarificaciones en relieve que marcan profundamente para toda la vida. Y en el término medio se encuentran los tatuajes, donde el pigmento se introduce bajo la piel en diferentes capas de profundidad y con distinta duración. La gente de hoy en día, con una forma de pensar convencional, se sorprendería de cuantos personajes del pasado iban en realidad tatuados y ellos hoy no lo saben.

(En una posterior conversación, Tanit me explicó que los tatuajes, cicatrices y prótesis, son capaces de producir en algunos casos interferencias en el delicado campo eléctrico que circula por nuestra piel. Y eso puede repercutir en la salud de ciertos órganos internos. Me aseguró que ella podía controlar ese patrón de interferencia, pero aún así los pigmentos de su tatuaje tenían fecha de caducidad).

- Pero todo eso no consta en los libros antiguos. -argumenté respectó a su disertación sobre la práctica común del tatuaje en el pasado de la civilización mediterránea y europea.

- ¿Qué libros? -exclamó - Los libros antiguos se han perdido todos. No ha sobrevivido en realidad ningún libro auténtico de un tiempo anterior al triunfo del cristianismo. Sólo hay copias reescritas y seleccionadas. Todo el gran saber del pasado, absolutamente todo, desapareció en los países del Mediterráneo durante los siglos de la Edad Oscura.

Tanit tenía razón (aunque bajo mi parecer exageraba), los únicos libros que conocemos de la cultura clásica griega o romana son, en realidad, copias de algunos ejemplares originales, que los monjes cristianos quisieron salvar copiándolos y recopiandolos a lo largo de la Edad Media. Aún así se estableció una severa censura que borró para siempre todo aquello que la Iglesia consideró se debía olvidar. De manera que verdaderamente no conocemos casi nada del pasado, sino la versión filtrada e interesada que el poder oficial ha querido crear. Posiblemente la manipulada historia del mundo se podría escribir de nuevo bajo otras perspectivas, si alguien se atreviera y tuviera suficiente información.

- No puedo contradecir nada de lo que dices -repuse a mi amiga- porque no hay evidencia alguna a favor o en contra. Tienes razón cuándo defiendes que apenas hay registros fidedignos de la Antigüedad, por tanto realmente no sabemos como fueron muchas cosas.

- El mismo Jesús, en el que basan los cristianos su religión, iba también tatuado. -declaró sorprendiendome de nuevo.

- ¿Qué quieres decir? ¿Por qué iba a tatuarse?

- La versión oficial sobre su vida por supuesto está totalmente adulterada -me dijo poniendome en antecedentes-. Enn realidad, tanto él como la que es conocida con el nombre de María Magdalena pertenecían a un grupo iniciático secreto. Ambos eran altos iniciados de una antigua tradición y además eran esposos. El motivo de su legendaria fama fue porque iniciaron un movimiento espiritual que intentó hacer evolucionar la religión de su época. Jesús pronto se rodeó de un grupo abundante de seguidores y discípulos. Pero la enseñanza pública que manifestó fue inmediatamente tergiversada e instrumentalizada por personas ambiciosas y grupos de poder. Previendo todo eso, sólo legó su verdadero mensaje a un pequeño grupo fiel, ignorado por la historia tradicional. Y ese grupo elegido no se corresponde del todo con los míticos apóstoles, y tampoco con los evangelistas de la doctrina oficial.

Escuché el herético relato, que sin embargo tenía bastante sentido, pero insistí con una nueva pregunta sobre el asunto que había quedado en elipsis.

- ¿Y dónde llevaba Jesucristo el tatuaje?

- En el mismo sitio que yo, pero era otro dibujo, pues pertenecía a una escuela iniciática distinta. Además estaba en relieve. Era una escarificación.-repuso asombrándome.

- ¿ Cómo sabes eso? ¿Viviste acaso en aquella época?

Tanit se rió y luego dijo.

- Me lo han contado otros que sí le conocieron en persona.

- ¿Es cierto lo que dicen algunos de que Jesucristo tuvo descendencia?

- Sí, es cierto. No obstante fue vano el propósito que persiguieron algunos de sus auténticos seguidores de establecer una dinastía con sus herederos de sangre. Durante varios siglos se intentó fundar con los descendientes de ese linaje una casa real que gobernara sobre todas las monarquías cristianas, pero ese quimérico proyecto resultó un relativo fracaso. Aunque dio otros frutos. Y aún hoy en día hay continuadores de ese plan.

- ¿Todavía sobreviven descendientes suyos?

- ¿Y eso que importa? Los genes sólo transmiten las cualidades de la materia y las que afectan al psiquismo básico, pero no pueden transmitir las características del psiquismo superior. Estas cualidades vienen al cuerpo a través de la reencarnación y no de los genes.

Para Tanit el psiquismo básico no eran las pasiones, sino determinadas preferencias biológicas relacionadas con el mantenimiento del cuerpo.

- ¿Según tus creencias la reencarnación afecta a todos los seres humanos? -proseguí con mi interrogatorio.

- Sí, pero a cada uno le afecta de una manera distinta. Es algo complejo y que tiene varios niveles. Así, en la mayor parte de los humanos, no se reencarna el psiquismo que guarda la memoria de las vidas pasadas. En ocasiones tampoco se reencarnan las partes más elevadas del psiquismo superior. Por lo que de esta forma, para la mayoría, lo que se reencarna se limita a un determinado estrato psíquico, que es variable en cada caso. Pero en cambio, el psiquismo inferior no se reencarna casi nunca, sino que se hereda en gran parte a través de los genes.

- Todo lo que me dices me parece sumamente confuso. ¿Y hemos de pensar que ocurre lo mismo con los animales? Mis perros tienen un carácter predeterminado por la selección de su raza.

- Sí, pero esa herencia es sólo respecto a su aspecto y a ciertos patrones instintivos básicos. Luego cada individuo tiene una identidad psíquica propia, algo que hace único a ese ejemplar por encima de las características comunes de la raza.

- En eso si estoy de acuerdo, es como si los animales tuvieran una especie de alma propia. A pesar de cualquier selección, los hermanos de una misma camada de perros son muy distintos.-coincidí totalmente con Tanit, pues cualquiera que haya criado animales de raza puede confirmar que hay una especie de carácter psíquico propio de cada cachorro. Exactamente igual que ocurre con los humanos, aunque en nuestro caso la parte psíquica no heredada es mucho mayor.

- Lo que deseo que comprendas es que existe un linaje genético de la materia y otro linaje distinto del psiquismo superior. Y este se ignora desde la perspectiva humana convencional. Por ejemplo, tú eres del linaje de mi espíritu, aunque no tenemos parentesco genético alguno.

- ¿Me puedes aclarar algo más eso? ¿Que tipo de relación nos une? -dije estupefacto.

- Cariño, por el momento prefiero no hablar más de ello. Pero la idea que quiero transmitirte es que un linaje de la carne es un error, al menos desde el punto de vista de pretender crear una dinastía de seres con un espíritu especial.

- Yo también opino lo mismo, pero en la cultura medieval se creía que la santidad o la maldad podían ser hereditarias, al igual que otras cualidades del alma. De ahí el falso valor de las personas según su linaje de sangre. Sin embargo en las sociedades democráticas modernas ese concepto ya no es válido. ¿Estarían entonces más acertados los lamas del Tíbet, que buscan el espíritu reencarnado de sus lideres religiosos.?

- Su intención es buena. Aunque me reservo la opinión de que estén más acertados.

- ¿Por qué?

- Porque ellos también manipulan las cosas en función de intereses.

- ¿Y qué simboliza la serpiente de tu muslo? -regresé a la pregunta que había originado toda la conversación y que aún estaba pendiente de respuesta. Ahora Tanit sí se centró y lo aclaró.

- Representa algo muy antiguo. En una vida anterior muy lejana me inicié en una religión tan vieja que hoy en día ya no existe ni su memoria. Diversos grupos de seguidores estaban extendidos en aquella remota época por gran parte de la Tierra. Hace más de cinco mil años que la última escuela de ese culto arcano dejó de enseñar en este mundo.

- ¿Y cómo se denominaba a esa antiquísima religión perdida ?

- Nosotros nos llamábamos "Los Hijos de la Serpiente".

La verdad es que nunca los había oído nombrar. La fértil inventiva y las sorpresas que deparaba Tanit no parecían tener límite. Enseguida volví a manifestarle mi extrañeza sobre el asunto.

- Los reptiles son algo que suele dar repugnancia y miedo a la mayor parte de las mujeres. No comprendo cómo puedes llevar uno dibujado en la pierna.

- La serpiente es la representación más antigua de la divinidad. Simboliza el verdadero conocimiento secreto. Nosotros adorábamos a la Vía Láctea, porque la veíamos como una hermosa serpiente de luz celestial, compuesta por infinitas estrellas, que recorría eternamente el firmamento. Mucho después la serpiente se convirtió en un dragón, y luego por último fue reducida a una salamandra. Pero siempre conservó el mismo significado. Era el símbolo de los que buscaban la vieja y arcana sabiduría. Todos los verdaderos iniciados sabían reconocerlo.

Mientras oía hablar a Tanit evoqué la denominación "Camiño das Estrelas", que había escuchado durante los años que residí en Galicia. También recordé que ciertamente la serpiente simbolizaba el mito de la antigua y ancestral sabiduría de la tierra para algunas culturas hoy casi extintas. Sus seguidores debían "cazar" alegóricamente al ofidio sagrado y "comérselo", para poder alcanzar así un nivel espiritual superior. Alimentarse del dragón o de la serpiente era en el pasado un paso indispensable para adentrarse en el camino de la iniciación. Algunos maestros espirituales de la Antigüedad se consideraban a sí mismos "dragones" (pues previamente habían vencido y asumido el poder del dragón) y por ello ofrecían simbólicamente a sus discípulos su carne y su sangre como alimento espiritual. La misma voz griega "drakon" deriva de un vocablo más antiguo cuyo significado profundo es "aquel que todo lo ve por encima del tiempo y el espacio". Todos esos pensamientos desfilaron veloces por mi mente, sin embargo continué la conversación con Tanit por otros derroteros muy distintos.

- Una vez descubrí a una salamandra que habitaba dentro de mi casa. La perseguí por los techos hasta que conseguí encerrarla en una caja. Y luego la arrojé viva por la ventana.

-¿Por qué hiciste eso, cielo?. -replicó con un tono de voz suave y compungido, como si yo hubiera cometido alguna torpeza.- Esa salamandra limpiaba tu casa de todo insecto que la invadiera.

- Supongo que lo hice porque desde pequeños nos han enseñado a odiar o rechazar a los reptiles en general, en vez de valorarlos positivamente como a otros animales.

- En los antiguos tiempos de los que yo te hablo sí eran valorados y respetados.

- También hoy en día causan interés a algunas personas. Precisamente la salamandra mantiene intrigados a ciertos científicos, que están investigando cómo puede caminar de forma invertida por cualquier techo, desafiando la ley de la gravedad, sin utilizar ni uñas, ni ventosas, ni sustancia pegajosa alguna. Es el único animal que puede hacerlo y no se explican que sistema emplea para conseguirlo.

- No es muy difícil. Yo también lo puedo hacer. -declaró con voz inocente Tanit. Y al escucharla me reí espontáneamente.

- Déjalo cariño. -repuse- No me apetece verte cabeza abajo colgada del techo. -Y de nuevo me reí por la ocurrencia ingenua de Tanit. Después de tantos conceptos disparatados, esa broma infantil me traía la evidencia de que su mente, en realidad, funcionaba aún casi como la de una niña.

Pero en ese instante la sangre se me heló de pronto en las venas, porque me pareció ver que los ojos de la serpiente tatuada brillaban, y me miraban fijamente desde la pierna desnuda de mi amiga.

 

 

 

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